Por Sebastián Rivas Julio 12, 2012

El martes pasado a las 11 de la mañana, el presidente Sebastián Piñera salió desde La Moneda en dirección a la Escuela de Suboficiales del Ejército en Maipú para participar en la ceremonia del Juramento a la Bandera. Allí lo esperaba el ministro de Defensa, Andrés Allamand. Una hora antes, en la Plaza de la Constitución, el mandatario había acompañado al titular de Obras Públicas, Laurence Golborne, en el lanzamiento de la campaña de Consultas Ciudadanas sobre prioridades de iniciativas a realizar por su ministerio.

La jornada puso nuevamente de relieve algo que en La Moneda se reconoce en reserva: hoy el principal interés de Piñera es lograr que una figura de la Alianza lo suceda en La Moneda a partir del 2014. Ello, sin embargo, es parte de un diseño mayor con que el mandatario apunta a enfrentar el cierre de su mandato y la forma en que proyectará su legado tras dejar la presidencia.

En el círculo cercano del presidente niegan que exista un “plan de salida”. Pero sí reconocen que se está trabajando en una serie de ámbitos para lo que se considera la “recta final” del gobierno. Un modelo que contempla inauguraciones, libros y documentales. Que también considera un posible desembarco de funcionarios de primera fila como candidatos en las parlamentarias de 2013 y que además proyecta a Piñera ocupando un activo rol a futuro como ex mandatario.

¿Bancada piñerista?

El 20 de enero pasado, en la reunión anual de gabinete que Piñera organiza en Cerro Castillo, el mandatario tocó un punto especial con sus ministros. Les comentó que sabía que varios sonaban como posibles cartas para postular al Parlamento. Y que tendrían toda la libertad para optar por una candidatura.

Según la ley, los ministros, subsecretarios e intendentes que quieran competir por un cupo en el Congreso deben renunciar a sus cargos un año antes de la elección. Es decir, a más tardar el 17 de noviembre de este año. Y, además de los tres “presidenciables” -Golborne, Allamand y Pablo Longueira-, al menos nueve ministros suenan como posibles candidatos al Parlamento. O sea, la mitad del gabinete.

Entre quienes se mencionan como los que están evaluando esta opción con mayor profundidad están Rodrigo Pérez Mackenna (Vivienda), Luis Mayol (Agricultura) y Catalina Parot (Bienes Nacionales). Por su parte, los partidos también han sondeado a Carolina Schmidt (Sernam), Luciano Cruz-Coke (Cultura), Jaime Mañalich (Salud) y Teodoro Ribera (Justicia). Y si bien se ha comentado que Rodrigo Hinzpeter (Interior) y Andrés Chadwick (Segegob) serían buenas cartas para cupos senatoriales, la apuesta de La Moneda es que el comité político -que integran ambos junto a Cristián Larroulet (Segpres) y Felipe Larraín (Hacienda)- se mantenga hasta el final.

A nivel de subsecretarios, quienes podrían seguir una carrera parlamentaria son Juan Carlos Jobet (Vivienda), Álvaro Cruzat (Agricultura), Bruno Baranda (Trabajo), Cristóbal Lira (Prevención del delito) y Loreto Silva (Obras Públicas). En tanto, cinco intendentes podrían dejar sus puestos: José Durana (Arica), Sergio Gahona (Coquimbo), Andrés Molina (Temuco), Arturo Storaker (Magallanes) y Cecilia Pérez (Región Metropolitana). También se menciona a asesores como Ignacio Rivadeneira y Hernán Larraín Matte. Pero ellos no están obligados a renunciar en noviembre si quieren postular.

Piñera ha conversado personalmente el tema con cada uno de sus ministros, para planificar el escenario hacia noviembre. Ve con buenos ojos que los miembros de su gobierno “den el salto”, valorándolos como figuras con una experiencia adquirida y que pueden ser capaces de mejorar el nivel del Congreso. Además, se aseguraría que estrechos colaboradores mantengan roles relevantes, lo que ayudaría a la defensa de la obra de su gobierno.

Sin embargo, también ha dejado en claro en las reuniones con RN y la UDI que no forzará a ninguno a dar el paso, y que el rol de sondear la disponibilidad les corresponde a los partidos. Por eso, en La Moneda son escépticos ante la idea de que se vaya a formar una “bancada piñerista”. “Pensar que vamos a imponer candidatos es no conocer la realidad de los partidos”, señala un ministro.

Otros colaboradores del gobierno, sin embargo, dicen que también podrían seguir en sus cargos, pensando en dos cosas: no dar una señal que se pueda interpretar como un “síndrome del pato cojo”, y ocupar puestos ejecutivos en una nueva administración si la Alianza gana en 2013.

Desde hace algunos meses, el entorno presidencial ha empezado a mirar modelos de fundaciones para cuando Piñera deje la presidencia. Una de las cosas que el mandatario ha definido sobre su futuro es que creará una institución diferente de las fundaciones Futuro y Tantauco para proyectar su legado.

El último punto, la continuidad, es algo que Piñera considera como clave. Desde su primer discurso del 21 de mayo, Piñera fijó el 2018 como horizonte para ser un país desarrollado. Por ello, en La Moneda se afirma que el mandatario prefiere terminar su gobierno con una popularidad más baja, pero que la Alianza quede en el poder.

En el gobierno están convencidos de que se jugarán gran parte de su legado en la forma como sean capaces de difundir sus logros. Por eso, una de las prioridades para el gobierno es saltar desde el actual 34% de aprobación al 40% para las elecciones municipales. Y superar esa cifra en 2013 para enfrentar las presidenciales.

Ni juntos ni revueltos

En el gobierno también hay cuidado de diferenciar la salida de los ministros que buscarían cargos parlamentarios y la de quienes quieran postular a La Moneda. El escenario preferido es que estos últimos dejen sus cargos no antes de marzo de 2013, pues no existe ningún impedimento legal para que permanezcan en el gobierno. Con todo, reconocen que ello dependerá de diversos factores, como la fecha de unas eventuales primarias de la Alianza, los resultados municipales de fines de octubre y, principalmente, el posible regreso de Michelle Bachelet desde Nueva York. “Ése es el hito que puede gatillar la salida”, comentan en el círculo de Piñera. 

Más allá de fechas específicas de salida, el presidente ha destacado que los “nuevos rostros” serán parte central de su legado.  Una de sus obsesiones al asumir en 2010 era evitar que su gobierno terminara como el de Jorge Alessandri en 1964, el último mandatario de derecha elegido democráticamente. Ese año, la derecha no llevó candidato propio -sus partidarios apoyaron a Eduardo Frei Montalva-, y un año después obtuvo su peor resultado parlamentario en la historia, lo que llevó a la desaparición de los partidos Conservador y Liberal. Piñera ha comentado que, a diferencia de ello, hoy es casi un hecho que el candidato presidencial del sector saldrá desde el gobierno, y que varias figuras de su administración tienen una buena opción de continuar su carrera política.

Otro punto que el mandatario ve como su herencia es la formación de cuadros técnicos y políticos. De hecho, el gobierno está coordinando una base de datos que hoy tiene más de 500 nombres, identificando el cargo actual que tienen y su experiencia, con el fin de que quede disponible para una eventual nueva administración. La idea es aumentar dicha base con más funcionarios y figuras que hoy estudian en el exterior, para llegar a dos mil personas.

Piñera for export

Quienes han conversado con el presidente en las últimas semanas señalan que él quedó muy impresionado tras ir a mediados de junio a la Cumbre del G-20 en México. Si bien era la primera vez que Chile asistía a la cita de las principales economías mundiales, lo que le llamó la atención fueron los elogios de sus pares, tanto por la marcha de la economía como por la reconstrucción tras el 27/F.

Una de las obsesiones del presidente es reposicionar la imagen de Chile en el exterior. De hecho, a inicios del gobierno, Piñera hizo un encargo a la unidad de Estudios de la Secretaría General de la Presidencia, encabezada por Gonzalo Blumel: hacer un monitoreo permanente de todos los rankings internacionales en que Chile apareciera mencionado y la evolución que tuviera en el tiempo, con especial énfasis en los de competitividad económica.

Piñera usualmente menciona la creación de la Alianza del Pacífico -que integran Chile, Perú, Colombia y México- como una de sus principales herencias. También destaca el rol que ha jugado en las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), impulsadas por EE.UU. en el marco de APEC, y el hecho de que Chile fue designado para ocupar la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Operación 2014

Tiempo de despliegue

El 31 de julio es una fecha simbólica para el gobierno. Ese día se cierran las inscripciones para las elecciones municipales. Y, en la práctica, será el inicio de un año y medio en que gran parte de la atención política estará centrada en los comicios, ya que después vendrán las primarias presidenciales a mediados de 2013, y luego las votaciones para elegir parlamentarios y al sucesor de Piñera.

En Palacio asumen que esto quitará protagonismo al presidente. Por ello, en el gobierno señalan que uno de los motivos para promover la realización de primarias presidenciales en julio del próximo año -y no en abril o mayo, como han solicitado los partidos- tiene que ver con dar más margen de acción al Ejecutivo para mantener el control de la agenda. Sin embargo, también lo ven como una oportunidad para difundir obras y logros con menor presión.

Además, 2013 es visto como un año de “inauguraciones”. Sobre todo porque el proceso de reconstrucción tras el 27/F estará muy avanzado o incluso terminado.

A ello se suma algo que el mandatario considera como una deuda personal. Los actos del Bicentenario en septiembre de 2010 fueron austeros, porque el país venía saliendo del terremoto y maremoto. Por eso, el año pasado encomendó a Magdalena Piñera y Santiago Valdés -su hija y el hijo de uno de sus mejores amigos, Fabio Valdés- que se hicieran cargo de una red de proyectos de mejoramiento urbano y patrimoniales a lo largo de todo el país. La iniciativa se denomina Legado Bicentenario, y su itinerario final será dado a conocer en dos semanas. Para muchos, será el sello más tangible de la administración Piñera: entre los proyectos se incluye la refacción de las iglesias de Parinacota, dañadas tras el terremoto de 2007; la construcción o remodelación de teatros regionales,  estadios y parques, como el Renato Poblete, que es lo que quedó de uno de los proyectos históricos del mandatario, el Mapocho navegable; y la remodelación del Centro Cívico en torno a La Moneda, cuya obra cumbre será la construcción del edificio Moneda Bicentenario, a un costado del palacio y que acogerá a varios ministerios. El plazo de entrega fue fijado para antes de marzo de 2014.

La mirada de los ex

En marzo se reunió en La Moneda un grupo de seis personas: Magdalena Piñera, Ignacio Rivadeneira y José Miguel Izquierdo, de la Presidencia; Claudio Seebach, de Segpres; Mauricio Lob, director de la Secretaría de Comunicaciones; y la asesora presidencial Fernanda Otero. El objetivo era comenzar a preparar iniciativas que reflejen el legado que dejará el gobierno de Piñera.

El equipo se reunió dos veces más, en marzo y abril, y quedó en stand by por el posnatal de la hija del presidente. Pero ya acordaron una serie de proyectos. Por ejemplo, un libro con imágenes que reflejen el proceso de la reconstrucción, y otro texto que aborde desde una mirada más académica la gestión que se ha realizado del 27/F por parte del gobierno -para el que se está conversando con la universidad de Wharton-, además de un documental que refleje los hitos más destacados de la administración.

Paralelamente, el “Segundo Piso” de La Moneda encargó a la Segpres un estudio sobre cómo están regulados en otros países temas como dónde deben quedar los documentos y los regalos que reciben los presidentes una vez que dejan su cargo, con la idea de estudiar un “estatuto de ex Presidentes”. Al mismo tiempo, desde la Presidencia se mandó a digitalizar en mayo pasado una serie de archivos de video de ex mandatarios desde la década de 1980, que estaban en formatos Betamax y VHS y cuyo deterioro era avanzado. Otra idea que está en evaluación es ampliar la galería de ex mandatarios en el Museo Histórico Nacional, y que hoy se exhibe sólo hasta Jorge Alessandri, que está siendo estudiada por la Dibam. Por ello, desde La Moneda habrían tomado contacto con el entorno de algunos ex mandatarios de la Concertación para sondear su disposición a colaborar.

El día después

Desde hace algunos meses, el entorno presidencial ha empezado a mirar modelos de fundaciones para cuando Piñera deje la presidencia. Una de las cosas que el mandatario ha definido sobre su futuro es que creará una institución diferente de las fundaciones Futuro y Tantauco para proyectar su legado. Un modelo que se ha observado es el centro Reagan, el más influyente del Partido Republicano estadounidense. Asimismo, se ha consultado por centros similares de ex mandatarios demócratas.  Aun cuando la idea está “en pañales”, se está pensando en una institución que juegue un rol de propuestas en políticas públicas y haga formación de cuadros. También se espera que tenga proyección en el exterior.

Quienes han hablado con el presidente señalan que quiere ser recordado por las “grandes reformas” impulsadas en su mandato. Su obsesión máxima es en el área de la educación, destacando el aumento de acceso en prebásica y la reforma al financiamiento en educación superior. Otro tema es la gestión, en la que se destaca el episodio de los mineros y la reconstrucción como ejemplos de “eficiencia”. En temas sociales, se resaltan las reformas en salud, el posnatal de seis meses y la eliminación del 7% que cotizaban los jubilados. Y la creación de un millón de empleos, la defensa del consumidor y el aumento del crecimiento en economía. Su entorno lo resume en dos conceptos: igualdad de oportunidades y competitividad.

Con todo, Piñera ya ha confiado a sus más cercanos que tiene tomada la decisión de no volver a sus empresas tras el 11 de marzo de 2014, y dedicarse a un rol de promover ideas y debates. Sin embargo, su mismo entorno marca una excepción: Colo Colo. Si bien nunca ha explicitado su deseo de volver al club, el mandatario menciona el mal momento del equipo como un tema recurrente en las conversaciones, e incluso bromea con el subsecretario de Deportes, Gabriel Ruiz-Tagle, ambos ex controladores de Blanco y Negro. Un ministro lo define así: “Piñera toda su vida ha buscado desafíos. Ése podría ser otro más”.

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