José Joaquín Brunner
Sus amigos lo queremos igual, incluso cuando se equivoca y no estamos de acuerdo con él, pero efectivamente hay gente que no lo quiere y existen motivos especiales para ello. Es una figura pública con éxito privado, algo que en Chile mueve muchas fuerzas de resentimientos, envidias y resquemores. No es políticamente correcto, muy por el contrario, es una persona que a lo largo de su vida ha dicho abiertamente lo que piensa y eso es poco habitual en este país. No es un tipo que esconda con hipocresía sus ideas y análisis sobre situaciones que mueven pasiones. No anda preocupado de decir las cosas que la gente espera que se digan o que está de moda decir o que es lo correcto decir, dice lo que él piensa y punto.
Como cualquier persona inteligente ha ido cambiando a la luz de la reflexión del entorno en que le ha tocado vivir. Eso alguna gente lo llama oportunismo, otros comentan: “Por Dios que tiene facilidad para adaptarse”, pero qué señal más grande de inteligencia es que, manteniendo los ideales bien asentados -que yo sé que los tiene- evolucione -como mucho de nosotros- a la luz de las circunstancias de esta época. No se ha apegado a los dogmas, no es un tipo nostálgico, nunca ha hablado de su trabajo en la clandestinidad, de su arriesgada lucha contra la dictadura, cosa que perfectamente podría hoy esgrimir contra tanta gente que lo ataca.
Adriana Delpiano
No conozco a nadie que haya dicho Eugenio me cae mal. Sí he escuchado a muchos que dicen “qué se han imaginado estos que se cambiaron de acá para allá. Eugenio se equivoca, a él no lo odian. Lo que pasa es que ha emprendido un camino propio, distinto al de mucha gente de centroizquierda y ello genera molestia.
Recordemos que él viene de la izquierda dura, de lo más ultra del MAPU junto a Óscar Guillermo Garretón, y a la gente le cuesta aceptar su paso desde ahí a la empresa.
Así como él, todos hemos sufrido cambios de pensamiento en la vida. Si bien hoy existe más flexibilidad, los que en esta transformación dieron el paso hacia la empresa privada y, además, son exitosos, no son bien vistos. Porque hay ciertos mundos que son mejor tolerados para los que vienen de la izquierda.
No se acepta la dualidad de Tironi: él dice ser parte de un mundo progresista, que quiere hacer cambios en determinado sentido, pero al mismo tiempo pertenece a un sector, el empresariado, que es visto con desconfianza y asociado a la derecha.
El mundo cambió, pero esa convivencia estrecha entre el mundo empresarial y el progresismo -con un discurso gravitante sobre la izquierda- cuesta aceptarla. En todo caso no es el único, son más de dos o tres.
Manuel Antonio Garretón
No creo que la cuestión sea si la gente quiere o no a una determinada persona, sino de tratar de explicarse por qué puede existir una apreciación negativa de ella. En este caso, las reacciones negativas respecto de Eugenio Tironi creo que muy probablemente se basan en que la gente que lo critica percibe una falta de coherencia en su larga trayectoria pública.
Seguramente estas personas tienen muy presentes cosas como aquella famosa frase suya “no hay mejor política de comunicación que la que no existe”, justo en momentos que él aplicaba una determinada estrategia comunicacional desde su cargo de director de Comunicaciones del gobierno de Patricio Aylwin.
Pero recientemente, las críticas a sus contradicciones resurgen con fuerza por sus últimas apariciones como el héroe del “No” (a raíz de la película sobre el plebiscito del 88), y el héroe de la operación Endesa (polémica por aumento de capital de Enersis). A mi juicio, es justamente esa falta de coherencia, esas contradicciones, sus posiciones cambiantes y opuestas que defiende, lo que hace que la gente lo califique muy negativamente.
María Antonieta Saa
Eugenio es un gran sociólogo, un hombre muy inteligente, que ha hecho enormes contribuciones en la política. No obstante, sí es fuertemente criticado. Creo que la gente no aprecia con claridad cuál es su posición: no saben si definirlo como un hombre de izquierda o de derecha, o ni lo uno ni lo otro. Lo ven como alguien que ayer estuvo acá, y hoy está allá. No ven una consecuencia entre lo que fue Tironi en los 80 y lo que es actualmente.
La gente de centroizquierda, o quienes compartieron filas con él, le reprochan su cambio, porque no les parece bien que se aleje de su origen. Menos que tenga él un vínculo tan directo con aquel sector al que antaño se lanzaron todos los dardos. Ésa es la gran crítica que se le hace.
Él perteneció a un partido de izquierda, el MAPU, fue un integrante importante de la Unidad Popular, luego militó en el PPD. Sin embargo, hoy se podría considerar perfectamente que está más a la derecha, al ser un destacado asesor comunicacional de importantes compañías nacionales e internacionales. Por ello, varios lo catalogan como un gran lobbista de empresas. A ello se suma su participación en directorios de importantes firmas del país. Todo eso genera ruido e inquieta bastante a muchos.
Ricardo Brodsky
Creo que debe ser una mezcla de cosas. Hay un grupo grande que no compartió su política o su gestión, considerada muy liberal, cuando dirigió la Secretaría de Comunicaciones durante el gobierno de Patricio Aylwin. Son muchos años los que han pasado, y hoy a otro grupo más grande no le gusta su relación entre la política y los negocios, precisamente su asesoría a grandes empresas. A la izquierda en general le cae mal su relación tan cercana con los grandes grupos económicos y mucha gente se siente un poco decepcionada por eso.
Ahora, personalmente, creo que no es lobby lo que Tironi hace, sino que es asesoría comunicacional. Y desde los tiempos del MAPU yo a él lo recuerdo como una persona muy generosa en aportar y compartir sus ideas y siempre dispuesta a aconsejar en cualquier cosa que se le pida.
Ahora, lógico, el tema de Enersis tuvo el impacto que tuvo por lo que significa una operación de esa magnitud. Todos leen y escuchan cómo ello afectó a las AFP, cómo perjudicó a los accionistas minoritarios, ven un abuso de parte del controlador y un directorio muy soft, que deja pasar esta operación con muy poca conciencia de sus responsabilidades.
José Antonio Viera-Gallo
Lo que más recuerdo de Eugenio en la época de la dictadura es la pasión, convicción y elocuencia con que defendía sus ideas y puntos de vista, tal como lo hace hasta ahora. A veces sus ideas han sido acertadas, como la visión de lo que ha sido la evolución de Chile desde el “No” hasta hoy. Y, otras veces, han sido equivocadas. Por ejemplo, cuando conocí a Eugenio, muy joven, yo estaba exiliado y él venía desde Chile y, en ese momento, tenía posiciones muy radicales, que hoy jamás justificaría.
Más allá de los cuestionamientos, creo que cualquier persona que quiera entender el Chile de hoy no podría dejar de leer varios libros donde Tironi demuestra el cambio de nuestra sociedad, la influencia norteamericana, entre otras cosas.
Puede haber personas que no lo quieran porque es un empresario exitoso y, al mismo tiempo, un intelectual muy inteligente, requerido y mediático. A mi juicio, ésa sería una visión muy antigua de la izquierda. Vivimos en un sistema de mercado donde hay un sector muy amplio de personas que se relacionan con las empresas. Entonces, pensar que todo ese sector no puede ser de izquierda no es más que absurdo.