Por Sebastián Rivas Agosto 23, 2012

1. Las elecciones más inciertas

La palabra que más se repite entre los encargados de todos los partidos sobre las elecciones del 28 de octubre es incertidumbre. El hecho de que sea la primera vez que se aplicará el nuevo padrón electoral, que creció de 8,1 a 13,3 millones de personas, y la presencia de nueve pactos distintos, ha hecho que nadie se atreva a dar pronósticos sobre el escenario que se dará esa noche.

La cautela es tal que en la Alianza y la Concertación los análisis más optimistas apuntan a una situación de statu quo; es decir, señalan que un buen resultado sería repetir su desempeño de 2008. Sin embargo, transversalmente se reconoce que, sobre todo en la elección de concejales, la aparición de nuevos pactos amenaza con restar votación a los partidos tradicionales: si en la elección municipal anterior debutaron el PRI y ChilePrimero, ahora harán su estreno a nivel municipal el PRO de Marco Enríquez-Ominami y el MAS de Alejandro Navarro.

A ello se suma el efecto que tendrá la implementación del voto voluntario. Hasta la elección presidencial pasada, los comicios se caracterizaban por una alta participación de los inscritos, superior al 90%. El sistema hará su debut en las elecciones que, de acuerdo a la experiencia de otros países con la misma fórmula, tienen menor porcentaje de asistencia. Las proyecciones entregadas por encuestas y estudios apuntan a que la cifra alcanzaría entre el 55% y el 65% del padrón. Pero en las colectividades advierten que si vota una cantidad igual o menor que en las últimas municipales -6.086.895 personas-, se abriría un fuerte cuestionamiento al sistema político.

Los comicios también son vistos como una oportunidad de ganar control territorial para llegar a un electorado cada vez más volátil, pensando en las parlamentarias y presidenciales del próximo año. En 2008, la Alianza obtuvo un triunfo táctico al imponerse en la elección de alcaldes y lograr tener en sus municipios a cerca del 60%  de la población, lo que, según los partidos, facilitó el despliegue de la candidatura de Sebastián Piñera. Por eso, uno de los principales focos estará puesto en comunas con muchos votantes y contiendas reñidas, como Valparaíso, La Florida, Peñalolén, Maipú, Puente Alto y Concepción.

Las últimas cuatro comunas tendrán además una disputa aparte, pues los alcaldes electos en 2008 -Claudio Orrego (DC), Alberto Undurraga (DC), Manuel José Ossandón (RN) y Jacqueline van Rysselberghe (UDI)- se juegan parte importante de su capital político al apostar por el apoyo a sucesores de su confianza.

 

2. La ruta de los presidenciables

 

En las últimas dos elecciones en que un ministro postuló a La Moneda, su salida del gabinete se produjo antes de las elecciones municipales. Los casos de Ricardo Lagos en 1998 y Michelle Bachelet con Soledad Alvear en 2005 han sido analizados en las últimas semanas al interior del gobierno. El hecho refleja el poder simbólico de los comicios para la carrera por la Presidencia.

Si bien no hay señales de que Laurence Golborne y Andrés Allamand salgan de su puesto antes del 28 de octubre, en el oficialismo asumen que los resultados acelerarán la presión de salida para los presidenciables del gobierno. Aunque el plan original involucraba mantenerlos en el gabinete el mayor tiempo posible, fijando marzo de 2013 como fecha clave, hoy se apunta que ese plazo es “insostenible”. Los escenarios apuntan a enero, e incluso en RN plantean que el titular de Defensa está evaluando adelantar su desembarco a noviembre, cuando los ministros que postulen a cargos parlamentarios deben renunciar a sus puestos. De hecho, ese partido encargó al Instituto Libertad que coordine los trabajos para generar líneas programáticas de la campaña presidencial, solicitando que la propuesta esté lista en diciembre.

En el caso de Bachelet, los resultados de las municipales están ligados a los tiempos de su regreso. En su entorno señalan que el único escenario que podría forzarla a adelantar su retorno sería una fuerte derrota de la Concertación. El análisis es que en ese marco, no sólo se abriría una oportunidad de competencia para la Alianza, sino que se fomentaría el despliegue de candidatos alternativos, como Franco Parisi. Pero si eso no ocurre, todo apunta a que su decisión será anunciada recién a comienzos de 2013. Y desataría el inicio de la carrera presidencial, porque en La Moneda afirman que ya hay un punto zanjado: en el minuto en que la ex mandataria vuelva, los presidenciables deberán salir del gabinete.

En ambos bloques hay un tema pendiente que se intensificó luego de la encuesta CEP: la conveniencia de hacer primarias, dado el posicionamiento de Bachelet y Golborne. En la Concertación existe acuerdo de ir a primarias salvo que exista una proclamación unánime de los partidos a Bachelet, dada la experiencia de 2009. En la Alianza, sin embargo, el debate está abierto: el presidente de la UDI, Patricio Melero, notificó la semana pasada en un almuerzo con los diputados de RN que su partido no estima que las primarias deban ser obligatorias, lo que fue leído como un guiño a Laurence Golborne.

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3. El desafío oficialista

 

En La Moneda y en los partidos de la Alianza el diagnóstico es uno solo: en las próximas elecciones municipales se juega la presidencial. Y por eso, más que nunca, la UDI y RN la enfrentarán unidos. “Hoy Michelle Bachelet es la candidata más poderosa, por eso o hacemos una campaña municipal bien armada o nos vamos a las pailas”, resume el diputado RN Cristián Monckeberg.

Si bien desde el oficialismo no se atreven a hacer muchos pronósticos, todos coinciden en que sería un éxito para el sector mantener la alta votación a nivel de alcaldes que obtuvieron en 2008, cuando cerca del 60% de los chilenos quedaron bajo el “mandato” de un edil de derecha. Con todo, saben que el desafío no es fácil. “Es casi imposible que aumentemos nuestra votación de alcaldes; sí hay cierto margen para crecer a nivel de concejales”, reconoce el senador UDI Juan Antonio Coloma. En esa línea, comentan desde La Moneda, el piso es el 36% de los votos en la elección de concejales que obtuvo la Alianza en las municipales pasadas. 

Las fichas del conglomerado están puestas en tres frentes. El primero es quedarse con las alcaldías emblemáticas, como Santiago, Puente Alto, Viña del Mar, Coquimbo, La Florida, Maipú y Peñalolén. El segundo, busca ganar en las capitales regionales. Todos coinciden, sin embargo, que probablemente éste será un juego de “suma cero”, pues es claro que se perderán de manos de la Alianza algunas de estas comunas, pero también incorporarán otras nuevas.

Pero es el tercer objetivo el que, hoy por hoy, tiene la mayor relevancia para el gobierno: triunfar en los municipios más golpeados por el terremoto y tsunami que azotó al país en febrero del 2010. Así, explican en Palacio, el resultado que se obtenga en comunas como Constitución, Tomé, Coronel, Cobquecura y Juan Fernández será el mejor termómetro de la administración Piñera para evaluar su gestión. En esta misma lógica se insertan municipios como Freirina, Aysén y Coyhaique, donde el gobierno ha debido enfrentar fuertes conflictos sociales.

En términos de partidos, RN apostará por las comunas populares, emulando la estrategia que Luis Plaza utilizó en 2008 para ganar en Cerro Navia. “Mi mayor preocupación hoy son los municipios de Lo Prado, El Bosque, Cerro Navia y El Monte”, asegura su presidente, Carlos Larraín. En la UDI, en cambio, buscarán captar el voto DC tradicional que pueda sentirse “traicionado” por el pacto con los comunistas.

 

4. Las amenazas al eje PS-DC

 

La DC manteniendo su votación y el PS luchando por permanecer en los dos dígitos. Ése es el escenario que anticipan los expertos electorales de ambos partidos, que enfrentan amenazas por varios frentes.

La primera lucha se dará con sus “socios”. La decisión del PPD y el Partido Radical de repetir la fórmula de dos listas, pero sumando esta vez al PC, anticipa una disputa entre los dos bloques por la hegemonía. En 2008 la lista DC-PS superó por 10 puntos a su rival interno en la elección de concejales (27,84% contra 17,29%). Pero hay que sumar el aporte que harán los comunistas, que lograron el 5,03%, con lo que la diferencia se estrecha. “Probablemente va a haber un mayor equilibrio. Los 9 ó 10 puntos que hubo la vez pasada, esta vez los va a equilibrar un poco el PC”, reconoce el presidente del PS, Osvaldo Andrade.

La pugna se considera como un antecedente de cara a la influencia que tendrán los partidos ante la virtual candidatura única de Michelle Bachelet.

Además, ambos partidos enfrentan a pactos compuestos por ex militantes: el PRI, en el caso de la DC, y el PRO y el MAS, para el PS. Eso ha hecho que en las directivas no vean con malos ojos mantener los números de las municipales anteriores en concejales y alcaldes. “La DC debería repetir lo mismo de la vez pasada. Cualquier cosa más,  felices. Pero la dispersión debiera castigar a todos”, resume Víctor Maldonado, secretario general de la DC. En tanto, Andrade destaca que “para el PS un buen resultado sería aumentar el número de alcaldes”. Hoy tienen 35.

No es lo único en común. La DC y el PS tienen programada la renovación de sus directivas en los meses siguientes a esa elección: mientras la colectividad que encabeza Ignacio Walker celebrará una Junta Nacional dos semanas después de las municipales, el partido que lidera Andrade evalúa realizar el proceso a más tardar en enero de 2013. Junto con eso, ambos partidos ya tienen comisiones pensando en el programa de gobierno. El Partido Socialista, por ejemplo, tiene ocho grupos, que deberán entregar un primer apronte de su trabajo en diciembre.

La apuesta de Walker es lograr un alza en la votación que le permita decidir si lanza una candidatura a La Moneda o se mantiene al mando del partido. En el caso de Andrade, una subida dejaría su continuidad prácticamente sellada. Pero un mal resultado podría obligarlos a dar un paso al costado, con el trasfondo del debate sobre quién ejercerá el liderazgo de las colectividades de cara a un eventual regreso de Bachelet.

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5. El optimismo comunista

 

Tan optimistas están, que la directiva del PC ya ordenó ver lugares para organizar un gran acto para celebrar el resultado municipal. Algo así como el Parque O’Higgins o el Teatro Caupolicán. Sean cuales sean las cifras y los porcentajes, los comunistas señalan que tienen garantizado un avance político y electoral en esta elecciones, porque además de llevar un mayor número de candidatos, compartirán los logros de la lista de la Concertación y del subpacto que ellos suscribieron con el PPD y el PRSD.

Para el PC ésta es una elección estratégica,  porque en el seno del comité central existe la convicción de que las negociaciones para las parlamentarias y presidenciales del 2013 se tienen que dar de acuerdo a la correlación de fuerzas que obtenga cada partido. Así lo señaló Guillermo Teillier al inscribir a sus postulantes: “Es importante tener en cuenta que el resultado de esta elección será una señal fundamental para establecer una base sólida para avanzar en un programa de gobierno de toda la oposición”.

Hoy el PC tiene cinco alcaldes y 45 concejales. Lleva los cinco a la reelección más otros tres apoyados por todos los partidos de la Concertación (Estación Central, Recoleta y Catemu). El emblema es Estación Central, cuyo candidato, Camilo Ballesteros, es uno de los pocos postulantes que tienen el apoyo de toda la oposición.

No obstante, la clave para el PC estará en sus 608 candidatos a concejales en 322 comunas, donde esperan una alza de más de un 30% respecto a la elección anterior.

En medio de este optimismo, y aunque ha habido señales que apuntan a un entendimiento en torno a Bachelet, en el partido hay voces que creen que el PC debe instalar una opción presidencial propia tras las municipales. Se menciona al presidente del partido, Guillermo Teillier, a Sergio Aguiló, llegar a un acuerdo para apoyar a José Antonio Gómez, o sorprender con un rostro más fresco. Camila Vallejo aún no tiene la edad, lamentan muchos.

Pero también podría retomar fuerza la postura de las voces más conservadoras, que aún ven con recelo el acercamiento a la Concertación. Un dato que no se puede ignorar es que las Juventudes Comunistas impusieron su postura y evitaron que Vallejo fuera el rostro de esta campaña municipal, como quería la directiva del PC.

 

6. La apuesta de los díscolos

 

Marco Enríquez-Ominami sabe que la noche de la elección compararán su resultado presidencial de 2009 (20,12%) con el de los candidatos del PRO. En el partido asumen que estarán por debajo de esa cifra: esperan lograr al menos el 5% que les exige la ley de Partidos Políticos para no tener que reorganizarse. Pero ME-O tiene una “carta bajo la manga”: prepara su proclamación presidencial para la primera semana de octubre, en plena campaña y con un acto. Así, la respuesta a las críticas tras las municipales será que fue el único aspirante a La Moneda que se la jugó con una lista: 1.032 postulantes en 12 regiones.

Su estrategia hoy es marcar presencia y bajar expectativas. Una apuesta más ambiciosa es ganar las alcaldías de Arica, Calama, Tocopilla, Pozo Almonte y Vallenar, y formar una “columna vertebral” en el norte del país, que sea una plataforma para su segunda incursión presidencial.

Una de las grandes dificultades que tuvo el PRO para formar su lista era que a varios lugares llegaron después de la caravana del PRI, que con 1.600 candidatos a concejales -el mayor número entre los partidos- y 68 alcaldes se transformó en una de las sorpresas de estas municipales y, para algunos, un verdadero misterio. ¿Cómo un partido pequeño, con su líder (Adolfo Zaldívar) fuera de la política y sin grandes recursos pudo inscribir tal cantidad de candidatos? Las suspicacias apuntan a la ayuda del gobierno y de Carlos Larraín, presidente de RN y amigo personal de Zaldívar, para perjudicar al centro de la Concertación. Sin embargo, en el PRI desechan esos comentarios. Su encargado electoral, Eduardo Salas, afirma que es el resultado de un trabajo que viene desde las anteriores municipales, cuando obtuvieron el 7,56% en concejales yendo en pacto con ChilePrimero.

 El objetivo es retener los ocho municipios que tiene hoy y sumar algunos. En ese camino, hay una pista política: RN y la UDI se omitieron en ocho comunas donde van candidatos del partido de Zaldívar.  Y Salas afirma que evaluarán a más tardar en diciembre cómo afrontar la presidencial, sin descartar la negociación con otros pactos, especialmente con la Alianza. “El PRI va a sacar el 8%, y aspiramos a llegar a los dos dígitos. Pero nuestra idea no es negociar con quien sea”, plantea.

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