Aunque sin cargos formales, Ricardo Solari (57) está más activo que nunca en política. Participa con entusiasmo en la campaña a alcaldesa por Providencia de Josefa Errázuriz, impulsó el llamado “grupo Pocuro” al interior del PS -que busca contrarrestar el poder del escalonismo-, por lo que su nombre comenzó a sonar como una eventual carta de consenso en las elecciones internas del partido. Si bien está convencido que Michelle Bachelet será la candidata presidencial de la oposición, advierte que la elección no está ganada y que tienen que pasar una sucesión de hechos políticos para que la ex mandataria pueda triunfar y, lo más importante para él, gobernar con tranquilidad. “Tenemos una candidata que tiene una gran adhesión, pero esa adhesión está compuesta de un conjunto de ilusiones, promesas, expectativas y percepciones que requieren ser modeladas y convertirlas en un programa de gobierno de cuatro años, período que ha demostrado ser muy, muy breve”, advierte Solari.
-¿Resulta muy difícil cumplir esas expectativas?
-Creo que nadie, partiendo por ella, piensa que va a ser una solución mágica, porque aquí tú requieres definir prioridades y tener recursos para llevar a cabo esas prioridades de un modo tal que la gente sienta satisfacción.
-¿Y qué debería hacer Bachelet?
-Si ella toma la opción de volver al país, en primer lugar tiene que conformar una coalición. Los partidos que lideraban la política chilena en los últimos 50 años hoy han perdido peso de modo muy significativo. En los últimos tres años surgió el MAS, el PRO, el PRI, el NAU, además de un fuerte aumento de los que se autodefinen como independientes. En el campo electoral, el peso de la derecha hoy en Chile es el más alto que han tenido en cien años.
-Usted participó en la elaboración de la campaña anterior de Bachelet, ¿cree que le bastaría con repetir la fórmula de su primer gobierno?
-Ella eligió adecuadamente prioridades en momentos difíciles. Cuando vino la crisis eligió el tema de la protección social. Pero el problema está en que comenzamos ese gobierno con mayoría en las dos cámaras y terminamos con minoría y nuestros partidos con divisiones. Ahí hay un problema. Creo que es muy difícil que podamos tener mayoría en el próximo Congreso, y por tanto el esfuerzo para poder sintonizar una cierta vocación de transformación que a mi juicio debe tener el gobierno porque es la demanda que hay, es un ejercicio de gran y alto talento.
-¿Con quién debería gobernar Bachelet?
- Leí la Ley de Primarias y lo que observo es que se va a tener que crear una coalición para llevar adelante ese proceso. Ahí vas a tener que tomar la decisión de si incorporas o no al PC. También a los independientes. Por eso, los que apuntan a hacer un debate programático deben entender que ése es el clásico debate que se hace entre quienes son miembros de una coalición. Lo primero que tenemos que hacer es ver quiénes vamos a representar esas ideas frente a la sociedad. Yo creo que todo ese partido se juega en los próximos meses. Y esa construcción de una nueva coalición es un ejercicio que no veo claro.
-¿Cómo se tendría que relacionar con los partidos?
-Cualquier tipo de relación va a estar determinada por la capacidad de proponerle opciones y soluciones que resuelvan los problemas. Lo que no podemos hacer es transformar a la presidenta en una especie de árbitro.
-¿La Concertación debe buscar una nueva fórmula?
-Voy a dar casos extremos: si tú consolidas el esquema actual de dos bloques que hay dentro de la oposición más el PC, lo que vas a tener es un momento en que esa tensión va a hacer muy difíciles los diálogos políticos más elementales. Si eso se congela, y si cada acción es contestada reactivamente por parte de la gente del otro bloque, esto se transforma en un juego imposible.
-¿Por qué?
-Si se genera tanta hostilidad y mal ambiente entre unos y otros tú terminas en que la oposición se divida en dos listas parlamentarias, frase que yo he escuchado, eso genera unas bases de ingobernabilidad por una doble razón: le daría a la derecha una mayoría artificial parlamentaria, excesiva e incompatible con un funcionamiento del sistema democrático; e impediría que cualquier mínima base de pensamiento asociado a un futuro gobierno pueda hacerse viable.
"Tenemos una candidata que tiene una gran adhesión, pero que está compuesta de un conjunto de ilusiones, promesas, expectativas y percepciones que requieren ser modeladas y convertirlas en un programa de gobierno de cuatro años, período que ha demostrado ser muy breve".
- Según las encuestas, Bachelet hoy gana cómodamente. ¿Hay riesgo si la Concertación sólo se queda con eso?
- Tienes que asumir que hay ciudadanos que tienen críticas y dudas respecto de todas las instituciones. Son instituciones con las cuales va a gobernar. Tú tienes que involucrar los contenidos de una apuesta programática que tiene que hacer ofertas a los ciudadanos. Y ojo, que esto lo digo porque me parecen conceptos esenciales en la idea de que ella sea elegida. No estoy haciendo estas reflexiones como una suerte de recetario para el día siguiente del 11 de marzo. Son tareas que tenemos que cubrir de un modo lúcido de aquí al primer semestre.
-¿Falta autocrítica?
- Hay muchos aspectos en los cuales no se dio el ancho. Por ejemplo, en los términos de la transformación del sistema educativo, cometimos errores importantes, y yo creo que eso es básico revaluarlo. Lo mismo en relación a lo medioambiental. Por eso es que, a mi juicio, tenemos que continuar esa discusión. Ahora, yo no sé cuánta capacidad tenga hoy el PS para hacer este proceso.
“El PS debe tener un rol articulador”
Solari integra el “grupo Pocuro”, que tiene a representantes de diversas corrientes del PS con una visión crítica de la actual directiva. Entre ellos, Marcelo Díaz y Fulvio Rossi, que han amenazado con dejar el partido.
-¿Qué busca el “grupo Pocuro”?
-Generar un espacio que diera la posibilidad de que el desarme del PS se detuviera. Lo que ha faltado es seguir dándole impulso al debate intelectual, y eso yo lo veo bien desaparecido. Estoy involucrado en un esfuerzo que significa que el partido no siga perdiendo militantes. Sería una demostración de la impotencia nuestra por tener un centro de gravitación que atraiga a todos, de que la gente no tenga que ser parte de tal o cual grupo interno para poder participar de los debates sobre el futuro.
-¿Cuál es su análisis sobre la situación del PS?
-El PS jugó un rol en los últimos 25 años que ha sido crucial para el estado del país. Pero también creo que una parte de los deberes que teníamos, en relación a generar un tipo de convivencia interna que hiciera que el PS fuera un partido capaz de crecer y transformarse en la gran fuerza de la izquierda democrática chilena, es un esfuerzo trunco. No sólo en términos de las prácticas de gestión colectiva que hubieran hecho posible retener a todos los compañeros que se han ido, como Arrate, Ominami, Aguiló, Navarro, etcétera, sino que además por no haber continuado una deliberación y un debate respecto de los contenidos de la propuesta de renovación socialista.
-¿Qué propone?
- La principal función nuestra sería la de articulación. Esto significa tener una relación de extremado buen trato con todos los movimientos sociales, un diálogo político con todos los actores. El PS tiene que cumplir un rol articulador, porque si no, no sé quién más lo puede hacer.
-¿Cómo analiza el impulso de la alianza con la DC?
-A mí me pareció que contenía un problema: si no era complementaria a una política hacia el sector amplio de la izquierda, esto podía significar a futuro un costo para nosotros. Esa idea la mantengo. Creo que nuestra idea es ser una fuerza capaz de conducir a un grupo y tener un puente con una izquierda a la cual requerimos para hacer cualquier buen desempeño. Y la verdad es que lo que se ve, y cada semana se acentúa, es que hay una gran incomunicación. Hay discrepancias en prácticamente todos los temas, que se acentúan por una lógica refractaria y reactiva respecto del comportamiento del otro.
-Usted ha sonado como un posible nombre para presidir el PS. ¿Cómo se imagina la elección interna?
- Van a ser claves en todos los partidos, y el modo en que se enfrenten también. Si son guerras civiles y batallas mundiales, tengo la impresión de que no estamos ayudando.
-¿Le parece que es un minuto para llegar a consensos?
-Hay que tratar de construir convergencias. Porque si no hay claridad de cuáles son los componentes de una coalición, menos ayuda que los partidos que podrían ser parte de una solución se fragmenten y se sigan debilitando.