“Prepárese”. Con una sonrisa, y justo tras terminar la ceremonia del cambio de gabinete, el presidente Sebastián Piñera le dijo esa breve frase al oído a la esposa de quien hasta unos minutos antes era su ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne. La ceremonia marcó el inicio de la recta final del gobierno, marcada por la competencia desatada entre Golborne y Andrés Allamand para ver quién será el abanderado de la Alianza, pero también despejó la incógnita de cuántos ministros dejarían el gabinete para postular al Parlamento. La sorpresa fue el número: sólo Catalina Parot (Bienes Nacionales) dejó su cargo.
El cambio tomó por sorpresa a los propios presidentes de partido. En la mañana, durante el comité político, Piñera les había señalado que la modificación sería el jueves. Sin embargo, pasadas las 15 horas Carlos Larraín y Patricio Melero fueron notificados desde La Moneda de que la ceremonia sería en la tarde. El evento fue el corolario de una semana marcada por el debate sobre el tiempo y la profundidad de los cambios en el equipo de gobierno. Éstas son siete claves para entender qué cambió tras la modificación del gabinete.
1. Chadwick, el primo-pánzer
A las 16:30 Andrés Chadwick cruzó sonriente el patio de La Moneda. Media hora después, volvió aún más contento y confirmó a los periodistas la noticia del cambio de gabinete. Como nuevo ministro del Interior, el ex senador UDI alcanzaba el punto más alto de su carrera y recibía un reconocimiento por el informal papel que ha desempeñado desde que llegó al gobierno en julio de 2011. En la vocería jugó el rol de jefe político en las sombras, aprovechando la vía directa que tiene con el mandatario. Desde allí, no sólo consiguió ordenar las comunicaciones del gobierno, reduciendo la alta exposición del Presidente y disminuyendo los errores no forzados de los primeros meses, sino que también operó como interlocutor entre el ejecutivo y los parlamentarios, gracias a su trayectoria en el Congreso. Así, no tardó en convertirse en uno de los principales consejeros de Piñera y en los últimos días estuvo junto a él afinando el ajuste ministerial. Además de sincerar su real peso dentro de palacio, el nombramiento satisface una antigua demanda de la UDI: tener a alguien de sus filas en Interior, y en los próximos días en la vicepresidencia de la República. La recta final del gobierno tendrá a cuatro de las principales figuras de la UDI en el gabinete: Chadwick, Evelyn Matthei, Pablo Longueira y Joaquín Lavín. Pero siendo uno de los fundadores de su partido, Chadwick tiene la dualidad de ser el brazo de Piñera dentro de la UDI. Primo hermano del presidente, desde siempre ha abogado por solucionar las asperezas de éste con la UDI, sirviendo como puente con el piñerismo.
2. El “mea culpa” de Piñera
“Hemos escuchado la voz de la gente y estamos conscientes del mensaje profundo que nos envían”. Con esa frase, el presidente Sebastián Piñera se hizo cargo ayer de los malos resultados municipales del oficialismo, algo que era reclamado por parte de los partidos. En cerca de quince minutos, y luego de que juraran los nuevos ministros, el mandatario planteó un “mea culpa” similar al de Ricardo Lagos en 1999 tras quedar a sólo 30 mil votos de Joaquín Lavín en primera vuelta. “Los resultados de la Coalición no eran los que esperábamos”, reconoció, destacando, eso sí, que los logros de su gobierno se estaban empezando “a cosechar”. El discurso, que había sido escrito en las horas previas, fue bien evaluado por los presentes en el salón Montt-Varas. Adicionalmente, Piñera dio la partida oficial de la carrera presidencial en la Alianza: al despedir a Allamand y Golborne, dijo que ambos iban a “aspirar a la más noble tarea, misión y responsabilidad que puede asumir un ciudadano de nuestro país: aspirar a la presidencia de la República”.
3. El primer triunfo de Allamand
Con el cambio de gabinete, Andrés Allamand marcó el primer punto en el marcador en su carrera con Laurence Golborne. Desde hace semanas el saliente ministro de Defensa insistía en privado en la necesidad de que los presidenciables salieran cuanto antes del gobierno y se abriera la carrera presidencial. Por el contrario, el ex titular de Obras Públicas y la UDI pedían postergar los ajustes. Hasta hace dos semanas en el partido hablaban de marzo de 2013 y luego acotaron la fecha a enero. La razón: Golborne podría haber aprovechado los próximos meses cortando cintas y supervisando los avances de las múltiples obras que están en ejecución en su cartera. En cambio Allamand no podía sacar brillo a un ministerio de Defensa que debe moverse con especial cautela en medio de la demanda limítrofe de Perú en La Haya. En el caso de Allamand, el no participar activamente en la campaña municipal y no ser vinculado con la derrota de la Alianza fue considerado un acierto, mientras que Golborne, recorrió el país apoyando candidatos a alcalde, muchos de los cuales resultaron derrotados. Además cuenta con otra ventaja estratégica: ya tiene una plataforma desde donde comenzar su campaña, el Instituto Libertad y su propio partido RN, e incluso ya tendría una casona en la calle Galvarino Gallardo, en Providencia, para establecer su comando, mientras que Golborne debe partir desde cero buscando un comando y consiguiendo el respaldo formal de la UDI.
4. La reconversión de Hinzpeter
Hacia el mediodía, la duda central que rondaba los patios de La Moneda era si el cambio incluiría al ministro más cercano a Sebastián Piñera. Rodrigo Hinzpeter lleva más de una década al lado del mandatario, primero al interior de RN, luego como su “generalísimo” en la campaña y finalmente como ministro del Interior. Las especulaciones fueron diversas: se le mencionó manteniendo su puesto, llegando a Justicia y reemplazando a Andrés Allamand en Defensa. Sin embargo, pocos dudaron de una cosa: el ministro se quedaría en el gabinete y no saldría a competir por una opción parlamentaria, algo que él mismo deslizó –y luego rechazó- hace dos meses.
Finalmente, la opción fue algo poco frecuente en la política chilena: que el jefe de gabinete pase a esta función es considerada como un puesto que requiere de la confianza plena del mandatario. Con todo, a Hinzpeter le tocará liderar una reforma en curso de modernización en Defensa y, sobre todo, enfrentar la potencial tensión con Perú cuando se resuelva la demanda que ese país presentó en la corte de La Haya, cuyo fallo está programado para mediados de 2013. Un puesto que requiere de la confianza plena del mandatario.
5. Una vocera al “estilo Bachelet”.
Fue una de las más aplaudidas entre los presentes en el salón Montt-Varas cuando se mencionó su nombre como la nueva vocera. Cecilia Pérez distendió el ambiente dándole un beso en la boca a su marido –a diferencia de los otros ministros, que optaron por el saludo en la mejilla a sus esposas– en el camino a su juramento en el nuevo puesto. Además de ser una figura “piñerista” y de ser una buena carta para llevar las relaciones con Renovación Nacional, en La Moneda aspiran a que Pérez sea una ayuda en otro frente: equilibrar a las potentes figuras femeninas que han aparecido en la oposición. Los triunfos de Josefa Errázuriz, Maya Fernández Allende y Carolina Tohá en las elecciones pasadas suman un “golpe de efecto” a la imagen central de Michelle Bachelet. Sobre todo considerando que se espera que Tohá tenga un rol destacado en la campaña de la ex mandataria. Por eso, en Palacio creen que la capacidad comunicacional de Pérez, comprobada en su paso por la Intendencia Metropolitana, y su historia de vida como una mujer de clase media, puede ayudar a contrarrestar o al menos mitigar ese efecto de cara al próximo año.
6. No hay “bancada piñerista”
La llegada de la intendenta Cecilia Pérez a la vocería de gobierno es el mejor reflejo del fin de la tesis de que autoridades de alto nivel salieran del Ejecutivo para disputar cupos en el Congreso, y así asegurar el legado de Sebastián Piñera. Hasta hace un par de meses atrás, dicha tesis se confrontaba en el corazón de La Moneda con quienes sostenían que la mejor opción era mantener a figuras como la propia Pérez, Carolina Schmidt, Luciano Cruz-Coke, Luis Mayol y Rodrigo Pérez en el gobierno, pensando en que 2013 será un año complejo. Finalmente, fue esta opción la que se impuso: al menos a nivel ministerial, la única renuncia para postular a un puesto en el Parlamento fue la de la titular de Bienes Nacionales, Catalina Parot. El resto optó por quedarse en sus cargos.
7. El miedo a las primarias
“Son puras sillas musicales” era el comentario de un asesor de gobierno sobre el cambio de gabinete a eso de las 16 horas, cuando todavía los rumores de una modificación más amplia rondaban en el ambiente. Además de Andrés Allamand y Laurence Golborne, sólo Catalina Parot salió del gabinete para buscar una candidatura parlamentaria. El escenario que se comentaba en las horas previas era totalmente diferente: afirmaba que los ministros Luciano Cruz-Coke y Luis Mayol buscarían un escaño, e incluían entre las posibilidades a Joaquín Lavín y Carolina Schmidt. El análisis fue que el cambio de ánimo al interior de la Alianza después de las elecciones municipales tuvo un “efecto rebote” entre los ministros. Sobre todo por un punto: en las conversaciones con los partidos, muchos de ellos se habían mostrado reacios a disputar un cupo en eventuales primarias. Algo que después de los comicios del 28 de octubre aparecía como impracticable por parte del oficialismo, pues la ausencia de primarias fue uno de los puntos más criticados por las propias colectividades.