-¿Qué estrategia debiera ocupar Laurence Golborne de aquí en adelante?

-Pienso que su salida del gobierno no puede ser tipo ‘llanero solitario’, sino que, al contrario, ésta es una oportunidad para salir a terreno y entusiasmar a más adherentes. Después de todo, la primaria será en seis meses más. Eso también corre para Allamand.

-¿Cómo pueden mantener su visibilidad?

-No es verdad cuando se señala que al salir del gabinete se pierde protagonismo, porque la visibilidad la van a mantener igual. Uno no esperaría un silencio mediático de un precandidato presidencial. Con mayor razón si Bachelet va a mantener su estrategia de silencio hasta después de febrero. Eso les da espacio de movilidad y los medios concentrarán su atención en estos dos candidatos. De ahora en adelante, vamos a ver las capacidades de cada partido para disciplinar a sus distintos dirigentes para que apoyen a un candidato o a otro. Nada garantiza hoy que todo RN se cuadre detrás de Allamand.

-¿Y esto se aplica en el caso de Golborne?

-Eso también puede ocurrirle a la UDI. La campaña que tiene que hacer Golborne es de penetración precisamente en el sector que no se siente tan entusiasmado con Allamand.

-¿Cómo Allamand puede lograr la popularidad que hoy no tiene?

-Allamand va a tener que hacer lo que nunca ha hecho: ser un candidato de masas y de terreno. Hasta el momento, la única elección donde tuvo terreno fue hace 10 años y la perdió. Él siempre ha sido un hombre de partido, un articulador. En términos futbolísticos, se mueve muy bien en el área chica y creando estrategias, pero esto se trata de un tema a gran escala y de jugadas de largo aliento.

-¿Los candidatos deben desmarcarse del gobierno de Piñera?

-El tema del desmarque es bien interesante, pero detrás de eso está la hipótesis de que el gobierno sería un lastre y un peso más que algo que suma. Yo creo que ambos candidatos van a ser muy prescindentes, pero no porque les sume o no les sume el gobierno, sino porque ellos tienen que salir a buscar votos a un sector relativamente duro. Dicho de otra manera: hoy el gobierno no es centro de la discusión.

 

 

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