-Cuando Michelle Bachelet llegue a Chile, ¿su concepto central será la inclusión?
-Claro, porque si Michelle Bachelet es la candidata de la centroizquierda -y todo camina hacia allá- sin duda el desafío central que tiene ella es el de la igualdad. No creo que ella no tenga una visión clara sobre el mérito, la historia de ella es de mérito, pero a la vez ella representa el cómo hacer que en este Chile, que le empieza a ir bien, todos se sientan parte. Entonces le toca un momento donde lo central no es reconstruir la democracia ni la República, como le tocó a Lagos, sino que para ella lo principal es el sentido de la inclusión.
-¿Por qué es clave ese tema?
-El tema que ella tiene que enfrentar es el siguiente: nos vamos a transformar en un monstruo, porque en el país la pobreza va a seguir bajando, pero hay una brecha de ingreso, de redes y de oportunidades. En Chile tenemos un Gini del 0,50 y no hay países que lleguen a 23 mil dólares per cápita con 0,50, no existen. Si Chile llega a eso va a ser un país un poquito monstruoso. Un país con esas características no es un país estable. Entonces, la tarea más fuerte de ahora es lograr mayores niveles de igualdad.
-¿Más que garantizar el crecimiento?
-El crecimiento viene. Ya están hechas las bases. Está creciendo toda América del Sur, crece Perú, crece Bolivia, crece Ecuador, con políticas muy distintas, pero hay una razón fundamental, que esta crisis global no es global. América Latina no está en crisis y China no está en crisis, el mercado ese que se nos abrió ha sido fundamental. Entonces tenemos varios años por delante de crecimiento, menor quizás, vamos a andar entre 4% y 5%, por ahí, pero no es problema.
-¿Qué abarca el concepto de inclusión en contrapunto con meritocracia?
-Inclusión es una buena palabra porque tiene que ver con la dignidad humana. Aunque tengas mérito o no tengas, tienes igualmente derechos. Ahí hay una diferencia muy grande entre quienes tenemos una concepción más social y quienes tienen una concepción más liberal individualista. En términos que hay una dignidad también del perdedor. El perdedor, al que no le fue bien en la vida, por las razones que sea, perdió por flojo, pero el flojo tiene derecho a tener una vida decente.
-¿Inclusión es un concepto que está siendo más utilizado en la izquierda?
-No sólo en la izquierda, es antiguo en la sociología. El problema es el siguiente, hay que olvidarse de izquierda o derecha. Antes podían funcionar las sociedades sin niveles de inclusión social -o sea podía haber analfabetos- hoy en la sociedad de la información no puede haber ni analfabetos ni analfabetos digitales para que una sociedad se desarrolle. No es un problema solamente moral, es un problema también económico de funcionamiento de las sociedades. No es casualidad que las sociedades a las que les va mejor hoy en el mundo sean las sociedades nórdicas, que tienen políticas sociales tremendamente inclusivas.
-¿Considera que está en crisis el concepto de meritocracia?
-La meritocracia es un bien a desear, que la gente ocupe los lugares en la sociedad en base al mérito es un buen deseo. Ahora la meritocracia tampoco puede ser el único factor. Me explico, una sociedad que estuviera basada solamente en los méritos sería una sociedad tremendamente injusta.
-¿Por qué?
-Porque se daría nuevamente una jerarquía. Ojalá exista el premio al mérito lo más posible, pero no entendiendo que con ese premio se resuelve el tema de la justicia social, porque hay un tope que es la dignidad humana. Y por eso tiene que haber mecanismos de distribución de la riqueza. La meritocracia tiene un enorme valor, pero tampoco podemos transformar la meritocracia en el articulador de la sociedad. La única forma para amortiguar el peso que tiene el triunfo de lo exitoso, en esta sociedad entre winners y losers, es con grandes sistemas públicos que permitan un nuevo emparejamiento.
-¿La imposibilidad de que exista la meritocracia ideal es que nunca se parte de la misma base?
-Es que no existen ideales en la sociedad real. Las sociedades son asimétricas y los que están en la parte de abajo tienen que recibir una ayuda del colectivo. Ya sea por talento, por genética o por privilegios que heredaron siempre habrá quien acumule mayores posiciones.
-¿Las leyes de cuotas y la paridad de género son un ejemplo de inclusión en desmedro del mérito?
-Es que allí lo que estás haciendo es corregir un desmérito histórico. O sea, no sé por qué las mujeres deberían ser peores cardenales que los cardenales. O por qué no puede haber una mujer Papa. Estás viniendo de una sombra de los tiempos en los cuales los méritos de la mujer, el talento femenino, fueron completamente aplastados, entonces lo que haces a través de estos sistemas de cuotas es corregir una desconsideración histórica. Seguramente en una sociedad del mañana esto no va a tener que existir.