Por Juan Pablo Sallaberry Junio 20, 2013

Sobre el número de participantes en las primarias, en el gobierno dicen que es un Loto, es decir, puede pasar cualquier cosa. Las experiencias internacionales señalan que vota un 10% del padrón real. Si ello sucediera, el 30 de junio deberían acudir entre un millón y un millón 200 mil personas.

Longueira no ha logrado recoger, según las encuestas, el respaldo que tenía Golborne entre los independientes. La UDI incluso ha intentado reclutar a Ignacia, la hija más política de Golborne, quien en las redes sociales ha levantado la posibilidad de una segunda oportunidad para el ex candidato.

En la disputa entre Andrés Allamand y Pablo Longueira, que esta semana por primera vez tensionó la relación entre ambos comandos, está en juego el futuro de RN y la UDI. ¿Cuántos electores serán capaces de convocar? ¿Fue un error o un acierto bajar a Golborne? ¿Cuál será el rol de Piñera en la campaña? ¿Cuál será el futuro del candidato derrotado? son algunas de las preguntas que esa noche comenzarán a dilucidarse.

LAS PRIMERAS ESCARAMUZAS Y EL DIFÍCIL ACOPLE

“Andrés Allamand está armando una pelea de la nada”, señaló Lavín la noche del miércoles en televisión. En vísperas del último debate entre los dos candidatos de la Alianza, el jefe de campaña de Pablo Longueira endureció su tono frente al comando rival. El fair play se había acabado: durante toda la semana el candidato RN y sus partidarios no dudaron en embestir contra Lavín por su error de señalar que sería “una sorpresa” ganarle a Michelle Bachelet. Tal como lo preveían en La Moneda, en los 15 días finales de la campaña el enfrentamiento entre ambos comandos iría subiendo de tono para marcar sus diferencias. Tras el golpe de nock out a Laurence Golborne en abril, en RN sabían que debían empezar con guante blanco su relación con el nuevo candidato UDI ya que el votante de derecha castiga la confrontación.

El fin de la tregua pone en duda qué tan complejo será el día 1 de julio, cuando deban traspasarse los apoyos al vencedor. Mientras en RN señalan que será difícil ordenar a las bases para que apoyen a Longueira, ya que para ellos su nombre representa la histórica rivalidad entre ambos partidos, en la UDI desde ya ponen condiciones para sumarse a un eventual triunfo de Allamand. “Va a haber una tanda de negociaciones internas importantes para ver cómo nos apoyamos recíprocamente. Sea quien sea el que gane hay que establecer claramente que es necesario sacar adelante a todos nuestros candidatos al Parlamento,  que al fin y al cabo es nuestro principal desafío”, resume el presidente de RN, Carlos Larraín.

Una de las cartas de negociación que podría tener Allamand es ceder distritos a la UDI en desmedro de su partido, tal como lo hizo Piñera el 2009.

Pero también enfrentarán un debate de fondo. Cuál es la mejor estrategia comunicacional para enfrentar a Bachelet: la de Longueira de disputarle el voto popular y el centro social en las poblaciones donde la UDI ha hecho un trabajo electoral durante años. O la de Allamand de abrirse al centro político, tratando de lograr votos DC de Claudio Orrego y los sectores liberales que apoyaban a Andrés Velasco, desencantados con la izquierdización de la candidata.

EL TEMOR A UNA BAJA VOTACIÓN

El martes, en plena sobremesa tras el almuerzo de Pablo Longueira con los diputados de su partido, María Angélica Cristi manifestó su preocupación por un rumor que se estaba expandiendo entre el electorado de centroderecha: la diputada dijo que había escuchado a muchas personas que irían a votar por Orrego para impedir que Bachelet arrasara en las primarias. Casi en coro, el resto de los parlamentarios manifestaron que en sus respectivos distritos habían escuchado lo mismo. Longueira se limitó a señalar que en lo que quedaba de campaña había que salir a refutar con fuerza esa idea. En La Moneda también existen antecedentes que indican que electores aliancistas votarían por Orrego o Andrés Velasco, tendencia que habría aumentado tras los debates en televisión.

Sobre el número de participantes, en el gobierno dicen que es un Loto, es decir, puede pasar cualquier cosa. Las experiencias internacionales señalan que vota un 10% del padrón real. Si ello sucediera, el 30 de junio deberían acudir entre un millón y un millón 200 mil personas. De ellos, el 70% correspondería a votantes opositores y el 30% restante serían partidarios de Allamand o Longueira. “El principal temor es que el día de la primaria vote poca gente por los candidatos de la Alianza, porque si sacamos menos de 200 mil votos y la Concertación reúne más de 800 mil, eso va a significar que el repechaje será muy, muy duro”, advierte un parlamentario RN. No obstante, algunos pronósticos optimistas apuntan a 3 millones de electores.

La apuesta del comando de Longueira es que vote poca gente para que la máquina del partido tenga los márgenes para imponerse. Para el partido es clave demostrar que sus 39 diputados son capaces de movilizar más gente que RN, de ahí que esta última semana se les ordenara desplegarse en sus respectivos distritos. Aunque en RN son conscientes del peso de la máquina UDI, un miembro de la mesa dice que el partido puede dar la sorpresa ya que “nosotros cada dos años movemos 20 mil personas para nuestras elecciones internas, a diferencia de la UDI, que no hace elecciones”.

EL FANTASMA GOLBORNE

El café entre el ex candidato Laurence Golborne y su reemplazante Pablo Longueira en el Coffee Factory de Isidora Goyenechea estuvo especialmente tibio. La actividad organizada por Joaquín Lavín el 12 de junio no fue todo lo exitosa que se había planificado, para ser la primera cita entre ambos en lo que va de campaña. Aunque el ex ministro de OO.PP. ratificó su respaldo a Longueira, no se comprometió a trabajar por él, y al día siguiente se fue de viaje y no lo acompañó al debate presidencial. Desde que asumió la jefatura de campaña, Lavín intentó sin éxito incorporar a Golborne al comando, pero éste sólo accedió a una actividad conjunta, aunque con reparos: le dijo que la fórmula del café estaba muy repetida, era poco moderna y le propuso otra puesta en escena, pero Lavín insistió. En el encuentro, además, el ex candidato del “es posible” no cerró ante la prensa la alternativa de volver a postular a La Moneda si Longueira pierde en las primarias: “No es bueno pronunciarse frente a escenarios hipotéticos e inciertos”, dijo. En el entorno del ex candidato han alentado la posibilidad de juntar firmas para enfrentar a Allamand como independiente -y hay una página en Facebook llamada “que vuelva Golborne” con más de mil adherentes- pero el ex ministro sólo juega con dejar abierta la idea, aunque sea poco viable políticamente. Quedó dolido por el bajo respaldo de la UDI durante su campaña, que apenas le entregó financiamiento, no movilizó a sus militantes y diversos rostros del partido se negaron a irse a su comando. Sus recientes entrevistas en medios evidenciando la falta de apoyo que tuvo han molestado a la UDI y al gobierno. El gran problema: Longueira no ha logrado recoger, según las encuestas, el respaldo que tenía Golborne en el mundo independiente, y de la red de adherentes a lo largo del país sólo el 30% aceptó trabajar para el nuevo candidato. Para revertir esto, el comando UDI incluso ha intentado reclutar a Ignacia, la hija más política de Golborne, y quien ha sido en las redes sociales una de las que han levantado la posibilidad de una segunda oportunidad para el ex candidato.

Otra de las consecuencias que advierten en La Moneda y en la UDI, es que  el candidato independiente Franco Parisi habría capitalizado parte de el apoyo que tenía el ex ministro que rescató a los mineros.

La nueva vocera del comando UDI, diputada Andrea Molina, asegura que a los diputados golbornistas no les costó sumarse al nuevo candidato, ya que Longueira siempre ha sido un referente en el partido y quien formó a la mayoría de los diputados que hoy integran la bancada. En cualquier caso,  ante las dudas de varios parlamentarios, el martes Lavín aseguró que habrá un rol protagónico de Golborne en la campaña tras un triunfo de Longueira el 30 de junio.

FACTOR ALESSANDRI BESA

En 1993, luego que el Piñeragate sepultara las posibilidades de levantar un candidato del partido, RN designó al empresario Manuel Feliú. La UDI, en tanto, había proclamado a Jovino Novoa. No obstante, en un polémico cónclave se impuso al senador independiente Arturo Alessandri Besa, que tenía un nombre histórico, tal como su rival concertacionista, Eduardo Frei. Sin embargo, el candidato no logró prender y, conscientes de que era imposible ganar la elección presidencial, RN y la UDI enfocaron sus fuerzas exclusivamente en la campaña parlamentaria. Veinte años después, ese temor vuelve a rondar en los partidos de la centroderecha. Sea cual sea el triunfador, entre el 1 de julio y  el 19 de agosto -fecha de inscripción de las candidaturas parlamentarias- el candidato de la centroderecha tendrá el desafío de sumar a sus adversarios  y ser inclusivo con las fuerzas  externas, demostrando que es competitivo con Bachelet. De lo contrario, los partidos pueden dejarlo solo y concentrar las energías y el dinero en las campañas parlamentarias, ya que en un eventual gobierno de Bachelet, la conformación del nuevo Congreso será clave.  Se estima que el candidato vencedor de las primarias partirá con un 20% a 25% de apoyo con respecto a Bachelet, y debe remontar esa cifra. “Serán los 50 días más duros de la campaña y el candidato ganador tendrá que mostrar liderazgo interno, pero también atraer nuevos votantes. Será un desafío”, indica el analista político Gonzalo Müller.

SI PIERDE LONGUEIRA

“Estoy sudando hasta la última gota para ganar”, le dijo Longueira en un tono emotivo esta semana a sus diputados. Según un miembro de la directiva de la UDI la sola posibilidad de que Pablo Longueira resulte derrotado “sería una catástrofe, como dicen en el póquer, acá es un all in, el todo o nada”. Derribar a un candidato que llevaba seis meses de campaña y levantar otro para que compita en sólo 60 días era una operación riesgosa, y en el partido no dudan que de fracasar tendrá sus costos internos. Entre los dirigentes sostienen que la crisis podría llevar al término anticipado de la mesa que preside el diputado Patricio Melero, uno de los gestores de la caída de Golborne. Pero también sería un duro golpe personal en la carrera de Longueira, figura emblemática del partido y que siempre se ha perfilado como carta presidencial. Aunque si pierde se podrá justificar que no tuvo tiempo suficiente para dar a conocer sus planteamientos y movilizar al país, en la Alianza señalan que se le pasará la cuenta. “Él era el candidato original de la UDI, pero se demoró demasiado en dar el salto y los momentos históricos no se repiten”, señala un analista de la derecha. Desde afuera indican que se han cometido errores en el diseño de su campaña que podrían costar caro,  como replicar  las mismas estrategias del año 99 con Joaquín Lavín, pese a que Chile ha cambiado, de hecho tiene el mismo equipo que trabajó esos años: Francisco de la Maza, Manfredo Mayol, Gonzalo Cordero, y el propio Lavín. Al dejar en abril el gabinete, Longueira no cumple con el plazo legal de un año para poder postular al Congreso, por lo que deberá pasar a una segunda línea o bien privatizarse, engrosando la larga lista de personeros del partido que han anunciado su retiro de la política, como Jovino Novoa, Andrés Chadwick o Evelyn Matthei. Hecho que según observan en el partido podría abrir una ventana para el recambio generacional en los liderazgos de la UDI.

SI PIERDE ALLAMAND

Allamand se muestra triunfalista. En sus actividades habla de encuestas del gobierno que lo ubican varios puntos arriba y dice que llevará mucha gente a votar a las primarias. Sin embargo, para la UDI el candidato RN sólo está empleando la estrategia del “voto ganador”-muchas personas votan por quien va adelante en la carrera-, pero que la realidad es que la contienda es incierta y está muy reñida. En RN asumen que una derrota sería el más duro revés político para el ex ministro de Defensa, se truncarían sus aspiraciones presidenciales e iniciaría una segunda “travesía del desierto”. Aunque en su entorno dicen que tiene experiencia en derrotas -perdió contra Carlos Bombal una senaduría en 1997- y que sabe reinventarse e innovar, éste sería un golpe mayor tras ocho meses de campaña y haber sido uno de los impulsores de las primarias. Está abierta la posibilidad,  en todo caso, de encontrarle un cupo parlamentario.  En RN hay una preocupación extra tras la frase de Lavín de que “sería una sorpresa” ganarle a Bachelet, en el partido temen que Longueira dé la batalla por perdida antes de tiempo y se dedique a salvar su lista parlamentaria, en desmedro de los candidatos RN. Señalan que así pasó con la candidatura presidencial de Lavín, que se sacó fotos con los candidatos UDI en julio y recién en septiembre con los de RN. Cercanos al ex senador señalan que si bien respaldará a Longueira y hará todos los gestos necesarios los primeros días, es poco probable que trabaje en su comando, ya que ambos tienen una mala relación histórica, que no ha mejorado, pese a las señales públicas de acercamiento.

EL ROL DE PIÑERA

Otra de las historias que comenzarán a escribirse el 1 de julio es quién liderará a la oposición en la eventualidad de que triunfe Bachelet. De ganar Longueira, Allamand quedará sin fuerzas al interior de su partido para una nueva aventura. En este escenario, surge la posibilidad de lo que para muchos es un anhelo del presidente: convertirse en el líder del bloque político para volver a La Moneda el 2018.

En caso contrario, de ganar Allamand las primarias, y que luego perdiera por un estrecho margen ante Bachelet, será él quien disputará el liderazgo de la Alianza como oposición.

Por eso mismo, en palacio comentan que el presidente se ha cuidado de no comentar con ninguna persona cuál será su opción en estas primarias. Aunque valora que los dos candidatos estén apostando por su figura y se disputen su cercanía en todas sus propagandas electorales.

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