LA NUEVA CARRERA PRESIDENCIAL DE LA UDI
Pasadas las 16 horas del miércoles, varios parlamentarios UDI y candidatos de la Región Metropolitana fueron sorprendidos con un breve mensaje: Pablo Longueira se bajaría de la candidatura. El inesperado desenlace coronó un día de hermetismo, en que la sede del comando, la fundación Chile Justo, albergó citas a puertas cerradas y bajo un férreo control.
La decisión pilló de improviso a buena parte de sus dirigentes. Un ejemplo: Francisco de la Maza, quien fue su “generalísimo” al inicio de la campaña, estaba de viaje en Europa.
La apuesta de reemplazar a Laurence Golborne por Longueira en mayo fue bautizada como un “todo o nada”, y la noche del 30 de junio el triunfo se festejó como pocas veces en la sede de calle Suecia. Era un triunfo revitalizador. Pero el retiro del ex ministro no estaba en ningún cálculo. “Anímicamente es demoledor”, resumía un miembro de la directiva que encabeza Patricio Melero. Otro comparaba el episodio con crisis como el asesinato de Jaime Guzmán y el caso Spiniak.
En el entorno de Longueira aseguran que la decisión fue personal y no por miedo a perder. Afirman que una serie de focus group hechos la semana pasada marcaban números alentadores. Pero otros personeros oficialistas plantean que sondeos que maneja La Moneda daban una baja intención de voto al candidato de la UDI.
Con el tiempo en contra, el miércoles por la noche varios dirigentes advertían del riesgo de repetir un escenario como el de Golborne: un reemplazo abrupto para ungir al tercer candidato presidencial de la colectividad en lo que va de 2013. Los nombres sobre la mesa -Evelyn Matthei, Joaquín Lavín y el ex ministro del MOP- también estaban bajo la lupa.
Aunque se afirma que es la mejor posicionada para competir con Michelle Bachelet, en sectores del partido aún recuerdan la entrevista de la ministra del Trabajo a Vía X en mayo, donde marcó diferencias con la UDI tras no ser nominada como candidata. “Creo que no represento a la UDI y creo que la UDI no me quiere, y además estoy bastante distanciada de ellos como partido”, señaló. En el caso de Lavín, le juega en contra su derrota en las pasadas senatoriales y que marca cifras bajas en sondeos internos. Y si bien Golborne tiene un grupo importante de seguidores, en el partido reconocen que su nombre quedó tocado tras la polémica por Cencosud y las Islas Vírgenes que derivó en el final de su candidatura.
La decisión, en todo caso, era competir en la campaña presidencial y no darla por perdida de antemano. Y aunque aún quedaba discutir con RN si tendrán una candidatura conjunta o irán a primera vuelta, la mayoría de las voces advertían que si Andrés Allamand es proclamado candidato nuevamente por sus socios de pacto, las posibilidades de un entendimiento son mínimas.
LA ARRIESGADA APUESTA DE PIÑERA Y LA MONEDA
El plan de Sebastián Piñera y de La Moneda para el segundo semestre era simple: escoger al candidato del oficialismo a través de primarias, tal como sucedió el 30 de junio, y luego apoyarlo mediante el control de una agenda de campaña y un fuerte plan comunicacional. La primera semana marchó bien: incluso se cerró con un encuentro entre Pablo Longueira y algunos ministros. Pero dos misiles de su propio sector desbarataron por completo la estrategia.
El proyecto de Renovación Nacional y la Concertación para modificar el sistema binominal y el retiro de Pablo Longueira no sólo sorprendieron a Piñera, sino que revivieron el peor escenario, el del llamado síndrome del pato cojo. El presidente debió improvisar las dos veces. En el primer caso, citó a una reunión con parlamentarios de la Alianza para analizar un proyecto propio para modificar el binominal, el cual anunció al día siguiente en cadena nacional.
En el segundo impasse, la noche del miércoles pasado, Piñera salió jugando tras la renuncia de Longueira con un arriesgado llamado a la unidad del sector. “Hay momentos en la vida en que se requiere grandeza, generosidad y unidad, y éste es uno de esos momentos para la Alianza por Chile (…) Hoy no es tiempo de pequeñeces ni de divisiones. Todo lo contrario”, dijo el mandatario desde el salón Montt Varas.
Su mensaje fue leído de una forma: La Moneda apostará por un candidato único del sector. Si Piñera es escuchado por RN y la UDI y ambos partidos llegan a un acuerdo, el mandatario se anotará un triunfo político, La Moneda podría tomar las riendas de la campaña presidencial, y su apoyo (hoy en el 40%) podría continuar al alza, tal como lo destacó el propio presidente el martes en una entrevista en TVN. De lo contrario, tendrá un difícil rol en un inédito enfrentamiento de dos candidatos oficialistas en primera vuelta, donde la atención estará puesta en esta disputa y no en los últimos meses de su gobierno, y en que la tentación por diferenciarse de la actual administración puede estar presente en la campaña. “Me he dedicado durante muchos meses a frenar las frustraciones del militante de a pie en Renovación Nacional, pero ya me cansé. Puedo pelear con la Concertación, discrepar de la UDI, pero, además, enfrentarme al gobierno, al que yo tanto ayudé, me cansó mucho”, señaló el domingo Carlos Larraín.
Paralelamente, Michelle Bachelet, desde su nuevo comando, continúa sin cometer errores, recorriendo el país y apostando a un histórico triunfo en primera vuelta. La incorporación de la DC ha sido sin incovenientes y la plantilla parlamentaria estaría a punto de cerrarse sin grandes dificultades. Incluso, la candidata planea una gira a algún país de Sudamérica, para reforzar su rol internacional.
LAS DOS ALMAS DE RN
Hasta hace dos semanas, en Renovación Nacional se reconocía que la elección primaria había logrado unir al partido tras mucho tiempo de pugnas. Si Carlos Larraín era el principal impulsor de la candidatura de Allamand, los primos Cristián y Nicolás Monckeberg -sus últimos rivales en las elecciones internas- ocupaban puestos destacados en el comando.
Pero la jugada de Larraín de firmar un acuerdo político con senadores de la Concertación para cambiar el binominal sin que La Moneda conociera el proyecto -que fue visto con buenos ojos por Allamand- dinamitó las confianzas. El debate interno llegó hasta el comité político: el lunes, Espina y Larraín discutieron en La Moneda sobre los proyectos para reformar el sistema electoral. Y en el partido, otra vez, se comenzó a hablar de “piñeristas” y “allamandistas”. Con Carlos Larraín tenemos una relación que a veces entra en conflicto, pero los gobiernos no están para ayudar a ganar elecciones, están para gobernar bien”, dijo Piñera el martes en TVN.
En RN recuerdan que durante el viaje del mandatario a Washington, éste sostuvo una reservada reunión con Rodrigo Hinzpeter, Felipe Bulnes y Joaquín Godoy, donde se definió que debían recuperar el partido como objetivo estratégico. Por otra parte, la directiva alistaba un consejo general para el 10 de agosto, donde se intensificarían las críticas al gobierno.
La decisión de Longueira pilló al partido en medio de ese debate. Aunque rápidamente se trató de concordar posiciones y se convocó a una reunión para el jueves, en el partido asumen que, independiente de la decisión final, será difícil restablecer las confianzas. Más aún con el trasfondo de la batalla por el control del partido.
EL INCIERTO ROL DE GOLBORNE
La tarde del miércoles, momentos después de que se conociera el retiro de Pablo Longueira de la carrera presidencial, Laurence Golborne comenzó a recibir llamados de parlamentarios y dirigentes de la UDI. Sólo respondió algunos y decidió convocar a una breve declaración en la Plaza El Golf. La convocatoria dio pie para que algunos pensaran en su relanzamiento como candidato independiente. Pero no fue así. “El tema político no lo he analizado ni lo voy a analizar, no corresponde en este momento”, dijo junto su hija y un grupo de ex integrantes de su equipo de campaña que lo acompañaron hasta su oficina.
Golborne se encontraba redactando una declaración -que tenía previsto publicar en las próximas semanas- donde hacía un enérgico llamado a la unidad del sector. Sorprendido por la actitud de Allamand y el clima de divisiones post primarias -que la UDI había intentado pasar por alto-, el ex ministro hacía en su reflexión un contraste entre la actitud unitaria de la Nueva Mayoría de Michelle Bachelet con el comportamiento de los partidos de la Alianza. Su manifiesto quedó inconcluso.
Aún dolido por su dramática bajada, el ex candidato se encuentra desilusionado y sus cercanos ven difícil que pueda volver a ser candidato. Primero, porque no estaría dispuesto a enfrentar a Allamand en una eventual primera vuelta que desangrara a la centroderecha. Es más, desde un comienzo nunca fue partidario que Longueira compitiera en primarias. Y segundo, porque está consciente de que no posee el apoyo de La Moneda ni de Sebastián Piñera. No obstante, precisan sus cercanos, sigue convencido que es el único que puede ganarle a Bachelet. Y más allá de su rol, en el entorno de Golborne afirman que ya tiene algo decidido: seguirá en política.
ALLAMAND A MEDIO CAMINO
“La situación política debe ser abordada por los partidos de la Alianza en un marco de unidad, respeto mutuo, calma, evitando incurrir en determinaciones precipitadas y anteponiendo siempre el interés superior de Chile”. El párrafo final de la declaración de Andrés Allamand desde México tras la renuncia de Pablo Longueira -y que fue coordinada con el presidente de RN, Carlos Larraín- marcó un giro en su tono, tras la ofensiva de las últimas dos semanas, que ahora quedó en un terreno incierto.
El candidato perdedor en las primarias retomó terreno con una estrategia relámpago y una actitud desafiante: postular en el cupo al Senado por Santiago Poniente -pese a que inicialmente dijo que no competiría al Parlamento- y marcar un discurso en que revalidaba el “camino propio” de RN y la búsqueda del centro. “El objetivo político debe ser una alianza con la DC”, señaló el viernes pasado a Qué Pasa, agregando: “Estoy convencido de que la persona que más puede conquistar electorado de centro o independiente soy yo”.
La arremetida generó anticuerpos en la UDI. En ese partido, además, no perdonan sus gestos en la noche de la elección primaria, cuando no salió junto a Longueira y culpó de su derrota a los votantes del barrio alto. Por eso, se asume que una apuesta de RN por Allamand -que se ve como probable- implicaría casi automáticamente una elección a dos bandas en noviembre.
Pero no fue el único frente dañado para Allamand. A diferencia de cuando salió del gabinete, en que fue ungido casi automáticamente, el miércoles por la noche en el partido proponían evaluar otros nombres. En el sector “piñerista” se mencionaba a la senadora Lily Pérez, y otro sector pedía no descartar a Manuel José Ossandón. En RN se reconoce que el énfasis del ex ministro de Defensa en culpar a La Moneda de parte de su derrota cayó mal. Y que a eso se suma su alianza con Carlos Larraín, vista como una oposición al bloque más afín al presidente.
En el Congreso no pasó desapercibido el contraste de Pérez: mientras el martes 2 eludió fotografiarse con Longueira tras la reunión de los senadores RN con él, el miércoles fue la primera en solidarizar con el ex ministro y pedir que no se discutiera el tema presidencial. “Ya vendrá el minuto de hacer todas las reflexiones políticas que corresponda”, señaló.
Un factor adicional que se evaluaba en la noche del miércoles era el rol de Franco Parisi en la elección. Las encuestas que manejan en La Moneda y la Alianza le dan poco más del 10%. Por eso, varios dirigentes advertían de la importancia de consensuar un candidato oficialista, pues una carrera a tres bandas abre una posibilidad para la arremetida del economista. En ese escenario de acuerdo, dicen, Allamand debería hacer un gesto para que RN pacte un candidato con la UDI.