“Esta es la última oportunidad para que el gobierno le ponga atención al Norte o definitivamente el levantamiento va a ser muy articulado en muchas comunas y va a haber fuertes explosiones sociales”, advierte el edil de Calama, Esteban Velásquez, quien ha liderado a los alcaldes de la zona.
Bajo el lema “un solo Norte” una veintena de alcaldes desde Arica a la Región de Atacama se reunirán a fines de julio en Iquique para firmar los estatutos de la nueva agrupación de municipios del Norte. Será una demostración de fuerza y en Santiago deberían tomar nota. Por primera vez quieren hacer causa común contra lo que consideran un excesivo centralismo y la falta de políticas públicas especiales para las ciudades mineras. De anfitrión estará el caudillo Jorge Soria, el “Choro”, y entre los invitados se cuentan a la mediática alcaldesa de Antofagasta Karen Rojo, ex funcionaria del gobierno de Piñera; el combativo edil de Tocopilla, Fernando San Román, que con 27 años es uno de los más jóvenes del país; el camaleónico alcalde de Copiapó, Maglio Cicardini -ex PS, que apoyó a MEO, se alió con el PRI, hizo campaña con Golborne y hoy está con Bachelet- y el influyente alcalde de Calama, Esteban Velásquez, quien está coordinando al grupo y que el 26 de junio logró paralizar a su ciudad entera en protesta por el abandono en que ésta se encuentra.
Todos tienen algo en común: son independientes y no responden a los partidos ni a las lógicas políticas de la capital. Aunque el Norte siempre ha sido semillero de líderes sin militancia y con un cargado discurso regionalista, las municipales del 2012 batieron todos los récords y pusieron de cabeza a los analistas electorales. Un 44% de los alcaldes de las cuatro primeras regiones (XV, I, II y III) no pertenecen a los partidos tradicionales. Las cuatro capitales regionales son gobernadas por independientes o militantes de colectividades nuevas sin representación parlamentaria, como el caso de Arica, donde ganó el médico Salvador Urrutia del Partido Progresista PRO. Al ser las ciudades más grandes de la zona en número de habitantes, estos alcaldes gobiernan en Arica, Parinacota y Tarapacá al 79,5% de la población, en Antofagasta al 93,9% y al 77,1% en Atacama. Un porcentaje muy distante al 20% de personas gobernadas por independientes en regiones como, por ejemplo, la IV o la VI.
En el Norte votan diferente. En las elecciones presidenciales de 2009, el independiente Marco Enríquez-Ominami registró su mayor respaldo nacional en esas cuatro regiones, superando incluso a Eduardo Frei en la I y la II. No por nada, el candidato viajó al Norte esta semana y fue el único de los presidenciables que estuvo en la Fiesta de La Tirana. En las recientes primarias del 30 de junio, los nortinos tuvieron la menor participación a nivel nacional. Si el promedio de asistencia a las urnas en el país alcanzó el 22% -con un 24% en la Región Metropolitana- y fue celebrado por todas las autoridades, se omitió el dato de que en Tarapacá sólo un 13% fue a votar, un 14% en Antofagasta y un 16% en Arica.
Desde el desierto están enviando un claro mensaje para quien quiera escuchar. Mauricio Morales, del Observatorio Político de la U. Diego Portales, lo define así: “en el Norte está surgiendo un nuevo sistema de partidos o al menos hay una descomposición del sistema tradicional. Son alcaldes que gozan de mayor independencia política, que no responden a las presiones de sus partidos -si es que los tienen- y buscan satisfacer directamente las demandas ciudadanas”. Así los alcaldes cultivan el clientelismo o el personalismo en la relación con sus electores y si en otras partes del país los votantes castigan el cambiarse de partido y “darse vuelta la chaqueta”, en el Norte se ve como una señal más de independencia.
César Trabucco, sociólogo de la Universidad de Antofagasta, entrega la visión local: “en el norte hay una sensación histórica de ser maltratados. De entregar como norte minero un enorme aporte al país, pero no recibir nada a cambio. Santiago es un gran agujero negro que absorbe y absorbe recursos que nosotros desde las regiones tenemos que estar subsidiando. Estamos muy conscientes de que éste es un país de agricultores que vive de la minería. Por eso, todo aquel que sea capaz de levantarse por sobre la voluntad de los partidos centralistas, recibe apoyo de la población”. Trabucco agrega que este malestar es caldo de cultivo para grupos autonomistas y que el surgimiento de caudillos y caciques locales es complejo porque los partidos son necesarios para dar gobernabilidad.
LA FURIA DE ANTOFAGASTA
A fines del año pasado, cuando Metro de Santiago presentó sus nuevos trenes con aire acondicionado, los teléfonos de la radio Madero FM de Antofagasta y Atacama colapsaron. Eran nortinos indignados que reclamaban por el nuevo lujo de los capitalinos, a su juicio, financiado con el trabajo del Norte. La periodista Patricia Palma, conductora de actualidad de la radio, comenta que la situación es aún peor cuando se informa de la construcción de una nueva línea de metro. Sobre todo considerando que los antofagastinos esperan desde hace años el frustrado proyecto de un tranvía que recorra la ciudad.
Gracias al alto precio del cobre, la capital de la Segunda Región ha crecido de manera impresionante en la última década. Con el mayor ingreso per cápita a nivel nacional, un desempleo ínfimo de 5,1% y buenos salarios. Pero la inversión privada que ha permitido la inauguración del mall Plaza Antofagasta y que el paisaje se haya llenado de altas torres de departamentos y grúas de construcción, no va a la par con la inversión pública. “Esta ciudad tiene todo, universidades, cines, automotoras para que el viejo de la mina se gaste el bono… pero cuando te quedas a vivir acá faltan cosas esenciales: si vas a Taltal por la 5 Sur es una sola vía llena de hoyos. La doble vía se termina en Caldera, para acá no hay nada. Todavía estamos esperando el nuevo hospital regional, ¿eres la capital minera de Chile y tienes a la gente en los pasillos de los hospitales?”, señala Patricia y continúa: un aeropuerto que no da abasto, campamentos, contaminación, inmigrantes ilegales sin una política pública que los acoja. El basural de La Chimba contrasta con los nuevos condominios exclusivos. Por eso allí nadie se toma en serio el que hablen de Antofagasta como la “nueva Dubai”.
“Éste es el problema” dice Antonio Sánchez -director de la Cámara de Comercio de Antofagasta y encargado de Fomento Productivo de la Municipalidad- mientras muestra el titular de El Mercurio de Antofagasta de esta semana: Hacienda le adeuda $ 30 mil millones a la región a través del FNDR y les informan que sólo les pagaran $ 4 mil. “Acá en el Norte se está generando esa conciencia de que nos tienen de vaca lechera. Captamos el 30% de la inversión privada del país, pero sólo el 4% de la inversión pública. Sin nueva infraestructura, la inversión privada se va a estancar.El poder central nos aplasta, nos asfixia y nos agobia”. Por ello se vota menos y se elige a independientes como protesta contra Santiago: los últimos tres alcaldes ganaron la elección cuando se salieron de sus partidos, Daniel Adaro ex DC, Marcela Hernando ex PPD, y Karen Rojo ex RN.
La autonomía y el federalismo son conceptos que se manejan con discreción. El año pasado -relata Antonio Sánchez- un grupo de antofagastinos comenzó a reunirse periódicamente para debatir sobre el tema de la autonomía. “Pero el asunto se nos fue de las manos”, confiesa el economista. Pronto las pequeñas tertulias se convirtieron en eventos masivos donde los más radicales proponían desde paralizar las escuelas a detener el tren cargado con láminas de cobre que recorre el centro de la ciudad. Las sesiones fueron suspendidas, pero el grupo de Facebook “Antofagasta Región Autónoma”, aún persiste con 3.200 simpatizantes.
CALAMA MÁS LEJOS
240 kilómetros separan a Calama de Antofagasta. Hasta hace poco eran 210 kilómetros, pero la instalación de la minera Spence en la mitad del camino obligó a extender la ruta. En medio del desierto de Atacama, la ciudad parece no recibir los beneficios de estar al lado del yacimiento de Chuquicamata. Con un alto costo de la vida, escaso desarrollo urbano y problemas de salud -una alta prevalencia de cáncer-, además de contaminación derivada de la polución que genera la mina y el agotamiento del río Loa. El centro de Calama se convirtió en la habitación de mendigos, ebrios y jaurías de perros vagos a los que los vecinos empiezan a temer. Un espectáculo triste, por lo que no es extraño que el lugar se haya transformado en el epicentro de las protestas del Norte, lideradas por el propio alcalde Esteban Velásquez. Con el apoyo de los transportistas, la asamblea ciudadana e incluso las Iglesias Católica y Evangélica, ha paralizado la ciudad en llamativas manifestaciones en las que las mujeres salen a la calle enarbolando sus sostenes: “somos el sostén de Chile”, gritan.
“La cultura del Norte ha sido siempre rebelde. No tenemos concepto de peón, de la actitud servil. Y la historia lo ha demostrado con los grandes levantamientos sociales, sindicales y pampinos”, explica Velásquez, quien izó en la Municipalidad una wiphala, la bandera indígena. El alcalde que recorrió el Norte sumando miembros para crear la nueva asociación de municipalidades, advierte: “Esta es la última oportunidad para que el gobierno le ponga atención al Norte. Ahora, de inmediato, o definitivamente el levantamiento del Norte va a ser muy articulado en muchas comunas y va a haber fuertes explosiones sociales”. Dice que se defraudaron del gobierno de Michelle Bachelet que no cumplió el compromiso suscrito el 2009 por el ex subsecretario Patricio Rosende de fondos frescos para la ciudad, y también del presidente Piñera quien en campaña se declaró “el presidente de las regiones” y prometió un Fondo de Desarrollo para el Norte. Pero finalmente, dice el alcalde, el Fondenor no fue más que un subsidio de US $ 250 millones para 50 comunas mineras repartidos en 15 años. Así a Calama le tocarían apenas $ 500 millones.
La demanda del alcalde es de una asignación directa del 5% de las ganancias de Codelco. Un modelo similar al que existía hasta 1974 cuando se suprimió la ley del nuevo trato de cobre que daba recursos para proyectos a ciudades como Tocopilla y Calama, lo que permitió construir la Panamericana Norte y los ductos de agua potable. La autonomía en el manejo de los recursos que se generen en la zona será una de las materias que se discutirá en la próxima reunión de alcaldes del Norte, así como la elección directa de los intendentes. La agrupación deberá resolver si se mantendrán o no dentro de la Asociación Chilena de Municipalidades.
LA INDEPENDENCIA DE TARAPACÁ
Bustos de Arturo Prat, pinturas de la Guerra del Pacifico y una maqueta de la escuela Santa María decoran la Municipalidad de Iquique. El “choro” Soria extiende orgulloso sobre la mesa un extenso mapa de América del Sur. Es un mapa especial; aparecen destacados en colores los corredores bioceánicos que unirían Iquique con Brasil y el nombre de la ciudad junto a Asunción, La Paz y Sao Paulo en grandes caracteres. Abajo, cayéndose del mapa, está Santiago en letras pequeñas. “Debe ser un error del que hizo el mapa”, ríe Soria, detallando su ambicioso “Plan Iquique”: reformar el puerto de la ciudad para poder recibir a las enormes embarcaciones asiáticas -que en los últimos años ampliaron su capacidad de 10 mil a 20 mil containers- y ser el canal de entrada al resto del continente. Necesitamos US $ 300 o US $ 400 millones dice sin precisar. “Cuando quebró el salitre nos dimos cuenta que el centralismo se lo llevó todo y no nos dejó nada. Luego quebró la pesca, y ahí tenemos las chatarras ocupando las mejores playas de Iquique. La riqueza que generamos acá construyó el barrio alto de Santiago. Pero ahora nuestro plan es en función de Sudamérica, ya nos olvidamos de Santiago, estamos más cerca de Bolivia, de Paraguay y de Brasil”.
Claudio es taxista y recorre con orgullo la amplia costanera con palmeras y jardines bien cuidados donde pasean y hacen deporte las familias iquiqueñas. “Esta es Cavancha, esto lo hizo el Loco, él puso las palmeras. Al Loco le perdonamos todo”, explica. El loco es Soria y lo que le han perdonado es haber sido prófugo de la justicia y haber pasado por todos los sectores políticos, desde el PS y el PC a apoyar a Piñera en las presidenciales y ahora empapelar la ciudad con gigantografías de él con Bachelet. “Tarapacá quiere a Michelle. ¡Porque ya es tiempo de las regiones!”, dicen los carteles. Pero Claudio no cree que ningún presidente haga algo por Iquique, todo lo ha hecho el alcalde, él gestionó la Zofri y ha llegado a acuerdo con los inversionistas privados para que embellezcan la ciudad. El principal problema del lugar sigue siendo la salud y los iquiqueños con más recursos recurren a los “médicos LAN”, esto es, viajar a Santiago si necesitan realizarse una intervención delicada, porque en la Región faltan especialistas.
Así como Iquique, Arica también enfrenta una situación particular dentro de la región. Por primera vez en décadas la ciudad limítrofe está percibiendo los beneficios del desarrollo económico y la minería. Antes el progreso de las ciudades vecinas les saltaba por encima, pero ahora gracias a la contratación de cerca de siete mil ariqueños en las numerosas minas privadas del Norte, hay recursos y se nota: ha aumentado la oferta gastronómica, el comercio y los proyectos inmobiliarios como el Arica City Center que agrupa varias torres frente al mar. Y el 2015 se inaugurará el primer centro comercial con las grandes tiendas que estaban ausentes de la ciudad. “Ya es imposible pensar en las banderas negras de otros años cuando el desempleo estaba en dos dígitos, ahora se percibe el buen ánimo de la gente”, dice el alcalde Salvador Urrutia. El edil -que en las últimas elecciones senatoriales fue primera mayoría en Arica y segundo en la circunscripción, pero perdió debido al binominal- explica que desde el fenómeno de la diputada “Rosa de Aric”, la gente vota allí por independientes. Dejaron de creer en parlamentarios que no eran de la zona y que apenas viajaban al lugar como Fernando Flores. La destitución y posterior arresto del anterior alcalde, el PPD Waldo Sankán, junto a cinco concejales por un caso de corrupción, terminó de sepultar la confianza en los partidos tradicionales.
“Acá en el Norte están perdiendo todos los afuerinos, y garantizo que en estas parlamentarias ninguno llegará al Senado”, indica. Así no tuvieron chance figuras como René Cortázar y Belisario Velasco. La DC en pleno quedó sin senadores ni diputados en todo el Norte grande, tras la caída de Carmen Frei en la II, castigada por ir poco a la zona. José Antonio Gómez, el actual senador PRSD, corrió la misma suerte y recibió una de sus peores votaciones de las primarias en su Región, Antofagasta. Pero Urrutia tiene otra teoría para el particular comportamiento electoral del Norte: “Estas son las ciudades más nuevas de Chile, de una o dos generaciones, son ciudades campamento, de exploradores. No se han creado ligazones políticas con los partidos como en el sur -en Concepción o en Valdivia familias enteras votan igual por décadas- acá la gente vota más libremente y se privilegia a las personas sobre los grupos políticos”.