Por Josefina Ríos Julio 25, 2013

© Nicolás Abalo

"El peor escenario es que la derecha se afirme como tabla de salvación al binominal. Eso es mortal a mediano y corto plazo"


Sofía Correa ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar a la derecha chilena. Su libro Con las riendas del poder es un texto obligado para todos aquellos que quieren entender cómo se movió y ejerció su poder ese sector político durante el siglo XX. En esta entrevista, la historiadora pone en perspectiva la crisis que vive la Alianza desde que Pablo Longueira bajó su candidatura presidencial y ofrece una mirada histórica de los problemas que ha enfrentado la derecha cada vez que ha sido gobierno.  

-Parece que a la derecha le es más fácil ser oposición que gobierno. ¿Por qué?

-Tanto en el gobierno de Jorge Alessandri como en el de Sebastián Piñera hubo una explosión de demandas sociales con bastante presión en las calles y a ambas administraciones les costó contener esas demandas, lo que se traduce en una dificultad de la derecha para prolongarse en el poder. No sabemos qué va a pasar  después de este gobierno, pero lo más probable es que gane Bachelet. Ahora, es distinto si gana con un 60% o con un 53%. También es decisivo lo que haga la Alianza en las parlamentarias. 

-¿O sea, cree que la derecha es incapaz de contener las demandas sociales?

-Una posibilidad es que la centroizquierda sea capaz de movilizar a los sectores sociales y sus demandas cuando son oposición para luego canalizarlas a través de los partidos cuando gobiernan. 

-Siguiendo con el símil entre Piñera y Alessandri: ambos tienen un perfil tecnócrata, ¿no cree que tuvieron una reacción tardía ante los movimientos sociales porque manifiestan un cierto desdén por el quehacer político tradicional? 

-Si tomamos a Alessandri y Piñera es cierto que hay una escasa sensibilidad a las demandas sociales coyunturales. Porque la visión de ellos es que el país necesita tal tipo de crecimiento económico y tal tipo de inversión. Es una mirada mucho más estructural que la del político que tiene afinada su sintonía con la presión social. Hay algo de eso y puede ser una característica de la derecha. El político de centroizquierda, aquellos que tienen sensibilidad a las demandas sociales, logran presionar suficientemente a los más tecnócratas, por así decirlo. 

-Tras el gobierno de Jorge Alessandri la derecha prácticamente desapareció. Muchos creen que la Alianza puede terminar igual luego de esta elección.

-Creo que el peor escenario es que la derecha se afirme como tabla de salvación al binominal. Eso es mortal a  mediano y corto plazo. Por otro lado, estamos en escenarios muy distintos, sobre todo por el tipo de partidos que conforman el sector y por las circunstancias en que los partidos Liberal y el Conservador desaparecen entre 1964 y 1965. Estas colectividades se manejaron muy mal, se entregaron a la DC sin negociar nada. Ese escenario es imposible hoy, porque tenemos la segunda vuelta, ésta permite un juego político más flexible.

-En términos presidenciales sí, ¿pero en la parlamentaria?

-En los 60 se vivía un escenario de plena guerra fría, donde el temor al comunismo era fuerte. Por otro lado, el Partido Conservador se creó como un partido de Iglesia en el siglo XIX, es decir, era el brazo político de la Iglesia y el voto católico militante era un voto conservador. Sin embargo ya en el año 64  la Iglesia se vuelca a la DC, partido que además recibe el apoyo de Estados Unidos. Por su parte, el Partido Liberal se la había jugado por un modelo de modernización económica que falló en el gobierno de Alessandri y queda por ello sin apoyo electoral. El escenario actual es el de partidos que portan el discurso del “triunfo” neoliberal y con un gobierno exitoso económicamente hablando. Además, representan la idea de orden frente a una ciudad que se está expresando desordenadamente y se presentan como la contención de ciertas reformas.

-¿Entonces descarta una debacle de la derecha en esta elección?

-Sí, descarto una debacle. Sólo puedo ver una debacle de la derecha si ésta se niega a hacer la transformación que exige la sociedad actual. Una característica de la derecha del siglo XX es esa flexibilidad para introducir el cambio, para percibir cuándo el cambio es necesario y sumarse a éste aportándole contenidos. Por ejemplo, Jorge Alessandri fue el primero que propone la ley de reforma agraria. Esta adecuación al cambio le ha traído a la derecha éxito.

-¿Hoy esa disposición al cambio la ve más compleja?

-Sí y es peligroso. Hay elementos para pensar que se van a atrincherar en la Constitución del 80, en el binominal, etc. Si eso sucede, la derecha será arrollada.  Hay presión, porque estamos frente a un ciclo que termina.

-Más allá de si va a ser arrollada o no la derecha en esta elección, ¿no cree que hoy la derecha vive su peor crisis desde la derrota parlamentaria del 65?

-No, la mayor crisis de la derecha es haber apoyado la dictadura incondicionalmente. Eso es muy difícil de remontar. Haber logrado crear dos partidos después de eso es un éxito porque podrían haber quedado reducidos a la más mínima expresión o a los defensores de los militares que hoy son juzgados por derechos humanos.

-¿Por qué si RN y la UDI no tienen mayores diferencias ideológicas ni valóricas les cuesta tanto llegar a acuerdos y convivir pacíficamente?

-Son historias paralelas y en conflicto permanente. Cuando termina el régimen militar, la derecha busca tener una expresión política formando un solo partido, pero finalmente las distintas vertientes terminan peleadas a muerte. Eso marca la historia de ambos partidos. RN es un partido más diverso, la UDI, en cambio, es más monolítica y a la hora de los quiubos, como lo vimos esta semana, se cuadra. 

-“El pesimismo es un aliado de la derrota final” es una frase que dijo el presidente de la SNA en 1962 y que usted incluyó en su libro. ¿Vale esta máxima para lo que vive la derecha hoy?

-Sería si hubiese pesimismo, pero me da la impresión de que no es así.

-¿De verdad piensa que en la derecha existe un real convencimiento de que le pueden ganar a Michelle Bachelet la presidencial?

-Que el proceso haya terminado con un candidato único para llegar a noviembre les da una cuota de optimismo. Además, Evelyn Matthei tiene un discurso de que se va a ganar, que se puede ganar. Eso puede energizar a la derecha. Por otro lado, perder la presidencial puede no ser tan costoso para el sector si Bachelet se mueve hacia el centro, y Bachelet se tiene que mover hacia el centro porque si no el centro se va a mover hacia la derecha, que sí le va  a hacer guiños. El peligro, Bachelet no lo tiene  hacia la izquierda, ése es un electorado más o menos cautivo, el problema lo tiene hacia el centro.

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