Por Sebastián Rivas Agosto 15, 2013

La situación de Desormeaux y Matthei es comparada en algunos círculos políticos con la dupla conformada por Bill y Hillary Clinton en 1992: durante la campaña el candidato afirmaba que si lo elegían, Estados Unidos obtendría “dos por el precio de uno”.

Desormeaux informó a los jefes de las comisiones programáticas que deben entregar un documento inicial el 27 de agosto -en dos semanas-, de entre cinco a 10 páginas, que tenga el diagnóstico de los problemas en cada área, las propuestas y un apartado especial para el costo de las iniciativas.


“Les pido gentilmente a los señores periodistas que salgan del salón, porque ahora tenemos que trabajar”. La voz que sonó por los micrófonos en uno de los salones del hotel Intercontinental el martes pasado a las 11:30 a.m. alertó a los presentes. El llamado lo hacía el economista Jorge Desormeaux: el cronograma que él mismo estableció para que la primera reunión del equipo programático de la candidatura de su mujer, Evelyn Matthei, se concretara con éxito debía cumplirse. 

Su presencia en esa reunión era la segunda aparición que el ex vicepresidente del Banco Central hacía en la primera línea de campaña de su señora en dos días: el lunes anterior, acompañó a la candidata de la Alianza por Chile hasta la casa del presidente Sebastián Piñera a tomar desayuno, luego de ser proclamada por el Consejo General de RN y convertirse en la candidata única del sector.

Durante las tres semanas previas, desde la nominación de Matthei por parte de la UDI, Desormeaux optó por un bajísimo perfil, rechazando entrevistas y con limitadas apariciones junto a su señora. Su escasa figuración pública, sin embargo, no significaba que el economista se  hubiese marginado de la candidatura. Por el contrario, desde el lunes 22 de julio se abocó intensamente a reclutar y coordinar a los profesionales que estarán detrás del programa de gobierno de la ex ministra del Trabajo para enfrentar a Bachelet y definir una fórmula que permita desarrollar este trabajo de forma rápida. Este rol es considerado clave en la campaña, pues su nombre es garantía, para muchos, de que esta labor es seria. 

Como trasfondo, Desormeaux enfrenta un escenario inédito en Chile: no sólo ser el “primer damo” o “primer caballero” de Matthei -como bromean incluso algunos asesores de la candidata-, sino también cómo utilizar el prestigio acumulado en su trayectoria para ponerlo al servicio de la postulación de ella. La situación es comparada en algunos círculos políticos con la dupla conformada por Bill y Hillary Clinton en 1992: ella ya era una respetada abogada y durante la campaña el candidato afirmaba que si lo elegían, Estados Unidos obtendría “dos por el precio de uno”.

Por eso había expectación sobre el rol que él  jugaría en la campaña, la que se comenzó a disipar en la reunión del martes pasado. Allí Desormeaux fue el “maestro de ceremonias”: presentó a los coordinadores de cada comisión y especificó qué se le había solicitado a cada cual, develando su papel de articulador programático. Eso sí, se cuidó de no dar opiniones sobre los temas que se abordaron, en un intento por marcar cierta distancia y no influir en exceso. “Sabe que, si él dice algo, se leerá como que es el mensaje de la candidata. Y aunque eso no sea así, no hay forma de evitarlo”, explican en su entorno.

 

CONSTRUYENDO EL EQUIPO

Tres semanas atrás, Luis Larraín, director de Libertad y Desarrollo, recibió una llamada de Jorge Desormeaux: le pidió que se reunieran a solas y con urgencia. Al día siguiente, llegó a la sede de LyD. La cita duró casi dos horas. En ella Desormeaux le explicó al líder del think tank que estaba comenzando a configurar el equipo programático del comando de Matthei. Luego le pidió a Larraín ayuda en ese proceso, el cual debía ser llevado con suma reserva. 

Desormeaux puso sus ojos en LyD debido a la experiencia y capacidad instalada que tiene la institución. Considerado por muchos como el principal centro de estudios ligado a la centroderecha, el instituto además tiene bastante experiencia acumulada en el tema programático: durante el proceso de primarias varios de sus investigadores colaboraron con las candidaturas de Laurence Golborne, Pablo Longueira y Andrés Allamand. Asimismo, la entidad trabajó en la confección de dos programas de gobierno, previamente, a través de los Talleres Bicentenario y los Grupos Tantauco. Este expertise es considerado fundamental para lograr una síntesis rápida de las ideas que el sector posee en común.

El encuentro entre Desormeaux y Larraín fue un paso crucial para la candidatura de Matthei. La ex senadora por la IV Región había tenido dos fuertes choques con el think tank durante el gobierno de Piñera: en mayo de 2010, cuando aún estaba en el Senado, les reprochó su postura crítica con el mandatario y anunció que no seguiría trabajando con ellos. “Debiera ser un instituto de apoyo al gobierno y, en cambio, se ha transformado en líder de la oposición”, planteó. Y en octubre de 2011, volvió a arremeter desde la cartera de Trabajo, señalando que “si siguiéramos los dictados de LyD tendríamos probablemente una guerra civil en lo social”.

El apoyo de Luis Larraín a la gestión del ex consejero del Banco Central  fue instantáneo. Desde entonces se puso a sí mismo y a los equipos técnicos de la institución al servicio de la candidatura. De la misma forma, las instalaciones de LyD se convirtieron en sede permanente de reuniones relativas a la coordinación programática. “Agradezco mucho el apoyo que nos ha brindado Libertad y Desarrollo porque, pese a las diferencias que la candidata mantuvo en el pasado con el instituto, su ayuda ha sido muy importante y potente. Nosotros necesitábamos gentes ducha, expertos en políticas públicas y allí están esos profesionales”, destaca Desormeaux. 

El profesor de la Escuela de Economía de la UC sumó rápidamente a su equipo a Susana Jiménez, economista senior del instituto y, a fines de julio, se unió al equipo Carlos Kubik, coordinador de la División de Coordinación Interministerial de la Segpres y concejal por Santiago, quien se sumó recomendado por Joaquín Lavín y debió pedir vacaciones en la cartera para participar. Los tres estuvieron a cargo de pensar cómo formar las áreas programáticas, la metodología de trabajo y los plazos.

Este último punto era crucial. En sus primeros días de campaña, Matthei reconoció en privado que una de las debilidades de su candidatura era la carencia de un programa, algo que se explicaba por haber entrado tarde en competencia. Desormeaux compartió el diagnóstico y, por ello, se impuso dos objetivos: incorporar expertos de primer nivel en cada área y crear un esquema que permitiera tener los primeros resultados pronto.

Para el reclutamiento de las figuras, Desormeaux se coordinó con Joaquín Lavín, Evelyn Matthei y Luis Larraín, pero muchos de los contactos los hizo él personalmente. Pidió reserva absoluta, algo que aprendió en sus años en el Banco Central. “Si tienes filtraciones no puedes controlar el mensaje”, comentó a sus cercanos. A  ello se sumaba que RN todavía no definía su respaldo a Matthei, y varios de los convocados habían trabajado para la campaña de Allamand o eran miembros del partido, como el senador Alberto Espina.

Su trayectoria lo ayudó, no sólo por ser uno de los economistas más respetados del país, sino porque, si bien está asociado con la derecha, ha mantenido un perfil independiente. Por ejemplo, él convocó a Andrés Hernando, director de Estudios del think tank Horizontal, pese a que antes sólo habían hablado un par de veces. En otros casos, el vínculo era más directo: con Felipe Morandé -jefe programático del comando- coincidieron en el Banco Central cuando este último fue economista jefe y director de Estudios; Paul Fontaine fue estudiante suyo en Ingeniería Comercial de la Universidad Católica, y Pablo Ortúzar es hijo de dos ex alumnos.

En cuanto a los plazos, Desormeaux informó a los jefes de las comisiones que contactó que deben entregar un documento inicial el próximo 27 de agosto -en dos semanas-, de entre cinco a 10 páginas, que tenga el diagnóstico de los problemas en cada área, las propuestas y un apartado especial para desglosar el costo que tendrían aquellas iniciativas que requieran fondos fiscales. Antes del 18 de septiembre habrá una primera síntesis, revisada por el consejo interdisciplinario de la campaña. A mediados de octubre se espera presentar el programa definitivo.

 

SELLO INDEPENDIENTE

En la reunión del martes pasado, los jefes de las 17 comisiones que elaborarán el programa de Matthei recibieron varios documentos: entre ellos, copias de los textos elaborados por el grupo Chile Justo -que veía el programa de Pablo Longueira- y PROA -de Andrés Allamand-, los lineamientos fundacionales de Horizontal y un libro con los avances en los siete ejes del gobierno de Piñera. Pero un texto llamó la atención de varios de los presentes: el libro con las 95 propuestas presentadas en mayo pasado por el grupo Res Publica, una iniciativa transversal, encabezada por Klaus Schmidt-Hebbel y Andrea Tokman.

El gesto fue visto como una muestra del perfil que han mantenido Matthei y Desormeaux en su vida política y profesional, más independiente que la derecha tradicional. El nombramiento de Felipe Morandé, cuyo nombre fue pedido por la propia candidata, también es leído en esa línea. En el equipo programático predominan los expertos de centros de estudios y figuras independientes, como Ricardo Paredes en Educación. Entre los jefes de comisiones, sólo hay dos figuras políticas: los senadores Alberto Espina (Seguridad Ciudadana) y Hernán Larraín (Instituciones Políticas). 

Bajo el mismo esquema, Desormeaux llamó a Schmidt-Hebbel, quien además es uno de sus amigos más cercanos. Él, no obstante, decidió no aceptar por temas personales. Su afinidad con Vittorio Corbo también es conocida, por lo que muchos pensaron que se sumaría al equipo. Pero quienes conocen de cerca este proceso aseguran que Desormeaux ni siquiera lo llamó. “No quiso incomodarlo, él sabe que la influencia que Corbo tiene en materia de políticas públicas en Chile es en gran parte por el carácter independiente que siempre ha mantenido”, asegura un cercano a ambos economistas. 

Más allá de estas ausencias, la independencia del elenco fue un tema muy recalcado por Matthei en la reunión del martes. Tras marcar los cuatro ejes centrales de su campaña -seguridad ciudadana, educación orientada a la  capacitación laboral y la primera infancia, eficiencia del Estado y regionalización-, la candidata les dijo a los presentes que no habrá temas vetados y que esperaba una amplia discusión. Añadió una cosa más: que consultaran en terreno las propuestas, pues en su experiencia la calle sirve para contrastar las ideas y hacerlas más efectivas.

 

EL DOBLE ROL

El desayuno del lunes pasado en la casa del presidente Piñera fue casi un déjà vu para Jorge Desormeaux. El economista conoce al matrimonio presidencial hace más de 40 años, incluso antes de casarse con Evelyn Matthei. En la Universidad Católica estaba un curso más abajo que Piñera y compartieron algunos ramos. La relación se afianzó cuando él estaba en Boston estudiando su doctorado en el MIT: allí compartió estrechamente con el hoy mandatario y Cecilia Morel, quienes vivían en esa ciudad mientras el primero estudiaba en Harvard.

Aunque la relación se enfrió tras el “Piñeragate” en 1992, Desormeaux mantuvo cierto contacto con Piñera, sobre todo por razones profesionales. El vínculo se recompuso en 2009, cuando Matthei cooperó en la campaña que llevó a Piñera a La Moneda. Por eso, para él el ambiente era familiar.

El encuentro marcó su debut en una actividad pública junto a Matthei tras ser ungida como candidata presidencial, y despejó una de las grandes incógnitas de la campaña de la abanderada de la Alianza: si Desormeaux participaría como su acompañante en actividades que tradicionalmente han sido espacio de las primeras damas.

En su entorno explican que el economista ya asumió que deberá ocupar de alguna manera ese rol. “Es como cuando se declara la guerra: al comienzo no se quiere, pero después uno asume que hay que actuar”, dicen. Sin embargo, Desormeaux ha sido claro en señalar que no quiere robar protagonismo a la candidata y, sobre todo, quiere evitar que sus declaraciones generen episodios que puedan complicar a Matthei o a su equipo. Por eso, pretende seguir con un esquema de contadas apariciones públicas durante la campaña. 

De hecho, el rol que ocupará desde ahora en el equipo programático se restringirá a su participación en el consejo multidisciplinario. Las vocerías programáticas, en cambio, serán asumidas por Morandé, José Ramón Valente, Paul Fontaine, Luis Larraín y Ana María Yévenes, mientras que los jefes de comisiones harán las presentaciones en sus respectivas áreas. Incluso, el martes, en la presentación del equipo programático, él se ubicó en la parte de atrás de la fotografía. Y aunque lo llamaron para que bajara a ponerse al lado de Matthei, se negó entre risas una y otra vez.

El propio Desormeaux está consciente de que su rol será analizado. Por ello, su planteamiento es que, más allá de lo hecho en la primera etapa, otros deben asumir el protagonismo. “No quiero dar señales equívocas: el jefe del equipo programático es Felipe Morandé. Yo actué como coordinador en un comienzo y me mantendré ligado con esa área a través del consejo multidisciplinario”, afirma. “Pero quiero dejar claro que no soy ni busco ser un poder en las sombras”. 

Relacionados