Por Sebastián Rivas Octubre 3, 2013

© José Miguel Méndez

"Nuestro diagnóstico es que si el próximo presidente no se hace cargo de las nuevas demandas, esa presión por tensiones puede derivar en sistemas extrainstitucionales. Pero la candidatura de Matthei no está por saltarse las reglas para modificar una constitución"


Dos fotos, una con Barack Obama y otra con Steve Jobs, adornan la oficina del abogado constitucionalista Arturo Fermandois. Son recuerdos de su paso como embajador de Chile en Estados Unidos, entre 2010 y 2012. Aunque desde su retorno mantuvo un bajo perfil, esta semana reapareció al lanzar las propuestas programáticas de Evelyn Matthei en el área de reformas políticas.

“Fue un trabajo maratónico”, señala al referirse a los menos de 45 días que tuvo el equipo que comandó junto a Hernán Larraín para armar las 20 propuestas que presentaron el lunes pasado. Todo bajo el concepto de “evolución constitucional consensuada”, que si bien se opone a la idea de una nueva constitución levantada por Michelle Bachelet, también incluye propuestas que han sido miradas con recelo por sectores de la derecha a lo largo del tiempo. Entre ellas, el cambio del sistema binominal, mayores atribuciones para el Congreso y para las regiones y simplificar el voto de los chilenos en el extranjero. Fermandois defiende el planteamiento y dice que los políticos deben hacerse cargo del cambio en el país. “Si el próximo presidente no se hace cargo de las nuevas demandas, esa presión por tensiones puede derivar en sistemas extrainstitucionales”, es su mirada. 

-En su propuesta de programa, ustedes hablan de una “evolución constitucional consensuada”. ¿A qué se refieren?

-Tenemos una diferencia importante aquí con la candidatura de Bachelet. Creemos que el mecanismo para ir adaptando y ajustando la Constitución es el de una evolución constitucional, entendiendo esto como un camino de acuerdos que no descarten ni desechen todo lo logrado hasta esta fecha, sino que vayan añadiendo y ajustando nuestra carta fundamental. En el extremo opuesto, la asamblea constituyente es una revisión de todo lo que hay, es un salto al vacío, un borrón y cuenta nueva.

-¿A qué diagnóstico llegaron sobre el estado actual de la Constitución?

-Que la Constitución tiene que hacerse cargo de nuevas demandas. De una mayor credibilidad de la política, de un mayor equilibrio en el concierto de poderes, de seguir transfiriendo poder a la gente y de dar más atribuciones a las regiones. Pero no estimamos que la Constitución sea, ni en lo técnico ni en lo político, un documento que haya que tirar al tarro de la basura. 

-Pero sí estiman que hay que modificarla.

-Absolutamente.

-Hay sectores en la derecha que prefieren no hablar de cambios en la Constitución para no abrir espacios a iniciativas como la asamblea constituyente. ¿Por qué ustedes sí plantean que debe haber modificaciones?

-Esta candidatura estima que la Constitución ha estado y va a estar siempre abierta a cambios. Nadie ha sostenido que la Constitución debe ser un instrumento pétreo hacia el futuro.

-Ustedes hacen suyos puntos como un nuevo sistema electoral, que han causado polémica en su propio sector.

-Es innegable que hay una demanda por una mejor participación ciudadana en la selección de autoridades políticas. Eso no quiere decir que un sistema proporcional puro y simple como el que existió hasta el año 73 sea la solución. La candidatura de Evelyn Matthei propone un nuevo sistema, que se funde en tres principios: primero, de inspiración mayoritaria, porque esto es lo que da estabilidad y gobernabilidad a los presidentes. En segundo lugar, sin aumento de parlamentarios ni gasto público. Y tercero, con un redistritaje que permita una mejor proporción que la que ofrece el actual sistema binominal.

-En el mundo político hay quienes hablan de que el binominal cumplió un ciclo. ¿Ustedes comparten ese diagnóstico?

-Es un ciclo que produjo grandes beneficios para Chile, muchos de los cuales no queremos arriesgar para el futuro. Es hora de un ajuste, pero no de la renuncia a los beneficios que produce un sistema mayoritario.

-¿Y por qué, si dicen que este sistema ha sido exitoso, hay que hacerle ajustes?

-Porque hay una evaluación de que los instrumentos pueden perfeccionarse, que hay demandas por una mejor representación política, y porque naturalmente pensamos que todo lo que apunte a motivar más a la gente a participar y a sentirse representada, una candidata como Evelyn Matthei debe estar abierta. 

-Si no se hacen cambios, ¿cuáles son los riesgos que puede enfrentar la democracia chilena?

-Toda democracia que no se va haciendo cargo de su evolución acumula tensiones. Nuestro diagnóstico es que si el próximo presidente no se hace cargo de las nuevas demandas, esa presión por tensiones puede derivar en sistemas extrainstitucionales. Pero la candidatura de Matthei no está por saltarse las reglas para modificar una constitución.

 

"EL PRESIDENCIALISMO ADMITE MODERARSE"

-En el programa se plantea fortalecer las atribuciones del Congreso. ¿Cómo llegaron a esa mirada?

-Hay una coincidencia en el mundo académico parlamentario, que el presidencialismo chileno es fuerte, trae beneficios, pero admite moderarse en varios planos, transfiriendo ese poder a la gente, a las regiones y también a otros órganos que representan a la ciudadanía. Hay una paradoja: cuando se diseñó el sistema presidencial chileno, se recibieron muchas críticas de sectores de la actual Concertación o Nueva Mayoría. Sin embargo, si se analizan todas las reformas constitucionales durante los últimos 24 años, el poder presidencial en cada una de esas reformas ha tendido a aumentarse. 

-En otros países donde el Congreso es más fuerte se le permite al presidente disolver el Parlamento. Ustedes rechazan esa alternativa, que trascendió como una de las posibles medidas de Bachelet. ¿Cuál es el motivo?

-Son dos razones. En primer lugar, como regla general, Evelyn Matthei no promueve un fortalecimiento de la autoridad presidencial. En segundo lugar, la disolución de la Cámara es propia de los sistemas parlamentarios. De aceptarse, debe venir eso en el marco de una reforma completa a la forma de gobierno. Y eso sería dejar atrás el presidencialismo. Matthei no está de acuerdo con ello, porque significa renunciar a los beneficios institucionales que ha traído una presidencia fuerte en Chile.

-¿Ustedes estudiaron la viabilidad de hacer una asamblea constituyente?

-Nos parece una insensatez, y por lo tanto del todo inviable, una asamblea constituyente saltándose las reglas del juego. Esto es, sin las mayorías parlamentarias vigentes al tiempo que se proponga cambiarla, convocar a un plebiscito saltándose la Constitución para efectos no previstos en ésta.

-¿Qué puntos en común podría haber entre las propuestas de ustedes y las de Bachelet?

-Tenemos propuestas audaces en materia de descentralización. Estamos proponiendo una asamblea regional, donde podemos quizás producir encuentros con la candidatura de Bachelet. Pensamos que esta asamblea, formada por parlamentarios de la zona, alcaldes, concejales más votados y Cores, es la primera instancia realmente protagónica de descentralización política.

-¿Pero creen que se podría consensuar una reforma al sistema político?

-Corren tiempos positivos para promover un mejor sistema electoral, que preserve los atributos del binominal y que se haga cargo de una mejor representación política. Me llamaría la atención que no se avance incluso durante este año en obtener ese acuerdo. Y veo un ánimo marcado en ciertos sectores por reformar la Constitución. Eso no es ningún trauma para la candidatura de Evelyn Matthei, pero la línea roja, parafraseando al presidente Obama, es: ¿Vamos a llevarnos la pelota para la casa, saltándonos las reglas? ¿O vamos a seguir siendo el país responsable que a lo largo de la historia ha dado pasos civilizados para adecuar su Constitución? 

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