Por Rosario Zanetta Octubre 17, 2013

© Marcelo Cáceres

En el equipo dedicado a recolectar recursos en el comando de Bachelet, a cargo de Carolina Echeverría (PPD), reconocen que el financiamiento no ha sido tema en esta campaña. Y dan varias razones: la primera es el préstamo de $2.506 millones otorgado por BancoEstado sin problemas y en tiempo récord.

Desde el núcleo duro de Evelyn Matthei no tardan en mencionar un nombre a la hora de contactar a empresarios y grandes grupos económicos del país en busca de recursos: el gerente general de Consorcio, Patricio Parodi.

A pesar de los contactos del equipo recaudador de Matthei, desde el comando admiten que el trabajo de reunir fondos no ha sido fácil. Fuentes calculan que los recursos bordearán los US$ 10 millones, muy por debajo del límite legal, de US$18 millones.

En los comandos de Bachelet y Matthei coinciden que ésta ha sido una campaña presidencial muy diferente a las anteriores,  respecto al tema del financiamiento. La inscripción automática y el voto voluntario impiden calcular con exactitud el reembolso de 0,03 UF ($687 en esta elección) por cada voto, que recibirán los comandos.

Mientras el favoritismo de la abanderada de la Nueva Mayoría ha hecho muy fácil la recolección de dineros, la candidatura de la centroderecha  se ha visto enfrentada a una serie de escollos. Uno de ellos es ser la tercera carta presidencial del sector tras Laurence Golborne y Pablo Longueira. Otro es que muchos empresarios han preferido hacer donaciones a candidatos que postulan al Parlamento.

 

CAMPAÑA DE BACHELET

Tras el largo feriado de Fiestas Patrias, varios miembros del comando de Michelle Bachelet llegaron a comentar la gran cantidad de afiches y palomas de la candidata de la Nueva Mayoría que habían visto en distintas partes del país. El comentario era el mismo entre quienes habían estado en una playa del litoral central, una ciudad del Norte o una comuna rural del Sur: la propaganda de Bachelet copaba las calles, lo cual resaltaba aún más a raíz de la escasa presencia de publicidad de su adversaria Evelyn Matthei.

En el comando se evidenciaba lo que era un secreto a voces entre los partidos de la Concertación: por primera vez desde la recuperación de la democracia una campaña presidencial de la centroizquierda superaba en recursos a la de la centroderecha. Por ello, en el bacheletismo se advirtió que un “exceso” de publicidad podría jugar en contra de la imagen de austeridad que se le buscaba imprimir a la campaña, y se tomó la drástica decisión de retirar algunas gigantografías y afiches en varios lugares del país.

Como el galpón del comando en calle Tegualda no daba abasto, Rodrigo Peñailillo debió arrendar dos bodegas ubicadas al frente del comando, en la ex sombrerería Girardi, en el barrio Italia, para almacenar la propaganda.

En el equipo dedicado a recolectar recursos en el comando de Bachelet, a cargo de la ex subsecretaria Carolina Echeverría (PPD), reconocen que el financiamiento no ha sido tema en esta campaña. Y dan varias razones: la primera es el préstamo de más de $2.506 millones otorgado por BancoEstado sin problemas y en tiempo récord. Las garantías al banco están dadas por la ley de financiamiento de campañas, que estipula que los candidatos recibirán un reembolso de 0,03 UF ($687 en esta elección) por cada voto. Bachelet necesitaría alrededor de 3.700.000 votos para cubrir la cifra, en un escenario en que varios expertos de la Concertación -como el PPD Pepe Auth- han pronosticado que irán a votar cerca de 8 millones de personas.

“En esta elección cambió el sistema, porque la ley cambió. Ahora Bachelet está apostando a que va a recoger una votación muy amplia y de ahí recibirá dinero. Si no me equivoco, ella recibirá unos US$ 12 millones... y su campaña, por lo que me han comentado, costará un poco más”, señala un empresario del sector.

Otro factor que reconocen tanto en la Nueva Mayoría como en la Alianza es el favoritismo de Bachelet en las encuestas, y en el sentido inverso, el lento despegue de Matthei, que esta semana por primera vez recibió una potente señal de apoyo y unidad de su sector.

“Si bien los grandes empresarios ponen recursos a las dos campañas, la cantidad mayor siempre va al caballo ganador”, señala un miembro del comando que, por razones obvias, pide no ser nombrado.

En las elecciones anteriores los candidatos presidenciales de la Concertación -Patricio Aylwin, Ricardo Lagos, Eduardo Frei y la propia Bachelet- debieron recurrir a empresarios y políticos de renombre de su sector para tender puentes. Sin ir más lejos, en 2005 el equipo recaudador de la candidata PS estaba encabezado por los PPD Jorge Rosenblut e Ingrid Antonijevic. Pero esta vez -aunque a Rosenblut se lo consulta esporádicamente como asesor- el bacheletismo se limitó a operar con un pequeño staff  financiero liderado por la ex subsecretaria Echeverría, quien posee una sencilla oficina en la antigua casona del comando de calle Tegualda. Con ella, trabajan el geógrafo Giorgio Martelli, quien posee una amplia red de contactos y es una de las personas que más conocen la ley de financiamiento en todas sus aristas. Al equipo se suman Gabriel Sepúlveda y Orlando Morales, cercanos al secretario ejecutivo del comando, Rodrigo Peñailillo. Todos ellos son miembros del PPD. “Se trata de una red de recaudadores, muy distinto a lo que se hizo en otras campañas. Ahí sí había un grupo de recaudadores más empresariales, de cinco a seis personas, que abrían las puertas con los empresarios”, señala un profesional que participó en campañas anteriores.

La misma persona agrega: “Acá todos quieren participar de alguna manera con la campaña de Bachelet, porque es la ganadora. Por eso no se hace necesario tener a personajes de alto perfil, sino que un grupo de ejecutivos superchico, y que son liderados por Peñailillo”.

El modus operandi  es a través de una empresa ideada exclusivamente para la administración general de la campaña.  La sociedad se llama Somae y fue creada por dos ex funcionarios de su gobierno. Jonny Heiss Schmidt, ingeniero civil y miembro de Chile Transparente, fue subdirector de RR.HH. del Servicio de Impuestos Internos,  y consultor del Ministerio de Planificación y Dipreca durante el período Bachelet, además de vecino de la candidata en el balneario de Tunquén. Luego, durante la administración Piñera, siguió involucrado en el gobierno, principalmente como consultor del Ministerio de Relaciones Exteriores. El otro socio, José Luis Sepúlveda, fue secretario ejecutivo del Sistema Bicentenario Becas Chile, justo después de la masiva renuncia en septiembre de 2009 del staff ejecutivo de ese programa. Antes, fue asesor del Ministerio de Educación en el gobierno de Lagos. Otro de los asesores externos del equipo es Cristián Riquelme, quien también fue administrador de La Moneda durante el mandato de Bachelet.

Es a través de Somae que se pagan buena parte de los gastos de funcionamiento del comando. Así consta en la rendición que el equipo de Bachelet hizo ante el Servel luego de las elecciones primarias. En la planilla -disponible en internet- se declararon ingresos por $612.712.184, de los cuales más de la mitad -$314 millones- corresponden a aportes reservados. Los propios miembros del equipo financiero aparecen como donantes en esa lista: Echeverría con $5 millones -y su marido, Clovis Osorio, con $10 millones-, Heiss con $8 millones, Martelli con $5 millones, Riquelme con $3 millones y José Luis Sepúlveda con $2 millones.

Para administrar los recursos se creó una cuenta corriente a nombre de Michelle Bachelet en el BancoEstado, desde la que se hacen todos los giros y también aportes a la campaña de la ex mandataria.

“En la campaña comentan que, más que tener acceso a las grandes empresas, están apostando a las empresas medianas, que pueden donar 3, 4 ó 5 millones, todo al alero de la nueva ley”, agrega un abogado concertacionista.

Echeverría está encargada de recolectar dineros y para ello ha organizado cenas, como la del miércoles 23 en el restaurante Backstage, en Bellavista, convocada por el frente de profesionales y empresarios. Su valor -$350 mil por persona- provocó polémica en el bacheletismo. Volvía a aparecer la preocupación de ir en contra del principio de austeridad definido por la candidata.

 

CAMPAÑA DE MATTHEI

La recolección de fondos se ha trabajado con reserva en el comando de Evelyn Matthei. Incluso muchos miembros del equipo cuentan que ni siquiera saben quiénes son las personas a cargo de las finanzas. No obstante, desde el núcleo duro de la candidata no tardan en mencionar un nombre a la hora de contactar a empresarios y grandes grupos económicos del país en busca de recursos: el gerente general de Consorcio, Patricio Parodi. En la UDI también lo destacan como pieza importante en las próximas elecciones.

Parodi posee experiencia en este tema, ya que durante la campaña de Sebastián Piñera trabajó junto a José Cox y Juan Bilbao en levantar fondos. Con Matthei, además, los une una amistad de más de 30 años, y su marido, Jorge Desormeaux, le hizo clases en la Universidad Católica.

Quienes conocen a Parodi destacan su capacidad para convocar a altos ejecutivos. Por ello, cuentan que su función hoy en la campaña es justamente organizar reuniones y establecer puentes entre el mundo empresarial y el político. “No es militante de la UDI ni participa activamente en el comando. Su rol es el de generar las instancias para que se puedan captar recursos”, explica un cercano a él.

Otro nombre que aparece es el de Francisco Silva, presidente del Grupo Security, quien fue un importante colaborador de Pablo Longueira durante su campaña de las primarias y, tras su repentino retiro, quedó ligado al tema de los recursos. Sus cercanos, sin embargo, aseguran que hoy no cumple un rol de recaudador en la campaña de Matthei. En todo caso, parte de las redes que tendió para Longueira se extendieron al comando de la actual abanderada de la Alianza. Desde su entorno  agregan, además, que conoce a la candidata y a su marido.

Además, Silva mantiene amistad con algunos dirigentes de la UDI, entre ellos Joaquín Lavín, jefe de campaña de Matthei, a quien conoce hace más de 25 años. “Él trabajó para Longueira. Lo mismo hizo con Lavín, a quien acompañó en sus dos intentos por llegar a La Moneda. Su participación consistía en la ayuda que cualquiera haría con un buen amigo, pero le gusta pasar desapercibido”, dicen en su entorno.

El empresario es actualmente el presidente de Icare, y Parodi el past president de la misma entidad. Ambos se caracterizan por mantener un bajo perfil público, pero este paso por la asociación gremial los ha obligado a tener una mayor figuración. De ahí que las redes de contactos de ambos sean amplias y transversales.

Parodi, ingeniero comercial de la UC, perteneció a “la generación de oro” de Citibank donde trabajó, entre otros, con Sebastián Piñera y Juan Bilbao. Desde la UDI señalan, que ha colaborado con Matthei principalmente por un tema ideológico: “Le gusta ayudar en los proyectos que lo convencen”, comentan en el gremialismo.

La familia de la candidata también ha hecho lo suyo. Su marido, Jorge Desormeaux, ha aportado con sus amplias redes en el mundo económico, las que forjó principalmente en sus años de consejero del Banco Central. Por otra parte, el hermano mayor de la candidata y socio de la empresa de head hunters Spencer Stuart, Fernando Matthei, es el administrador electoral. De hecho, su oficina en Las Condes se ha convertido varias veces en el centro de operaciones: desde ahí supervisa, junto a dos colaboradores, la firma de contratos, las formas de pago, que el comando no tenga deudas y la relación con los proveedores. Aunque sus cercanos señalan que no tiene experiencia política y que no ha trabajado en otras campañas, esta vez ha adquirido protagonismo recomendando profesionales en distintas áreas.  Si bien es él quien administra los fondos, desde el comando aseguran que Lavín define la distribución de los recursos. Aquí también se involucra directamente la candidata, quien contrajo un crédito -a su nombre- por $300 millones con el Banco de Chile, el que se comprometió a cancelar vía pagaré en diciembre. Además, la ex ministra ha señalado que ha utilizado el dinero de un departamento que vendió en La Serena en $40 millones.

Un empresario asegura que el modus operandi de quienes están dedicados a esta tarea consiste en llamar por teléfono a las cabezas de los principales grupos económicos, convocándolos a encuentros con la propia candidata o con miembros del comando, quienes exponen las principales propuestas. “En esas oportunidades no se habla de quiénes van a aportar y quiénes no. Eso se resuelve en otro momento”, complementa un empresario que conoce esta dinámica.

A pesar de los contactos empresariales y políticos del equipo recaudador de Matthei, en el comando admiten que el trabajo de reunir fondos no ha sido fácil, como en campañas anteriores. Por ejemplo cuentan que hoy se ha recaudado “bastante menos” que para la presidencial de Piñera. Fuentes del comando coinciden que los recursos bordearán los US$ 10 millones, muy por debajo del límite legal de US$18 millones.

Desde el comando también señalan que los grandes empresarios han aportado sumas mayores a la campaña de Bachelet, considerando los mejores números de la candidata de la Nueva Mayoría en las encuestas. Incluso plantean que del total de los aportes de los grandes conglomerados, el 60% va para las arcas de la abanderada de la Concertación y el 40% para la candidata oficialista. “Los avisos de Bachelet nos cuadriplican. La diferencia de presupuesto se nota en la calle”, dicen en el entorno de Matthei.

Otro escollo que han tenido que sortear ha sido el financiamiento de la campaña parlamentaria. “Muchos empresarios afines a la centroderecha ven con preocupación cómo quedará compuesto el próximo Parlamento después de las elecciones”, comentan desde el comando. Por eso, varios le han pedido al equipo de Matthei que la carrera al Congreso también sea una prioridad donde se destinen los recursos. Es más, varios financistas se han contactado con el partido, o directamente con algún aspirante al Congreso, para hacer sus aportes.

En esto coincide el presidente de un grupo empresarial: “En esta oportunidad prefiero aportar directamente a las parlamentarias, donde hoy hay más cartas en juego”, comenta.

Quien también ha estado vinculado a la tarea de gestionar los recursos, pero justamente con énfasis en la campaña parlamentaria de la UDI, ha sido el tesorero del partido, Joaquín Brahm. El ingeniero comercial es presidente de la Empresa de Ferrocarriles del Estado y hermano de María Luisa Brahm quien, hasta marzo de este año, fue la jefa de los asesores de La Moneda.

 

 

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