Por Sebastián Rivas Octubre 23, 2013

El 13% de los encuestados en la última medición del Centro de Estudios Públicos, en julio pasado, se declararon de derecha. La cifra, además de ser la más baja para el sector en las más de dos décadas de vida del sondeo, marcó otro hito: por primera vez, al sumar la cifra, quienes se declaran de izquierda o de derecha llegaron al 30% de los encuestados, con un fuerte predominio de quienes no se identifican con ninguna opción política.

Pese a estar en La Moneda por primera vez en las últimas dos décadas, a la hora de la definición política las cifras se han mantenido estables. Sin embargo, el “núcleo duro” de aquellos que respaldan al sector tiene una característica central: está convencido de que Chile marcha bien, un optimismo que contrasta con la mirada crítica que tienen quienes afirman ser de izquierda.

Con cifras como el 81% de respaldo a la gestión del gobierno, o el 78% que afirma que Chile está progresando, quienes afirman ser de ese bloque están alineados detrás del sector.

EL CAMBIO EN DOS DÉCADAS

El retrato promedio de quienes dicen ser de derecha daría a una mujer de entre 30 y 45 años, de clase alta o media alta, con educación universitaria. Lo primero se reafirma porque el 56,5% de quienes respondieron ser de derecha en la encuesta CEP de julio de este año son mujeres. En cuanto a distribución, la derecha es mayoría es en el segmento socioeconómico ABC1 (26,9%), seguido por el C2, con 19,2%. Los segmentos C3 y E están en torno al 13% y el más bajo es el D, donde el 9% se declara seguidor de la derecha. El 35,8% tiene entre 30 y 44 años, y el 35,6% tiene educación superior completa.

La mayor brecha entre quienes se declaraban de derecha y los que hacían lo mismo en la izquierda, de acuerdo a los datos históricos de la encuesta CEP, se dio durante el gobierno de Patricio Aylwin: aunque la entonces oposición alcanzó su máximo histórico en cuanto a identificación en 1993 (31%), no pudo superar a sus adversarios en ninguna medición en esos cuatro años. La situación cambió en los gobiernos venideros: aunque sus cifras bajaron, para oscilar entre 20% y 30%, desde 1994 los sondeos mostraron cambios periódicos en el liderazgo entre izquierda y derecha.  “El elector de derecha a inicios de los 90 estaba vinculado a la política de Pinochet y al nuevo modelo económico”, dice Mauricio Morales, director del Observatorio Político-Electoral de la Universidad Diego Portales.

De acuerdo a las cifras, lo primero parece haber cambiado. En el sondeo CEP de julio, el 39,4% de los encuestados de derecha cree que la democracia en el país funciona bien o muy bien, cifra más alta que la de la izquierda. Y en la última encuesta, hecha por la UDP en octubre, el 59,7% de quienes se declaran miembros del sector señaló que en 1973 no se justificaba violar los derechos humanos.

En cuanto a lo segundo, quienes afirman ser de derecha defienden los principios económicos vigentes. El 47,6% afirma que la situación del país es buena o muy buena, el 68,8% afirma que se pueden aceptar desigualdades de ingreso para premiar el emprendimiento individual, y el 34,1% tiene mucha o bastante confianza en las empresas privadas.

RESPALDO INSTITUCIONAL

Entre quienes declaran ser de derecha existe respaldo al rol de las instituciones del Estado. Según la encuesta CEP de julio pasado, el 77,5% dice que tiene mucha o bastante confianza en las Fuerzas Armadas, y el 64,9% tiene la misma mirada sobre el gobierno. A su vez, el 81,2% dice que confía “poco” o “nada” en el movimiento estudiantil. Y el 61,8% afirma lo mismo en relación a la Iglesia Católica, algo que puede estar vinculado a las denuncias, como el caso Karadima.

En relación a la participación electoral, la mitad de quienes se declaran de derecha fue a votar en las primarias presidenciales, lo que es más alto que entre quienes se declaran de izquierda. Y el 82,2% afirma que irá a votar probablemente o con toda seguridad el 17 de noviembre en la elección presidencial.

LA MARCA ALIANZA

En el bloque hay una fuerte identificación con la Alianza por Chile. De acuerdo a la encuesta UDP de octubre de 2013, el 51,7% dice que es la coalición que más los representa. “En la derecha persiste un eje más liberal y un eje más conservador, pero estos dos grupos parecen ir atrincherándose”, dice Mauricio Morales.

El gran sello entre las preocupaciones del sector es la delincuencia. Según la misma medición de la UDP, el 50,9% de quienes se identifican como seguidores de la derecha la ponen como la primera prioridad, seguida muy a lo lejos por salud (14,3%) y educación (10,9%). Mauricio Morales lo describe así: “La derecha viene tatuada con la delincuencia hace más de una década. Sigue siendo el principal problema, y eso es difícil que vaya a cambiar”.

En cuanto a los temas valóricos, una encuesta del Instituto Chileno de Estudios Municipales de la Universidad Autónoma (Ichem) hecha en septiembre de este año muestra que los votantes de derecha son más conservadores: el 55,7% rechaza legalizar el aborto, el 56,2% está en contra del matrimonio homosexual y el 59,4% se opone a legalizar la marihuana, aunque una mayoría superior al 70% está a favor de legislar un Acuerdo de Vida en Pareja.

Pero un buen ejemplo de las diversas almas del sector es cómo se percibe ser de derecha. “Las personas que se clasifican de derecha se definen o desde la negación con respecto al otro de izquierda o desde la autodefinición relacionada con valores liberales o conservadores”, dice Daniel Flores, director del Ichem. Un sondeo de esa institución, de 2012, mostró que el 37% de quienes afirman pertenecer al sector lo hace por identificación con valores liberales, como el esfuerzo individual, el emprendimiento o la excelencia. El 31% afirma que es simplemente no ser de izquierda; el 17% señala que es ser simpatizante de uno de los partidos, el 16% afirma que es identificarse con valores conservadores, y el 12% afirma que es ser piñerista.

 

 

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