¿Qué opinan los jóvenes ante los desafíos del nuevo gobierno? Según ellos, la educación sigue siendo el problema más importante que enfrenta el país hoy en día. Sin embargo, esta preocupación cayó fuertemente si se la compara con 2011, el año más intenso de las movilizaciones estudiantiles. Mientras en 2011 el 39% de los jóvenes mencionaba que la educación era el tema más importante para los chilenos, el 19% opinó lo mismo en 2013.
Es interesante constatar que un 87% de los jóvenes está de acuerdo con las demandas de los estudiantes y un 76% apoya las marchas, pero cuando se les pregunta concretamente su opinión acerca de si el Estado debe garantizar la educación gratuita a todos, el porcentaje disminuye a 69%.
El hecho que educación sea lo más importante para este grupo es esperable dado que es un tema que ha dominado la agenda en los últimos dos años y concierne directamente a los jóvenes. Sin embargo, no coincide con las primeras prioridades de la población general que menciona salud y delincuencia como los principales problemas del país, según la última encuesta CEP. Además de la educación, preocupaciones por la delincuencia y desigualdad van ganando terreno en este grupo, tal como sucede en la población general. La delincuencia apareció como segunda prioridad que debe enfrentar el país y subió de 7% a 13% de las menciones entre 2011 y 2013. La desigualdad fue nombrada por primera vez como un tema importante para los jóvenes este año.
Ocho de cada 10 jóvenes asegura que el próximo gobierno debe combatir con mano dura la delincuencia , aunque el énfasis en esta área cae entre los sectores de mayor ingreso (67%). Este resultado es consistente con distintos estudios que han mostrado que en Chile hay fuertes niveles de temor al delito, pese a registrar uno de los índices más bajos de criminalidad en América Latina.
Casi la totalidad de los encuestados dijo que una de las tareas más importantes del próximo gobierno es corregir la desigualdad que existe hoy. Y tres de cada cuatro jóvenes creen que el crecimiento económico es la principal arma parea derrotar la pobreza. Aunque la preocupación por la desigualdad es bastante estable entre los distintos grupos socioeconómicos, la creencia de que la pobreza se combate con mayor crecimiento aumenta entre las clases medias y bajas. Mientras el 69% del grupo ABC1 tiene esta opinión, el porcentaje aumenta a medida que el nivel socioeconómico baja: cerca del 75% de los grupos C2 y C3 tiene esta opinión y el 83% de los grupos D y E cree lo mismo.
Por último, tres de cada cuatro jóvenes opinan que es necesario cambiar la Constitución en forma urgente, aunque un tercio de ellos está de acuerdo con mantener el sistema binominal. Este porcentaje disminuye a la mitad entre los jóvenes de estrato socioeconómico alto. Entre los sectores medios y bajos, cerca del 35% quiere mantener el binominal y sólo un 14% de los jóvenes de estrato alto opina lo mismo.
CONFIANZA EN CAÍDA LIBRE
El bajo interés de los jóvenes en la participación política electoral (sólo 21% declara haber votado en las últimas elecciones municipales de 2013) va acompañado de una profunda desconfianza en las instituciones. Se trata de un fenómeno que afecta, sin excepción, a todas las instituciones por las que se consultó, las que entre 2009 y 2013 fueron perdiendo progresivamente el nivel de confianza que depositan en ellas los jóvenes. En este periodo de cuatro años, las caídas más bruscas se observan durante 2011, año marcado por la irrupción de movimientos sociales, como las marchas estudiantiles y las protestas contra la construcción de la central HidroAysén.
Si bien la caída en la confianza es transversal, claramente hay instituciones que salen más perjudicadas en el análisis. La baja más violenta la experimentan los medios de comunicación. En un escenario caracterizado por un fuerte auge de las redes sociales como forma de informarse y conectarse con el espacio público, el porcentaje de la población entre 18 y 29 años que declara tener “mucha” o “bastante” confianza en los medios disminuye desde 60 a 28%. Otras instituciones que se ven afectadas son Carabineros (baja 19 puntos) y la Iglesia Católica (que pasa de 35% en 2009 a 22% en 2013), lo que probablemente se explica por la alta notoriedad pública que han alcanzado las denuncias de abusos sexuales contra distintos sacerdotes. Adicionalmente, esta caída de la confianza en la Iglesia Católica es consistente con la disminución que presenta la asistencia de los jóvenes a grupos religiosos.
Por otra parte, desde el inicio del periodo analizado los partidos políticos y los parlamentarios despiertan un bajísimo nivel de confianza. Las encuestas de cada año muestran que ambas instituciones son las peor evaluadas.
Los niveles de confianza no son uniformes en los distintos grupos socioeconómicos. De acuerdo a los datos de 2013, los grupos de bajos ingresos confían más en los medios de comunicación que los segmentos medios y altos. En tanto, los jóvenes de más altos ingresos destacan por tener mayores niveles de confianza que el resto en Carabineros (49% declaró tener “mucha” o “bastante” confianza en esta institución), la Iglesia Católica (26,9%) y las autoridades municipales (40,3%).
GIRO LIBERAL
Durante los últimos años se produjo un giro de los jóvenes hacia posiciones más liberales, lo que se refleja en las preguntas vinculadas a la denominada “agenda valórica”.
Mientras en 2009 la mitad de los encuestados se declaró a favor de permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, este año la cifra llegó hasta el 64%. Una evolución similar tuvo el grado de acuerdo con que las parejas homosexuales tengan derecho a adoptar hijos: hace cuatro años esta posición era suscrita por el 36% de los jóvenes, mientras que en 2013 el apoyo a esta idea alcanzó el 52%, convirtiéndose por primera vez, desde que se inició esta serie anual de encuestas, en una posición mayoritaria en este segmento etario.
Pese a que estos resultados forman parte de un proceso de cambios culturales que está viviendo la sociedad chilena en su conjunto, el nivel de apoyo entre los jóvenes a estas materias es significativamente más alto que en el resto de la población. Así lo muestran los datos de la última encuesta del Centro de Estudios Públicos, en que 36% de los encuestados se mostró a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Respecto al aborto, los números también dan cuenta de una evolución hacia posiciones más liberales, aunque la tendencia es menos pronunciada. Y aunque todas las formas de aborto aumentan sus grados de acuerdo entre 2009 y 2011, se pueden distinguir dos grandes definiciones de las personas entre 18 y 29 años. En primer lugar, un porcentaje mayoritario apoya la interrupción del embarazo cuando corre riesgo la vida de la madre (76%), en casos de violación (74%) o cuando el feto presenta malformaciones congénitas (66%). Pero, por otra parte, las formas más amplias de aborto aún están lejos de concitar un acuerdo mayoritario. El aborto libre (es decir, bajo cualquier circunstancia o por decisión de la madre) llega al 21% de respaldo.
HABLEMOS DE POLÍTICA
Al hacer un análisis comparado de los resultados de la encuesta, queda en evidencia que los jóvenes conversan de política y se interesan en ella. Las teorías del desencanto y desinterés por la política, tan difundidas y abrazadas por analistas durante los años 90 y principios de 2000 no aplican en el escenario actual. La conversación sobre los principales asuntos políticos entre los jóvenes alcanza su peak en el año 2011 durante las movilizaciones estudiantiles. Ese año un 42% dice estar muy interesado en hacerlo. En años anteriores (2009-2010) se observaba que los jóvenes comenzaban a conversar más sobre política. Si bien después de las movilizaciones las cifras bajan, se sitúan por sobre el año 2009. Por ejemplo, en 2013 un 34% señala estar muy interesado en conversar sobre asuntos políticos.
De igual forma, a la hora de hablar con amigos y/o familiares, las cifras van en aumento a contar de 2009. Cuando más conversaron de política los jóvenes con sus grupos cercanos fue durante 2011. Después de ello la frecuencia de la conversación disminuyó en 14 puntos (de 49% a 35%), aunque en 2013 los niveles de conversación siguen siendo más altos que en 2009 (35% y 28%, respectivamente). Las movilizaciones estudiantiles se convirtieron en un hecho social compartido, que hasta hoy involucra a jóvenes y adultos en un diálogo respecto a un asunto público que seguirá marcando la agenda de los gobiernos en el futuro.
PARTICIPACIÓN COMPARTIDA
A diferencia de lo que se podría pensar en relación a las movilizaciones estudiantiles como un reflejo de la politización de los jóvenes, hay ciertos matices. Por ejemplo, la participación de éstos en organizaciones estudiantiles se ha mantenido constante desde 2009. Marchar sería una forma de participación que no siempre se asocia a la pertenencia a una organización, sino a una causa o tema de interés, como la educación.
Ahora bien, los jóvenes han encontrado un creciente espacio de participación en organizaciones y/o actividades para superar la pobreza y en aquellas cuyo interés es el medioambiente. Si en 2009 un 18% participaba en las primeras, este año esa cifra alcanzó un 33%. En el caso del medioambiente, quienes declaran haber participado casi se duplican entre 2009 y 2012, pasando de un 19% a un 39%, respectivamente. Distinto es el caso de la participación en actividades o grupos religiosos, donde se observa un alejamiento por parte de los jóvenes en los últimos cuatro años hacia este tipo de organizaciones y actividades (23% en 2009 al 14,3% en 2013).
LAS GRANDES ALAMEDAS EN LA ERA DIGITAL
La expresión pública de los jóvenes ha aumentado considerablemente en los últimos cuatro años. La participación juvenil en manifestaciones públicas se ha duplicado entre 2009 (15%) y 2013 (29%), alcanzando su mayor nivel en 2011, con un 32%. Estas cifras dan cuenta de un hecho importante: los jóvenes continúan saliendo a la calle a plantear sus demandas. Independiente del peak alcanzado durante las movilizaciones estudiantiles en 2011, en años posteriores no ha disminuido el porcentaje de jóvenes que han participado en manifestaciones públicas. Al analizar los datos de 2013, quienes más salen a la calle son los jóvenes que pertenecen al grupo ABC1 (40,3%), mientras que los que menos se manifiestan de esta manera forman parte de los segmentos D y E (23%).
Los medios sociales online siguen operando como tecnologías de la participación entre los jóvenes. Por ejemplo, es considerable el aumento que presenta la expresión de opiniones en las redes sociales. Si bien esto puede ir de la mano con el aumento en el acceso a estas plataformas, el peak se alcanzó en 2011. Ese año el 44% de los jóvenes declaraba expresar su opinión en estas plataformas, en tanto en 2009 la cifra llegaba al 25%. En años posteriores, estos porcentajes no disminuyen de manera considerable (42% en 2013). Estos datos reflejan que durante las movilizaciones estudiantiles toda la información -y la expresión- que circuló en los muros de Facebook y a través de Twitter fue útil para validar socialmente esos espacios. Dicho de otro modo, después de las movilizaciones estudiantiles, tecnologías como los medios sociales online ya son parte de la caja de herramientas que tienen los jóvenes a través de las cuales se comunican, se expresan y participan de los asuntos públicos.
Los jóvenes frente al nuevo Gobierno
Ficha técnica: Encuestas cara a cara en hogares. // Tamaño de la muestra: 1.000 casos. // Margen de error: ± 3,1% para las estimaciones sobre el total de la muestra, para 95% de confiabilidad y varianza máxima (bajo supuesto de muestreo aleatorio simple). // Distribución: 400 casos en la Región Metropolitana, 300 casos en la Región de Valparaíso y 300 casos en la Región del Biobío. // Diseño: Selección probabilística de conglomerados según mapas actualizados de comunas. // Universo representado: Hogares urbanos en las regiones Quinta (Valparaíso y Viña del Mar), Octava (Concepción y Talcahuano) y Metropolitana (Gran Santiago). // Unidad de muestreo: hombres y mujeres, entre 18 y 29 años de edad, residentes permanentes del hogar. // Trabajo de campo: entre el 3 y el 20 de octubre.