Por Josefina Ríos Noviembre 21, 2013

© José Miguel Méndez

Hemos tratado de colaborar con el gobierno, una administración que ha sido muy realizadora, pero en la que no hemos podido comunicar un mensaje de esperanza en base a nuestras ideas

Es evidente que hoy hay más liderazgos con potencial presidencial en RN, pero la UDI tiene una gracia y es que siempre tiene la capacidad de sorprender. En la medida que se tiene un proyecto real para Chile es más fácil encontrar a alguien que lo encarne

A comienzos de esta semana, Ernesto Silva fue presentado como uno de los rostros del renovado comando de Evelyn Matthei para enfrentar la segunda vuelta. Su rol será coordinar la relación entre la candidatura de la Alianza y su partido, la UDI.

Su nombramiento no es casualidad: aunque no pertenece a la directiva del partido, su cercanía a Joaquín Lavín y el hecho de haber sido el diputado más votado de esa colectividad en las pasadas elecciones parlamentarias sellaron su designación. Ahora deberá convivir en un grupo de sensibilidades diversas, que van desde Jaime Bellolio hasta Luciano Cruz-Coke, pasando por Andrea Molina, Karla Rubilar y Felipe Kast, entre otros.

La tarea lo tiene entusiasamado. “Estamos partiendo con mucha confianza entre nosotros, reconociendo las diferencias, pero aceptando que eso es un valor que nos permitirá construir una oferta positiva para Chile”, asegura y agrega que este grupo representa muy bien a la generación que deberá asumir el liderazgo de la centroderecha.

En el mundo político su nombre ya suena con fuerza como la carta para presidir la UDI en el nuevo periodo, que debiera comenzar en abril del 2014. La idea a Silva no le quita el sueño, pero tampoco la descarta de plano.

Está optimista sobre lo que se viene para su partido, aunque reconoce que  los resultados que tuvo  en las elecciones fueron “muy malos”. Aquí analiza las causas del mal desempeño de su colectividad y cómo debe proyectarse hacia el futuro.

-El resultado de la UDI en las parlamentarias ha sido calificado como una debacle para el partido. ¿Cuál es su diagnóstico?

-Las cosas por su nombre: Éste es un muy mal resultado electoral. No obstante, logramos una composición de parlamentarios muy estimulante. Para cualquier partido político bajar de 39 a 29 escaños -porque vamos a recuperar a Felipe de Mussy en Puerto Varas- en la Cámara es pésimo. Este escenario nos debe llevar a pensar cómo hemos llevado la conducción del partido. Pero, al mismo tiempo, encuentro una gran noticia que hayamos incorporado al Parlamento a personas como Ena von Baer, Jacqueline van Rysselberghe, que hayamos logrado mantener a Alejandro García-Huidobro y que entrara Iván Moreira, luego de una elección sumamente difícil. Además, tendremos a un núcleo de diputados muy potentes para proyectar la UDI hacia el futuro. Por otro lado, nadie puede desconocer nuestra fuerza e influencia: seguimos siendo la fuerza política con más representantes en el Congreso.

-Más allá del optimismo en el futuro, ¿existe algún grado de mea culpa dentro del partido por los resultados del domingo pasado?

-Creo que tenemos que entender que hoy la política se construye desde la identidad, la franqueza y a través de un mensaje directo que interprete a las personas, y donde se valora que existan opiniones diferentes defendidas con convicción. Creo que como sector no hemos tenido una agenda clara de contenidos y propuestas que nos permita mirar hacia el futuro. Hemos tratado de colaborar con el gobierno, un gobierno que ha sido muy realizador, pero en el que no hemos podido comunicar un mensaje de esperanza en base a nuestras ideas.

-En el caso particular de la UDI, los dardos han apuntado a la falta de liderazgo de su directiva.

-Hay dos cosas centrales. La primera, es que no hemos construido una propuesta política de futuro y eso es responsabilidad de todos, incluida la directiva. Lo segundo, es que desde ahora hasta la segunda vuelta cualquier análisis dedicado a la directiva es una tontera de políticos, una discusión inútil, cuando lo único que hay que hacer es sumar votos para la segunda vuelta.

-¿Cuál debe ser la propuesta de la UDI concretamente: volver a los inicios del partido y a esa especie de matrimonio Chicago gremialista que funcionó por tanto tiempo?

-El que no ve que Chile cambió no ha entendido nada, pero el que pierde sus convicciones para tratar de empatizar con ese Chile que cambió ha entendido menos. El desafío de las nuevas generaciones en política, y de la UDI en particular, es empatizar con ese Chile que ha cambiado desde nuestra identidad y eso significa volver a revisar nuestras propuestas. En una primera etapa fue nuestra cercanía con el mundo popular, el ir a competir palmo a palmo con el comunismo en las poblaciones. Lo hicimos y demostramos que se podía. Hoy tenemos dos desafíos nuevos. El primero, es interpretar y representar de buena manera a la clase media, sin dejar atrás al mundo más vulnerable. En los próximos años habrá en el país más profesionales de primera generación que nunca antes en nuestra historia, toda una nueva clase media que quiere dejar de ser vulnerable. A ese grupo debemos ser capaces de alivianarles la carga vía buenas políticas públicas y no de bonos.

-¿Y el otro desafío?

-Ir a competirle a la izquierda extraparlamentaria en la cancha de los movimientos sociales, tal como ya lo está haciendo un grupo de profesionales jóvenes del partido.

EL GOBIERNO Y LA CAMPAÑA

-Desde RN, y sobre todo desde su directiva, han sido mucho más críticos con el gobierno que la UDI. ¿Cree que le afectó a su partido ser percibido como una colectividad leal a la administración de Piñera?

-Nos afectó a nosotros y también a la candidatura presidencial. Pero la tarea ahora es salir a recuperar esos votos. Asimismo, quedó claro en esta elección que los parlamentarios que han defendido con fuerza y convicción las ideas de nuestro sector tuvieron un muy buen resultado. Mira lo que pasó con la Ena, Squella, Macaya o la Pepa Hoffmann, entre otros.

-Eso también puede responder a que en una elección con voto voluntario es el electorado más politizado el que va a las urnas. Matthei ya conquistó a su núcleo duro, ahora debería apostar por ganar el centro…

-Hay que tener presente que por Evelyn Matthei votó el 25% del electorado, entonces la primera tarea es remontar la diferencia entre la presidencial y la parlamentaria, cuya votación fue de un 36% para la centroderecha. La segunda tarea es ir a buscar a las personas que no votaron en esta elección y que habían votado por nosotros en procesos anteriores, que son más de 600 mil votos. Aquí, además, hay otra cuestión clara: obviamente el resultado de la primera vuelta es una evaluación al gobierno de Sebastián Piñera.

-Pero el gobierno tiene una aprobación en torno al 40%, bastante por encima del 25% que obtuvo Matthei.

-Puede ser, pero la candidata que propuso el gobierno y los partidos que lo sustentan tuvo un 25% y, por lo tanto, el desafío para la segunda vuelta es de la coalición y de quienes lideran el gobierno. Así de sencillo.

-¿Le hubiese gustado que salieran figuras del gobierno para apoyar a Matthei en esta segunda vuelta?

-Espero que se profundice el sentido de compromiso y de vinculación entre el éxito de Evelyn Matthei y la evaluación del gobierno para la historia y que eso sea asumido por todos los ministros y las personas que ha convocado el gobierno. Me gustaría que ellos trabajen en sus horas libres todo lo que puedan para sumar votos y para apoyar el éxito de esta segunda vuelta.

LA NUEVA UDI

-Muchos en la centroderecha lo apuntan como quien debiera tomar hoy el liderazgo de la UDI.

-La renovación de las ideas y de los liderazgos en la UDI llegaron para quedarse. Es el momento de salir a ganar con ideas. Hemos estado acostumbrados a una lógica de defensa, estábamos entrenados para ser oposición y lo hacíamos muy bien, siguiendo lo que decía Libertad y Desarrollo y la Fundación Jaime Guzmán. Pero llegó la hora de pensar con libertad en base a nuestras convicciones y a los problemas que tiene Chile hoy. Eso tiene que ir de la mano con la construcción de esta nueva oferta de futuro, después tendremos que definir cuáles son los liderazgos.

-¿Pero le gustaría ser el próximo presidente de la UDI?

-Lo importante en la UDI siempre ha sido el proyecto colectivo y no los individuales. Estoy disponible para trabajar activamente en el futuro del partido en cualquier rol y con todas las personas.

-Usted habla mucho de presentar un proyecto de futuro, ¿la UDI carece hoy de una propuesta para el país?

-La UDI fue fundamental para que fuéramos gobierno y para darle piso a esta administración, pero últimamente ha dedicado menos tiempo a seguir renovando su ideario.

-Muchos creen que  su generación es mucho más homogénea e ideologizada que la de los “coroneles”, por lo que puede resultar más difícil encauzar un proyecto de unidad del sector.

-Si la generación que están mirando es la caricatura de “Silva, Squella y Macaya” y no están pensando en personas como Sergio Gahona, Gustavo Hasbún, Rodrigo Delgado o el mismo Francisco de la Maza, están muy equivocados. La generación en política que debe tomar el nuevo liderazgo está bien representada en el grupo que asumió el martes en el comando de Matthei: somos una generación diversa, con identidad y que quiere trabajar unida. Lo que viene es demostrar en esta segunda vuelta y en los próximos años si somos capaces de tener una oferta de ideas para el Chile que viene y si somos capaces de dar una conducción efectiva.

-¿En qué deben reflejarse esos desafíos?

-En una mejora de los resultados municipales y también en la próxima elección parlamentaria. También en un potencial éxito -independiente de lo que pase en esta segunda vuelta- en la próxima y en la subsiguiente elección presidencial. Así de claro y así de ambicioso. Para eso se requieren grandes ideales y dirigentes ultraprácticos, capaces de tomar decisiones asumiendo sus costos. Parte de lo que veo con autocrítica es que por no marcar identidad y no tomar decisiones nos demoramos mucho en hacer cosas importantes, parte de los resultados en la parlamentaria tienen que ver con eso.

-¿Reconoce que la UDI quedó “huérfana” de liderazgo presidencial para el 2017 con la derrota de Laurence Golborne en Santiago Oriente?

-Es evidente que hoy hay más liderazgos con potencial presidencial en RN, pero la UDI tiene una gracia y es que siempre tiene la capacidad de sorprender. En la medida que se tiene un proyecto real para Chile es más fácil encontrar a alguien que lo encarne.

-¿Qué rol les cabe en esta etapa a figuras como Andrés Chadwick o Jovino Novoa?

-Si alguien pretende jubilar a los liderazgos propios de la UDI se equivoca, porque éste es un partido que tiene que dar espacio a todos. Ahora, lo que veo es que el rol de ellos y de otros más es generar las condiciones para que exista una renovación de liderazgos en el partido. Espero que ellos vean que en la Cámara de Diputados, en el Senado, en las alcaldías y en la gente que hoy trabaja en el gobierno está el capital humano, está la fuerza y las ideas para proyectar una propuesta para la UDI para los próximos 20 años.

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