Cercanos a Alvear dicen que el comando de Bachelet siempre privilegió a Montes, fijando pautas conjuntas en zonas favorables al diputado PS, invitándolo sólo a él a algunas actividades y manteniendo un trato poco neutral con la senadora.
En el PS explican que hay dos almas al interior de la bancada: los más moderados, como Juan Pablo Letelier, Fulvio Rossi y el saliente Camilo Escalona, y los más de izquierda como Alfonso de Urresti y Carlos Montes.
La imagen indignó a la Democracia Cristiana. Michelle Bachelet durante un popular acto en Independencia riendo y celebrando su paso a segunda vuelta junto a las diputadas electas Karol Cariola (PC), Camila Vallejo (PC) y Maya Fernández (PS). Allí les pidió que jueguen un rol protagónico en este mes de campaña para atraer nuevos votantes. Por eso, mientras Bachelet sólo habló un par de minutos con la gente, agradeciendo el apoyo del domingo, las futuras diputadas -primeras mayorías en sus distritos- se quedaron una hora compartiendo con los vecinos y respondiendo las preguntas de la prensa.
Pero la DC no estaba en la foto y ese mismo martes la directiva del partido comunicó su malestar al comando. “Podrían haber esperado un día a que llegara Carolina Goic (senadora electa) desde Punta Arenas”, dice un alto miembro de la mesa. Agrega que en esta nueva etapa quienes dirigen la campaña deberían mantener la misma estrategia y evitar los “gustitos” personales.
En la DC demandaron un gesto para restablecer los equilibrios y el comando tuvo que reaccionar rápido agendando para el jueves una cita de Bachelet con Goic y el diputado electo DC por Magallanes Juan Morano.
En la Nueva Mayoría saben que durante estas semanas los partidos medirán fuerzas con miras tomar posiciones frente a un próximo gobierno y, según resume un integrante del comando, lo que se resuelva en esta campaña sentará las bases de lo que sería un futuro mandato.
Han sido días especialmente tensos en el bacheletismo. El lunes la reunión del comité estratégico del comando estuvo dominada por la autocrítica. Varios coincidían que fue un error mayor haber instalado la idea de que la candidata triunfaría en primera vuelta, lo que hizo que el resultado se viera como una victoria deslavada: la noche del domingo en el Hotel Plaza San Francisco no hubo ánimo de celebraciones, y pese a que los voceros Alvaro Elizalde y Javiera Blanco y la propia candidata se encargaban de repetir que estaban contentos, pocas personas llegaron a la Alameda, y los políticos invitados no se quedaron a la tocata de Tommy Rey. El diagnóstico del equipo bacheletista es que las culpas eran compartidas por creer en las encuestas, tanto la CEP como en los sondeos internos que manejaba el comando, que llegaron a dar a Bachelet hasta un 58%. Fue un problema de expectativas.
Cuando la reunión en las oficinas de Avenida Italia se volvía cada vez más autoflagelante, el jefe de campaña Rodrigo Peñailillo pidió cerrar el debate. Señaló que no había que olvidar que Bachelet superaba por 21 puntos a su contendora Evelyn Matthei y que estaba a un paso de ser presidenta, además de la contundente ventaja parlamentaria que logró el sector. Ese día el propio Peñailillo llamó a los comandos territoriales para informarles que habría un sello de continuidad en la campaña y que se mantendrían los equipos, incluso en las regiones donde la candidata tuvo menor respaldo.
Si bien se acordó reforzar la Región Metropolitana (donde Bachelet obtuvo un 41,5% frente al 46,6% nacional) y apuntar a los sectores jóvenes, la principal discusión al interior del comando es si deben o no dar un giro más hacia la izquierda. En lo que hay pleno consenso es en que sería un error negociar con el ex candidato del PRO Marco Enríquez-Ominami. En el comando varios recuerdan la fallida experiencia de 2009 en la campaña de Eduardo Frei, cuando perdieron 30 días de la segunda vuelta negociando con él -incluso cediendo a sus demandas, como acelerar la aprobación del proyecto de voto voluntario, hoy cuestionado- para luego obtener una tibia declaración de apoyo, que apenas sirvió.
LAS CUENTAS DC
Algunos sectores de la DC resienten la actitud de Bachelet con los candidatos parlamentarios del partido durante la campaña. Señalan, por ejemplo, que nunca acompañó a Juan Carlos Latorre, que competía al Senado por la VI Región, o que su rol fue decisivo en el triunfo del PS Carlos Montes sobre Soledad Alvear en la Metropolitana Oriente, como lo dejó entrever el martes el esposo de la senadora, Gutenberg Martínez, al señalar que muchos en la DC creen que el bacheletismo favoreció a Montes.
Cercanos a Alvear dicen que el comando de Bachelet siempre privilegió a Montes, fijando pautas conjuntas en zonas favorables al diputado PS, invitándolo sólo a él a algunas actividades -como la reunión con la Asociación de Feriantes que se realizó el 30 de septiembre- y manteniendo un trato poco neutral con la senadora. La madre de Bachelet, Ángela Jeria, hizo campaña sólo con Montes y aunque le ofreció a Alvear acompañarla en alguna actividad, finalmente esto no se concretó, porque Jeria dijo que en el evento debía estar presente también el candidato socialista.
Pese a las derrotas, el suma y resta de la DC en términos generales es positivo. Fueron el partido más votado a nivel de cores, y aunque perdieron 3 escaños en el Senado, aumentaron 3 diputados, logrando ser la segunda mayor bancada. “La verdadera medición es la de diputados”, repetía esta semana el timonel Ignacio Walker, logrando desactivar la rebelión interna de la senadora Ximena Rincón, quien tras las elecciones deslizó cuestionamientos hacia la directiva.
Pero en la DC también saben que la izquierda ha crecido exponencialmente. (El PC pasó de 3 a 6 diputados y el PS de 11 a 17, y aumentó un senador). Por eso necesitan que Bachelet les dé un lugar visible en la campaña, pero sobre todo en el gobierno: la máxima aspiración es lograr el Ministerio de Hacienda, que consideran la cartera más poderosa, más aun cuando desde hace 14 años que no tienen un democratacristiano a cargo de las finanzas.
RN mira con atención la posible izquierdización de la Nueva Mayoría y no ha disimulado sus guiños a la DC. El martes se vio al presidente de RN, Carlos Larraín, compartiendo distendidamente con el DC Patricio Walker en el Senado, mientras Baldo Prokurica (RN) declaraba que la derrota de Alvear era “lamentable”. Larraín sugirió esta semana al comando de Matthei la necesidad de hacer un gesto claro para acercarse al partido de Walker. Aunque saben que una alianza RN-DC es una apuesta casi imposible, no pierden nada con intentarlo.
UN PS EMPODERADO
Alfonso de Urresti, senador electo por la Región de Los Ríos, se paseaba el martes triunfante por el Congreso. Recorrió la Cámara de Diputados y el Senado recibiendo felicitaciones y repitiendo que había subido su porcentaje respecto a los últimos cómputos (obtuvo un 46,8%). Al contrario de otros senadores PS, como el reelecto Juan Pablo Letelier, que se mantuvo en un segundo plano, De Urresti mostraba que quiere jugar un rol protagónico en el próximo período legislativo. Ese día puso en duda el tradicional eje DC-PS que en los últimos años ha mantenido un acuerdo político y electoral. A sus palabras se sumó Carlos Montes, quien también cuestionó el tradicional pacto de los socialistas con la DC.
En el PS explican que hay dos almas al interior de la bancada: los más moderados, como Letelier, Fulvio Rossi y el saliente Camilo Escalona y los más de izquierda, como De Urresti y Montes. A este grupo suman al senador PPD Guido Girardi, quien tras su victoria en Santiago Poniente (30,3%, primera mayoría en la zona) volvió recargado al Senado llamando a tender puentes con el PRO y realizando una pauta a favor de legislar por el aborto terapéutico, instalando su agenda.
El presidente del PS, Osvaldo Andrade, se ubica al lado de los moderados, y el martes se tomó un café en la cafetería del Congreso con su par DC Ignacio Walker para dar una señal de unidad en medio de los rumores de quiebre entre ambos partidos, mientras se instruyó a los diputados que no siguieran escalando frente a la prensa las versiones de que el pacto DC-PS estaba desahuciado.
En el PC, en tanto, tras el buen resultado electoral, que celebró el miércoles en el Congreso el presidente del PC, Guillermo Teillier, con los otros diputados electos, Vallejo, Cariola y Daniel Núñez, se resolvió que en el Pleno de este fin de semana debatirán cómo tener un rol aun más activo en la campaña de Bachelet, aunque aún podrían mantener en duda la decisión sobre la eventual participación en un futuro gobierno.
Con todas las tiendas de la Nueva Mayoría pesándose y calibrando su nuevo poder tras el resultado de las elecciones, Bachelet camina en un terreno complejo para no generar nuevos roces. Y en el comando reconocen que esta nueva etapa enfrenta otra dificultad: debido a la baja participación en las urnas, no lograron recuperar en votos el monto total de dinero solicitado a BancoEstado para financiar la campaña -el Estado retribuye 0,03 UF por cada voto recibido- y, decididos a no pedir más dinero a los empresarios como en la primera vuelta, deberán iniciar una campaña ciudadana de recolección de fondos.