"Se necesita la experiencia política para todas las labores, pero tan importante como eso es estar conectado con lo que pasa en Chile. Nosotros hemos dicho que éste no es el quinto gobierno de la Concertación, es el primer gobierno de la Nueva Mayoría. Entender eso es tan relevante como lo otro"
"Tenemos un ambicioso programa de gobierno donde podemos hacer muchas cosas con las mayorías parlamentarias que tenemos"
“Soy una persona con alto compromiso de servicio público, que ha destinado gran parte de su vida a ello. Tengo una alta capacidad de gestión, un proceso de toma de decisiones rápido, le doy un valor a la palabra y al compromiso muy alto y también tengo la capacidad de escuchar. Nunca me pierdo, uno trabaja para las personas”.
Así se define Rodrigo Peñailillo Briceño (40 años), recién nombrado ministro del Interior y Seguridad Pública del gabinete de la presidenta electa Michelle Bachelet, consciente de que para muchos es un desconocido. Aunque su influencia en el círculo íntimo de la futura mandataria ha sido evidente para el medio político, no es mucho lo que se sabe públicamente sobre él y sus definiciones, en gran medida porque nunca había dado una entrevista política. Hasta ahora.
Militante PPD e ingeniero comercial de la Universidad del Bío-bío, Peñailillo fue el estratega que preparó con sigilo durante un año el desembarco de Bachelet desde Nueva York en marzo pasado. Luego, se convirtió en el secretario ejecutivo de la campaña presidencial. Durante ese tiempo se transformó en la persona clave para llegar a la candidata, asumiendo la interlocución con los presidentes de los partidos políticos. Ahí prácticamente no realizó vocerías.
Antes de este nuevo ciclo -concepto que repetirá varias veces en esta entrevista- Rodrigo Peñailillo fue jefe de gabinete de la presidenta durante su primer período. Finalizada esa etapa, viajó a España para cursar un máster en Análisis Político en la Universidad Complutense de Madrid.
Durante los últimos meses, los principales dirigentes de la Nueva Mayoría sostenían en privado que hablar con él era lo mismo que hacerlo con Bachelet y que entendían que sus respuestas eran la expresión de la voluntad de la ex mandataria. Ahora, a partir de su nombramiento, Rodrigo Peñailillo tendrá que hablar desde su cargo. Y esta vez lo hace de forma disciplinada, sin salirse del libreto que él mismo ayudó a construir.
-¿Por qué mantuvo un perfil bajo por tanto tiempo? ¿Era un requerimiento de Bachelet a sus asesores de confianza, una estrategia, o tiene que ver con su personalidad?
-Ni lo uno ni lo otro. Creo que es incompatible ser asesor directo de un Presidente de la República con la exposición pública.
-¿Cómo fue la decisión de dar el salto a la primera línea, siempre tuvo el anhelo de hacerlo o fue de último minuto?
-Mi nombramiento tiene que ver con mi trayectoria: fui dirigente estudiantil, fui gobernador, jefe de gabinete en el anterior gobierno de la presidenta Bachelet, estuve a cargo de una campaña presidencial. He recorrido el país, y en terreno uno se da cuenta que Chile ha crecido y avanzado, pero que también necesita cambios importantes. Eso fue profundizando mi vocación de servicio público. Creo que falta en Chile ver la política como algo colectivo. Mi participación en política responde a eso.
-Pero se supone que usted estuvo en el equipo que definió el gabinete, ¿en qué minuto surge su nombre para Interior?
-Éste fue un proceso que llevó adelante la presidenta. El día antes de comunicarlo públicamente, ella me llamó y me dijo que estaba pensando en mí para ministro del Interior.
-¿Y qué le pidió?
-Lo que yo creo que les pide a todos los ministros: un alto compromiso con el programa de gobierno, un trabajo que permita llevar adelante en los plazos indicados ese programa, y un sentido de equipo, que creo que es clave.
-¿Cómo define la relación que usted ha tenido con Michelle Bachelet?
-Yo he sido un asesor durante muchos años. Los asesores proponen y la presidenta resuelve.
-Parte del éxito de la campaña ha sido el denominado hermetismo en la forma de trabajar, ¿va a cambiar ese estilo?
-Voy a cumplir las tareas como corresponde en el Ministerio del Interior, eso también significa que tendré un rol de comunicar al país las decisiones que se tomen. Eso lo vamos a hacer a cabalidad. Estaré presente en los medios de comunicación cada vez que se necesite que el ministro del Interior dé su opinión.
-Se ha planteado que Michelle Bachelet confeccionó un gabinete “con un círculo con el que tiene cercanía personal” en los cargos clave. ¿Eso no es contradictorio con una coalición política amplia y diversa?
-No, porque la expresión completa del nuevo gabinete es la expresión de la Nueva Mayoría. Están los distintos partidos, personas que habían ocupado altos cargos y otras que no, hombres y mujeres. Creo que hoy es lo que el país espera de un gobierno.
-Pero Interior y Hacienda, que sí son claves, fueron ocupados por personas del círculo íntimo…
-Todos los cargos son claves. Ésa es una mirada sesgada. No hay ministerio que no sea importante. Si uno mira el programa de gobierno, tenemos ambiciosas propuestas en todas las áreas.
-¿Le ha tomado el peso de que será vicepresidente de la República?
-Le tomo el peso a la responsabilidad de lo que se viene, pero no soy apegado a los honores del cargo.
-¿Quiénes son sus referentes políticos?
-La presidenta Bachelet.
-¿Nadie más?
-El presidente Lagos.
EL ANÁLISIS "QUE NO SE HIZO"
“No hubo un análisis, ni reflexión oportuna”. De esta manera Rodrigo Peñailillo se refiere a la derrota en 2010 ante Sebastián Piñera. Para él los cambios en el país fueron más rápido que la capacidad de adaptación de la Concertación. Y eso es lo que -según él- viene a subsanar la Nueva Mayoría. “Está permeada por esta nueva sociedad que requiere mayor igualdad”.
-Una duda que ha surgido es si usted tiene la experiencia política para ejercer como ministro del Interior…
-Efectivamente, se necesita la experiencia política para todas las labores, pero tan importante como eso es estar conectado con lo que pasa en Chile. Estar conectado con este nuevo ciclo político-social. Nosotros hemos dicho que éste no es el quinto gobierno de la Concertación, es el primer gobierno de la Nueva Mayoría. Entender eso es tan relevante como lo otro. Por lo tanto, hoy no basta sólo la experiencia política. No es sólo un tema de capacidades, sino que también de convicción del compromiso asumido. Entendemos que hay un nuevo ciclo político, con nuevos desafíos, donde no sólo es importante el crecimiento económico, sino que también es necesario combatir la desigualdad para alcanzar el desarrollo como un país inclusivo.
-¿Cuál es su juicio de los 20 años de la Concertación?
-Cumplió tareas muy relevantes, como el retorno a la democracia, tuvo un rol de estabilización. Por otro lado, avanzó en materias sociales, pero que también cumplió su ciclo. Por ese lado no hubo un análisis ni reflexión oportuna.
-¿Qué errores no deben repetirse?
-Que siempre hay que estar al día con lo que pasa en la sociedad. Llegamos a un punto de desarrollo medio que ya no sólo requería de crecer y de políticas focalizadas. Se requerían, para hacer un país inclusivo de verdad, cambios más estructurales en algunas áreas.
-¿Y en qué se diferencia la Nueva Mayoría de la Concertación?
-En que va mucho más allá de los partidos. Intenta expresar al mundo social, al mundo político. Está permeada por esta nueva sociedad que requiere mayor igualdad y mejores condiciones de vida. También requiere un país con mayor participación, más democrático, en que las personas quieren participar en las decisiones. Eso es lo que no podemos volver a perder de vista.
-¿En qué minuto la Concertación lo hizo?
-Con el avance de los años eso se fue perdiendo y esa etapa se cerró en marzo de 2010. Esa elección se perdió porque no se hizo una lectura adecuada de cómo el país había cambiado. En ese sentido, los partidos políticos deben aprender de esa lección.
-En ese entonces gobernaba Michelle Bachelet…
-Ese proceso va más allá de un gobierno específico. Tiene que ver con 20 años de la coalición. Fueron afectando el alejamiento de los movimientos sociales y el cambio en la toma de decisiones. Debimos haber hecho un esfuerzo tremendo para haber renovado y reforzado los partidos políticos. Debimos haber democratizado más el poder de las regiones y el poder de los ciudadanos. Por otro lado, debimos haber tenido en cuenta que la ciudadanía no sólo quiere ver a su país crecer, también quiere ver que ese crecimiento se distribuye en forma equitativa. Por lo tanto, son un conjunto de elementos que no se analizaron de forma adecuada. Por eso, como dijo la presidenta Bachelet el día que volvió, en El Bosque, nosotros tenemos una nueva agenda que requiere una nueva coalición, que siente las bases de este nuevo ciclo político-social, que debe ir mucho más allá de los partidos.
-¿Cómo piensan retomar las confianzas con esa ciudadanía que les vuelve a dar una oportunidad?
-Un primer paso se dio en la campaña a través de la interpretación que hizo la presidenta Bachelet en el programa de gobierno de los cambios que ha tenido Chile. Pero creo que lo más importante va a ser hacer las cosas: cumplir con lo comprometido.
-¿Cómo prevé que será la relación con los movimientos sociales, que tienen altas expectativas con el futuro gobierno?
-Como tiene que ser en un país democrático. Aquí los partidos políticos tendrán que tener un rol fundamental, y el gobierno tendrá que ser capaz de absorber con atención los debates que se den en la sociedad.
-¿Qué le parece que los dirigentes estudiantiles ya hayan criticado la designación de Nicolás Eyzaguirre en Educación?
-Las críticas personales aquí no caben. Lo que importa es el programa de gobierno. Yo les diría que trabajemos primero por llevar adelante los cambios propuestos en Educación: el fin al lucro, la gratuidad, la ampliación de la cobertura en el preescolar, los ajustes de equidad en materia de acceso a la educación superior, la desmunicipalización de los colegios.
"DIÁLOGO, PERO PARA AVANZAR"
-¿Qué rol va a jugar usted entre la presidenta y los jefes de los partidos de la Nueva Mayoría?
-Estableceré una relación diaria para evaluar el momento político para la toma de decisiones. Aún no se ha resuelto la dinámica formal de reuniones, pero estarán contemplados los siete presidentes de partidos de la Nueva Mayoría.
-¿No considera que al menos fue una falta de delicadeza que los presidentes de partidos sólo se enteraran del gabinete con unos minutos de antelación a su presentación?
-En ningún caso. La presidenta inició un proceso donde recibió propuestas de los partidos y utilizó la prerrogativa de hacer su equipo. Nadie ha expresado una molestia.
-¿Con su nombramiento no se corre el riesgo de que Michelle Bachelet pierda a su asesor más cercano? ¿No es mejor que los ministros sean fusibles y no vuelva a pasar -como han marcado algunos analistas- lo que ocurrió entre Sebastián Piñera y Rodrigo Hinzpeter?
-Cuando uno está en esto no puede estar haciendo cálculos de ese tipo.
-¿No cree que un posible flanco para el buen funcionamiento del comité político sea que Ximena Rincón tenga aspiraciones presidenciales?
-No, para nada. Ella ha demostrado su compromiso con el programa, en su momento con la candidatura presidencial y con la Nueva Mayoría.
-¿Nombrar a José Antonio Gómez en Justicia y Ximena Rincón en Segpres, dos abiertos partidarios de la asamblea constituyente, es una señal de que ése será el mecanismo para hacer una nueva constitución?
-No, lo que hemos planteado es que nosotros estamos por una nueva constitución. Y esa nueva constitución se tiene que elaborar a través de un proceso democrático, participativo e institucional.
-¿Y cuál es el mecanismo que usted prefiere?
-Cualquiera que permita una nueva constitución basado en esos tres principios. Lo esencial es una nueva constitución legitimada por todos los chilenos.
-¿Qué espera de la oposición durante el nuevo gobierno?
-Que pensemos en los grandes temas del país e iniciemos un camino de diálogo, siempre pensando que el país está en una nueva etapa y, por lo tanto, requiere de una oposición y una coalición de gobierno que conversen, pero para avanzar, no para dejar las cosas como están.
-¿Eso significa entonces que harán valer las mayorías parlamentarias?
-Nosotros tenemos un ambicioso programa de gobierno donde podemos hacer muchas cosas con las mayorías parlamentarias que tenemos. Siempre los proyectos se pueden enriquecer en el Congreso, pero nunca vamos a dejar de lado que lo importante es ir avanzando en el cumplimiento del programa. Sólo tenemos un período de 4 años, por lo que habrá tiempos que ir cumpliendo. Nosotros dijimos que el programa cuesta 15 mil 100 millones de dólares, tenemos una reforma tributaria para financiarlo, y por lo tanto los chilenos pueden estar tranquilos que es una propuesta responsable.
-¿Ha trascendido que en su diseño va a delegar las materias de seguridad en la Subsecretaría de Prevención del Delito?
-No puedo desligar mi responsabilidad directa como ministro del Interior y Seguridad Pública. No se puede delegar. Pero mi responsabilidad global, el sello de mi gestión será el cumplimiento total del programa de gobierno en todas sus dimensiones. En eso es lo que voy a trabajar.
-Suena como un primer ministro…
-Suena como el rol que un ministro del Interior tiene que tener.
-¿Qué rasgos de anteriores ministros del Interior le gustaría replicar?
-Son momentos tan distintos... Y a momentos distintos, liderazgos distintos.