"El sector tiene que reencantarse consigo mismo, generar mística, reconstruir confianzas internas, y con la misma fuerza que se le pone para llegar a acuerdos, el sector debe mostrar cuál es nuestra solución y nuestro sentido de justicia"
Luego de darle varias vueltas tras un ofrecimiento que la trasladaría al sector privado, Rosanna Costa llegó al convencimiento que no era el momento de restarse. El desafío futuro de la centroderecha en cuanto a la promoción de sus ideas ahora en un escenario de oposición fue lo suficientemente atractivo y la convenció para volver a la institución en la que por años se había desempeñado. Pero esta vez la economista y ex directora de Presupuestos es la nueva subdirectora del centro de estudios Libertad y Desarrollo. Desde esa vereda, y en su primera entrevista tras llegar al cargo, analiza el escenario político y la falta de mística del sector, y critica duramente una reforma tributaria que, advierte, traerá importantes consecuencias.
-¿Cuál es su diagnóstico del momento actual que se vive en la centroderecha?
-La centroderecha está viviendo un momento de reacomodo después del resultado electoral. Lo está sorteando junto a una sociedad más empoderada, una clase media de esfuerzo, que sabe lo que vale, que tiene aspiraciones, quiere oportunidades y quiere elegir. La derecha está leyendo eso, y el gobierno también. Esa lectura no ha sido fluida y ha generado algunas situaciones y reveses al gobierno en sus dos últimas propuestas, que están a la vista.
-¿Qué cosas tiene que afinar la derecha?
-Pienso en acomodos organizativos al interior de los partidos, reorganizarse como coalición. Cuando tú pierdes en política tienes que tener un diagnóstico y una hoja de ruta común, los partidos de derecha han dicho: “Nosotros necesitamos más calle”. Eso es un proceso, y hay que vivirlo. El sector tiene que reencantarse consigo mismo, generar mística, reconstruir confianzas internas, y con la misma fuerza que se le pone para llegar a acuerdos, el sector debe mostrar cuál es nuestra solución y nuestro sentido de justicia.
-La reforma tributaria se planteó desde La Moneda como sacarles a los ricos para redistribuirlo a los pobres. ¿Cómo se puede explicar la postura de ustedes contra eso?
-A eso es a lo que yo voy. La gente no se queda con esa explicación. Esas respuestas y soluciones fáciles se topan con la realidad y la gente sabe que para salir adelante hay que esforzarse, al igual que los países. No existen varitas mágicas que hagan desaparecer de un día para otro ni la pobreza ni la diferencia de ingresos. De eso la gente se da cuenta, porque lo ve día a día. La gente valora tener que tomar sus decisiones y quiere oportunidades. El gobierno avanza siempre en la dirección de darle más recursos y más decisiones al Estado: eso no ayudará a la gente.
-LyD cuestionó fuertemente al gobierno del ex presidente Piñera, por ejemplo, por proponer alza de impuestos, por falta de liderazgo, etc. ¿Cómo vivió esos momentos, y cómo es volver ahora a un referente que fue tan crítico con la administración anterior?
-Siempre cuando te critican duele. Y cuando son de los tuyos, además de que te duele, tú dices “bueno, no me está queriendo fregar por fregar”. Entonces miras un poquito más y te hace pensar un poquito más. Pero también rescato que era por buena fe. Yo desde lo mío, siempre lo vi así. Cuando hay críticas la mayoría de las veces hay algo que escuchar, reflexionar, pensar.
-Hernán Büchi decía que Piñera gobernaba con banderas de otros y no con las de la derecha. ¿Está de acuerdo con esa reflexión?
-Al presidente Piñera se le criticó por eso, y a lo mejor hay algunos temas particulares donde se marca más que en otros. Por ejemplo, en educación me parece que no. El gobierno fue muy valiente en mantener siempre el eje, aun cuando las calles estuvieran siempre llenas. Pero haber mantenido el foco en el preescolar y educación básica y media en el contexto del 2011… Yo creo que también defendió principios en situaciones muy adversas.
-El ex senador Jovino Novoa planteó que gran parte de la debilidad se gestó durante el gobierno de Piñera. ¿Le parecen justas estas críticas?
-Jovino está invitando a defender las ideas del sector con más claridad y fuerza y yo también creo que es el momento de hacerlo. Veo a muchos de la centroderecha coqueteando con las ideas de la vereda del frente, ese no es el camino.
-¿Hoy cuál es el gran líder de la derecha?
-Desde el punto de vista de empoderamiento para ser gobierno, hoy lo que está más cerca es el presidente Piñera, pero creo que hay que construir sobre muchos liderazgos y mística, y eso se hace trabajando con el conjunto.
-¿Cómo entiende hoy el rol de LyD, como un actor más en el debate o mirando más de fuera, entendiendo las distintas visiones que tienen con el gobierno?
-Depende de las circunstancias y de los espacios. Por ejemplo, en el caso de la reforma tributaria, el ejercicio que hace un grupo importante de técnicos, y luego el perfeccionar una reforma muy mala, me parece loable por el fin del país. Y nosotros lo hemos dicho: el aumento de 20% a 27% de la tasa de impuesto, si bien se rescató algún incentivo al ahorro, parte sobre una base de un incremento tremendamente alto. Y LyD tiene que decir que eso tiene costos. En los países se toman decisiones políticas, y es legítimo, pero los técnicos tienen que decir cuáles son los costos y la ciudadanía decidir informada. Se acaba de firmar un acuerdo y supongo que sustentado en la buena fe. La persona del ministro dio las garantías y la confianza para ello, y es obvio que es quien debe procurar que se respete en su letra y espíritu.
-¿No temen, en la medida en que decidan no participar de futuras negociaciones, quedarse en la parte más teórica y dejar de ser un actor de negociación, de diálogo?
-Nosotros vamos a seguir en el Congreso trabajando. No estamos entrando al ostracismo, todo lo contrario. Tenemos mucha cercanía con el Senado y Cámara, estamos generando documentos, propuestas. Tenemos que darnos cuenta que nuestro rol de transmitir existe, ahora cuáles serán los instrumentos, la receta no es única ni es siempre la misma, y eso no te hace no participar.
-Pero ¿en los debates que vienen sobre reforma laboral y previsional, aparte de tener una opinión, van a tener un rol más protagónico, de negociar cosas en las que estén en contra, pero bajo la lógica del mal menor?
-Lo vamos a analizar caso a caso. Pero hoy no es salir corriendo a negociar por el mal menor. Nuestra primera preocupación es contribuir al diagnóstico, y uno puede hacerlo de muchas formas. Después, cuando veamos la propuesta, tomaremos decisiones, pero lo importante es no quedarnos callados y decir cuál creemos que es el diagnóstico y soluciones. En las reformas presentadas ha habido desprolijidad. Los proyectos no están claros y no consiguen los objetivos que se han puesto. Por ejemplo, en este caso, a pesar de que hubo una contención de daños, éste es muy alto. Y son US$ 8 mil millones que todavía no tenemos muy claro en qué. Entonces, tú me dices: 7 puntos de impuesto de primera categoría, US$ 8 mil millones para Educación, superloable, pero ¿para qué? Hay que decirlo: habrá costos, y desgraciadamente siempre afectan más a la clase media.
-¿Como hoy está planteada la reforma tributaria, cuáles son los impactos más significativos que ve?
-La centroderecha debe estar contra las alzas de impuestos, porque eso va contra su esencia, que es radicar las decisiones en las personas. Cuando aumentas el impuesto a las empresas, sin duda, la rentabilidad se ve afectada, y algunos proyectos se dejan de hacer y, por lo tanto, contratas menos gente, y hay quienes no encontrarán trabajo o demorarán más, las remuneraciones son menos, y directamente las familias, sin darse cuenta de adónde, vivirán un nivel de bienestar menor que el que potencialmente podrían haber tenido. ¿Cómo se podría compensar? Bueno, parcialmente tú lo podrías hacer según el uso de esos recursos, pero eso partió al revés: todavía no lo tenemos claro, estamos empezando a recaudar, y ya este año parte de la recaudación se la va a comer el balance estructural. El resto es difuso: sabemos que algo va a ir para salud, algo va a ir para pensiones.
-Si le hubiera tocado estar negociando en el Senado con la información que se sabe, ¿hubiera firmado el protocolo de acuerdo tributario?
-Es que eso no me corresponde a mí definirlo. Lo más que habría hecho es analizar y decir: aquí están subiendo los impuestos siete puntos en primera categoría, ojo con lo que estamos haciendo. La centroderecha tiene que cuidarse de no terminar apoyando un programa que atenta contra la idea de la libertad y justicia.
-El alza de impuestos sitúa a Chile como uno de los países más altos en términos de tasa impositiva de la OCDE. ¿Qué impacto directo traerá eso?
-Los impuestos son distorsionadores y los países cobran impuestos porque es necesario. Y el “es necesario” y “cuánto” depende del nivel de desarrollo, porque si quieres alcanzar niveles mayores, superar la pobreza y entregar más recursos a la gente necesitas alto crecimiento. Soy una convencida: cuando los países crecen poco y, sobre todo, cuando las expectativas y demandas sociales son tan altas como las de hoy, tienes que tener una capacidad de crecimiento mínima para sustentar esas expectativas, si no tienes un problema importante. Así, la obligación de crecer es importante para los países como Chile. ¿Cuánto se resiente o afecta esa capacidad de crecimiento o se traduce en frustración de expectativa? Es clara la tendencia, se va a medir en empleo, inversión y capacidad de financiar al propio gobierno.
-Pero el FMI calificó de necesaria la reforma…
-Habría que estar seguros del alcance de lo que quiso decir el FMI. Fue una declaración, no un estudio en que se haya profundizado sobre la reforma. Lo que vimos en Chile es que gente muy capaz levantó la voz para decir que la reforma tenía problemas, y serios.
-Hay quienes atribuyen un rol clave a LyD en el acuerdo tributario, por ser Juan Andrés Fontaine una de sus caras más visibles.
-Yo conozco a Juan Andrés y no me cabe la menor duda que se sumó con la mejor de sus disposiciones, porque la reforma era muy mala, y lo hizo en ese plano.
-Los dos regímenes tributarios que contempla la reforma, ¿cómo los ve? ¿Son factibles de administrar?
-No tengo bien claro qué se está pensando para hacerlos compatibles. Hay que resolver en esa línea: cuál es el que es por defecto, porque o si no la cantidad de transacciones para la primera vez, en términos de decisiones de agentes económicos, es brutal. Segundo, cómo te pasas de uno a otro después. Y bueno se han levantado otros temas más técnico-legislativos, en términos de la base de cálculo, de la tasa de marginal, falta revisar los acuerdos de doble tributación. Hay una serie de detalles que tienes que resolver y dar solución de aquí al 7 de agosto.
-¿Cómo evalúa el rol del ministro Arenas desde que anuncia la reforma?
-Tuvo una instalación compleja con un tremendo proyecto en un tiempo bastante breve. Creo que hay que juzgarlo en más tiempo. A mí me preocupa más el costo de la reforma, sincerar que puede tener costos en términos de crecimiento… y que se dedique mucho esfuerzo a que se usen muy bien esos recursos para que ese efecto sea menos severo. O sea, sería terrible una frustración en educación después de la reforma.
-En el ámbito más económico, ¿cómo ve el escenario más allá de la reforma tributaria?
-Hay elementos que hay que poner sobre la mesa para analizar la situación macroeconómica: el contexto internacional y las expectativas son muy importantes, y cuando a ti te bombardean con que los derechos de propiedad podrían valer menos, con que los del agua están en entredicho, con que la reforma tributaria fue lo que fue... No creo que para que no exista incertidumbre no tengas que abordar los temas, pero es importante hacerlo de una manera que no genere incertidumbre. Hoy tenemos tasas de inversión muy cercanas a cero para este año y un consumo que también se viene debilitando. Para el segundo semestre el escenario está por escribirse. No sé qué pase con todas estas dudas, porque cuando parecen aplacarse unas, surgen otras.
-¿La incertidumbre no cede con un acuerdo?
-Es un dato importante, pero la economía y expectativas son del día a día. Ojalá sean conscientes que los agentes económicos funcionan en base a expectativas, y que los derechos de propiedad, oportunidades, no tener miedo a perder el empleo y la tranquilidad de la clase media, como consumidores, son importantes. La gente tiene que percibir que estamos construyendo y se terminen con retroexcavadoras y esas cosas que nos ponen tan nerviosos a todos.