Por David Muñoz Octubre 23, 2014

"LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS SON LOS MÁS EXITOSOS DE NUESTRA HISTORIA CONTEMPORÁNEA"

Mariana Aylwin añora la “política de los acuerdos” que guió a los gobiernos anteriores, y critica con dureza el arranque del período de Bachelet, especialmente los cuestionamientos al rol de los privados en la educación.

-¿Cree que la amenaza de la retroexcavadora o el video del gobierno defendiendo el alza de impuestos “a los poderosos de siempre” le hizo daño al gobierno de Bachelet?
-No me cabe ninguna duda. Le hizo daño, produjo o influyó en el clima  de desconfianza, pero a la vez ha permitido que el gobierno rectifique en su discurso, al menos en el de la presidenta y sus reformas.

-¿Percibe cambios?
-Pasamos de “los poderosos de siempre” a buscar una“alianza público- privada”, pasamos de la retroexcavadora a buscar un acuerdo amplio en la reforma tributaria. Eso es un cambio en el discurso.

-¿Comparte la frase del presidente de su partido, Ignacio Walker, quien criticó el “progresismo infantil” de sectores de la Nueva Mayoría?
-Hay dirigentes y partidos de la Nueva Mayoría que han privilegiado el camino de construir sueños prescindiendo de la realidad y eso es un cierto infantilismo, porque todos podemos estar de acuerdo en los objetivos, pero cuando se quiere pasar la aplanadora, lo que se está haciendo es un acto de infantilismo político. Es muy fácil decir no al lucro, pero construir el no al lucro no es tan sencillo como algunos pensaban que era. 

-¿Quién gobierna hoy: la Concertación o la Nueva Mayoría?
-La Nueva Mayoría, que es una alianza con más izquierda y menos centro que la Concertación.

-Gutenberg Martínez señaló hace unos meses que la Nueva Mayoría tiene fecha vencimiento, ¿qué futuro le ve usted a esta alianza?
-Depende de cómo se den las relaciones entre los partidos en el próximo tiempo, porque lo que ha habido hasta ahora es una descalificación constante a todos quienes hemos hecho observaciones desde dentro de la Nueva Mayoría a los proyectos del gobierno. Y las hemos hecho desde la experiencia que tenemos habiendo trabajado en los anteriores gobiernos de la Concertación, y desde nuestras ideas de centro, pidiendo reformas que sean más graduales, no fundacionales y respetando, por ejemplo, la participación del sector privado en la educación, lo que forma parte inherente de la doctrina de la DC.

-¿Cuál es su opinión del proyecto sobre reforma educacional?
-Soy muy crítica. Tengo una profunda convicción de que las expectativas que hay respecto a que estas reformas producirán más inclusión y más calidad son desmedidas. Al contrario, creo que la forma en cómo se está abordando el fin al lucro, producirá una tensión  en el sistema que va a perdurar muchos años e impedirá abordar temas más importantes. Ése es mi pronóstico.

-¿Ve un afán ideológico en el fin al lucro?
-Se creyó que eliminar el lucro era llegar y poner una norma que dijera se prohíbe el lucro, y resulta que hay personas, escuelas, sostenedores, padres, hijos y realidades muy complejas, que la ley no es capaz de abordar bien. Nosotros no queremos puro Estado, tampoco queremos puro mercado, creemos en la sociedad organizada y un ámbito en que la sociedad ha participado siempre en Chile, a través del sector privado, es la educación. Y vemos en el proyecto del gobierno un ataque más que al lucro, al sector privado.

-De sus palabras desprendo que no se siente muy identificada con el gobierno…
-Creo que hay cosas que son acertadas, pero en los ámbitos que a mí me corresponde, que es la educación, soy tremendamente crítica: de por dónde se empezó, de cómo se han hecho los cambios, del discurso que se ha tenido y la forma en que se ha intentado llevar la reforma adelante. Con todo, veo que el gobierno también ha debido hacerse cargo de estas críticas y  espero que en el Senado pueda llegarse a un acuerdo que sea razonable.

El ministro Peñailillo señaló hace poco que la nueva Constitución sigue siendo una prioridad y que será una de las reformas que se impulsarán el próximo año. ¿Le parece bien? 
-Es otra muestra de una suerte de infantilismo progresista. Aquí vamos a cambiarlo todo, pero no cambiamos aquello que es más urgente. Hay muchos temas por hacer que no requieren de una nueva Constitución y que  se han postergado por largo tiempo, como hacer bien una ley electoral,  la relación entre el dinero y la política y la modernización de los partidos, entre otros. Hay que ponerse metas más urgentes y que son viables de abordar, en vez de entrar en una discusión que nadie sabe para dónde irá.

-¿Echa de menos el llamado estilo Boeninger en el gobierno?
-Boeninger era una persona muy abierta, muy pragmático, pero a la vez sabía a dónde quería llegar, y una persona de sus características hace mucha falta hoy, tanto en el gobierno como en el Senado. Yo vi a Boeninger en una reunión partiendo con una posición y terminando en otra, porque era un hombre abierto, dialogante, y hoy eso no ocurre. Más bien, está imperando una especie de dogmatismo. En educación esto es evidente, cuanto te dicen “es que tengo la convicción que calidad y lucro no van juntos”... Está bien, pero demuéstrenmelo. Yo no digo que no haya lucro, pero la verdad es que nos estamos comprando un conflicto innecesario para lo que se quiera lograr.  

-¿Añora “la democracia de los acuerdos”?
-Por cierto que sí, porque al contrario de lo que se dice, Chile nunca ha avanzado más que cuando ha habido política de acuerdos. Estos últimos 20 años son los más exitosos de nuestra historia contemporánea. El que lleva la batuta y quien dirige la orquesta tiene que ser el gobierno, pero eso no implica imponer sus propuestas, sino que hacerlas sustentables en el tiempo.

-¿Le gustaría ver un segundo gabinete con mayor experiencia política?
-No creo que dependa sólo del gabinete. Depende del espíritu que imponga la presidenta Bachelet, y creo que ha habido un doble estándar. Ha habido un discurso por un lado y acciones distintas por el otro. El caso del embajador es un buen ejemplo. Hay una manera en que se trataron estos casos en el gobierno anterior de la presidenta con embajadores DC y otra que se enfrenta con el embajador comunista. Y no hay coherencia entre el discurso de lo que se quiere hacer y los hechos, entonces, creo que falta un mayor liderazgo presidencial para impulsar aquello que la presidenta dice querer.

-¿Comparte con Andrés Velasco que la arremetida del SII contra él es “el costo a pagar por ser crítico a las reformas”?
-Lo que uno ve como espectador es que el trato a Andrés Velasco ha sido muy duro desde el gobierno. Ha habido filtraciones, medidas desproporcionadas y uno tiene el legítimo derecho a suponer que detrás de eso hay una intencionalidad política. De hecho, las personas que hemos sido críticas hemos sido muy descalificadas. A mí se me ha intentado acallar de distintas maneras diciendo que tengo interés, no tengo intereses, salvo que me interesa la educación; que soy de derecha, no soy de derecha, tengo muchas discrepancias con la UDI, e incluso con RN, en el mismo tema de educación.

 

"EN UNA SOCIEDAD QUE ESTÁ CAMBIANDO NO PODEMOS SUBESTIMAR EL ROL DE LA CALLE"

El presidente del PPD, Jaime Quintana, recuerda que propuso despedir a la Concertación en un funeral con honores, pero no tuvo apoyo. Hoy dice que la Nueva Mayoría goza de muy buena salud y que no se arrepiente de su metáfora de la retroexcavadora.

-Usted en su momento fue sindicado como el sepulturero de la Concertación,  pero si hoy tomamos en cuenta dichos y acciones de algunos dirigentes más de centro, pareciera ser que ella se niega a morir…
-La Concertación ya no existe, fue superada, incluso yo era partidario de haberla despedido en un funeral con honores, pero algunos creyeron que eso iba ser muy difícil de asumir, y finalmente fue superada por los hechos. Sin embargo hay a quienes les ha costado mucho asumir que éste es un Chile distinto y que justamente a partir de lo que hicimos como Concertación hoy se requiere avanzar hacia un punto distinto.

-¿A qué se refería a un funeral con honores cuando lo planteó?
-A asumir que hasta aquí llegaba la Concertación y que ahora venía una coalición mucho más amplia y diversa, quizás como se pensó a la Concertación en sus inicios, sin embargo hubo sectores, que son los mismos que hoy día nostálgicamente intentan reflotarla, que se opusieron.

-En estos meses ha habido varias discrepancias al interior de la Nueva Mayoría, ¿tiene fecha de vencimiento este pacto?
-No, la Nueva Mayoría goza de muy buena salud y la tensión de la que a veces se habla no es la que parece. La diferencia de la NM con la Concertación es la relación de la DC con el PC, y en estos siete meses ella ha sido muy buena. Ni siquiera a raíz del reciente caso del embajador de Uruguay se tensionó. Antes, incluso había más tensión, con el famoso eje DC-PS que significaba la exclusión de otros partidos. Hay un gobierno  de transformación y es evidente que a veces tiene que haber divergencias, pero si tú ves el resultado, ahí está la reforma tributaria.

-¿Usted proyecta esta alianza por muchos años más?

-Hoy todo apunta hacia la proyección de la coalición, sin descartar, incluso, la ampliación de ella. Me cuesta imaginar un escenario, en años más, cuando los partidos tengan que presentar sus candidatos municipales y luego sus postulantes al Parlamento, que la Nueva Mayoría decida no hacerlo en forma común y generando alianzas distintas.

-¿Quién gobierna hoy: la Concertación o la Nueva Mayoría?
-Gobierna la presidenta Bachelet, quien lidera una coalición que claramente es distinta a la Concertación, recoge parte importante de su historia, de su acervo, de su propuesta y de su gente, pero que asume que Chile cambió, que estamos iniciando un ciclo distinto,  político, económico y cultural.

-¿Y quién acompaña a este gobierno?
-Sin duda que la Nueva Mayoría, que no es un mero acuerdo electoral. Más allá de que esto se denomine un acuerdo político y programático, que es lo que finalmente convinimos, esto tiene el germen de la proyección en su trabajo diario, en todas las propuestas que van a trascender a los próximos cuatro años.

-Hoy muchos reniegan de su metáfora de la retroexcavadora, ¿usted se arrepiente?
-Hablé de retroexcavadora refiriéndome específicamente al cambio en la educación, y hoy todo parece indicar que vamos a tener un cambio bastante grande en este tema. Si algunos no quieren ver eso o llamarlo de otra manera, que le pongan el nombre que quieran. Además, en esa oportunidad yo hablé algo que está en la declaración de principios del PPD, que es luchar por remover los pilares del modelo neoliberal, que le han traído mucha desigualdad a este país. Hay algunos que me han criticado porque quizás no quieren cambiar el modelo neoliberal.

-¿Sigue creyendo que el “giro a la izquierda incomoda a algunos partidos” del bloque?
-Algunos ven que hay mucha izquierdización, yo veo que las reformas que estamos impulsando son temas que los países desarrollados, con economías de mercado, implementaron hace mucho rato atrás. Hoy en el mundo nadie discute la necesidad de garantizar derechos en educación y salud. Ahora si eso es izquierda, progresismo o sello ciudadano, el nombre da lo mismo.

-Su par de la DC, Ignacio Walker, llamó “progresismo infantil” esta lógica de la retroexcavadora…
-Al parecer, el senador Walker ha leído mucho a Lenin. No me siento interpretado con ese concepto.

-Puntualmente él dijo que se “creyó que gobernar era un simple acto de tomar las banderas de la calle”.
-Bueno, nosotros hemos tomado las banderas de la calle y hemos tratado de prestarle oído a la calle, porque eso es tarea de una coalición que está gobernando. En una sociedad que está cambiando no podemos subestimar el rol de la calle.

-Hace unos años atrás se decía que la necesidad de recuperar el poder había creado a la Nueva Mayoría, ¿hoy el hecho de estar gobernando es lo que sostiene al bloque?
-Efectivamente, en la elección 2009-2010 había algo de eso, y no fue responsabilidad de Frei bajo ningún punto de vista, había algo de aferrarse al poder, a los cargos, a los espacios de cuota. Hoy es distinto, la llegada de Michelle Bachelet a Chile el 2013 nos hizo muy bien a la cultura progresista, socialcristiana, especialmente en la capacidad de interpretar el ciclo nuevo que teníamos por delante. Más allá de lo que se aprecia desde afuera, hoy en la Nueva Mayoría hay mucha más convicción de la que existía en un período bastante prolongado de la Concertación.

-¿De qué depende el éxito de la NM medido en futuros triunfos electorales?
-Sin lugar a dudas del cumplimiento del programa, esto es que las reformas se lleven adelante de la forma en que fueron comprometidas en la campaña ante el país. Depende de que cerremos esas brechas de desigualdad que existen hoy.

-¿Le gustaría ver un segundo gabinete con mayor experiencia?

-En este gabinete hay mucho peso político que quedará demostrado cuando en un par de meses más el gobierno muestre su ejecución presupuestaria. Seguramente ese será un factor, junto a otros que considerará la presidenta, para hacer un cambio.

-Andrés Velasco dijo que su involucramiento en el caso Penta es “el costo a pagar por ser crítico a las reformas”. ¿Cuál es su opinión?

-Yo espero que él salga bien de todo este proceso, pero no hay que intentar evadir la responsabilidad  tirando la pelota al córner. El mismo Andrés Velasco ha reconocido un vínculo con Penta, que eran servicios que él prestó y honorarios que recibió, por lo tanto, cómo puede ser un invento de la Nueva Mayoría o del gobierno. Él mismo conoce el nivel de autonomía con que operan las instituciones en Chile.

-Ya hay varios presidenciables en carrera,  ¿cómo se manejará este tema?
-Hay varios interesados e interesadas, unos más que otros, pero lo importante es que al gobierno le vaya bien, que cumpla su programa, saque adelante sus reformas y de esa manera demostremos que estos cuatros años no sólo fueron posibles gracias al fuerte liderazgo de Bachelet. Por ello, hemos planteado que no hay que acelerar la discusión presidencial.

 

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