Ernesto Silva marchó el sábado 25 -junto a su esposa Jimena Álamos y sus cinco hijos- por la Alameda contra la reforma educacional que impulsa el gobierno. Si bien Carabineros cifró en 30 mil los participantes convocados por la Agrupación de Padres y Apoderados de Colegios Particulares Subvencionados en Santiago, el presidente de la UDI señala que, sumando las marchas en regiones, participaron más de 100 mil personas.
“Esta es una de las protestas masivas más rápidas que ha tenido un gobierno. Ver a miles de familias de clase media protestando contra la reforma educacional me confirmó nuestra idea de hacer una oposición con los pies en la calle. Sin embargo, el vocero de gobierno dijo ese día que los apoderados que habían marchado estaban desinformados, es decir, los insultó”, comenta Silva desde la oficina principal de la sede de su partido en calle Suecia, la misma que han ocupado Jaime Guzmán, Jovino Novoa y Pablo Longueira, entre otros.
-La marcha no tuvo tanto impacto público como otras que ha habido por la Alameda…
-Yo recuerdo las marchas de los estudiantes de la Confech transmitidas en vivo y en directo por Televisión Nacional... ahora no fue así. Hay una diferencia, eso sí, esta fue una marcha en paz, la oposición social le demostró al gobierno que puede haber marchas masivas sin violencia y sin encapuchados. Ahora, si 100 mil apoderados en las calles no remecen a la Nueva Mayoría significaría un nivel de indiferencia y soberbia inentendible.
-Ganarse la calle suena un objetivo un poco ambicioso…
-Si revisas la discusión de la reforma tributaria, el único grupo político que dijo no el día uno fue la UDI, y a partir de ahí se articuló un movimiento con los emprendedores y otros grupos que tomaron vida propia. Fue esa oposición social la que tuvo un cauce en el debate político. Si llevas eso a lo que hoy sucede con la educación, nosotros hemos dado un debate sobre las ideas de la libertad en la educación, la libertad de enseñanza y la confianza en los padres, pero quienes han hecho la oposición social han sido los profesores, los sostenedores, los apoderados y las familias.
-En su discurso, en el reciente 31 aniversario del partido, usted dijo que “la batalla que tendremos que dar en los próximos años será la más dura en décadas”, ¿a qué se refería?
-A que vemos con preocupación el clima político de enfrentamientos personales, ataques y descalificaciones que es muy dañino para el país. Lo que nosotros queremos decir es que la izquierda quiere derrumbar la estrategia de desarrollo de Chile y no confía, como confía la clase media, en el mérito individual de las personas, que ha sacado a tantos chilenos adelante y en el esfuerzo como motor de desarrollo. Al contrario, pone su acento en lo que tiene que hacer el Estado, la persecución y la regulación.
-Pero ese discurso duro no se refleja hoy en acciones concretas del partido contra el gobierno.
-Cuando fue el paro del Hospital del Salvador, el gobierno se dedicó a negociar con los dirigentes, mientras nosotros silenciosamente acompañamos a los pacientes. La oposición se hace desde la ciudadanía. Hoy somos minoría en los votos en el Parlamento, pero estos primeros siete meses del gobierno de Bachelet han hecho despertar a la ciudadanía y nos hacen sentir diariamente que estamos construyendo una nueva mayoría en la sociedad. Entendemos que los debates se dan en el Congreso, pero en la discusión de las ideas y en el debate de visiones es donde tenemos que poner nuestras fichas. Y eso significa que hay que ser mayoría en la sociedad.
-¿Cómo se logra eso si en las últimas elecciones fueron minoría por muchos votos?
-Generando una plataforma amplia que incluya a la oposición social y a la oposición política y, juntas, se transformen en mayoría. Para ello ya hemos definido algunos ejes de trabajo: vamos a tratar de darles mucho espacio a los liderazgos sociales, a las voces que están dispuestas a defender sus derechos y sus libertades; vamos a liderar un acuerdo programático para sacar a Chile del estancamiento y, por último, vamos a poner nuestro foco en dar respuesta a los problemas de la clase media, que busca dar nuevos pasos.
-¿Usted, de verdad, percibe un descontento social generalizado?
-Sí, vemos que en la clase media se está incubando un malestar profundo con las reformas de Bachelet. El 2014 se ha transformado en un año negro para la clase media: les ha afectado el bolsillo por la situación económica, tributaria y el aumento progresivo del desempleo, y ahora porque se le está afectando el motor principal de su movilidad social, que es la educación. Los chilenos de clase media sienten que merecen más con el resultado de su esfuerzo y este gobierno hace más difícil que estas familias logren más.
-¿La prioridad de la UDI ya no es competir palmo a palmo con el comunismo en las poblaciones sino que apuntar a la clase media?
-Chile tiene un imperativo moral que es superar la pobreza lo más rápido que podamos, y en eso la UDI jamás va a abandonar el mundo de la pobreza. Los mejores momentos de la UDI fueron cuando supo interpretar a las familias de esfuerzo del mundo popular que hoy son de clase media, fruto de nuestras ideas, no de las de la izquierda.
-De su análisis, interpreto que la clase más baja, ya sea a través de bonos o beneficios, se siente más atendida, y que a la clase más alta no le afectan tanto los vaivenes económicos…
-Te voy a responder con lo que ha sucedido en Chile sistemáticamente en estos siete meses: ha habido pérdida de empleos, caída en la inversión extranjera y en todos los indicadores económicos, aumento en la desconfianza y reformas que pasaron de tener un respaldo en la ciudadanía -como la educacional y tributaria- a marcar un rechazo en las encuestas. Esto, seguido con métricas semanales. Ahora que el alza en la victimización arrojó un peak, capaz que el vocero de gobierno salga a decir que las familias están equivocadas en sus percepciones.
"EL GOBIERNO QUE SE CAE A PEDAZOS"
-En estos siete meses tampoco se aprecia una centroderecha unida.
-Después de haber sido gobierno y haberles mejorado significativamente la vida a los chilenos, nos encontramos con un escenario complejo, donde se necesita tener unidad en torno a los temas que convocan hacia el futuro. Por ello, convocaremos a un acuerdo programático para sacar a Chile del estancamientoy que interprete los sueños de la clase media sobre el empleo, la educación, la salud, la seguridad y la previsión. A esto, sin una mirada partidista, tienen que sumarse todos los que creen que podemos ofrecer un mejor futuro para Chile.
-Hoy se abre un espacio para negociar la reforma en el Senado, ¿están dispuestos?
-Tenemos una diferencia tan profunda en lo que entendemos por libertad y responsabilidad de los padres y por calidad de la educación, que no veo espacio para acuerdos. Nosotros no vamos a traicionar a los padres. Además, yo no sé qué hace la DC en la Nueva Mayoría. Los simpatizantes de la DC sienten una confusión total al ver a sus dirigentes reclamando porque los comunistas los tratan mal, pero votando junto a ellos en el Congreso.
-Pero no negociar les podría impedir influir o cambiar ciertas cosas, como lo hicieron en la reforma tributaria.
-De aprobarse la reforma como está, nuestra primera línea del programa de gobierno será revertir el desastre educacional de la nueva mediocridad. Ese será nuestro eje programático.
-La Nueva Mayoría, a tres años de la próxima elección presidencial, ya ha adelantado un debate sobre sus liderazgos. En la oposición pareciera que el tema está lejos de abrirse.
-La Nueva Mayoría podrá tener liderazgos corriendo, pero tiene un gobierno que se cae a pedazos. ¿Alguien se habría imaginado el 11 de marzo al asumir Bachelet que a fines de octubre sus reformas iban a tener un rechazo en la sociedad, que Chile sería sindicado por medios internacionales como el ejemplo de la nueva mediocridad y que los padres iban a manifestarse por la Alameda contra su principal reforma?
-¿Estaría dispuesto a volver a apoyar a Piñera?
-Hemos definido que vamos a llevar un proyecto propio en unidad en la Alianza y tenemos tiempo para darles vida a los liderazgos que encarnen eso. Tenemos el enorme desafío de presentar ese sentimiento y ese esfuerzo que se ancla en una sociedad de valores.
"HAY QUE DAR LA CARA"
-Para muchos el que usted visitara a Cristián Labbé en la cárcel fue un paso atrás en el objetivo de esta nueva generación UDI de desmarcarse del régimen militar y las violaciones a los derechos humanos.
-No existe ninguna contradicción: la UDI -y lo ha dicho toda la nueva generación que hoy tiene a su cargo la conducción del partido- tiene un compromiso total, inequívoco y permanente con los derechos humanos, y nos sentimos con la libertad para mirar, a 41 años del 11 de septiembre del ‘73, los aspectos positivos, negativos, valiosos y dolorosos de una etapa de la historia de Chile sin ningún complejo; pero con esa misma libertad, no tenemos ningún problema en ir a visitar, cuando corresponda, a un amigo, a un ex alcalde que fue electo cuatro periodos por el voto ciudadano.
-RN se desmarcó de ustedes frente a este apoyo al ex alcalde. “Aquí cada uno carga con sus mochilas”, dijo su par de RN, Cristián Monckeberg.
-A veces es agotador ver los comentarios de la centroderecha que miran estos temas con complejos y con temor. En política lo normal es que, ante momentos complicados, quienes ejercen liderazgos no den la cara. La renovación de la política pasa por dar la cara, hablar de frente de manera directa.
-¿Cuestiona la decisión del gobierno de ampliar la querella en contra de Labbé?
-No conozco los antecedentes judiciales y las instituciones deben funcionar, pero llama la atención el apuro y celeridad con que actuó el Instituto de Derechos Humanos, que no se la vi en temas que importan a las familias de esfuerzo. No lo vi actuar con igual velocidad en materias de terrorismo que le impactan a la ciudadanía.
-Según el presidente del PS, Osvaldo Andrade, la UDI hizo un cálculo político y prefirió hacerle un gesto a su línea más dura. ¿Fue así?
-Osvaldo Andrade se quiere ganar el premio al francotirador de Chile generando desconfianza, divisiones y tratando de anclar todo lo que pasa en el pasado. Si lo que pretende él y la izquierda es que no haya oposición, que exista silencio, y que se diga “paso”, para eso tienen a otra persona, que es Bachelet.
"NO NOS VAMOS A DEJAR AMEDRENTAR"
-Uno de los dueños de Penta es su tío Carlos Alberto Délano, ¿cómo ha logrado conciliar la cercanía familiar con ser presidente de la UDI?
-Tengo un gran aprecio y cariño por todos mis familiares, especialmente por Carlos Alberto Délano, que fue muy buen amigo de mi padre. Él ha sido un gran emprendedor, pero no me pierdo un minuto en mi rol de conducir al partido más grande de Chile .
-Pero imagino que le complicó su parentesco, ¿ha conversado el tema con él, qué piensa él de esto?
-En el plano personal he conversado y converso con muchas personas.
-Su relación familiar, incluso, fue cuestionada por el diputado de su partido David Sandoval.
-Siento que en este tiempo el respaldo y unidad que hay en la UDI ha quedado tan evidente que soy respetuoso de las miradas diferentes. Estamos más unidos que nunca y la izquierda tiene claro que el único dique de contención político a sus reformas ideológicas es la UDI, y nosotros no nos vamos a dejar amedrentar.
-A su juicio, ¿existe un sesgo ideológico en la investigación del fiscal?
-Lo que he decidido es referirme sólo a los hechos no a la rumorología, y cuando he tenido reparos los he planteado directamente, no con cafecitos ni galletitas, como otros. Criticamos las filtraciones a la prensa de una carpeta reservada del fiscal y lo hicimos de una manera tal que se lo planteamos al fiscal nacional en una audiencia pública. Le pedimos que ordenara una investigación, lo cual hizo.
-¿Cree que la inclusión del ministro Undurraga en la lista de involucrados en el caso frenó los cuestionamientos hacia la UDI?
-Acá ha existido mucha rumorología alimentada por filtraciones que ha generado un daño difícil de reparar. Espero que esto pueda tomar el cauce que corresponda en el Ministerio Público y en el Servicio de Impuestos Internos.
-Hace algunas semanas, trascendió que su directiva tenía antecedentes sobre la campaña de Bachelet, ¿es así?
-El financiamiento de la política en Chile necesita una mirada moderna y no una mirada acusadora, yo no creo en un debate hipócrita donde algunos traten de apuntar con el dedo sólo a un sector. Tenemos que hacernos cargo de los desafíos reales. ¿Alguien cree de verdad que Bachelet o algún otro candidato partieron su campaña en agosto o septiembre? No, la partieron mucho antes y, por lo tanto, no hay sistema regulado de financiamiento para ese período.