Por Juan Andrés Quezada Diciembre 23, 2014

Recordando los finales tristes que han tenido ex presidentes de la DC en el último tiempo -Alejandro Foxley (1994-1997),  Enrique Krauss (1997-1999), Adolfo Zaldívar (2002-2006) y Soledad Alvear (2006-2008), entre otros-, Eugenio Tironi señala que Ignacio Walker, quien concluye su segundo período en marzo próximo, es una “excepción”.

“Encuentro que Ignacio está para el libro Guinness, porque es uno de los pocos presidentes de la DC que no solamente han salido vivos, sino que robustecidos y con una presencia pública importante”, afirma el sociólogo desde su oficina en Las Condes.

-¿Qué es lo que usted destaca de su gestión?
-Le devolvió un rol a la DC, encontró el alma que el partido había venido perdiendo progresivamente desde el período de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, quien no tenía espíritu y gobernó con una visión tecnocrática. El momento de esplendor de la DC fue con Patricio Aylwin, donde se retomó la filosofía democratacristiana, que es en el fondo el centrismo, el posibilismo, el diálogo y el acuerdo, que se encarnó en un Aylwin, que por lo demás,  hay que decir que tuvo un liderazgo muy distinto al de Eduardo Frei Montalva, que era más bien mesiánico. Hasta ahora, creo que la DC fue desangrándose hasta que encontró nuevamente su razón de ser en este gobierno de Bachelet, curiosamente.

-¿Cuál sería esa razón de ser?

-La directiva lo ha hecho bien, al marcar sus puntos en la reforma tributaria, en la reforma educacional, ha usado muy bien el poder simbólico, el soft power, a través de esta suerte de ejercicios de enlace que han hecho, como ese consejo nacional que se autoconvocó a fines de octubre. El hecho de tener distintas fracciones también lo han utilizado bien.

-En un reciente cóctel de fin de año con la prensa, Walker dijo que tenía una mala noticia para la prensa: “El partido está más unido que nunca”. ¿Comparte ese diagnóstico, considerando que Jorge Pizarro, líder de la disidencia, ya anunció que será candidato en las elecciones internas?
-Yo los encuentro bastante unidos, considerando que tienen tantas ventanillas y Walker las ha administrado bien. La DC hoy día sustituyó a la derecha como factor de influencia sobre la conducción del gobierno, o como factor de contención, o como factor de mitigación de políticas públicas, y todo lo que uno quiera…

DE COCINEROS, CHEFS Y MAITRES
En un año en que las competencias entre chefs estuvieron de moda en la televisión chilena, Tironi hace una analogía entre la cocina y la Democracia Cristiana y, de paso, recoge el término acuñado este año por Andrés Zaldívar para graficar cómo se modificó la reforma tributaria. “La DC es hoy un partido que hace muy bien el trabajo de la cocina, pero hace muy mal la presentación de los platos, que es un elemento central de un buen gastrónomo, es decir, la ambientación de los platos y del restorán, que es toda la parte que tiene que ver con el glamour. Y hay un riesgo de que la DC se quede en la condición de grandes cocineros, pero que están ocultos del público”, señala Walker.

-¿Tiene algún ejemplo?
-Logran grandes cuestiones, como probablemente lo consiguieron en la reforma tributaria, o ahora como en la reforma a la educación, pero no lucen. Es lo que ocurrió en las elecciones presidenciales pasadas con Claudio Orrego, que no lució. A los diputados les fue bien, porque son cocineros.

El autor de ¿Por qué no me quieren? (2011) y Radiografía de una derrota (2009) continúa su analogía: “En París los grandes cocineros son todos inmigrantes. En cualquier restorán hay grandes chefs de origen asiático, latino, africano, pero no hay ningún mozo que no sea francés de cepa. Entonces hay un riesgo que la DC se acomode a eso. Que sean como los filipinos en los cruceros, quienes hacen todo el trabajo de la cocina, pero los que sirven no son filipinos, son blancos”.

-¿Cree que Walker pudiera surgir como liderazgo presidencial de toda la DC?
-Walker tiene mucho más pinta de maitre que de cocinero. Desde luego que él pudiera ser la figura DC, pero hoy está muy lejos de serlo, porque en las encuestas no se le ve como una figura presidencial. François Mitterrand tenía una frase muy linda: “Lo importante es estar a flote esperando que llegu una corriente”. Ignacio tiene que mantenerse a flote esperando que llegue una corriente y nadie sabe si la corriente pasará ahora, el próximo año o en muchos años más. Hoy los liderazgos surgen por accidentes y hay que estar ahí.

-¿Y qué consejo le daría usted al dejar la presidencia del partido en marzo?
-Fuera del partido tiene que ser un líder más ecuménico, va a tener que buscar una postura más ciudadana, metido en los temas más cotidianos y no tanto en la agenda política, como ha estado estos años.

-¿Y cree que este primer lugar de ME-O en la CEP ayuda o perjudica el liderazgo de Walker?
-Marco Enríquez-Ominami hoy depende de la DC. Él es hoy rehén de si la DC le abre las puertas a una primaria en la Nueva Mayoría. La DC se puede quedar sentada esperando que pase ME-O por delante y le ofrezca algo que tendría que ser demasiado sabroso y atractivo.

-¿Y Andrés Velasco podría eclipsar un eventual liderazgo del presidente de la DC?
-Efectivamente, Velasco es un competidor de cualquier candidato de la DC, al igual que los competidores de la centroderecha. Cualquier persona que aspire a ser candidato va a tener que situarse a partir del centro.

-¿Usted estaría dispuesto a trabajar en una campaña por Walker?
-No, yo estoy retirado de esas pistas.

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