-Oye, yo estoy supersorprendido con este país.
El ministro de Energía no pierde un segundo. Entra a la oficina, pide bajar el nivel del aire acondicionado (el ahorro energético, reconoce, es el principal punto pendiente de su agenda al mando del ministerio) y, nada más sentarse, se dispone a analizar el Chile al que volvió tras una larga temporada como ejecutivo de empresas en Brasil y Bélgica.
-¿Sorprendido por qué?
-Es que un año atrás, cuando llegué a Chile, lo único que le escuchaba al mundo empresarial era “energía”. Decían que era el mayor problema de la economía chilena: el altísimo costo de la energía. Entonces me llama mucho la atención que el tema que generaba más preocupación en el mundo empresarial, y que hoy aparece como un gran logro del gobierno, ahora pasa desapercibido o se dice “hablemos de otra cosa”.
Máximo Pacheco (61 años, militante socialista) exuda orgullo. Despliega gráficos y un tríptico a todo color con los principales logros de su gestión: reducción de 15% en el costo marginal de la energía; una megalicitación con 17 ofertas y un precio 17% inferior al de 2013; ingreso de un nuevo actor (Suez) al concentrado mercado de generación del Sistema Interconectado Central.
-¿Fue un golpe a los actores tradicionales de la generación eléctrica en Chile?
-Bueno, a ver, en primer lugar, los incumbentes no se llevaron ni un megawatt, entonces…
-¿Eso es bueno?
-El compromiso que tiene el gobierno es definitivo: reducir los precios, y aumentar la competencia.
-¿Hay un oligopolio que se debe romper?
-No es una opinión mía, también es una opinión del fiscal nacional económico. En su discurso en el Día de la Competencia, señala claramente que sus prioridades son dos: salud y energía. Yo creo que efectivamente los informes muestran la necesidad de introducir más competencia a este sector.
-Se habló mucho de HidroAysén, que era un proyecto indispensable, que de él dependía la confianza de las empresas. ¿Por qué cuando finalmente el gobierno lo desecha, la confianza para invertir aumenta, cuando debiera haber sido todo lo contrario?
-Pienso que a lo mejor cuando se toma la decisión por parte del Consejo de Ministros en relación a HidroAysén, lo que otros actores concluyen es que aquí se ha creado un espacio para que ellos entren a la cancha. Si se sabe que la demanda de energía no va a ser satisfecha por ese megaproyecto, tiene que ser satisfecha por alguien.
-¿Y qué pasa con Endesa y Colbún? ¿Se han logrado adaptar en este nuevo escenario de competencia?
-Veo que hay cambios muy importantes en el mapa empresarial chileno. Tienes la entrada de un gran actor, como es Gas Natural Fenosa, tienes, por otro lado, una empresa como Endesa, Enersis, que está viviendo una transformación muy importante. Y tienes a Colbún, que tiene una cartera de proyectos y que continúa revitalizándola y reforzándola. Es algo que me pareció siempre muy obvio: que la competencia les hace bien a las empresas. Yo nunca he visto a nadie que desarrolle su musculatura yendo al gimnasio a ver cómo otros levantan pesas. Creo que la competencia es buena para los consumidores porque efectivamente genera condiciones de mercado, y también mejora la calidad de las empresas.
-¿Y eso se asume realmente en Chile? Cuando hay casos de monopolio, oligopolio, colusiones, ¿se entiende realmente que la competencia es parte necesaria de un libre mercado que funciona?
-Yo creo que las empresas han ido aprendiendo con dificultad, con muchos casos que han sido muy lamentables. La sociedad chilena hoy no acepta cosas que en el pasado o no conocía o no entendía del todo o, por último, no le preocupaban.
CASO WAGNER: "TODO EL PESO DE LA LEY"
Hijo de un dirigente DC, ex militante del MAPU y concertacionista de siempre, el ministro Pacheco no escatima en críticas para la conducción del gobierno anterior en materia de energía: “Es un país que estaba sin claridad de objetivo, sin una propuesta, sin ver ninguna luz al final del túnel. Había tocado fondo en impulso y claridad en su política energética. Había un frenazo de inversiones, debilitamiento de la institucionalidad producto del telefonazo, falta de confianza en su institucionalidad ambiental. Cuando la presidenta Bachelet llega al gobierno, en Chile había 28 centrales eléctricas en construcción. Hoy día tenemos 45. Pasamos de 28 a 45 en 10 meses”.
-Las centrales no se construyen de un día para otro, ¿cuánto mérito hay de proyectos que estaban avanzados o aprobados en el gobierno anterior?
-Aquí tienen que hablar los números. ¿Y qué hizo que esto floreciera? Que nosotros, como Estado, definimos que no somos neutrales respecto del desarrollo de estos proyectos.
-¿Aquí el Estado tenía que intervenir?
-Nosotros dijimos con todas sus letras que queríamos un nuevo rol del Estado. Un Estado sentado en las graderías bajo marquesina observando el juego no da cuenta de la complejidad del sector.
-Usted viene de la empresa privada, ¿el libre mercado por sí mismo no fomentaba la inversión?
-Aquí faltaba un Estado que claramente diera orientación, dirección y señales de que esto es muy importante para la sociedad. Como Estado no somos neutrales a que los proyectos se hagan o no se hagan. Apoyaremos, y vamos a continuar apoyando todos los proyectos que cumplan con la ley ambiental y que se desarrollen de forma amigable con la comunidad. Esto demuestra que el Estado puede. Al principio, este discurso creó muchos temores, por el fantasma del Estado empresario. Se habla mucho de que en Chile hay un mal clima de inversión, de que hay un clima adverso de inversión, de que la inversión ha caído, y eso no es así en el sector energético.
-Llama mucho la atención que Energía sea una especie de microclima dentro de un clima económico que efectivamente está enrarecido, donde los empresarios hablan de hostigamiento y falta de confianza. ¿Por qué Energía ha logrado ser un microclima distinto?
-Yo entiendo que en Chile se ha instalado un clima de pesimismo. Es importante que el empresariado recupere el optimismo porque ese es su rol: identificar oportunidades para emprender proyectos, eso requiere optimismo y eso es un estado de ánimo. Y el estado de ánimo es una decisión que uno toma cuando despierta en la mañana. Uno puede despertar ya negativo, o puede decidir despertar positivo. Esa responsabilidad de los líderes empresariales es muy importante.
-¿Y cuánto ayuda a generar este clima subjetivo de optimismo en el ámbito de la energía el que los empresarios lo sientan a usted como uno de ellos, alguien que los entiende, que sabe cómo funcionan?
-Me alegro de que tú lo percibas así…
-Es lo que dicen los empresarios.
-Nosotros tenemos, como gobierno, un compromiso de construir relaciones de confianza con el empresariado, porque eso es fundamental para asegurar que el país tenga inversión, tenga crecimiento.
-Pero los empresarios se han sentido maltratados por el gobierno.
-Por eso mismo te digo que yo valoro que eso se reconozca y yo me siento muy feliz de hacer esa contribución, pero quiero decirte que no la hago por gusto propio, sino que la hago porque soy miembro del gabinete de la presidenta Bachelet y yo fui nombrado en este cargo por ella y, por lo tanto, también hay que entender que esto no es un hecho personal, individual, esto también es una apuesta del gobierno.
-¿Pero por qué los empresarios hacen la distinción ente su gestión y la del ministro de Hacienda, para la cual tienen palabras bien duras en público, y más duras en privado?
-Bueno, yo no soy comentarista ni soy analista, yo soy miembro del gabinete y, por lo tanto, no me corresponde a mí dar una opinión sobre esa materia.
-El caso Metrogas fue uno de los hitos del año en Energía. ¿Pretendía marcar un punto con él?
-El punto que hicimos fue el nuevo rol del Estado, porque si existe una ley que obliga a hacer todos los años un estudio de rentabilidad, yo no veo ninguna buena razón para decir por qué no se hizo. Entonces, nosotros dijimos: “Nos vamos a poner los pantalones largos”. También cumplimos con nuestra obligación de enviar los decretos tarifarios de la luz a la Contraloría, eran decretos que ya estaban firmados durante el gobierno anterior, estaban aquí y no se habían enviado a la Contraloría, en un incumplimiento grave de la obligación que nosotros tenemos como ministerio y yo como ministro.
-¿Y cuando no se cumple la ley o, para ocupar sus palabras, no hay “pantalones largos” para fiscalizar, cómo se lo explica? ¿Hay una cierta colonización del Estado por parte de los intereses de las empresas, especialmente en sectores regulados?
-La principal definición que uno tiene cuando acepta estos cargos es que uno es un servidor público. Eso significa que nuestro sueldo lo paga cada uno de los chilenos cuando compra el pan, paga el IVA cuando compra el arroz o el aceite. Yo no soy representante de las empresas. Soy representante del Estado y como tal tengo la obligación de actuar con el sentido del bien común. Es parte fundamental de nuestro desafío el no dejarse capturar por ningún interés corporativo.
-¿Y qué pasa cuando, aparte de ese sueldo pagado por los chilenos, a un subsecretario le pagan un sueldo aparte desde un grupo empresarial, como ocurrió con Pablo Wagner?
-Está siendo investigado, y yo espero que esa investigación finalice y un hecho como ese se sancione con todo el peso de la ley.
"Aquí faltaba un Estado que claramente diera orientación, dirección y señales de que esto es muy importante para la sociedad. Como Estado no somos neutrales a que los proyectos se hagan o no se hagan. Apoyaremos, y vamos a continuar apoyando todos los proyectos que cumplan con la ley ambiental y que se desarrollen de forma amigable con la comunidad"
"EL CASO BILBAO MERECE UN CASTIGO AQUÍ EN CHILE"
La geneaología de Máximo Pacheco Matte se entronca con la política y la empresa: bisnieto de un presidente (Arturo Alessandri) y sobrino nieto de otro (Jorge Alessandri), pariente de los Matte, y egresado del Saint George. Desde esa posición, se anima a ir más allá de los temas de su cartera para plantear una crítica mirada de los pecados públicos de algunos miembros de la elite empresarial, a la que él también pertenece. Pacheco leyó las 14 páginas del escrito en que la Securities and Exchange Commission denuncia uso de información privilegiada de ejecutivos chilenos Juan Bilbao y Tomás Hurtado, y su diagnóstico es tajante:
-Yo espero que el caso Bilbao sea castigado como merece. El mal uso de información privilegiada, de ir a un directorio y a través del directorio tener acceso a esa información que le permite anticipar que va a haber un aumento en el valor de la empresa, y por lo tanto comprar acciones con esa información, contraviniendo la ley, y la gravedad de las acusaciones y lo evidente de la transgresión que hay en el uso de información privilegiada, en mi opinión, merece no solamente un castigo que va a llegar en EE.UU., sino que también un castigo aquí en Chile. No es aceptable para la imagen de Chile, para la imagen de los empresarios. Y para la imagen que nosotros mismos estamos construyendo de ser una sociedad donde todos actúen de buena fe y sin hacer trampa. Entonces esto merece un castigo también social, nosotros tenemos que aislar a aquellos que juegan el juego haciendo trampa.
-Eso no ocurre en Chile. Carlos Délano y Carlos Lavín habían sido sancionados hace años por uso de información privilegiada en la venta del Banco de Chile, y no pasó nada.
-Bueno, en el caso de ellos, ahora hay una investigación en curso, y lo que corresponde como gobierno es dejar que las instituciones funcionen y esa investigación siga su curso. Si en el pasado se podía hacer un poco de vista gorda o se podía castigar, pero levemente, yo creo que hoy día el estado de desarrollo en que estamos no va a permitir que eso suceda.
-Pero las sanciones penales por delitos contra la libre competencia fueron eliminadas en el gobierno del presidente Lagos. ¿Hay que reinstaurarlas en Chile? ¿Debería haber sanciones penales?
-No soy un especialista de esa área, pero no tengo ninguna duda de que nosotros tenemos que seguir avanzando en perfeccionar el sistema económico para darles garantías plenas a los consumidores de que sus derechos están bien defendidos. Pero también para que una cantidad significativa de empresarios, que son serios, honorables, buenos, emprendedores, creativos, y que quieren jugar el juego limpio, recuperen el prestigio que merecen. Está pagando una cuenta muy alta un grupo de empresarios que son gente honorable, que son gente que crea riqueza, y que hacen muy bien al país.
-¿Hay clasismo en los empresarios en Chile?
-Yo viví seis años en Brasil, una sociedad muy desigual, pero hay algo que me sorprendió siempre: que, aun en ese clima de desigualdad social, Brasil tiene más movilidad social que Chile. Basta citar un ejemplo: el presidente Lula, un hombre que su primer par de zapatos lo tuvo a los 14 años. Y así tú ves no solamente ese caso, sino que muchos presidentes ejecutivos de compañías que entraron a la empresa como júnior, en una época en que el júnior les lustraba los zapatos a los jefes.
-Eso en Chile no pasa…
-Creo que Chile es una sociedad que tiene una movilidad social insuficiente y preocupante y que es muy central garantizar en el mundo empresarial que nosotros elevemos el nivel de la movilidad social. Por eso es que, además, irrita la trampa, por eso irrita el mal uso de información privilegiada, porque es información que circula en los matrimonios y en las fiestas sociales, a las cuales no tiene acceso una persona que puede tener tanto más mérito para emprender. Aquí yo creo que lo central es cómo garantizamos que el trabajo bien hecho rinda, que el trabajo comprometido y el trabajo arduo te dé la oportunidad de acceder a esos bienes. Eso muchas veces nos entrampa como sociedad, la sospecha que tiene mucha gente en Chile de que no basta trabajar mucho y trabajar bien para que te vaya bien. Por eso es importante castigar la trampa y el atajo, porque lo que necesitamos es darle a la sociedad chilena la confianza de que el trabajo bien hecho, el trabajo comprometido, el trabajo arduo, rinde.
"Es importante que el empresariado recupere el optimismo (...) y eso es un estado de ánimo. Y el estado de ánimo es una decisión que uno toma cuando despierta en la mañana. Esa responsabilidad de los líderes empresariales es muy importante"
"HAY EMPRESARIOS QUE APORTAN PARA TENER UNA PUERTA QUE TOCAR"
Militante socialista y ex presidente de International Paper Brasil, ex director de Codelco, Banco de Chile, Falabella y AFP Provida, Pacheco representa como pocos el cruce entre política y empresa privada, hoy severamente cuestionado por el caso Penta. El tema no es cómodo, y el ministro cambia de tono cuando se le menciona, del entusiasmo a la cautela.
-La confianza está dañada por el caso Penta y por el cuestionamiento general sobre la relación entre política y dinero. Usted ha sido sindicado como financista y puente entre la Concertación y los grandes empresarios. ¿Cómo se relaciona un candidato con los empresarios para financiar sus campañas?
-Hay un poquito de mito urbano. Es obvio que yo vengo de una familia tradicional, trabajé en el mundo empresarial y claro que generé muchos contactos, redes, la gente empieza a decir “este es el puente”, pero yo creo que en eso hay un poco de exageración y la verdad es que nunca tuve este rol que tú mencionas.
-Ok, hay “un poco de exageración”, pero usted sí ha contribuido levantando fondos.
-No, no, lo que te quiero decir es que mi contribución principal era que yo conocía al mundo empresarial y ayudé a generar relaciones de entendimiento entre el mundo político de la Concertación y el mundo de los empresarios privados.
-Es un hecho de la causa que las campañas hay que financiarlas. ¿Los empresarios ponen plata a cambio de algo, ponen plata por un proyecto que los convoca, o ponen plata para tener una voz? ¿Cómo se toman esas decisiones dentro de una empresa?
-Mira, hay empresarios de todo tipo. Hay empresarios que hacen de esta materia algo democrático, les dan a todos para no influir con su dinero sólo sobre los que más les gustan. Hay otros que dicen: “No, yo les voy a dar solamente a los que piensan como yo porque me importa que mis ideas prevalezcan”. Y hay otros que probablemente lo hacen para tener también una puerta que se pueda tocar. Yo creo que en esto hay, como en todas las cosas, motivaciones diversas y razones distintas para hacer esas contribuciones.
-Y en su experiencia, ¿cuál es, entre los empresarios que ponen más plata, la motivación principal?
-Te reitero: yo no he estado en la tesorería, de manera que no te puedo responder esa pregunta.