La rebelión de los alcaldes -liderados por Olavarría y De la Maza- apuesta a levantar un discurso regionalista y de clases en el próximo consejo, que busque representar a los estamentos municipales históricamentes postergados del establishment de las colectividad y de los cargos de primera línea.
El pasado lunes en la tarde se produjo una situación pocas veces vista en la UDI y que refleja el clima de tensión que existe hoy en el partido en vísperas del consejo general convocado para el viernes 10 de abril en el Hotel Crowne Plaza, en Santiago. En plena comisión política, a la que había asistido de forma especial Jovino Novoa, el alcalde de Colina, Mario Olavarría, y el diputado José Antonio Kast se enfrascaron en una fuerte disputa verbal y estuvieron a un paso de llegar a los golpes, según cuentan los presentes.
Todo comenzó cuando el edil acusó al grupo cercano al ex presidente Ernesto Silva de intentar mantener el control del partido, a través de la ratificación de Javier Macaya, quien hoy es presidente interino.
Kast emplazó a Olavarría a levantar una lista propia que represente a su sector y competir en el próximo encuentro partidario, pero el alcalde le respondió que ello era imposible hacerlo de aquí al consejo, por lo que volvió a pedir a Macaya convocar a elecciones dentro de 90 días, para poder escuchar la voz de las bases del partido en todo el país. Fue en ese momento cuando Olavarría insistió en cuestionar a la actual dirigencia por no tomar medidas contra los parlamentarios y dirigentes involucrados en el caso Penta, cuyos costos -aún imprevisibles-terminaron impactando a toda la colectividad, mientras hoy los dueños de la empresa, Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, se encuentran en prisión preventiva en el Anexo Capitán Yáber.
Kast le replicó al alcalde que cuando él había sido formalizado hace algunos años atrás por la venta de un terreno para construir un supermercado en su comuna, nadie le pidió que suspendiera su militancia. El edil subió el tono y le recordó que había sido absuelto de ese juicio y que personas y actitudes como las de él estaban llevando a la UDI por el despeñadero. Fue en ese instante cuando Macaya golpeó la mesa y le pidió a Olavarría que se callara inmediatamente o saliera de la sala.
A muchos de los presentes sorprendió la firmeza con que Macaya resolvió el impasse desde una de las cabeceras de la mesa del salón Miguel Kast. “Javier demostró que, pese a su edad (36 años), está capacitado y empoderado para controlar a la UDI y enfrentarse a dirigentes con más trayectoria política”, señala un antiguo miembro de la comisión política.
“Si la gente que se dice de la nueva generación quiere perpetuarse y ese camino no tiene vuelta atrás, vamos a pedir la nulidad de todo este proceso. Cuando a Macaya lo nombraron interino fue para dirigir el proceso, no para ser presidente, porque sería juez y parte”, dijo Olavarría a Qué Pasa.
¿REBELIÓN SOCIAL?
La tensión en la comisión política del lunes se sumaba al ep isodio protagonizado horas antes por otro histórico alcalde del partido: Francisco de la Maza. Sin avisar previamente a la mesa, el edil de Las Condes llegó al partido momentos después de una reunión de directiva y, aprovechando la presencia de la prensa, anunció su renuncia a la vicepresidencia. “Dado lo trascendente de este consejo general me parece fundamental que todos los convocados lleguemos a él dotados de la máxima libertad de acción, pues esa es la forma correcta de generar un diálogo que contribuya al éxito de nuestra instancia partidaria”, señaló en una carta, dejando De la Maza entrever una posible candidatura.“Me enteré de la renuncia de De la Maza por la prensa”, dijo Macaya más tarde, evidenciando su malestar.
La posibilidad de que un alcalde pudiera dirigir el partido en los próximos dos años fue uno de los temas tratados hace 15 días en un encuentro de 10 alcaldes de la UDI, convocados por Olavarría, y al que fueron invitados Andrés Chadwick y el senador Víctor Pérez, quien fue uno de los que más presionaron por la renuncia de Ernesto Silva a la presidencia del partido, el 11 de marzo pasado.
La rebelión de los alcaldes -liderados por Olavarría y De la Maza- apunta a levantar un discurso regionalista y de clases al interior del próximo consejo, que busque representar a los estamentos municipales históricamentes postergados del establishment de las colectividad y de los principales cargos.
El consejo está integrado por los senadores, diputados, alcaldes y concejales con más alta votación en cada comuna y por 847 consejeros nacionales, designados por los consejos regionales de entre sus respectivos miembros.
Sin embargo, varios dirigentes advierten que la arriesgada jugada de De la Maza al renunciar a la vicepresidencia, quienes lo consideraron una deslealtad, no cayó bien en amplios sectores del partido, restándole fuerza a su arremetida. A ello se sumó el distanciamiento con Silva que se reflejó en su ausencia en la cena de desagravio que organizaron sus cercanos la noche del lunes en el restaurante Raúl Correa y Familia.
ESCENARIOS PROBABLES
A una semana del encuentro partidario en la UDI se barajan los siguientes escenarios:
1.- Que el consejo apruebe con una considerable mayoría el voto político que presentará Macaya en nombre de la mesa directiva. En este escenario, el grupo cercano al diputado Silva pediría que Macaya continúe a la cabeza de la UDI por los próximos dos años -o al menos por el tiempo que resta a la directiva- junto a Juan Antonio Coloma en la vicepresidencia, cosa que hasta ahora el diputado ha rechazado. El respaldo a Macaya para continuar liderando el partido fue oficializado por Silva durante un almuerzo de bancada el martes pasado y sellado más tarde en un pacto por los diputados en una reunión en el piso 12. No obstante, hay algunos parlamentarios, entre ellos Gustavo Hasbún, que han propuesto a Kast. Otro factor que juega en contra de Macaya y debilita las opciones de influencia de Silva es la estrategia judicial que ha decidido levantar Novoa, principal referente de ambos. El tono desafiante que ha emprendido frente a las acciones del Ministerio Público en su contra, así como su entrevista en El Mercurio donde señaló que el “caiga quien caiga es un eslogan de irresponsables”, haciendo un llamado a generar un acuerdo transversal, no han caído bien en algunos sectores del partido donde una gran parte de dirigentes apuestan por la transparencia y dejar que las “instituciones funcionen”.
2.- Que el grupo disidente de los alcaldes logre articular una fuerza suficiente que torpedee el voto político, pudiendo forzar a una elección con algún alcalde a la cabeza. De suceder esto, el diputado Kast podría encabezar una lista oficialista. El propio De la Maza ha señalado que él no está dispuesto a ser candidato, ya que tendría que dejar la alcaldía a más de un año y medio de las elecciones municipales.
“Lo que a mí me gustaría es que fuera alguien que enfrentara el futuro de forma distinta de como se ha hecho hasta ahora. Como partido debemos armar una directiva, ojalá consensuada, fuera de lo que está ocurriendo hoy en día en esa contingencia judicial y enfrentar lo que quiere el país de cara a la gente”, dijo De la Maza el martes en CNN.
3.- Que surja Hernán Larraín como candidato de consenso. A su favor está su experiencia política y su buena relación con amplios sectores del partido. En contra está su prolongado silencio frente a la crisis por el caso Penta y la salida de Silva. Sólo cuando explotó el caso, en el segundo semestre del año pasado, el senador salió en defensa Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, a través de una carta publicada en El Mercurio. “Con ellos no sólo he compartido ideas y un proyecto de país, sino que he sido testigo de su interés por colaborar con decenas de iniciativas de bien público”, dijo.
“Larraín ha tomado palco en los últimos meses, y en los momentos de crisis la UDI busca dirigentes con opinión”, señala un histórico dirigente, quien agrega que el senador no es un rostro que represente renovación.
4.- Otro escenario, menos probable, pero que esta semana comenzó a comentarse en la eventualidad que Macaya no logre la unidad, es que el actual oficialismo más el llamado grupo de “los coroneles” convenzan a Andrés Chadwick para que asuma la presidencia. A favor está su vasta experiencia y muñeca política, además de su conocimiento del partido. En contra está su identificación con una próxima candidatura presidencial de Sebastián Piñera, cuestión que la UDI aún no ha tocado en forma oficial. Sin embargo, hay quienes en la UDI estiman muy poco probable que se pueda levantar un liderazgo presidencial en los próximos años y que la mejor alternativa es apostar a Piñera ante unas eventuales primarias con Andrés Allamand o Manuel José Ossandón.