Por Juan Andrés Quezada Abril 16, 2015

El pasado miércoles 8 de abril, Edmundo Pérez Yoma, José Antonio Viera-Gallo y Sergio Bitar llegaron a almorzar al restaurante Divertimento, a los pies del cerro San Cristóbal, con el fin de coordinar algunos aspectos de la reciente visita a Chile de Mitzy Capriles y Lilian Tintori, esposas de Antonio Ledezma y Leopoldo López respectivamente, dos de los líderes políticos de la oposición venezolana que se encuentran encarcelados.

Sentados en la misma mesa que solían ocupar hace algunos años, los tres ex ministros que jugaron un rol clave en la segunda parte del primer gobierno de Michelle Bachelet analizaron el complejo momento del gobierno y de la política en general. Y coincidieron que, pese a ser requeridos constantemente por los medios, no cuentan con un espacio de participación política que les permita transmitir su experiencia para abordar los casos Caval y SQM, que han calado hondo en La Moneda.

Un ex integrante del gobierno de Ricardo Lagos recuerda que el ex presidente constantemente estaba requiriendo la opinión y los consejos de figuras de la Concertación. Habitual eran sus almuerzos con Genaro Arriagada, Edgardo Boeninger, Eugenio Tironi y Enrique Correa, entre otros. Hoy, eso no ocurre, señala la misma fuente.

Como no han encontrado espacios, han buscado salidas laterales a través de participaciones en seminarios, tertulias políticas en casas e incluso a través de cartas al director de los principales diarios.

Uno de los históricos de la Concertación, quien ha estado muy activo en el último tiempo, es Óscar Guillermo Garretón. El ex MAPU, quen jugó un rol clave de acercamiento entre la Concertación y los empresarios, tiene una visión muy crítica acerca de este segundo gobierno de Bachelet, cuestionando en privado su conducción política a cargo de Rodrigo Peñailillo, y la dirección económica en manos de Alberto Arenas.

El miércoles, al abrir una jornada de reflexión sobre la reforma laboral, convocada por la Sofofa, Garretón dijo que el país no saldrá adelante si no se hace un cambio. “El gobierno de Bachelet se equivocó en renegar de su pasado y no entendió el país que entre todos habíamos engendrado”, señaló el empresario.

Un ex ministro de la Concertación que sí ha sido requerido por La Moneda en las últimas semanas es el radical Isidro Solís, a quien se le ha visto entrar y salir por el portal que conduce al Ministerio del Interior.

INSULZA ASOMA SUS MALETAS
La noche de este domingo aterrizará en Santiago el todavía secretario general de la OEA, José Miguel Insulza. En la que probablemente será su última visita al país antes de regresar definitivamente tras su residencia de poco más de diez años en Washington, el ex ministro del Interior se hospedará por última vez en el departamento de su amigo, el ex ministro Viera-Gallo. A la recargada agenda de actividades públicas que tiene prevista y su interés por votar en las elecciones internas del PS del próximo fin de semana, Insulza agregará a su estadía otros quehaceres más prácticos: recuperar su casa en Santiago  y afinar el traslado de sus muebles y pertenencias desde Estados Unidos.

“Quiero volver a la política activa” es una frase que ha repetido en reiteradas entrevistas, incluso cuando aún quedaba poco más de un año para el fin de su mandato en la OEA, que entrega el 25 de mayo.

Lo que suceda, precisamente, en la contienda socialista, será clave para su futuro. Su respaldo decidido a Camilo Escalona, con quien se reunió en el verano para hacer evidente su posición en la interna, y la expectativa de que regrese a la primera línea partidaria, podrían abrirle un camino en el gobierno. Lo contrario, un triunfo de la senadora Isabel Allende, dificultaría las cosas.

Lo que para nadie es sorpresa, es que, pese a no existir una articulación para instalarlo en La Moneda en el próximo cambio de gabinete, la presión de los partidos sobre el ministro Rodrigo Peñailillo, a quien desde el PS y la DC han acusado de deficiencia en la “conducción política” en medio del escenario de crisis instalado por los casos de corrupción, ha empujado a un cúmulo de dirigentes de la Nueva Mayoría a devolver la mirada sobre liderazgos de mayor experiencia política a la hora de la construcción de acuerdos y salidas institucionales.

Hace una semana, en el diario El Sur de Concepción, Viera-Gallo visibilizó este diagnóstico. “El ministro Peñailillo no está a la altura de otros ministros anteriores, como Insulza o Pérez Yoma”, dijo en Concepción, hasta donde viajó en busca de los votos que lo lleven a integrar el próximo comité central del PS. A renglón seguido profundizó su aseveración: “Tenemos dos tipos de ministros del Interior. Pienso en Insulza en el gobierno de Lagos o en Pérez Yoma en el gobierno anterior. Y también hay otros ministros del Interior que son muy buenos, pero tienen una función diferente. No marcan con su presencia la impronta de un gabinete (…) tal vez la gente está anhelando esas figuras que marcan y dejan su sello”.

Las frases del ex ministro PS, principal aliado de Escalona en la lucha por el control del partido, no son al azar. El arribo de Insulza el domingo viene precedido de una agenda apretada, pública y privada. Sin ir más lejos, tiene actividades sucesivas la próxima semana: el martes participará junto a Sebastián Piñera en el lanzamiento de un libro sobre la reconstrucción, el miércoles será el invitado de honor en la Universidad Andrés Bello en el seminario “Confianza y democracia política”, y al día siguiente será el principal orador de un foro sobre ética organizado por la asociación de ex alumnos del colegio Saint George. Eso, sin contar una serie de actividades políticas privadas, que sólo conocen hasta ahora sus más cercanos.

“Viene a preparar su aterrizaje”, dicen entre sus colaboradores. “Insulza viene a aportar, pero no necesariamente desde un puesto. La gente cuando pregunta eso está pensando en un cargo. Él va a aportar, igual como lo hace el presidente Lagos, sin necesidad de estar en un cargo, bueno a lo mejor va a tener un cargo. Son cosas impredecibles que no dependen de mí”, dice Viera-Gallo.

“A grandes males, grandes remedios”
Un atestado auditorio del Club de la República escuchaba atentamente el lunes a Escalona, quien hablaba sobre la actual crisis política en un foro patrocinado por la Gran Logia de Chile. “Buscando una salida: dimensiones de una crisis republicana”, versaba el título del encuentro, en el que participaron además del ex senador, el ex diputado DC Gutenberg Martínez, el senador RN Andrés Allamand y el gran maestro de la masonería y ex rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros.

En medio de su intervención, Escalona dedicó, sin preámbulos, palabras para el secretario general de la OEA.

“Recordando lo que dijera el entonces ministro José Miguel Insulza, que enfrentó la crisis generada por el caso MOP-Gate y que derivó en el actual e imperfecto sistema de financiamiento de las campañas electorales. Insulza con buen ojo dijo, ‘bueno, este es un acuerdo que habrá que revisar aproximadamente en unos diez años’, van doce. No estuvo lejos el gordito, estuvo bien, estuvo certero”, dijo desatando risas cómplices entre los presentes.

La cita sirvió como una especie de catarsis. En las varias intervenciones se reconocía la existencia de una “grave crisis política”, incluso Riveros fue más allá y habló derechamente de una “crisis institucional” y de la necesidad de “empoderar la institución de la presidencia de la República”.

Sin entrar en el detalle de la contingencia, Martínez atizó los ánimos en el mismo espacio e hizo un llamado a los políticos a retomar las “virtudes cívicas” de la política de antaño.

“Necesitamos políticos cultos, que tengan prospectiva, que miren y piensen en el futuro,  que se liberen de la contingencia y de la pura política medial, que sean capaces de construir grandes acuerdos nacionales, que tengan vocación de autocrítica como método de buen gobierno y como estímulo para la acción debida, y que sean capaces de tomar decisiones”, afirmó profundizando en la idea de que no puede existir un “vacío” y que los políticos con experiencia no pueden ser “meros espectadores”. Incluso reflexionó sobre el liderazgo de Bachelet, reflotando el viejo debate sobre la separación de funciones en el régimen presidencial entre un jefe de Estado y un jefe de gobierno.

“Yo he sido crítico de la presidenta y estoy absolutamente en la línea de expresarle todo mi respaldo en estos tiempos. Pero a mí me da la impresión, y es harina de otro costal, que el tema del régimen político algún día habría que discutirlo porque lo que el país más bien necesitaría en este momento es un jefe de Estado”, dijo para luego insistir en su punto: “A grandes problemas, grandes remedios”.

Las palabras del foro quedaron dando vueltas en el ambiente. Aunque todos reconocen que no se trata de un dilema generacional, existe coincidencia entre los presidentes de partido que en el actual cuadro se requiere de la experiencia de la “vieja Concertación”, aquella que, según el mismo análisis, sabía operar y relacionarse con el resto de los poderes del Estado.

LAGOS 2017
“He dado varias entrevistas últimamente que han motivado que algunos digan que estoy de vuelta. La verdad es que nunca me he ido, es todo lo que quiero decir”, dijo Ricardo Lagos, tras ser consultado si pretendía regresar a la primera línea de la política chilena. Esta declaración la hizo el lunes pasado tras recibir en su fundación a las activistas venezolanas Tintori y Capriles de Ledezma, quienes estuvieron esta semana en Chile buscando solidaridad y apoyo a su causa.

La posibilidad de que Lagos vuelva a ser el candidato presidencial de la centroizquierda ha cobrado fuerza en los últimos meses, cuando ha sido cuestionado el liderazgo de Bachelet.

A diferencia de años anteriores, el ex presidente -junto con cumplir su agenda internacional- ha tenido un especial protagonismo político. Incluso, hace unas semanas en una entrevista en CNN, Lagos -quien el 2 de marzo cumplió 77 años- contó que había recibido un WhatsApp que decía, “conéctate con la BBC, ahí salía que el presidente de 80 años había sido derrotado en Túnez por el candidato opositor, que tiene 88”.

Más allá de que ha optado por proyectar su imagen de estadista mirando la contingencia desde lejos, el martes pasado deslizó una breve reflexión sobre el momento que vive Bachelet, aludiendo al mismo debate esbozado por Martínez.

“Hay que entender que el Presidente de la República es muchas cosas, es jefe de Estado y jefe de gobierno. Es jefe de Estado: banda presidencial y edecán detrás. Es jefe de gobierno: a veces hay que arremangarse e ir a pelear. Y es líder de la coalición, pero lo más importante del Presidente es que es el principal comunicador social y eso es lo que lo obliga a ser en extremo cuidadoso en todos estos temas”, afirmó la tarde del martes en el Centro de Estudios Públicos, en un debate sobre cambios a la Constitución.

Incluso, el liderazgo del ex gobernante ha sido reconocido por dirigentes de oposición. Los diputados Nicolás Monckeberg, Diego Paulsen y Gonzalo Fuenzalida tenían previsto reunirse con Lagos este jueves en su fundación para expresarle su apoyo a la convocatoria para reformar la Carta Fundamental.

El PR, en tanto, invitará a Lagos a exponer al partido en las próximas semanas.

EL PRAGMATISMO DEL PC Y LAS ALARMAS EN EL PPD
El Partido Comunista ha analizado extensamente la crisis política, a raíz de los casos de corrupción. Mientras sus  dirigentes ya descartaron la existencia de boletas falsas en financiamiento de campaña, saben que el caso de la Universidad Arcis podría salpicarlos.

Sin embargo, el principal temor de la colectividad es que el próximo cambio de gabinete termine con un ministro más conservador, perteneciente a la vieja Concertación, que llegue a frenar las reformas prometidas, como los cambios a la Constitución.

Por ello, el PC ha respaldado públicamente la permanencia de Peñailillo,como jefe de gabinete. “Nos ha costado mucho llegar a este momento para que llegue otra persona y tire la cadena”, señala un alto dirigente del partido, quien agrega que a raíz de la actual crisis política “ha ganado fuerza y se ha legitimado en la gente la idea de una asamblea constituyente”.

Otro partido donde el regreso de los “viejos tercios” ha activado la preocupación es el PPD. La compleja situación de su principal representante en el gabinete es tema de cada día. De hecho, como en otras épocas, la casa del senador Guido Girardi volvió a ser escenario de encuentros entre los principales dirigentes del partido. Si bien la dirigencia encabezada por Jaime Quintana, ha cerrado filas con el ministro del Interior, otros análisis partidarios apuntan a la necesidad de resguardar a la presidenta Bachelet, más allá de los nombres.

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