Por Juan Andrés Quezada Abril 29, 2015

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En la Nueva Mayoría se barajan dos tesis: que Bachelet pida a sus ministros poner sus cargos a su disposición y opte por un cambio global, que incluya al equipo político, o que realice un ajuste acotado, donde cambie piezas en las carteras que no han funcionando bien. Si opta por mantener a Peñailillo, todos coinciden que Aleuy tendría los días contados en la Subsecretaría del Interior.

La noche del domingo, después de varias semanas, La Moneda celebró una buena noticia: Isabel Allende -la candidata que había prometido apoyo al plan reformista del gobierno- se imponía por una abrumadora mayoría sobre Camilo Escalona, quien en una larga campaña de seis meses por todo Chile había deslizado duras críticas a la conducción política de Michelle Bachelet, y en especial a su jefe de gabinete, Rodrigo Peñailillo, dos ex aliados con quien rompió relaciones en los últimos años.

Dos llamadas recibieron esa noche desde La Moneda los protagonistas de la elección interna del Partido Socialista: mientras el vocero Álvaro Elizalde llamó a la senadora Allende para felicitarla por su simbólico triunfo, lo mismo hizo el subsecretario Mahmud Aleuy, pero para alentar a Escalona en una de sus derrotas más amargas, sólo comparable a la del 11 de diciembre de 1997, cuando el ex experto electoral del partido (Aleuy) había asegurado al entonces presidente del PS que saldría electo senador por Santiago Poniente. Sin embargo, Escalona -quien había cedido muchos distritos al PPD a cambio de esa circunscripción- perdía con el 15% de los votos, superado por Andrés Zaldívar y Jovino Novoa, y venciendo por unos pocos sufragios a Gladys Marín.

Por eso, la promulgación de la ley que cambia el sistema binominal -especialmente agendada para la mañana siguiente por la jefa de gabinete de la presidenta, Ana Lya Uriarte- tuvo un sabor especial. El acto realizado el lunes buscó lucir, en un momento de debilidad, a los tres ministros políticos de La Moneda, pero especialmente a Peñailillo, a quien incluso se le llevó una “barra” especial, integrada por sus correligionarios de la llamada G90 del PPD que hoy ocupan diversos puestos en el gobierno.

“Fue una ceremonia diseñada para Peñailillo”, comentaban en la sede de gobierno, lo que fue interpretado como una señal de apoyo en un momento de fuertes cuestionamientos  por sus vínculos con Giorgio Martelli, el recaudador de fondos para las campañas presidenciales de Eduardo Frei y Bachelet.

“Estamos muy contentos, muy orgullosos como comité político de cumplir a Chile en un año con una reforma que demoró 25 años. Aquí hemos llegado al gobierno no para administrar, sino que para iniciar un proceso de cambios con una nueva coalición política que se llama Nueva Mayoría”, afirmó Peñailillo en un punto de prensa. Esta idea la reiteró los días suguientes en una serie de entrevistas.

Para muchos esa mañana, la derrota de Escalona enfriaba el cambio de gabinete, cuestión que  el senador Carlos Montes -el primer acompañante de Allende en su lista- se encargó de matizar en una entrevista radial: “Nuestro desafío está centrado en la nueva etapa del gobierno, y desde el sector de Isabel hay que apoyar a la presidenta y su vínculo con la ciudadanía. Eso no significa que las cosas van a quedar como si no hubiera pasado nada. Las mejoras pasan por un ajuste en los equipos de gobierno, que no son sólo los ministros, hay varios programas que requieren ajustes y esperamos que de aquí al 21 de mayo quede perfilada la nueva etapa de gobierno”.

EL NUEVO EJE DE PODER
Justamente el senador Montes fue uno de los participantes de un reservado almuerzo realizado el viernes 24, oportunidad en que se forjó una nueva alianza en la Nueva Mayoría. Apenas terminó el acto en La Moneda, donde la Comisión Engel le entregó a la presidenta el informe anticorrupción, varios senadores presentes  caminaron hasta la sede del Senado. Allí, en el comedor de la presidencia, bajo las luces de una gran lámpara con lágrimas de cristal, el recién electo presidente de la DC, Jorge Pizarro; el presidente del Senado, Patricio Walker; Isabel Allende, el presidente del PPD, Jaime Quintana, el senador Guido Girardi y Montes coincidieron en la necesidad de salir a respaldar con fuerza al gobierno y  convertirse en un eje de apoyo a las medidas anticorrupción, cuestión que hicieron los presidentes de partido la mañana de este miércoles, en la misma sede de la Cámara Alta en la capital.

En el almuerzo también se habló de la urgencia de un ajuste ministerial para este segundo año de gobierno, pero según uno de los parlamentarios presentes en el almuerzo, Allende, Pizarro y Quintana estarían por apoyar la permanencia de Peñailillo en Interior.

BACHELET FIJA LA RUTA
El itinerario diseñado por Bachelet y su equipo más cercano para salir de la crisis y darle un nuevo impulso a su gobierno constaba de varias etapas: recibir el informe Engel y hacer un mea culpa frente al caso Caval, esperar las elecciones internas de su partido y anunciar las iniciativas anticorrupción que impulsará el gobierno, ante la crisis por irregularidades entre dinero y política, y las indagatorias por Penta, SQM y Caval, lo que hizo la noche del martes pasado.

En cadena nacional, la mandataria anunció polémicas medidas, como el financiamiento estatal de los partidos  y el fin a los aportes anónimos y reservados de las empresas; fortalecimiento del Servicio Electoral y del Tribunal Calificador de Elecciones; control al gasto de las campañas y pérdida del cargo ante alguna irregularidad.

En otro punto, Bachelet dijo que impulsará una recategorización de delitos financieros y “regulación de la puerta giratoria entre empresas y el servicio público, para impedir que autoridades y ejecutivos circulen sin límites entre ellas”.

Adelantándose a su mensaje del 21 de mayo, Bachelet dijo que en septiembre de este año comenzará un proceso para cambiar la Constitución. “Quiero anunciar que en el mes de Chile daremos inicio al Proceso Constituyente abierto a la ciudadanía, a través de diálogos, debates, consultas y cabildos, que deberá desembocar en la nueva Carta Fundamental plenamente democrática y ciudadana que todos nos merecemos”, dijo.

CAMBIO GLOBAL O ACOTADO
Todas las facciones que conviven hoy en La Moneda  -los que apoyaron a Escalona, los que respaldaron a Allende en las elecciones socialistas; quienes creen que Peñailillo debe dejar Interior, los que dicen que eso significaría que Bachelet cedería a su itinerario reformista; los que creen que Elizalde y Rincón tienen sus días contados en el gobierno y los que dicen que ambos son buenas piezas de enroque- coinciden en que ahora sólo resta el cambio de gabinete.

En los partidos se barajan dos tesis. La primera es que Bachelet pida a todos sus ministros que pongan sus cargos a su disposición y opte por un cambio global, que incluya al equipo político de La Moneda. La segunda es que realice un ajuste más acotado, donde se reemplacen piezas en aquellas carteras donde las cosas no han funcionando bien y cuyos titulares se han mantenido por otras razones externas.

Si opta por mantener a Peñailillo, todos coinciden que Aleuy tendría los días contados en la Subsecretaría del Interior. “Pancho apostó por Escalona y perdió, y hoy la convivencia entre él y Peñailillo es insostenible”, señala un parlamentario del PS.

Sin embargo, el “factor Martelli” sigue jugando en contra de la permanencia del ministro PPD, ya que continúan apareciendo antecedentes de estrechos colaboradores suyos que prestaron servicios a la empresa de Giorgio Martelli Asesorías y Negocios SpA, como Harold Correa, Robinson Pérez y Héctor Cucumides.

POCAS CARTAS
Al hablar de nombres para un nuevo gabinete, la mayoría  menciona a los ministros que serían inamovibles, ya sea por su buen desempeño o por otras razones estratégicas. Estos son Alberto Arenas (Hacienda), Heraldo Muñoz (RR.EE.), Nicolás Eyzaguirre (Educación), Máximo Pacheco (Energía), Claudia Pascual (Mujer) y José Antonio Gómez (Justicia), entre otros.

Muchos políticos consultados coinciden, además, en que Bachelet no posee un gran abanico de nombres para fortalecer su gabinete y que lo más probable es que deberá recurrir al Parlamento, quizás a algunos de sus embajadores o hacer enroques.

Algunos nombres que han sonado entre los dirigentes políticos para Interior son el diputado DC Aldo Cornejo y el embajador en Washington, el socialista Juan Gabriel Valdés, además de José Miguel Insulza, quien perdió fuerza tras apoyar públicamente a Escalona.

También se ha mencionado el nombre de Claudio Orrego para la vocería y, en la eventualidad de que Bachelet decida mover a una de sus ministras estrella, Javiera Blanco, a La Moneda, el nombre del socialista Guillermo Miranda aparece como un posible reemplazante.

No obstante, antes del esperado ajuste ministerial, se planeaba esta semana un cambio de intendentes.

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