1. EL ORIGEN
Fue en 1999, cuando Felipe Pozo era director ejecutivo de Chilevisión (CHV) y Alejandro Guillier, hoy senador por Antofagasta, recién nombrado director de prensa del canal, que empezaron a pensar en la idea de un programa que marcara un sello distintivo.
“Chilevisión tiene que ser fuerte en algo”, pensaban. Entonces el horizonte era amplio: crónica, policial, deportes, historias, hasta que dieron con la idea. “Tenemos que ser fuertes en opinión”, dijo Guillier.
Al analizar el escenario de los demás canales, vieron que podían tener mayor libertad editorial. El contexto de esa época tenía a Canal 13 en manos de la Universidad Católica y muy ligado a la Iglesia Católica; a TVN como un canal público en medio de la transición a la democracia y a Mega de propiedad de Ricardo Claro, un empresario conocido por su postura conservadora y de derecha.
En base a eso, Pozo y Guillier habían probado un modelo de noticiario diferente a los demás canales, interpretativo y basado en la opinión y con el que habían logrado buenos resultados. Pocos recuerdan que entre sus panelistas de actualidad estaban los ex ministros de Aylwin y Pinochet, Enrique Correa y Francisco Javier Cuadra, respectivamente.
Fue en ese contexto que pensaron en ampliar la oferta, pero en esa misma línea. La primera propuesta de lo que más tarde sería Tolerancia Cero (T0) fue un panel de periodistas “comentando actualidad, pero el trasfondo de la noticia”, cuenta Guillier. “Debían tener opinión política, pero no tener militancia”, agrega. Pozo accedió de inmediato a la idea. Sería un programa de nicho, pero nunca de masas y que influyera en la agenda noticiosa.
Los panelistas fueron apareciendo casi naturalmente. Fernando Villegas, hoy rostro de jeans de una multitienda, fue el primero. La anécdota cuenta que mientras conversaban en la idea del espacio, el sociólogo entró a la oficina de Guillier diciéndole que encontraba que estaba haciendo poco. “Decía que tenía poca pega y que eso lo ponía nervioso”, relata Pozo.
Luego, teniendo dos panelistas –Guillier y Villegas– buscaron un tercero. Por esos días, quien lideraba el rating de CHV era Mauricio Israel, comentarista de deportes, entonces una prominente figura de la televisión y quien años después huiría de Chile aquejado por millonarias deudas. Luego añadirían a un cuarto que aportara una mirada internacional: al analista Libardo Buitrago.
El debut fue auspicioso. El programa partió los domingo a las 10.30 de la mañana. Pronto se dieron cuenta de que, además, llegaba a la clase media, “que es la que genera opinión”, añade Guillier.
Sobre el origen del nombre, Guillier dice que se le ocurrió a Pozo, mientras Pozo se lo atribuye a Guillier. Como sea, se inspiró en el slogan del ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, con su tolerancia cero a la delincuencia. “La idea era: nosotros no vamos a tener tolerancia con los poderosos, los políticos y los intereses en general”, cuenta Pozo.
Los inicios fueron de muy bajo costo. Para armar el espacio (una sencilla mesa de madera redonda) y un par de plantas y paneles, literalmente se usaron clavos reutilizados en escenografías de otros programas. Tampoco era en vivo, por ahorrar, y así no pagar un turno de domingo a un equipo completo, por lo que se grababa los viernes en la tarde.
El debut partió, recuerda Guillier, en la llamada “democracia de los acuerdos”, un contexto que impactó a la audiencia. “Eran tiempos en que a la gente le daba mucho miedo opinar. Por lo que en la calle nos decían que nos cuidáramos”.
Jamás, por ese entonces, se les ocurrió la idea de tener invitados. Salvo una excepción: Ricardo Lagos fue la primera visita, cuando se sentó junto al panel, el 2001, para analizar su primer año como presidente de la República.
2. LOS PANELISTAS
Durante los 16 años del programa, ha habido prácticamente igual número de panelistas. Hasta mayo permanecieron Fernando Paulsen, Matías del Río (quien acaba de renunciar para irse a TVN), Felipe Bianchi (quien se fue por un año a Estados Unidos) y Villegas. Anteriormente fueron parte el abogado Juan Carlos Eichholz, Cristián Bofill (ex director de La Tercera y hoy director ejecutivo de Canal 13), Felipe Morandé, ex ministro de Sebastián Piñera; Sergio Melnick (quien nunca estuvo de acuerdo con que el programa tuviera cinco integrantes ni que tuviera entrevistados), Aldo Schiappacasse y el cientista político Patricio Navia.
En la historia del programa varios nombres, de mujeres y hombres, fueron sondeados como posibles panelistas: Cony Stpicic, Andrea Vial, Lucía Santa Cruz, Carolina Schmidt, Beatriz Sánchez, Héctor Soto, Patricio Fernández y Juan José Ossa, entre otros.
A fines de junio pasado, el anuncio del canal de la incorporación a T0 de la primera mujer en su historia, fue recibido con aplausos. Mónica González, directora de Ciper y una de las periodistas de mayor experiencia en investigación en Chile, entró para reemplazar a Paulsen, quien renunció a CHV después de 13 años en el canal y 12 en T0, tras la salida del director ejecutivo Jaime de Aguirre.
En la historia del programa, parte de las críticas era la ausencia de una mujer. En sus primeros años, sin embargo, Tati Penna realizó algunos reemplazos esporádicos. Otras panelistas que quedaron en el tintero, en las varias vacantes que se han generado, fueron las periodistas Cony Stipicic, hoy directora de Radio Duna, y Andrea Vial, productora ejecutiva de El Informante de TVN. También se pensó en la historiadora Lucía Santa Cruz y en la ex ministra del Sernam y de Educación de Piñera, Carolina Schmidt.
La periodista Beatriz Sánchez, hoy en La Red, estuvo muy cerca de ser parte del panel. Sin embargo, el nuevo director ejecutivo del canal, Francisco Mandiola, optó por la directora de Ciper, quien debutó el 2 agosto y alcanzó a participar en cinco programas, hasta que CHV determinó el fin de T0 el pasado 2 de septiembre. Si bien es posible que se reedite, hay coincidencia que ya no será el mismo espacio que fue. De hecho, por primera vez el programa termina en septiembre y no en diciembre o enero, como ocurría históricamente.
Otros nombres que fueron sondeados: el periodista Héctor Soto, quien habría rechazado tres veces la oferta, y el abogado Juan José Ossa, ex director del Sernac del gobierno de Piñera.
Patricio Fernández, director de The Clinic, estuvo a punto de reemplazar a Paulsen. Pero Mandiola no visó la decisión que había tomado Pablo Morales, quien finalmente renunció a la dirección de programación y contenidos del canal y se convirtió en asesor comunicacional de La Moneda.
3.LOS QUE SE ENOJARON
Aunque por T0 han pasado todos los candidatos y presidentes de la República, incluido Sebastián Piñera después de que fue dueño de CHV, Michelle Bachelet sólo lo hizo en su primer periodo en La Moneda. Un episodio marcó el antes y el después de la relación de la Mandataria con el programa: los duros comentarios que realizaron parte de los panelistas –como Villegas– en la edición del 6 de marzo de 2011.
Para ese capítulo, Paulsen viajó a Nueva York a realizar la primera entrevista que Bachelet dio como encargada de ONU Mujeres, la que se transmitió grabada durante el programa. Lo que no previeron entonces es que, una vez que comenzaron los comentarios en el panel, ella no estaba en el estudio para defenderse o exponer su opinión. Hasta hoy los panelistas consideran que fue uno de los capítulos más complicados y lo asumen como un error. De hecho, asesores de la presidenta hicieron saber su molestia y desde esa fecha Michelle Bachelet nunca más aceptó una invitación.
En agosto de 2009, el ex presidente Ricardo Lagos fue invitado en su rol como enviado de la ONU para el cambio climático. Juan Carlos Eichholz supo de su genio: “Empecé a preguntarle por ferrocarriles y el Transantiago. Se puso nervioso y me dijo: ‘mire, mijo’”.
Otro episodio incómodo lo vivieron con el ex presidente Lagos, cuando fue invitado el 16 de agosto de 2009 en su nuevo rol como enviado de la ONU para el cambio climático. Matías del Río recuerda que el ex mandatario sólo quería hablar de ese tema y no de la contingencia, pero los panelistas fueron insistentes. Fue en ese instante que Juan Carlos Eichholz supo de su genio. “Empecé a preguntarle por ferrocarriles y el Transantiago. De pronto Lagos se puso nervioso y me dijo: ‘mire, mijo’”.
Del Río, quien califica su paso por T0 como la mejor etapa de su carrera, también vivió en carne propia una escena, cuando Camilo Escalona se sacó el micrófono y se fue del programa segundos antes de irse a comerciales. “Es que yo fui un poco catete con un tema de su hermano que, a la distancia, no era nada tan importante”, dice el periodista.
Un capítulo muy tenso también ocurrió el 6 de mayo de 2013, cuando Pablo Longueira fue increpado por Paulsen, quien lo acusó de no haber votado por el “Sí” en 1988, pues su inscripción electoral era de 1989, según un certificado que le hicieron llegar. Sin embargo, los hechos no fueron así y el domingo siguiente el periodista hizo un mea culpa en vivo.
Del Río recuerda que Paulsen quería pedir disculpas solo frente a la cámara, lejos del panel a fin de no mezclarlos en el error. Pero que ellos se negaron y prefirieron que lo hiciera sentado junto a todos los integrantes: “Le dijimos que esto era un equipo”.
4. LOS HITOS
Fue con la llegada de Jaime De Aguirre y de Fernando Paulsen a CHV, que Tolerancia Cero cambió al domingo en horario prime. “Yo lo propuse, pero la decisión fue de Jaime”, cuenta el periodista.
El promedio de rating ha sido entre 7 y 8 puntos y, curiosamente, el año en que el canal decidió adelantar el fin, es la temporada con mejores números. “A diferencia de lo que se ha dicho, Tolerancia Cero no es un sacrificio, sino una contribución. Los canales de televisión abierta deben ofrecer una diversidad programática que satisfaga las distintas necesidades de la gente: la información, la entretención y el análisis. No todos los programas alcanzan grandes masas de rating”, dice De Aguirre. Y añade: “Tolerancia Cero siempre fue una contribución económica al canal y no al revés. El 2011, por ejemplo, la marca creció y obtuvo diversidad de temas en la agenda pública”.
Con Paulsen y De Aguirre, y la edición de Alberto Luengo (hoy director de prensa de TVN), el programa tuvo cambios. Por ejemplo, tener un invitado que fuera un panelista más. “La idea nunca fue hacer un programa de entrevistas. Cuando Fernando (Villegas) se alargaba o yo, no era para hacer una perorata y ni porque estuviéramos haciendo la antesala de las preguntas, sino que estábamos participando de la conversación. Porque nosotros invitábamos a alguien para que sumara a la conversación y trajera una visión distinta”, explica Paulsen.
Melnick, por ejemplo, siempre estuvo en contra, cuenta Paulsen, de traer invitados. “Él decía que no era entrevistador. Tratábamos de explicar que la idea era que conversáramos todos juntos, pero nunca quedó claro ese punto y la gente en gran medida concibió que si había un invitado era porque lo teníamos que entrevistar. Y la verdad es que nosotros queríamos que las personas se sumaran a la mesa de Tolerancia Cero y discutieran sobre los temas que planteábamos”.
Sin embargo, poco a poco esos invitados fueron tomando vuelo. Y se iban sumando de acuerdo a la agenda noticiosa. Quienes marcaban más rating eran Evelyn Matthei, Lily Pérez, Manuel José Ossandón, Marco Enríquez-Ominami y Escalona, entre otros. Pero pese a las cifras, no están entre los programas emblemáticos.
Uno de ellos fue la aparición en un móvil de Mario Waissbluth para hablar de lo que tiempo después se convertiría en el movimiento Educación 2020. Apareció en cámara junto a varios estudiantes de la universidades de Chile y Católica y mandó a hacer especialmente poleras verdes. Tuvo mucho impacto.
Pero son dos las entrevistas en que los panelistas coinciden como hitos del programa. Una: la visita en mayo de 2012 del escritor Pablo Simonetti, quien dio un testimonio de su historia personal y visibilizó la desigualdad de derechos para la diversidad sexual. Un mes después fue uno de los fundadores de Iguales.
La otra: el testimonio de James Hamilton sobre los abusos del sacerdote Fernando Karadima, el 21 de marzo de 2011, donde relató detalles de lo vivido. “Pocas veces hubo tantos silencios y una conversación tan íntima en la televisión”, dice Paulsen.
Este año, sin embargo, y pese a que las cifras han acompañado al programa, fue el más difícil para conseguir invitados. Matías del Río lo atribuye a la crisis de la política: “Desde que estalló Penta y SQM, nadie quería ir”.