Como ha ocurrido en la última década, el nombre de Enrique Correa Ríos (69) apareció junto a los casos político judiciales más mediáticos de este año: Penta y SQM, además de algunas polémicas en que se vio envuelta la Iglesia Católica.
Paralelamente, su nombre sigue asociado a los hechos políticos más relevantes, como por ejemplo, el triunfo de Isabel Allende en la presidencia del PS, en abril; el cambio de gabinete de junio, donde se resaltó que dos discípulos suyos —Marcelo Díaz y Jorge Insunza— llegaban como ministros a La Moneda, y la eventual candidatura presidencial de Ricardo Lagos.
Fiel a su disciplina —una de sus características que sus cercanos desatacan, el ex ministro de Aylwin sólo da un par de entrevistas al año, lo cual no calzaba con esta fecha. Por ello, su actual mano derecha, el gerente de Inmaginacción Consultores –su empresa creada en 1996—, Moisés Valenzuela, ex secretario nacional de la DC, habla sobre el lobista más poderoso e influyente del país.
“Yo diría que Enrique Correa fue el precursor del lobby en Chile, y en eso no hay ninguna sorpresa. Él siempre ha señalado que el lobby es una actividad legítima, que contribuye al desarrollo del país y que tiene que ser regulada por ley”, dice.
—¿Ha sido un año más agitado que los anteriores para Correa, su nombre ha parecido en los casos Penta y SQM y asociado a varias polémicas?
—Él dirige una empresa que evidentemente hace bien su trabajo, por lo tanto, logra ser efectiva, y mientras más seamos nombrados en casos de empresas o instituciones que están sufriendo una crisis, eso significa que estamos haciendo bien la pega. Imaginacción ha prestado servicios a muchas de las grandes empresas o grandes conglomerados del país. Nuestra participación en esos casos es haciendo lo que todo el mundo sabe que hacemos: asesoría estratégica en asuntos públicos, asesorías comunicacionales, lobby… Respecto a las polémicas, en las críticas que se pueden recibir, hay algunas que son aceptables, sobre todo aquellas que tienen que ver con la labor que uno realiza, pero cuando se dicen cosas que no tienen que ver con la realidad, que no se pueden sostener y que, al parecer, tienen como único propósito dañar a otro, creo que ahí se traspasa un límite que no es aconsejable.
—¿Se refiere a las declaraciones de Carmen Gloria Quintana, quien lo acusó de falta de voluntad política para investigar el caso quemados cuando era ministro de Aylwin?
—Ella hizo una crítica lamentable que no tenía sustento y que ni siquiera la pudo sostener con las personas que nombró.
—¿Correa continúa asesorando a los socios del grupo Penta, Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín?
—Asesoramos al holding Empresas Penta.
—¿Es efectivo que entre los clientes personales de Correa están los empresarios más grandes del país?
—Tenemos secreto de confidencialidad con nuestros clientes, pero si me preguntas ¿las grandes empresas de este país han sido o son hoy nuestros clientes? Mi respuesta es sí. Ahora, no existe la connotación de que nosotros tengamos a una persona trabajando en un cuarto oscuro, con relaciones oscuras, ni ideas oscuras. Eso no existe y seguramente es parte de una mitología poco informada. Lo que ocurre en Chile es que los asuntos públicos son temas que les importan y les afectan a la mayoría de las empresas, pese a que hay algunas empresas que todavía no lo han descubierto ni lo han asumido.
“Enrique Correa tuvo la visión de entender que las partes de un país no pueden caminar separadas o ignorándose unas a otras y creó una empresa que se dedicara a establecer un diálogo entre lo público y lo privado, entre los diferentes intereses y entre los diferentes actores”.
—¿Son públicos sus clientes?
—No. Imaginacción es una empresa privada que les presta servicios a empresas privadas, por lo tanto aquí no hay ninguna relación con dineros fiscales ni nada por el estilo. Son contratos profesionales regulados por prestación de contratos legales que tienen cláusulas de confidencialidad.
—¿Por qué?
—Por varias razones: muchas empresas de asesorías publicitan las empresas que representan porque quieren hacerse publicidad a sí mismos y conseguir más clientes. Lo que sí hacemos es que declaramos qué interés representamos cada vez que hacemos una acción. Y nadie dudaría que cuando Imaginacción habla sobre algún tema o hace alguna gestión, estamos representando un interés.
—¿Y qué pasa con las empresas públicas que asesoran?
—No asesoramos ni ministerios ni jefaturas de servicios. Sólo en algunas empresas del Estado hemos hecho algunas asesorías.
—Entre las tareas de Imaginacción está el monitoreo de la actividad legislativa con el objetivo de resguardar los intereses de sus clientes, ¿cómo buscan influir en los legisladores?
—A través de fuentes abiertas: transmisiones de televisión, asistencia a las comisiones, comunicados de prensa... Lo que tratamos de hacer es estar enterados al máximo de la tramitación de los proyectos de ley, que son aquellas cosas que van a afectar o no a nuestros clientes. Si algunos de nuestros clientes por alguna razón quieren hacerle un planteamiento a una autoridad pública o a un parlamentario, muchos de ellos lo hacen directamente, otros prefieren hacerlo junto a nosotros y otros que lo hagamos sólo nosotros.
—La Ley de Lobby sin duda fue un avance, pero muchos actores opinan que fue insuficiente. ¿Cuál es su opinión?
— Nos hubiese gustado que la regulación fuera más exigente. Entre otras cosas,echamos de menos el registro obligatorio de lobistas. Creemos que las personas y empresas que hacen cualquier tipo de acción de lobby deben estar registradas.
—Otra característica de Imaginacción es que han trabajado o trabajan varios ex políticos, como usted. ¿Es una característica de la empresa?
—Si tú vas a vender pan, necesitas tener panaderos. Si tú vas a hacer un análisis de los asuntos públicos de un país, requieres tener personas que tengan una visión de los asuntos públicos y sepan qué pasará en política y en economía.
“Amigo” del gobierno
—¿Cuáles son las características de Correa que lo convierten en el principal asesor de políticos y empresarios?
—Él tuvo la visión de entender que la empresa, el mundo, las instituciones y las organizaciones sociales necesitan diálogo, entendimiento y que las partes de un país no pueden caminar separadas o ignorándose unas a otras. Por eso decidió crear una empresa que se dedicara a tender puentes entre lo público y lo privado, entre los diferentes intereses y entre los diferentes actores. Eso lo hizo mucho antes que otros y mucho antes de que esto fuera un tema con la importancia que ha tenido en los últimos años en Chile. Él acumuló mucha experiencia hacia atrás, tanto así, que desde Imaginacción fuimos impulsores y apoyamos la creación de una ley que apoyara el lobby. Lo segundo, es que Correa tiene una inteligencia superior. Es un hombre que tiene una formación política, ideológica y académica que lo hace situarse como un asesor con una capacidad de análisis y visión del entorno superior. Y tercero, es un hombre ponderado.
—¿Él se reconoce como lobista o es una palabra que le incomoda?
—Imaginacción, la empresa que fundó en 1996, que él preside y de la cual yo soy su gerente, se dedica a los asuntos públicos, y dentro de los asuntos públicos, nos dedicamos al lobby. Porque hay que entender que el lobby no tiene nada que ver con el tráfico de influencia, nada que ver con las acciones informales, o lo que se hace en forma oculta, que es lo condenable y que afecta a una democracia. Es la representación de un interés que es declarado, que es formal, que es legal y que cuando uno lo ejerce, lo hace para que quienes toman las decisiones conozcan las distintas posiciones y opiniones que existen sobre un tema.
—Correa ha estado cerca del bacheletismo en sus crisis más complejas, como el 27/F y la salida de Peñailillo, ¿cuál es su relación con el gobierno?
—Como dijo el ministro del Interior (Jorge Burgos), Enrique Correa es un amigo del gobierno. Usted me podría decir que él ha estado cerca de la posiciones del PS, él es socialista; y ha estado en las posiciones de la Concertación, él es de la Concertación, y ha estado cerca de la Nueva Mayoría, él pertenece a la Nueva Mayoría. Pero no es funcionario de gobierno ni pretende serlo y no ha estado en la toma de decisiones del gobierno.
—¿En Caval requirieron su ayuda?
—No.