En las últimas cinco elecciones presidenciales el candidato que ha resultado electo presidente lideraba las principales encuestas en el mes de abril del año anterior a los comicios. Varios expertos coinciden que en Chile no existen las sorpresas, que el voto de los chilenos es estable. Esta es la razón por la que seis meses antes de esa fecha, y un poco menos de dos años antes de la elección presidencial de 2017, la encuesta CEP acaba de entregar una fotografía que podría cambiar el escenario político chileno. Por primera vez, no existe una figura descollante sobre el resto, y, por el contrario, asoma un cuadro de competencia completamente abierto a ambos lados del tablero político. Se trata de un dato fáctico: según Ricardo González, Coordinador del Área de Opinión Pública del CEP, los resultados demuestran que no existe una figura que se desmarque del resto ni siquiera superando el 50% de aprobación. Sólo Michelle Bachelet lo consiguió en junio de 2014, pero cuando ya era candidata.
Quizás los más significativo que arroja esta entrega de la CEP, es la dramática caída de Marco Enríquez-Ominami, golpeado por su vinculación directa a la investigación de financiamiento de campañas políticas por parte de la minera no metálica SQM. ME-O cae nueve puntos en valoración positiva, lo que contrasta con el simbólico primer lugar del diputado de Revolución Democrática, Giorgio Jackson, la única figura política chilena que supera el 40% de respaldo ciudadano (44%).
Aquí las principales figuras en competencia, según el sondeo del CEP.
El dilema de Isabel Allende (37% de valoración positiva)
La presidenta del PS, Isabel Allende, enfrenta un complejo dilema. La encuesta CEP la sigue empujando hacia lo inevitable: enfrentar el desafío presidencial. Aunque cae 4 puntos -en un contexto en que todos caen- la senadora sigue liderando la encuesta con un 37% de valoración positiva, ahora junto al ex presidente Sebastián Piñera. Pero, hoy la senadora por Atacama tiene enfrente dos realidades a las que hacer frente antes de tomar una decisión.
En la primera de ellas, debe mirarse así mismo al espejo. Según quienes la conocen, nunca motivó su carrera política seguir los pasos de su padre, Salvador Allende, sobre todo después de la infancia y adolescencia dura y traumática que le tocó vivir después del 11 de septiembre de 1973, por lo que cada vez que alguien le toca en privado el tema presidencial, ella prefiero desactivar todas las ilusiones.
No es un escenario nuevo: desde que asumió la presidencia del Senado en 2014 que su nombre aparece entre los más valorados por la ciudadanía. Pero cuando se le plantea la posibilidad, quienes la conocen dicen que ha transmitido hasta el cansancio que no tiene aún la convicción de querer hacerlo. No sabe si está dispuesta a asumir los costos personales de una competencia presidencial a sus 70 años, ni menos si será capaz de enfrentar el aplauso inicial, o las vueltas de espalda que conllevaría inevitablemente en política, un fracaso electoral.
En el plano más político, se enfrenta a la sombra del ex presidente Ricardo Lagos Escobar, a quien Allende respeta y admira. Es por eso que la indecisión, la incertidumbre o el suspenso que Lagos le imprime al escenario de 2017 es otro verdadero dilema para la senadora PS.
En el plano más político, se enfrenta a la sombra del ex presidente Ricardo Lagos Escobar, a quien Allende respeta y admira. Es por eso que la indecisión, la incertidumbre o el suspenso que Lagos le imprime al escenario de 2017 es otro verdadero dilema para la senadora PS.
En el PS comentan que Allende no está dispuesta a pasar a llevar al ex mandatario, y no sabe si le competiría en primarias. Tampoco lo han conversado, pese a que, según fuentes en el PS, dicen que Lagos le ha pedido en reiteradas ocasiones una cita, sin obtener una respuesta de la senadora.
En el entorno de Allende cuentan que ella cree que Lagos es más competitivo en un eventual escenario de segunda vuelta, frente a Sebastián Piñera, pese a que en el PS manejan datos de que Allende tiene más espacio de crecimiento que el ex mandatario. La senadora cree que el peso de su apellido puede jugarle en contra.
Pese a estas dudas, Allende dio un pequeño giro en noviembre pasado cuando ella misma puso el tema presidencial sobre la mesa en el pleno del comité central del PS, muy a pesar de su propia postura en la misma instancia pero en septiembre, cuando señaló con fuerza que no era momento de hablar de candidaturas presidenciales.
Con todo, en esta última señal, Allende habría escuchado el consejo del ex presidente del PS, Osvaldo Andrade, con quien ha mantenido una nueva sintonía en las últimas semanas. En su círculo íntimo siguen estando varios consejeros de siempre: el lobista Enrique Correa, el presidente del directorio de TVN, Ricardo Solari, el secretario general del PS, Pablo Velozo, el senador Alfonso De Urresti, e incluso el ministro vocero de gobierno, Marcelo Díaz.
En la Nueva Mayoría, la figura de Allende ha comenzado a aglutinar apoyos, sobre todo de sectores y figuras “anti-Lagos” como el influyente senador PPD, Guido Girardi.
Sebastián Piñera: Postergar la definición (37% de valoración positiva)
“Al próximo gobierno le tocará reconstruir Chile de los desastres provocados por la Nueva Mayoría”, señaló hace un par de semanas Sebastián Piñera, en una entrevista en Qué Pasa. “Él ya está hablando como candidato”, le respondió Ricardo Lagos.
Lo cierto es que al igual que Lagos, Piñera –quien en la encuesta CEP ocupó el primer lugar junto a Isabel Allende, entre los personajes mejor evaluados con un 37%- sabe que sería un error definirse hoy, e incluso en marzo o abril, fecha que él mismo se autoimpuso. Por ello, mientras su fundación estudia –y calcula- cada uno de sus pasos, el ex presidente cada día está más convencido de que la fecha correcta para entregar su respuesta definitiva es después de las elecciones municipales de octubre del próximo año.
Con un 22% de aprobación de Michelle Bachelet en la encuesta CEP, Piñera y su equipo más cercano saben que tienen una inmejorable oportunidad de volver a La Moneda. Sin embargo, algunos obstáculos dificultan hoy su decisión: los partidos de Chile Vamos no logran ordenarse, y unas primarias lo expondrían a los ataques de Manuel José Ossandón, quien le enrostrará los casos judiciales en que sus cercanos se han visto envueltos últimamente. También deberá enfrentarse a un candidato de la UDI –hasta ahora José Antonio Kast-, lo cual obligará a Andrés Chadwick –actual presidente del directorio de Avanza Chile- cuadrarse con el candidato de su partido y no con Piñera.
Mientras tanto Ossandón está presionando a la mesa de RN para que lo proclamen antes de la campaña municipal y aprovechar la campaña municipal para salir a enfrentar a Piñera. Para ello, cuenta con el apoyo del ex presidente de la colectividad, Carlos Larraín, que si bien se encuentra alejado de la contingencia mantiene intacta su influencia en el consejo general.
La (in) decisión de Ricardo Lagos Escobar (36% de valoración positiva)
Está más activo que nunca. Se da maña para participar de cuánto foro, seminario, conversatorio, homenaje, lo invitan. Como en sus mejores años, atiende todas las preguntas de los periodistas, incluso, aquellas que le enojan o le incomodan. Sin ir más lejos el lunes estuvo en una masiva actividad del PPD en el Congreso en Valparaíso, donde homenajearon a la ex diputada Laura Soto. Y no desaprovechó el espacio para hablar de lo humano y lo divino. Para dictar pautas y mostrar recetas.
Y para hacer diagnósticos que incomodan en La Moneda.
“¿Qué nos ha pasado a ratos? ¿Cómo que hemos perdido el rumbo hacia donde queremos ir?”, dijo el lunes, lo que fue interpretado como un claro mensaje hacia el gobierno, aunque luego se apuró en aclarar que es la política la que, a su juicio, está en crisis.
“No hay ninguna razón para que no nos pongamos de pie de nuevo, concordemos un programa común y pensemos en la mirada larga de los 20 años, porque eso es lo que le da justificación a un gobierno de cuatro”, concluyó ese día. Con todo, el ex mandatario ha enviado señales confusas a la Nueva Mayoría.
“Quiere ser presidente, pero no candidato”, es el comentario obligado en el PPD y en el PS, partidos donde la expectativa se hace más evidente y en los que ya han movimientos insistentes para intentar obtener al menos una señal. Uno de los que se reconcilió con Lagos fue el ex senador Camilo Escalona, quien se ha reunido varias veces con el ex presidente y se ha convertido en su principal promotor. De hecho, Escalona ya le aseguró al ex presidente el pleno respaldo de la Nueva Izquierda, la corriente interna más grande del PS.
El ex mandatario ha establecido diálogo permanente con contados dirigentes políticos de la Nueva Mayoría. También se ha reunido varias veces con José Miguel Insulza, hoy agente chileno ante La Haya para hacer frente a la demanda de Bolivia, pero dicen sus cercanos, no han tocado el tema presidencial.
De todas maneras, quienes han podido conversar con Lagos Escobar dicen que está considerando todos los escenarios y factores, entre ellos la edad, pues tiene 77 años y de volver a La Moneda lo haría con 80, y, principalmente, un posicionamiento claro en los sondeos de opinión que le permitan forman la convicción de que las posibilidades son reales. ¿El problema? el desgastante proceso de campaña y más aún, su negativa a someterse a un proceso de primarias con otras figuras de su sector.
Marco Enríquez-Ominami: Cuando el silencio no funciona (33% de valoración positiva)
¿Dónde está ME-O? La pregunta, que remite al clásico libro infantil, fue tema obligado en la agenda pública luego de que el líder del PRO se dedicara a recorrer el mundo, dilatando así por varios meses su explicación a los pagos que recibió, por parte de Soquimich, su asesor Cristián Warner y, por consiguiente, su declaración ante la fiscalía. Siguiendo el ejemplo de Bachelet —con la diferencia de que ella no estaba involucrada en casos de financiamiento irregular de la política— intentó mantenerse en silencio, pero su estrategia no se sostuvo: a medida que los días iban pasando, la expectativa por su llegada a Chile fue creciendo, al igual que los cuestionamientos por sus maniobras distractivas.
Si bien la medición CEP no alcanzó a tomar la publicitada declaración que Enríquez-Ominami realizó el lunes ante los fiscales del caso, en medio de un tumulto de periodistas y cámaras, el sondeo demostró que el ex candidato presidencial fue golpeado por primera vez de manera significativa desde que fue vinculado al caso SQM.
Cayó nueve puntos en valoración positiva marcando un 33% y sumando un 32% de rechazo, lo que significa no solo que perdió el liderato que venía marcando en la encuesta CEP ( en la de agosto estuvo en el primer lugar), sino también caer al sexto lugar entre las figuras con mayores posibilidades de proyectar una carrera presidencial con miras a 2017.
Pero la opinión de la ciudadanía no es el único escollo que Enríquez Ominami deberá sortear: el fracaso en la consolidación de su partido, el PRO, lo han obligado a buscar alianzas en la Nueva Mayoría. Mientras la DC ya ha manifestado que estaría dispuesta a salirse del pacto político en caso de que ME-O ingrese, en los demás partidos hay consenso de que se demoró demasiado en dar las explicaciones correspondientes. Es más, es probable que este nuevo escenario aleje aún más a los pocos amigos que le quedaban en el oficialismo, donde no eran pocos los que consideraban que Enríquez-Ominami era la única figura competitiva de la centroizquierda en una eventual segunda vuelta con Sebastián Piñera.
Hoy, su principal preocupación es encontrar la fórmula para minimizar los costos que los últimos acontecimientos han producido en su candidatura presidencial. Para esto, se ha asesorado con expertos en comunicación política y estratégica de Uruguay y Francia. La decisión ya la tendría tomada: llegó la hora de hablar. Esto junto con el emplazamiento público, para muchos en el momento incorrecto, al ex presidente Sebastián Piñera, serían las estrategias del político con mayor evaluación política de la encuesta CEP de septiembre pasado (48%).
BONUS TRACK:
La arremetida de Ossandón (35% de valoración positiva)
Para el equipo de Manuel José Ossandón esta fue una importante semana en el complejo objetivo del senador de Renovación Nacional (RN) por convertirse en el candidato presidencial de la centroderecha.
El lunes, la encuesta Cadem lo ubicó en el cuarto lugar de los políticos más importantes en 2016, con un 9%, tras Piñera, ME-O y Lagos, superando a Isabel Allende y a Andrés Velasco. Y dentro de ese 9% la mayoría se identifica con el centro político. Por ello, el análisis del ex alcalde es que con una DC sin un candidato presidencial potente, él podría atraer ese electorado católico.
El miércoles, en la encuesta el ex edil de Puente Alto ocupó el cuarto lugar (sin contar a Giorgio Jackson) entre los políticos mejor evaluados, con un 35% de apoyo, a sólo tres puntos de Piñera.
Esta semana, además, Ossandón lanzó una agresiva campaña en redes sociales y lanzo un libro “Ideas fuerza para Chile, más humano y solidario”, el cual será la excusa para recorrer el país presentándolo.
El objetivo de Ossandón es presionar a la directiva de RN para que lo escojan candidato del partido antes de las municipales, ser el rostro del partido en la campaña y sacarle ventaja a Piñera.
Hasta la bandera de lucha del senador por Santiago Oriente para enfrentar a Piñera es que ni él ni sus cercanos están involucrados en casos irregulares de financiamiento de campaña, como sí lo están sus principales contendores.
El revival silencioso del "Pánzer" (34% de valoración positiva)
Una, quizás, de las “sorpresas” fue la aparición del ex secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, quien nunca ha escondido sus ganas de ser presidente de la República. Este año, el “Pánzer” comenzó metiendo ruido al ser designado como presidente de la fundación Chile Transparente, desde donde ha sido particularmente crítico con el gobierno de Nicolás Maduro, pero donde su figuración pública no fue la que esperaba. Antes de su regreso de la OEA se había especulado que volvería con todo a la "política activa" (incluso él mismo lo dijo) y que recalaría en la presidencia del PS. Los plazos no calzaron, pero volvió de todas maneras, incluso avisando que le interesaba La Moneda. Su anuncio no entusiasmó demasiado, de hecho, en la CEP de agosto pasado no fue medido, siendo esta la primera vez que la CEP lo mide desde su regreso desde la OEA.
Pero la clave de su arremetida está en su designación como nuevo agente de Chile en La Haya, en reemplazo del ex ministro de Educación, Felipe Bulnes. El fallo de la Corte Internacional fue apropiado hábilmente por Evo Morales como un triunfo. En esa línea, con la llegada de Insulza la estrategia chilena se endureció, afirmando que Chile dialogará con el país vecino solo una vez que termine el juicio.
El resultado de dicho proceso podría o catapultarlo en la escena presidencial, o minando sus opciones.
¿Su problema? Los plazos. El proceso, luego de que la Corte Internacional de La Haya se declarara competente para revisar la demanda boliviana no se resolvería en menos de tres años, considerando que el 25 de julio del próximo año Chile debe entregar su memoria, la que probablemente será replicada por Bolivia.
De todas maneras, Insulza le mueve el piso al ex presidente Ricardo Lagos y a la presidenta del PS, Isabel Allende, ofreciendo real competencia y poniendo en un verdadero dilema al Partido Socialista.