Por Ana María Sanhueza y Víctor Hugo Moreno Diciembre 18, 2015

Hizo más que subir los nueve pisos a pie. El nuevo contralor Jorge Bermúdez no perdió el tiempo en su primera jornada en el edificio de calle Teatinos este jueves. Se reunió con todos los altos cargos del organismo (jefes de división, secretaria general y fiscales ), y la Asociación de Funcionarios. En cada encuentro y conversación, según varias fuentes al interior de la institución, les pidió información sobre las rutinas y procedimientos internos, sin dar muchas señales sobre los primeros pasos de su gestión. Les dio plazo hasta la próxima semana a cada una de las nueve divisiones para entregar un informe sobre el estado en que se encuentran sus secciones. Transmitió en general tranquilidad, pero avisó, sin entrar en detalles, que haría algunos cambios que serían anunciados a la brevedad.

Así, el día jueves terminó con ciertos aires de normalidad en la Contraloría. Hasta la mañana de este viernes, en que dos altos funcionarios fueron desvinculados del organismo.

Es el caso del jefe de la división jurídica de la Contraloría, Julio Pallavicini, y la secretaria general, Victoria Narváez, ambos cargos de exclusiva confianza del jefe del órgano contralor.

El abogado y académico Julio Pallavicini ejercía hasta hoy como jefe la división y su salida fue, quizás, una de las más dramáticas, según cuentan al interior del organismo. Pallavicini llegó en 1993 a la Contraloría, año en que ingresó al organismo a través de un concurso público. Con el paso de los años fue creciendo su responsabilidad y en 2007 fue designado como jefe de gabinete por ex contralor Ramiro Mendoza, pese a que nunca formó parte de su entorno de mayor confianza, los que fueron conocidos internamente como los "Ramiro Boys". En 2009, este último le confió la dirección de la división que hoy abandonó al termino de la jornada laboral.

Su experiencia académica es vasta en el derecho administrativo pues dicta cátedras en la Universidad de Chile y la Universidad Católica según confirma la propia página web de la Contraloría:

"Desde 2008 es profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Imparte los ramos de Derecho Administrativo y de Responsabilidad del Estado. A partir de 2013 es Consejero del Departamento de Derecho Público de esa Facultad. Ese mismo año profesor del Magíster en Derecho Regulatorio LL.M., en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde imparte los cursos de Organización pública y función pública y de Organización administrativa avanzada; y desde 2011 es profesor del Diplomado en Derecho Administrativo de dicha universidad. Desde 2013 también es profesor del Magíster en Derecho Público: Transparencia, Regulaciones y Control, de la Universidad Finis Terrae".

Pallavicini también es autor de los libros Derecho Público Financiero y Tratado Jurisprudencial de Derecho Administrativo. Fue uno de los nombres que sonaba con fuerza como contralor, apenas Mendoza dejó su cargo en el mes de abril.

El abogado y académico era cercano a la subcontralora Patricia Arriagada, cuyo nombre también circuló incluso con fuerza tras el rechazo por parte del Senado del abogado Enrique Rajevic.

Arriagada es inamovible hasta su jubilación a los 75 años (tiene 65) pues no se trata de un cargo de confianza. Las mismas fuentes señalan que quien ejerció como contralora (s) durante los ocho meses en que el gobierno no conseguía el respaldo del Senado para nombrar al sucesor de Mendoza, se encontraría incómoda e incluso habría presentado su renuncia. La versión no ha sido confirmada.

En el caso de Narváez, la ingeniero civil había cumplido un rol estratégico que le había confiado Mendoza: la modernización de la Contraloría, siendo la representante del organismo en las reuniones e instancias de discusión con el Ejecutivo y el Congreso.

Las dos desvinculaciones confirmadas a Qué Pasa generaron un fuerte impacto al interior de los equipos de la contraloría, donde se instaló la incertidumbre por los próximos movimientos de Bermúdez. De hecho trascendió que hubo otras desvinculaciones menos publicitadas en otras áreas como el Centro de Informática y la División de Municipalidades.

También se comenta con fuerza que Bermúdez ya tiene reemplazantes para ambos puestos estratégicos: a la división jurídica arribaría Víctor Hugo Merino, actual contralor de Valparaíso.

Otro que suena, pero como reemplazante de Narváez, es Alejandro Riquelme, actual jeje de la unidad de personal de la Contraloría en Valparaíso.

Asimismo, Bermúdez designaría como jefe de gabinete a Dorothy Pérez, actual jefa de la división jurídica del Ministerio de Educación (Mineduc), pero otras fuentes señalan que Felipe Aliaga, jefe de gabinete de la subcontralora, sigue confirmado en su cargo.

De todas maneras, Bermúdez llegó a instalarse con todo a la Contraloría en sus dos primeros días. Quienes conocen las dinámicas del organismo señalan que el ambiente es tenso, pues el estilo del nuevo contralor marca un profundo contraste con Mendoza, quien se tomó un par de meses para evaluar a los equipos, antes de concretar los primeros cambios.

 

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