Ana Lya Uriarte y Pedro Güell, los dos más cercanos asesores de la presidenta de la presidenta de la República, son asistentes habituales a las reuniones que ésta sostiene con los presidentes de los partidos de la Nueva Mayoría en Cerro Castillo. Pero hoy, sólo el sociólogo acompañará a Bachelet. Como una forma de descomprimir el ambiente y dar una señal política a los partidos, de que la presidenta los quiere escuchar directamente, sin matices, ni intermediarios, la jefa de gabinete de Bachelet optó por quedarse en Santiago y marginarse del cónclave que esta tarde se realizará en el Palacio Presidencial en Viña del Mar.
La señal se produce después del corto circuito que se produjo luego de su viaje a La Araucanía sin aviso previo a su ministro del Interior, Jorge Burgos quien, desde que había asumido el cargo, había llevado una intensa agenda en la región. Tras el episodio todas las miradas apuntaron hacia la responsable de la agenda de la presidenta: Uriarte fue sindicada como una figura con exceso de poder en el palacio de gobierno al ser la persona más cercana a la mandataria.
Esto se explica, sobre todo, por uno de los principales temas a discutir en la reunión: cómo mejorar la coordinación política entre los partidos y La Moneda. Pero este no sería el único tópico a discutirse desde las 20.00 horas: también se busca intensificar las negociaciones para ingresar el postergado proyecto de Reforma Laboral.
A FUEGO LENTO
Durante la jornada de hoy, se sucedieron las reuniones entre el Ejecutivo, representados por el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés y del Trabajo Ximena Rincón, para lograr acuerdo en el Senado por la Reforma Laboral.
De hecho ambos almorzaron con los senadores del PPD, entre los cuales algunos no están conformes con ciertos puntos del proyecto como, por ejemplo, la extensión de beneficios. Un parlamentario tras la cita comentó que “seguimos igual que dónde estábamos, pero trabajando para poder sacar este proyecto en enero”. En esa línea, el gobierno está doblando los esfuerzos para lograr un objetivo que se ve lejano: aprobar el texto al fin de este año legislativo.
Pese a las señales que se dieron ayer desde La Moneda de bajarle el perfil a un retraso de la aprobación del texto, el despliegue negociador apunta a buscar el acuerdo. Y para ello es clave que el proyecto pase a la Comisión del Trabajo del Senado, donde se redacte un segundo informe. Este tema generó algunas molestias en el PS y en el PPD, pues se adelantó la información, antes de que existiese el piso necesario para concretarlo. Así también, comentan parlamentarios, hubo otra molestia en la senadora Adriana Muñoz (PPD), parte de la comisión de Trabajo, pues no fue informada, ni participó de las reuniones que apuntaban a devolver el texto a dicha instancia.
En tanto en el almuerzo de esta tarde se esbozó sí una posibilidad para, al menos, lograr acuerdo en uno de los puntos: el reemplazo en huelga. En ese contexto, desde el Ejecutivo señalaron que se podría moderar el concepto de “adecuaciones necesarias”, por uno más blando. “Se podría licuar lo de las adecuaciones necesarias”, para dar una señal de flexibilidad, comentan desde el Gobierno. En lo que sí, confiesa la misma fuente, no hay luces de acuerdo es en la extensión de beneficios, pues la disputa ahí apunta a uno de los fondos del proyecto que es fortalecer los sindicatos. Desde el Ejecutivo, eso sí, restan dramatismo a la dura postura asumida en las últimas semanas por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), asumiendo que es la postura que asume un gremio como ese ante cualquier gobierno.
Todos estos puntos podrían quedar con un panorama más claro tras la reunión de esta noche con la mandataria, en donde todos coinciden, más allá de los análisis políticos que allí se hagan, el tema laboral será uno de los lineamientos centrales que tendrá la cita.