Por Víctor Hugo Moreno Enero 25, 2016

Ni siquiera fue parte central del debate del tradicional comité político entre presidentes de partidos y ministros que se lleva a cabo de forma sagrada todos los lunes por la mañana en La Moneda.  Tras una lapidaria exposición del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, sobre la situación económica mundial, que incluyó datos duros apoyados por un power point, el ambiente en la mesa central del salón Entre Patios era de desazón y resignación, que ahora bajo ese escenario “catastrófico de la economía” iba a ser aún más imposible lograr el acuerdo de la Nueva Mayoría para aprobar la reforma laboral.

La situación de la economía, con un precio del cobre cayendo de forma estructural según explicó el jefe de las arcas fiscales a los presentes, tornaba más complejo aprobar una reforma que en su esencia busca fortalecer los sindicatos con el derecho a huelga sin reemplazo y con mayor poder de titularidad sindical. Por ello, el tema de las confianzas fue uno de los conceptos más escuchados tras la reunión, pues los ánimos a nivel empresarial, gremial y sobre todo político están más encendidos que nunca, bajo el estrés del fin del año legislativo.

Valdés hizo así un llamado a los presidentes de partidos a cuidar el lenguaje e intentar limar asperezas para alcanzar grandes acuerdos que no afecten a la economía, bajo este escenario internacional más negro de lo que se preveía. “Ciertamente gastar bien los recursos, cuidarlos, pero también incluye mantener un tono en la discusión y un orden que ayude al final a la economía", dijo Valdés a la salida de la reunión.

El jefe de Teatinos 120 siempre actuó con cautela ante este proyecto, a diferencia de su par de Trabajo, Ximena Rincón, que apostaba por cumplir al pie de la letra el proyecto original. En ese sentido, desde Hacienda se reforzó el concepto de adecuaciones necesarias, con el fin de suavizar el tema del fin del reemplazo en huelga, y crear una fórmula intermedia que asegure al empleador poder continuar operando con movimientos al interior de la empresa, con cambios de turnos o funciones .Esta indicación del Ejecutivo fue un misil para el Partido Comunista, la CUT y otros actores, ante lo cual fue sacada. Hoy el gobierno busca reponerla, pero bajo otros parámetros, pues la presión de varios senadores DC es justamente asegurar el funcionamiento del trabajo, para no perder en productividad, más aún ante este magro panorama mundial. Esa es una piedra de tope, más la extensión de beneficios, donde también la DC espera que no sean estos monopolizados por un sindicato.

Estos temas ya llevan semanas y semanas de intensas conversaciones, que desembocó en que La Moneda perdiera la esperanza de despachar el tan esperado cambio al sistema de relaciones laborales. Y más aún, ni siquiera se está en condiciones de asegurar que en marzo pueda concretarse el acuerdo, luego de que los parlamentarios regresen renovados de las vacaciones, pues algunos incluso ya hablan que esto se puede extender hasta el 21 de mayo.

La senadora Carolina Goic (DC), partidaria del proyecto original y distante de sus pares de la DC en las adecuaciones, señaló que esto debería haberse zanjado ahora: “El gobierno tiene los antecedentes suficientes para generar una propuesta y someterla a votación”, agregando que espera que en marzo el proyecto no se altere en su esencia: “Esto no puede ser un efecto oculto por dilatar un debate en una reforma que es fundamental para el país”, enfatizó.

Con todo este escenario de marzo, no cayó del todo bien en varios jefes partidarios. El presidente del Partido Radical (PR), Ernesto Velasco, expresó su molestia por este aplazamiento: “Me parece muy mal, porque los plazos son para cumplirlos y cuando el propio ministro de Hacienda dice que el país requiere poner el acento en la confianza, en la inversión en que reactivemos la economía, uno de los aspectos centrales es despejar todo tipo de incertidumbre. Y por cierto la reforma laboral, para nosotros debería haber sido aprobada a fines de enero”, indicó.

En tanto que su par del PPD, senador Jaime Quintana, coindice en que lo que se debe hacer es despejar dudas lo antes posible: “No es una buena señal. No se condice justamente con que el ministro de Hacienda nos ha explicado adentro  de que hay que dar señales para recuperar la confianza, para enfrentare un escenario de bajo crecimiento. Frente a esto lo razonable sería despacharla". El parlamentario también emplazó al gobierno a atreverse a enviar las indicaciones: “En el Senado la base de un  acuerdo está absolutamente dada, el gobierno sabe cuáles son los puntos que se podría despejar y podríamos sacar perfectamente la reforma laboral durante esta semana”.

Mientras que el presidente del PC, diputado Guillermo Teillier, quien ha estado en permanente alerta sobre los cambios que se le quieren introducir al texto original, también mostró su desazón por este estancamiento que existe: "Yo creo que no es buena señal, ni tampoco catastrófica, pero no es buena porque habíamos hecho un compromiso y yo creo que los trabajadores estaban esperando que se aprobara ahora y eso va traer algunas reacciones del mundo laboral".

Así las cosas, ninguna de las partes cede y La Moneda se mantiene en la encrucijada en torno a quien es mejor dejar “más contentos” en este juego: a la DC, partidarios de moderar el proyecto haciéndose eco de la situación económica actual; o el PC quienes mantienen la postura de mantener el texto original que fortalece sindicatos y asegura la huelga efectiva.

Santiago 25 de enero de 2016 Guillermo Tellier (i) y Jorge Pizarro (d) se despiden luego de participar en el comite politico en el Palacio de la Moneda FRANCISCO CASTILLO D./AGENCIAUNO

La crisis matrimonial PC-DC

Además de la reforma laboral que mantiene en pugna a la DC con el PC, también se suma la Ley de Pesca y el proyecto de anulación que envió la bancada PC IC y que se coronó con la entrevista del presidente falangista, Jorge Pizarro, del fin de semana en La Tercera donde acusa de sectarios a los comunistas.

 

Casi como rememorando la época de la Guerra Fría, y la lucha entre el bien y el mal, en los patios de La Moneda el round de declaraciones continuó, pese al amistoso saludo que se dieron ambos presidentes a la salida del Palacio con sonrisas algo forzadas bajo el click de las cámaras fotográficas. Así, los dimes y diretes continuaron, pese a que Teillier, intentando bajarle el perfil, remató su punto de prensa diciendo: "No hay ningún matrimonio que no tenga dificultades, ahora si se llega al divorcio es otra cosa. Pero nosotros esperamos que no, al menos espero que tengamos vida en pareja”.

Mientras que adentro de la reunión hubo un comportamiento digno y cordial ante la presencia de los ministros, pese a que- según uno de los presentes- el senador Pizarro planteó la necesidad de elevar el debate, haciendo alusión a la respuesta que le dio Teillier, también por la prensa el día domingo. A Pizarro le interesaba abordar el tema, afirman otros presidentes, pues quería marcar el punto sobre todo luego de la arremetida que hiciera el PC por la Ley de Pesca.

Y en ese plano, el Gobierno tomó medidas, pues convocó a una mesa de trabajo para evaluar los cambios que requiera la actual regulación. Algo tarde, según los PC. En ese sentido, varios temas van a aparecer en el debate, según lo que se conversó al interior de la reunión. Entre ello cómo se podrá tomar el tema de una posible presión de empresarios a parlamentarios para la aprobación del texto- cuestión que hoy investiga el Ministerio Público,  y las posibles indemnizaciones que se puedan exigir si es que se modifica la actual reglamentación. Varios nudos que se deberán ir desatando a medida que avance esta discusión que será liderara por el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes.

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