El lunes por los patios del Palacio de La Moneda caminaban y observaban unos veinte brasileños. Eran parte de la avanzada presidencial que preparaba la improvisada visita que iniciará este viernes por Santiago la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Ese mismo lunes, recién, Presidencia confirmaba la visita oficial. De ahí en adelante, saber detalles de su agenda ha sido una tarea complicada, pues se ha manejado con estricta reserva cada una de las actividades que desarrollará en las poco más de 24 horas que permanecerá en suelo nacional.
En La Moneda han intentado bajarle el perfil a la visita, y desde La Moneda afirman que la agenda la trabaja Cancillería, siendo hasta ahora un total misterio. Todo este retraso en la entrega de una agenda oficial se explicaría, comentan en Palacio, debido a que el gobierno brasileño avisó muy a última hora la visita que había sido producto de una invitación cursada por Bachelet hace bastantes meses. Por ello, ha resultado complejo organizar actividades, más aún en la última semana de febrero, dicen en el gobierno.
Lo seguro es que el viernes el canciller Heraldo Muñoz regresará de sus vacaciones para recibir a la mandataria. También, desde la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) están organizando algunos encuentros de carácter comercial.
Pero en el mundo político muchos se preguntan ¿Cuál es el verdadero motivo de su visita? Algunos parlamentarios comentan en privado que no es quizás el mejor momento para Bachelet tener a Dilma de huésped, en medio de los severos cuestionamientos que radican sobre su gestión, con acusaciones formales tanto ante el Parlamento como en la justicia, al ser investigada por supuesto fraude en la recolección de fondos para su campaña de reelección en 2014, además de un juicio político en su contra por presuntas maniobras fiscales ilegales. Todo ello decorado con un magro 11% de aprobación ciudadana. Panorama que la tienen en el límite de la destitución.
Sin embargo, Brasil es un socio comercial de gran relevancia para nuestro país. Y por eso, comentan desde el gobierno chileno, interesa mantener en pie más allá del gobierno de turno, pues la economía brasileña sigue siendo un foco de vital trascendencia. Pero algunos piensan que su visita va más allá de eso. Tiene un corte más bien político e incluso personal. Dentro de esa teoría se encuentra el analista internacional, Guillermo Holzmann, quien sostiene que la premura con que se organizó este viaje debido a la confirmación tardía de parte de Brasil, lo que es poco común para una vista de Estado, grafican que Dilma tiene la urgencia de conversar en privado y personalmente con Bachelet sobre los temas que la están complicando en su segundo mandato.
“No deja de llamar la atención que venga por tan poco tiempo. Más allá de los intereses económicos, financieros y comerciales asociados a la necesidad de participar en la Alianza del Pacífico, de analizar los corredores bioceánicos y de fortalecer el comercio, eso es importante; sin embargo, una visita corta está dando a entender temas que la presidenta Rousseff quiere conversar personalmente con Bachelet. Y esos temas pueden estar asociados a cuestiones e implicancias del tema de financiamiento de campañas políticas donde hay empresas brasileñas vinculadas a distintas campañas en América del Sur. Hay temas como empresas multinacionales que operan en toda la región. En consecuencia hay elementos políticos que requieren una conversación personal entre ambas mandatarias”, sostiene el académico de la Universidad Adolfo Ibáñez. Esta situación explicaría el hermetismo con que, hasta ahora, se ha manejado la visita de Dilma, pues seguramente gran parte de su agenda de actividades estará centrada en sostener conversaciones con Bachelet, que a Dilma le urge y le interesa tener para compartir experiencias en torno a los cuestionamientos, que en Chile también existen, sobre el financiamiento de campañas políticas.
Holzmann cree, eso sí, que esta visita no debería tener un efecto negativo en Bachelet y que el foco que se intentará impregnar desde nuestro gobierno será más bien el comercial.
En la misma línea, el diputado Jorge Tarud (PPD) miembro de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, apuesta por la relación de Estado entre ambos países, más allá del momento de sus gobernantes. “Brasil siempre ha sido un importante socio estratégico de Chile. Las popularidades de los presidentes bajan y suben, pero lo relevante es que estos corren una posta para continuar una relación de Estado”, afirmó.
La agenda empresarial
Rousseff llegará a Santiago acompañado de un grupo de empresarios. Brasil es hoy el principal destino de capitales de empresas chilenas en el exterior, con un monto acumulado de US$26.187 millones. Por lo que existen importantes intereses entre ambas naciones. Así uno de los temas que se abordarán será el tratado para proteger las inversiones locales que firmaron ambos países en noviembre pasado. Además, se conversara sobre la negociación que está en curso en torno a concretar un acuerdo sobre compras públicas, que debería ratificado durante el primer semestre de este año, según expresaron desde la Direcon,
Para el sábado estaría prevista alguna actividad entre empresarios, aunque - según se ha comentado en el entorno de la organización- ha resultado compleja de concretar debido a que muchos empresarios chilenos están aún de vacaciones y ante la premura de la visita no se pudo llevar a cabo un encuentro más grande.
Así también otro de los temas será el corredor bioceánico que ya ha adquirido mayor fuerza con el interés que ha puesto sobre el tema el presidente de Argentina, Mauricio Macri. Además, Chile también revisará la tesis de la convergencia entre la Pacífico y el Atlántico que ha postulado y del cual se necesita a Brasil como un impulsor.