"Sin crecimiento, no hay reformas posibles”. La frase quedó grabada en el recuerdo de varios militantes socialistas. La escucharon en un momento complejo. El gobierno de la presidenta Michelle Bachelet venía saliendo de una de sus peores crisis de confianza tras el dramático fin del verano de 2015 con el caso Caval y SQM instalados en el propio Palacio de La Moneda. El nuevo gabinete había llegado junto con las malas noticias: la economía estaba desacelerada y el proyecto reformista de la Nueva Mayoría debía pasar por el cedazo. Antes del “realismo sin renuncia”, el ministro de Energía, Máximo Pacheco, se convirtió en un inesperado aliado del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés. Ese frío 20 de junio de 2015, Pacheco dio uno de sus discursos más recordados en el comité central del PS. No habló de los temas de su cartera. Habló de economía, y de cómo los problemas de credibilidad de la política afectaban las confianzas y alentaban la incertidumbre. Desde junio a la fecha, no ha perdido oportunidad de intervenir en cuanto cónclave partidario ha sido invitado, siempre con el mismo mensaje bajo el brazo. Así lo hizo también en el congreso del PS celebrado hace unas semanas.
Lo hace, quizás, buscando retomar ese rol que jugó en el pasado: un nexo entre el mundo empresarial y la coalición gobernante. Se siente cómodo desplegando su ímpetu de socialista renovado y su experiencia de empresario y ex directivo de una de las mayores empresas forestales del mundo.
También, dice, lo ha hecho desde su cartera: justo cuando la economía va a la baja y el precio del cobre muestra un panorama sombrío hacia el futuro, las inversiones en el sector energético se han duplicado en los primeros dos años de gobierno.“El gobierno de la presidenta Bachelet va a dejar como legado el tema de la energía. Este es el sector número uno en inversiones en la economía chilena. Hoy día hay 13 mil millones de dólares en proyectos en construcción, en centrales y líneas de transmisión. Cuando la presidenta Bachelet asumió el gobierno había 28 centrales en construcción, hoy día hay 56 centrales. Lo interesante es que el tema de energía ocupa un sitial en la agenda pública que no tenía en el pasado”.
—¿Se siente más cómodo hablando de política y economía ante el pleno del comité central del PS?
—Me siento muy cómodo siendo militante del PS. Soy militante hace muchos años, fui militante del MAPU desde el año 1969, y he tenido siempre un interés por los asuntos públicos políticos y una vocación política. El Ministerio de Energía es sectorial, pero también soy miembro del gabinete de la presidenta Bachelet y soy, además, miembro del comité económico de ministros. Soy ministro socialista. Me siento muy cómodo cuando voy al pleno a hablar. El ejercicio principal es escuchar, pero también es mi obligación hablar y dar mis opiniones y me preparo para eso, me parece que es un ejercicio importante. Además, en el partido eso se valora. Lo valora la mesa, la presidenta (Isabel) Allende, los miembros del comité central y lo valora la gente que estuvo en el congreso del partido, donde también estuve. A la gente le importa que la discusión política se haga con una base económica. Es inimaginable hacer política sin entender la economía o sin saber en qué situación se encuentra la economía.
—Quienes lo han escuchado dicen “aquí esta hablando el ministro de Hacienda, no parece ministro de Energía”…
—Me parece muy importante compartir con los militantes de mi partido los temas que se tratan en el comité económico de ministros. Es una instancia muy importante dentro del gobierno. La dirige el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, que se preocupa de que funcione regularmente, que tenga una muy buena agenda. Nos reunimos todos los jueves de 8.30 a 10 de la mañana, sin teléfono, sin interrupciones y sin nadie chateando. Monitoreamos el estado de la economía de forma semanal. Porque el mundo está muy nervioso en lo económico. Los mercados están nerviosos. Hay mucha volatilidad. No hago más que cumplir con mi deber de ministro socialista.
—¿Se ha transformado el comité económico de ministros un eje de poder dentro del gobierno?
—Siento que es un foro, una instancia de coordinación, y es un lugar donde se hace una muy buena discusión sobre el estado de la economía y el avance de las transformaciones que se están haciendo en el país.
—El ministro Valdés fue el primero en advertir que los problemas de la política afectaban a la economía. Conociendo los problemas de gestión que ha arrastrado el gobierno, de coordinación política y diálogo incluso con su coalición, ¿se mantiene dicho diagnóstico?
—Lo que el comité económico está haciendo es una buena coordinación del conjunto de las iniciativas que el gobierno tiene en el campo económico. Es un comité donde están los ministros del Trabajo, MOP, Transportes, Agricultura, Vivienda, Medio Ambiente, Hacienda, Economía y Energía. Nueve ministros que se reúnen todas las semanas por dos horas y tenemos una agenda amplia de temas. Es un lugar de discusión de los temas que preocupan para la economía y también para la política.
—¿Se habla de política en el comité económico de ministros?
—La relación de política y economía o de economía política es bastante obvia. Los importante es que no hay temas tabú.
"Censurables (correos entre Pablo Longueira y Patricio Contesse). Merecen toda mi censura y puedo entender perfectamente bien la irritación que esto genera en la opinión pública"
— ¿Cómo se han procesado al interior de este comité los problemas políticos casi insalvables del gobierno con el oficialismo sobre la reforma laboral, por ejemplo?
—El tema de la reforma laboral ha sido siempre muy sensible, muy complicado. Prueba de ello es que ha habido varios esfuerzos de reformas laborales que han muerto en el intento. Estoy optimista, creo que se ha tratado de manera adecuada, se ha discutido en todas las instancias, se han escuchado las opiniones y se está haciendo un esfuerzo muy importante por llegar a puerto. Me parece casi imposible imaginar que esta reforma no llegue a puerto. Vamos a llegar a puerto y la reforma laboral va a tener todos los equilibrios que necesita para generar una mejor relación de poder entre el mundo sindical y el mundo empresarial. Una reforma que permita proteger adecuadamente la necesidad que tiene nuestra economía de crecer.
—La decisión de postergar el proyecto tiene que ver con esta incapacidad del gobierno de ponerse de acuerdo con su coalición… ¿Cómo lo ve usted desde afuera?
—Hay que ser transparente: no es un misterio para nadie que este es un tema supersensible. No es un misterio para nadie que hay muchos intereses en juego. Y no es un misterio para nadie que hay opiniones divergentes. Lo importante es que el ejercicio que se ha hecho augura que vamos a llegar al final a una propuesta que va a ser equilibrada y va a dar cuenta de toda la discusión, que ha sido riquísima, al respecto.
"Hemos vivido un proceso de saneamiento de la relación entre política y dinero. No nos terminamos de asombrar de las malas prácticas que había"
—¿Qué le pasa a usted cuando los problemas de conducción política llegan al extremo de no considerar informarle al ministro del Interior sobre un viaje a La Araucanía de la Presidenta de la República?
—Me pasa que me doy cuenta de que la coalición que gobernó Chile durante muchos años fue la Concertación, que tuvo un largo proceso de maduración, crecimiento y afiatamiento. La coalición de la Nueva Mayoría es una coalición nueva, joven, que tiene que ser capaz de hacer ese aprendizaje más rápido de lo que lo ha hecho. No cabe ninguna duda que el clima de confrontación o discusión áspera es innecesario. Es algo que como coalición hay que resolver para proyectarse. Es muy importante que la Nueva Mayoría se proyecte, soy un gran partidario que este país pueda tener una coalición tan amplia como la que tenemos hoy. Para que se proyecte, tenemos que generar instancias de diálogo y tratamiento de las diferencias que no enerven a nuestros integrantes.
—¿Siente que su partido ha jugado el rol de articulador que siempre se autoimpone? ¿Cree que ha estado a la altura?
—En el congreso del PS hubo un respaldo a la presidenta Michelle Bachelet clarísimo y unánime. Hay un sentido de orgullo porque la presidenta sea socialista y por la forma en que ha encabezado estas transformaciones. Hay crítica y la gente hace críticas válidas, de buena fe, que enriquecen la discusión. Yo creo que el PS es un partido que tiene un sentido enorme de responsabilidad histórica y de Estado. Es un partido al que le preocupa y le interesa la gobernabilidad, le interesa y le preocupa poder hacer las transformaciones de una forma que no sea un pantallazo, sino que sean sustentables. Desde ese punto de vista, creo que es un partido que está contribuyendo al éxito del gobierno.
—A propósito de la desconfianza con la política y el mundo empresarial, ¿cuánto afecta al gobierno que se sigan conociendo antecedentes como los correos entre Pablo Longueira y Patricio Contesse, o las casi incontrolables aristas del caso Caval?
—Efectivamente, como país hemos vivido un proceso de saneamiento de la relación entre política y dinero. No nos terminamos de asombrar de las malas prácticas que había. No nos terminamos de asombrar e irritar de los excesos cometidos. Pero soy un convencido de que el antídoto de todo esto es la verdad. Y estamos conociendo la verdad y cosas que eran privadas y hoy se están haciendo públicas.
Están validando que este sea el tema de mayor importancia en la política chilena: la relación entre política y dinero. Que tengamos hoy día un conjunto de iniciativas que parten con el decreto de la presidenta que nombra a la Comisión Engel, que después se va al Congreso y genera una enorme discusión y presión para transformar nuestras leyes sobre funcionamiento de la política y probidad.
Estamos creando un nuevo marco institucional. Se está sancionando. Además, la opinión pública está sancionando de una manera brutal las prácticas que se han informado y conocido, y yo creo que eso va a dar lugar a prácticas mejores y un marco institucional de políticas y de legislación que le va a hacer mucho bien al país. Mientras tanto, decir que la justicia ha funcionado y la justicia lo ha dicho con todas sus letras. Sin excepciones, aquí se ha juzgado todo.
—¿Qué opinión le merecen estas comunicaciones que prueban que existía una relación de influencia entre SQM y, en este caso, un senador de la UDI?
— Censurables. Merecen toda mi censura y puedo entender perfectamente bien la irritación que esto genera en la opinión pública.
—¿Esto da pie para que se cambien las leyes, como la Ley de Pesca o el royalty a la minería? Hay quienes dicen que abrir el espacio para cambiar leyes es una muy mala señal hacia el mundo privado e introduce nuevas incertidumbres…
—Es sabido que el gobierno ha expresado su interés por perfeccionar la Ley de Pesca, y yo creo que eso obviamente es algo que está en la discusión. Es algo que va a suceder.
—Pero incluso la iniciativa de parlamentarios oficialistas que buscaban anular la Ley de Pesca desató una crisis de proporciones en La Moneda…
—El gobierno ha sido claro, no ha dejado espacio a incertidumbre. Lo dijo claramente el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, cuando ha señalado que la opinión del gobierno de que las leyes en Chile no se pueden cambiar de esa manera, no se pueden anular. Eso es algo inconstitucional.
—A propósito de todo lo que hemos conversado, ¿no le gustaría jugar un rol más político en el gobierno?
Estoy feliz como ministro de Energía. El próximo 18 de febrero voy a cumplir un récord como el ministro de Energía que más ha durado en la historia del ministerio. Creo que los problemas que se han acumulado en Energía requieren de estabilidad y de poder tener este tiempo de cuatro años para enfrentarlos y dejarlos encaminados. Me encantaría que la presidenta me mantenga como su ministro de Energía durante todo este periodo.
—Camilo Escalona dijo hace unos días que una figura como Ricardo Lagos le daba seguridad al país, ¿apoyaría una candidatura del ex presidente?
—Tengo mucho respeto y mucho cariño por mi amigo Camilo Escalona, y quiero mucho al presidente Lagos, me considero su amigo, además, y lo que tengo superclaro es que, tal como lo han dicho todos los posibles candidatos, de los temas de la campaña presidencial hay que hablar en 2017. Mantengamos el foco, mantengamos la disciplina y el compromiso de hacer bien las cosas durante este año. Como gobierno vamos a aterrizar muchos de los resultados de las cosas que hemos estado haciendo. Pero además donde hay una campaña municipal que es muy importante desde el punto de vista del futuro político para los partidos y las coaliciones. Ahí esta el foco. Lo interesante es ver que hay muchos líderes que están comprometidos con que el país siga mejorando.
—¿Ve a Lagos nuevamente en La Moneda?
—No es el tema hoy día.
—¿Y a algunos de los socialistas encumbrados en las encuestas?
—Me parece francamente valioso en el PS tener liderazgos como el de Isabel Allende, José Miguel Insulza o Ricardo Lagos, forman parte del patrimonio político del país y del PS.