Terminaba el 2014, y así se iba el primer año del segundo mandato de Michelle Bachelet. Un año difícil marcado por la discusión de la reforma tributaria y por las complicaciones propias de gobernar con una coalición tan ecléctica como la Nueva Mayoría. Todo corría con cierta normalidad. Sin grandes sobresaltos. En ese contexto, se realiza la tradicional cena de fin de año de la Presidenta con sus funcionarios. Un encuentro de camaradería como se acostumbra en la mayoría de las oficinas del país.
En dicha cena, Bachelet, en su saludo de fin de año ocupó un especial espacio para agradecer de forma particular a un funcionario de su confianza. Sus palabras iban dirigidas al administrador de La Moneda, Cristián Riquelme. Le agradeció de forma pública su buena gestión y el haber aceptado ocupar por segunda vez este puesto, pese a que en sus actividades privadas estaba pasando por un buen momento. Fue un gesto que Riquelme recibió con gran agrado y sorpresa.
La relación entre Bachelet y Riquelme nace ya en la primera campaña presidencial y se profundiza en el primer período cuando el militante PPD y miembro de la llamada G-90 ocupó el mismo cargo que en la actualidad. En Palacio se comenta la admiración de Bachelet por Riquelme y su historia de esfuerzo, algo similar a la figura del ex ministro Rodrigo Peñailillo. Dos personas que en base a su capacidad habían llegado lejos. Al menos, esa es la imagen que fue cautivando a Bachelet de estos personajes y que permitió que poco a poco entraran a su círculo de más confianza.
Por ello, la decisión de sacar a Peñailillo de Interior no fue para nada fácil. Por esos días de mayo de 2015, en La Moneda no se hablaba de otra cosa que no fuera la compleja situación en que se encontraba la presidenta al tener que remover a su llamado “hijo político”, luego de verse envuelto en un callejón sin salida cuando se comenzó a hablar de la pre campaña, y de los aportes de SQM. Por ese tiempo, era insostenible la permanencia del jefe de gabinete, aunque judicialmente no estuviera involucrado en ningún ilícito.
Guardando las proporciones del cargo, la situación de Riquelme tuvo similitudes con la del ex ministro. Cristián Riquelme no habría cometido ningún ilícito, pero su conducta no estaría acorde a los tiempos y a la exigencia de transparencia que hoy demanda la ciudadanía, fue el argumento que justificaban sus detractores. La Moneda estiró la decisión, básicamente porque la única con facultad para removerlo era de la propia jefa de Estado. Según comentaron fuentes de Palacio por aquel entonces, Riquelme presentaría su renuncia, lo que al final sucedió.
Hoy el ex administrador es investigado por el Ministerio Público. Aquí los capítulos que marcaron su estadía en La Moneda.
El administrador
Si bien el nombre de Cristián Riquelme no aparece en las encuestas, su papel en los últimos gobiernos de la centroizquierda ha sido protagónico. Compañero del ex ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo en el Liceo A 49 de Coronel, entraron juntos a la Universidad del Bío Bío, donde el actual administrador de La Moneda se tituló de Ingeniero Civil y comenzó a formar la facción penquista de la hoy llamada G-90.
Casado con la trabajadora social Ada Álvarez, su llegada al gobierno se produjo en la administración de Ricardo Lagos, cuando fue contratado como asesor en la Subsecretaría de Desarrollo Regional, como uno de los delfines de Francisco Vidal, en ese entonces ministro.
En la administración siguiente, Michelle Bachelet lo designó como administrador de La Moneda, donde se habría ganado la su confianza. Esto porque, cuando decidió volver a La Moneda, Riquelme fue designado como el "hombre de las platas", específicamente como administrador de SOMAE, la empresa a cargo de pagar la campaña, manejar sus finanzas y repartir los sueldos. El vínculo de Riquelme con Bachelet se generó a través del mismo Rodrigo Peñailillo, por lo que no extrañó cuando Bachelet volvió a nombrarlo como administrador de La Moneda en su segundo período, uno de los cargos de confianza de la presidenta con uno de los sueldos más altos de Palacio: 7.385.000 pesos.
Terreno en Peñalolén
El primer antecedente que puso a Cristián Riquelme en la primera línea de fuego fue el dato aportado por The Clinic Online de que el administrador de La Moneda había adquirido en noviembre de 2012 un terreno en la comuna de Peñalolén por 16.500 UF, equivalentes a $375.187.385 millones de la época.
Se trataba de una compra donde Riquelme figura como comprador y codeudor junto al ex ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, y Flavio Candia Gallardo, estrecho colaborador del ex secretario de Estado y figura de la G-90. Según la información publicada por The Clinic el predio formaba parte de un proyecto personal del ex ministro y sus amigos del G-90 donde cada uno aportó con aproximadamente $100 millones a través de sus responsabilidades en el crédito común.
El antecedente surgió justo cuando se instaló la discusión sobre la precampaña de Bachelet, período previo al regreso de la entonces directora Ejecutiva de ONU Mujeres en el que la empresa de Giorgio Martelli Asesorías & Negocios (AyN) operó como recaudadora de fondos, siendo su principal aportante la minera no metálica SQM.
Uno de los que entonces recibió pagos por informes fue el ex ministro Rodrigo Peñailillo, antecedente que aportó para su salida del gobierno.
Archivos borrados
Durante la investigación del caso Caval se descubrió un antecedente que desató el escándalo público: apenas Sebastián Dávalos abandonó su cargo de director sociocultural del Palacio de La Moneda, todos los archivos de su computador fueron borrados. Siendo más precisos, el computador fue formateado por los funcionarios de informática del gobierno. La situación generó un error no forzado que terminó impactando en Riquelme: el ministro vocero de gobierno, Marcelo Díaz, salió a decir que el procedimiento era habitual y formaba parte de un protocolo. ¿El problema? Días después, en la comisión investigadora de la Cámara de Diputados, Luis Escalona, jefe de informática del Palacio de La Moneda, contradijo esta versión: el procedimiento había sido solicitado por el propio Dávalos. La situación llevó al vocero a retractarse y reconocer que recibió información incompleta. “Con quien conversé fue con el señor Cristián Riquelme minutos antes de concurrir ante ustedes (prensa) con efectos de poder entregar una respuesta”. La mención de Díaz puso nuevamente los focos en Riquelme, por haberle entregado información confusa sobre el episodio.
Incómoda visita
El 29 de septiembre de 2015 Cristián Riquelme llegó hasta la sede del ex Congreso para entregar su testimonio ante la comisión investigadora del caso Caval. El administrador de La Moneda reconoció que efectivamente se reunió con Juan Díaz, uno de los imputados del caso Caval, en el palacio de gobierno.
La revelación de Riquelme arrojó entonces luces sobre un antecedente que otro implicado en el caso había entregado con anticipación al Ministerio Público: Patricio Cordero, el ex administrador municipal de Joaquín Lavín, vinculado al millonario negocio de la nuera de Michelle Bachelet.
Riquelme confirmó ante los diputados que Juan Díaz solicitó sus oficios para conseguir que Natalia Compagnon le pagara los más de $ 300 millones que le adeudaba. No obstante, Riquelme dijo que esta reunión fue posterior a que estallara el caso y que no sabía que el ex operador de la UDI tenía un papel en el negocio.
"Creo que cometí una imprudencia al haberlo recibido en el Palacio de Gobierno. Y aunque no lo crean, aunque suene inverosímil, yo no sabía de la vinculación de Juan Díaz (con el caso Caval). Si no, no lo hubiera recibido", se defendió ante la comisión.
A propósito de este episodio y su extraño protagonismo en el tema del formateo del computador de Dávalos, la comisión investigadora de la Cámara de Diputados concluyó que “resulta necesario censurar la permanencia del Sr. Cristián Riquelme Urra en el cargo de la Dirección Administrativa de la Presidencia de la República, habida consideración del nivel de conocimiento que dicho personero pueda haber tenido del nexo del Sr. Juan Díaz Sepúlveda con las actuaciones que son investigadas por la Comisión Investigadora y la ausencia de un reporte a sus autoridades respecto de la realización de la aludida audiencia”.
“A lo que se añade su responsabilidad como jefatura administrativa en el borrado del computador del entonces Director Sociocultural de la Moneda y la omisión de dicha información al Ministro Secretario General de Gobierno”.
El dinero de Asesorías y Negocios
Los primeros días de enero pasado se hizo pública una última declaración de Giorgio Martelli, operador político de la Nueva Mayoría. La diligencia fue realizada el 13 de noviembre de 2015 y se trataba de la quinta ocasión en que el imputado concurría ante los fiscales del caso SQM. Entre otras cosas, Martelli habló por primera vez del concepto de “precampaña”.
En dicho testimonio, Martelli se explaya en su relación con Cristián Riquelme y reconoce que le transfirió dineros desde AyN para dicha etapa.
“Conozco a don Cristián Riquelme Urra, a quien conocí a propósito de la etapa previa a la campaña del 2013. Me lo presentó (el ex ministro del Interior, Rodrigo) Peñailillo, él no participó en la génesis ni en la gestión de AyN”, detalló.
Martelli aclaró a la fiscalía que “mi relación con él (Riquelme) fue una relación exclusivamente de trabajo para la futura campaña, al final de la gestión activa de AyN nos reuníamos en su casa, en mi domicilio, cafés y en la oficina de Peñailillo, ubicada en (Francisco) Bilbao con Antonio Varas, en la Fundación Dialoga, y también en la casa de Peñailillo, ya que Cristián Riquelme vivía al lado de Peñailillo, en Ñuñoa, nos reuníamos por temas políticos pero con el tiempo nos fuimos haciendo amigos, estas reuniones fueron hasta fines de la campaña, es decir, hasta comienzos de 2014”.
Durante el período de campaña, ya con Bachelet instalada en Chile, Riquelme jugó un activo rol en el comando al ser el administrador de la Sociedad Marketing Asesorías y Eventos Limitada (Somae), que pagaba los honorarios del equipo de Bachelet, entre ellos, al propio ex ministro del Interior. En el interrogatorio a Martelli la fiscal Carmen Gloria Segura le pregunta por transferencias en esa época a Cristián Riquelme desde AyN por $32,5 millomes entre el 11 de marzo de 2013 y el 16 de agosto del mismo año. “(Cristián Riquelme) me solicitó recursos para la campaña y yo le hice estos préstamos porque yo tenía compromisos políticos con la campaña. Creo que yo pedí un crédito para hacerle estos préstamos. Sé que en alguno de estos recursos Cristián me los devolvió, pero no estoy seguro, voy a procurar obtener la información”, dijo Martelli.
Patrimonio sin reserva
El Mercurio reveló a mediadios de febrero que Riquelme se había acogido a la prerrogativa de mantener en secreto varios aspectos de su declaración de patrimonio e intereses, lo que generó un nuevo revuelo en torno a su figura y aumentó la presión hacia el gobierno para viabilizar su salida. En respuesta, Riquelme publicó su declaración de manera íntegra. A partir de dicho antecedente el centro de investigación Ciper, publicó este lunes el reportaje "Los millonarios negocios con el Estado de las empresas que creó Cristián Riquelme".
Los negocios corresponden a los efectuados entre las sociedades Comercial A y R (hoy controlada por su mujer, la trabajadora social, Ada Álvarez) y Greentec (formada en su momento por el propio Riquelme; el asesor de Interior durante la gestión de Peñailillo, Flavio Candia; y Julio Campos, ex compañero suyo en la Universidad del Bío Bío) con el Fisco, la mayoría por insumos clínicos vendidos a la red de salud del Estado y que en total alcanzaban unos $417 millones pagados por el Estado.
Aunque el administrador de la Moneda ya no figura como socio en las compañías nombradas, sí se preocupó de dejarlas en manos de cercanos, según el reportaje. Mientras su mujer controla el 65% de las acciones de Comercial A y R, el otro 35% está en manos de David Arévalo Lucabech, quien fuera jefe de adquisiciones de Bachelet durante su primer gobierno, siendo Riquelme su jefe directo. En el caso de Greentec, intentó traspasarle su parte a su esposa, pero al ser ilegal la transacción su participación terminó en manos de Julio Campos.