Por Juan Andrés Quezada Marzo 18, 2016

El lunes 7 de marzo, Marco Enríquez-Ominami se reunió con el diputado DC Pablo Lorenzini en uno de los lugares más concurridos por los inquilinos de La Moneda: el Café Torres, ubicado en el Centro Cultural La Moneda. Estaba lejos de ser un encuentro social:desde hace un tiempo que el líder del PRO muestra sus intenciones de acercarse a la Nueva Mayoría, de cara a las próximas elecciones municipales y presidenciales.

Es cierto que su involucramiento en el caso SQM por los dineros recibidos por su ex mano derecha, —Cristián Warner, y por los mails del ex gerente de la minera, Patricio Contesse— había enfriado su relación con la Nueva Mayoría;un coqueteo que hasta el año pasado parecía destinado al matrimonio, potenciado por el posicionamiento de ME-O como el político mejor evaluado del sector en las encuestas. Pero aun con el factor SQMsobre la mesa, el líder del PRO y sus colaboradores más cercanos seguían en conversaciones privadas con dirigentes oficialistas e incluso ex ministros.

Un sector de la Nueva Mayoría ve en ME-O un político indestructible que competirá sí o sí en las próximas elecciones presidenciales y cuyos votos serán un factor relevante en una segunda vuelta. Al otro lado están los que estiman que es el momento del nocaut definitivo al líder del PRO .

Su oferta seguía siendo atractiva:no llevar candidatos a alcaldes en comunas emblemáticas —Santiago, Maipú, Providencia, Ñuñoa y Recoleta, La Pintana y Puerto Montt, entre otras— donde la Nueva Mayoría tendrá una dura disputa con los candidatos de Chile Vamos.

Tras unas vacaciones con su familia en La Habana, el cineasta había retomado este mes el tejido fino y silencioso de redes en el oficialismo. En eso estaba, cuando esta semana un misil le dio de lleno en pleno vuelo y precipitó las negociaciones al suelo.

El domingo pasado, Reportajes de La Tercera reveló que, en plena campaña presidencial de 2013, la empresa constructora brasileña OAS, la misma que hoy es investigada en Brasil por los hechos de corrupción que afectan a Lula, le proporcionó un jet privado para que recorriera Chile, gastos que no fueron declarados ante el Servel. La respuesta de ME-Ose limitó a declaraciones amplias a través de las redes sociales, mientras sus colaboradores del PRO salían a dar explicaciones que no terminaban de convencer.

La crisis se desata, además, justo en momentos en que el Centro de Estudios Públicos (CEP) realiza el trabajo en terreno de la encuesta que se presentaría a fines de abril. En la anterior CEPde diciembre del año pasado, Enríquez-Ominami se desplomó desde el primer puesto en el índice de aprobación que tenía en agosto, con un 42% de apoyo, al octavo lugar con un 33%, registrando la mayor caída entre todas las figuras evaluadas. Esto, a pesar de que el sondeo no había alcanzado a medir en la opinión de la ciudadanía el impacto de su primera declaración como imputado ante Fiscalía.

la jugada de isabel allende

Sus adversarios en la Nueva Mayoría no se demoraron en reaccionar, viendo una inmejorable posibilidad de darle un tiro de gracia.

“La credibilidad de él está sumamente afectada”, señaló el presidente de la DC, Jorge Pizarro (él mismo cuestionado en el caso SQM). “No me parece muy progresista hacer campaña en un jet privado”, remató el jefe de la bancada de diputados del mismo partido, Fuad Chahín.

En el PPD, el diputado Jorge Tarud calificó el mismo domingo de “oscuro” el episodio del jet.

Sin embargo, otros líderes de la Nueva Mayoría optaron por un camino distinto. Como el senador PPDGuido Girardi. “Marco fue un gran aporte al debate por instalar ideas progresistas, por ello, ojalá pueda aclarar bien todos los temas que está enfrentando”, dijo a Qué Pasa el parlamentario.

Pero nada dejó tan claras las discrepancias dentro del bloque de gobierno sobre cómo reaccionar frente al caso como lo ocurrido a partir de la condena explícita de la presidenta del PS, Isabel Allende.

Comité PolíticoHasta ese momento, la senadora había evitado enfrentarse al líder del PRO, quizás porque una parte importante de los dirigentes de su partido que la apoyaron en las elecciones internas del año pasado —Ricardo Solari, el senador Alfonso de Urresti, y el secretario general, Pablo Veloso, entre ellos— han sido partidarios de incorporar a Enríquez-Ominami a la Nueva Mayoría. Pero el martes pasado, a primera hora, la senadora abrió los fuegos. “Difícilmente se podría decir que ME-O ha estado a la altura. Decir que el país merece una explicación no es un insulto, ni persecución. Es que aclare en qué términos se hizo el contrato y por qué no lo pasó en el rubro de transportes”, dijo Allende en una entrevista con T13 Radio. “La gente no está disponible para tragarse cualquier palabra. Los tribunales juzgan y los partidos tenemos responsabilidades políticas y el deber de decir algo”, agregó.

Más importante aún, en la misma entrevista la senadora fue más allá y descartó un acuerdo electoral municipal.“Yo lo vería extremadamente imposible o muy difícil”.

En sectores del PS, incluso entre cercanos a la presidenta del partido, sus declaraciones causaron dudas, cuando no reprobación. Si bien algunos interpretaron que la senadora buscó mostrar un liderazgo presidencial y más carácter político —justamente algo por cuya escasez ha sido criticada—, otros temen que con sus palabras haya abierto un flanco innecesario.

¿QUé HACER CON ÉL?

Un amplio sector de la Nueva Mayoría, que siente simpatía por el dirigente del PRO, ve en ME-O un político indestructible que competirá sí o sí en las próximas elecciones presidenciales y cuyos votos serán un factor relevante en caso de segunda vuelta. Otro grupo no tan cercano llega a similares conclusiones con resignación:considera al presidenciable como un “problema insalvable” para la coalición de gobierno, y por ello piden manejar todo el asunto con frío pragmatismo.

Al otro lado están los que estiman que es el momento del nocaut definitivo en una carrera donde el líder del PROha sido un permanente escollo. Con su ex círculo de hierro quebrado, apuestan, los dardos en su contra podrían continuar apareciendo.

Un histórico del socialismo, Camilo Escalona, reconoce su poder electoral, pero manifiesta reparos insalvables. “Marco Enríquez-Ominami tiene respaldo todavía. Tiene una franja, de jóvenes especialmente, que todavía lo apoya, sin embargo, yo no votaría por él. Porque me parece que es una propuesta completamente falsa”, dijo el vicepresidente del PS el martes en el programa Cadena Nacional de Vía X. “Él no es lo que dice ser, por eso es que no votaría por él”, remató.

marco opta por REPETIR EL GUIóN

Esta semana, el ex diputado socialista se limitó a reaccionar a través de las redes sociales —Facebook y Twitter— a los cuestionamientos por el uso del avión privado brasilero (aunque al cierre de esta edición sus colaboradores anticipaban que daría una entrevista radial en las próximas horas).

Sin embargo, el ex candidato presidencial sí se comunicó en privado con dirigentes y colaboradores. “No estoy tumbado”, les dijo a algunos.

El líder del PRO seguía manteniendo a firme su decisión de partir hoy viernes de gira por varias ciudades del sur. Está convencido de repetir el escenario del 2009 y del 2013, y ser una alternativa entre los candidatos de la centroizquierda y centroderecha. Le seduce la idea de enfrentarse a Ricardo Lagos y Sebastián Piñera, e instalar lo que él define como la disyuntiva “pasado versus futuro” o “tradición versus cambio”.

“No estoy tumbado”, les dijo ME-O a algunos colaboradores. Al presidenciable le seduce la idea de enfrentarse a Ricardo Lagos y Sebastián Piñera, e instalar lo que él define como la disyuntiva “pasado versus futuro” o “tradición versus cambio”.

El primer paso del plan electoral de ME-Oestá derechamente en la campaña con vistas a las elecciones municipales de octubre. En las elecciones pasadas el PRO obtuvo 7 alcaldías —Arica, Tierra Amarilla, Isla de Pascua, Tocopilla, Galvarino, Calama y Pozo Almonte— con el 4% de votos a nivel país. La meta del partido, presidido por Patricia Morales es mantener los siete alcaldes y sumar dos comunas emblemáticas: una de ellas podría ser San Bernardo, donde postulará la actriz Marisela Santibáñez. Otros nombres que están la lista de candidatos a alcaldes son Jaime Parada, Rolando Jiménez, Iván Mlynarz, además de Morales. En el partido señalan que ya tienen 874 candidatos a concejales y que esta semana reinscribieron a cien mil militantes.

“Marco ha realizado durante años un trabajo disciplinado y constante recorriendo el país y dialogando con la gente. No creo que estos episodios comunicacionales basten para destruirlo políticamente”, dice el periodista Axel Pickett, asesor de ME-O en sus dos campañas presidenciales.

Es parte de los activos del partido de Marco Enríquez-Ominami que el presidenciable siga poniendo sobre la mesa negociar con la Nueva Mayoría. Si todo fracasa —y en la coalición lo tienen claro—, el candidato recorrerá el corto trecho que suele haber entre la negociación y el abierto desafío.

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