Por Víctor Hugo Moreno. Marzo 15, 2016

Nunca había habido un acuerdo tan fácil en el último año”. Con esta frase, el ahora ex presidente del Senado, Patricio Walker (DC), daba cuenta de la solicitud de su renuncia al cargo de la presidencia del Senado, puesto que le correspondió asumir por un año. Razón tenía, pues este trámite es un mero acto protocolar a diferencia de las duras batallas legislativas que se han dado en el último tiempo, sobre todo con la reforma laboral, donde lo que menos se ha visto ha sido acuerdo o unanimidad.

De hecho, el mismo Walker ha estado en el ojo del huracán luego de oponerse a diversos puntos de la reforma, enfrascándose en una férrea disputa con La Moneda. Así lo hizo notar el lunes pasado, cuando a la salida de su último comité político en la Casa de Gobierno señaló con algo de molestia en su tono que en esa reunión había quedado claro que “ningún senador faltó al programa de gobierno ni a los acuerdos políticos”. Ello en alusión a su voto en contra por la negociación obligatoria interempresa de la reforma.

Así, los últimos días de uno de los llamados príncipes, y ahora díscolo, de la Democracia Cristiana no fueron fáciles y estuvieron cargados de tensiones entre La Moneda y el Parlamento.

Walker, con su estilo más conservador y recatado, de la corriente más contigua a la derecha de la Democracia Cristiana deja así la testera de la Cámara Alta, asumiendo Ricardo Lagos Weber, quien intentó hacer un previo cambio de look, dejando atrás su pronunciada barba candado y el pelo largo, para estar más a tono con el puesto que le tocó asumir hoy.

El senador por la Quinta Región Costa hizo su discurso inaugural bajo la mirada atenta de su padre, el ex presidente Ricardo Lagos, quien como cualquier familiar se acomodó en una de las tribunas altas del hemiciclo donde la visión periférica de la sala es limitada. Allí, junto a su esposa Lucia Durán veía cómo su hijo daba un pequeño salto en la política al lograr el segundo puesto de importancia dentro de los poderes del Estado.

En el plano de los discursos, tanto el saliente como el entrante, estuvieron fuertemente marcados por la crisis de desconfianza que hay en las instituciones. El desprestigio que hoy tiene por el suelo la credibilidad en la política. Ambos senadores se hicieron cargo de tal problemática.

En su discurso,  Walker detalló algunos de los aspectos más importantes de su gestión, como las seis leyes de probidad y transparencia que se aprobaron antes del 31 de enero, en las que resaltó la que establece la pérdida del cargo para las autoridades que infrinjan la ley electoral y la aprobación de la ley de Fortalecimiento de la Democracia y de Fortalecimiento  del Carácter Público y Democrático de los Partidos Políticos.  El ex presidente resaltó la importancia del trabajo concretado sobre esta materia: “Nos comprometimos a completar la tramitación legislativa de 6 importantes iniciativas de ley para comenzar este año con un avance evidente en aspectos críticos de  nuestro sistema político y el resultado es claro: aprobamos el 100% de los proyectos de ley en materia de probidad y transparencia que comprometimos aprobar y despachar al 31 de enero de este año”.  El senador DC también destacó la histórica jornada vivida en junio pasado cuando el Congreso por primera vez llevó a cabo una cuenta pública de su gestión.

A su turno y tras recibir los saludos protocolares de sus colegas, un nervioso Lagos Weber subió al estrado de la Cámara Alta para dar su primer discurso como presidente de la institución. Allí, también destacó la labor realizada en materia de probidad y transparencia, reconociendo el magro y oscuro momento por el cual pasan las instituciones en el país.

Al iniciar sus palabras, como un saludo a la galería, recalcó su origen en el Cerro San Juan de Dios de Valparaíso, mostrando su felicidad por ser el primer presidente del Senado de la zona desde que el Parlamento llegó al puerto. Jugaba de local. Ya con el público a su favor, comenzó su crudo análisis de la realidad política: “Pocas veces nos hemos enfrentado a una crisis de legitimidad y confianza tan dura como la actual. Ha afectado a todos los sectores, empresarios, iglesia, gobierno, FF.AA todos hemos estado siendo cuestionados”, dijo.

Así, expresó que uno de los principales desafíos es “levantar la política”. También habló de la necesidad de llegar a acuerdos, siempre y cuando “no signifiquen desviar nuestros ideales”. También esbozó la idea de llevar adelante un referéndum revocatorio de autoridades que estén cuestionadas, idea que viene rondando hace algún tiempo sin hasta ahora encontrar piso político para su discusión.

Con todo, el cambio de estilo ya se hizo sentir. Lagos Weber llegó con ideas recargadas y con el entusiasmo que lo caracteriza. Ahora falta que en los próximos días asuma Osvaldo Andrade en la Cámara de Diputados para consagrar una nueva dupla que seguramente aportará mucho material, sobre todo tras los tradicionales comités políticos de los días lunes en La Moneda. Un cambio de forma que se dejará sentir, con dos personalidades políticas fuertes, a veces irreverentes e irónicas que más de algún problema causarán en Palacio.

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