“La vida no es miel sobre hojuelas”, dijo la presidenta Michelle Bachelet el viernes en Antofagasta en medio de la celebración de los dos años de gobierno. Dicha frase recuerda otra emitida por el Ministro del Interior, Jorge Burgos, hace un tiempo: “quién dijo que la vida es fácil”. Y claro que no, y en La Moneda están plenamente conscientes de aquello, más aún con las complicaciones que se suscitaron en la tramitación de la reforma laboral.
Pese al esfuerzo que desplegó por meses el Ejecutivo, en la Nueva Mayoría no hubo acuerdo en un artículo esencial del proyecto: la obligatoriedad de la negociación interpresa. Dicho articulado finalmente fue rechazado como consecuencia de los 4 votos díscolos de la Democracia Cristiana (DC) emitidos por los senadores Manuel Antonio Matta, Andrés Zaldívar y los hermanos Ignacio y Patricio Walker. Este hecho provocó la molestia de la CUT y del resto del oficialismo quienes habían presionado al gobierno para que esta norma fuese obligatoria y no voluntaria como ocurre hoy en día. De hecho, el presidente de la comisión del Trabajo del Senado, el PS Juan Pablo Letelier, durante el debate que se dio en dicha instancia la semana pasada fue claro y reiterativo en defender el texto tal como estaba, sin dejar pie a ninguna duda, pues de lo contrario votarían el contra.
El gobierno cedió en este punto, para no distanciarse más de los socialistas e hipotecó con su decisión el libre tránsito del proyecto, resignándose a acudir a una comisión mixta. En este contexto en La Moneda no esconden las dificultades que trae gobernar con una coalición tan diversa, intentando tomarlo como un hecho normal.
El vocero de gobierno, Marcelo Díaz, en esta línea expresó: “una coalición tan diversa como la que sostiene a este gobierno evidentemente constituye activo, porque es esa diversidad la que nos permite tener mayorías nacionales, dando mayorías parlamentarias. Pero evidentemente una coalición tan diversa también da miradas distintas, identidades, perspectivas y esa riqueza nos demanda también desafíos para poder aunar y encontrar acuerdos. Eso lo hemos hecho siempre, a veces hay algunos que no se pliegan pero este mismo balance de los primeros 24 meses no habría sido posible sin el respaldo mayoritario de la coalición”.
Y en ese plano, más allá de la reforma laboral lo que viene de ahora en más es la proyección del bloque de cara a un nuevo proceso eleccionario. Proceso del cual ya está preocupada la misma presidenta Bachelet, quien en la última reunión ampliada con los jefes de partidos a fines del año pasado les expresó la necesidad de llevar a cabo un buen trabajo mirando las municipales que se avecinan. La mandataria el viernes pasado volvió a resaltar la necesidad de seguir avanzando en el proceso de reformas y enfatizó en que su gobierno sí dialoga y escucha: “Siempre hemos optado por el trabajo duro y por el dialogo”, destacando que en ese proceso han estado empresarios, parlamentarios y ciudadanos.
Así y todo y ad portas de un nuevo cónclave que hará la Nueva Mayoría junto a la presidenta a fines de este mes, continúa en el ambiente la constante crítica que se la ha hecho a La Moneda, en torno al hermetismo, como lo hizo saber el senador DC Patricio Walker este fin de semana en entrevista con el diario La Tercera, en la cual afirma que si bien comparte parte importante del programa, éste se hizo de forma “hermética” y antes que él asumiera como senador. Todo ello a raíz de las severas diferencias que ha mostrado por el proyecto laboral.
Así, esta reforma laboral continúa generando tensiones al interior del oficialismo, cuando ahora pase a votarse los cambios a la Cámara de Diputados probablemente con el resultado final en una comisión mixta. La ministra del trabajo Ximena Rincón esta mañana volvió a defender el proyecto ante nuevas críticas emanadas de la DC, esta vez a través de un documento elaborado por los emblemáticos militantes Eduardo Aninat, Mariana Aylwin y Hugo Lavados, en el cual afirman que esta reforma dañará la productividad y competitividad del país. La ministra, en entrevista con Radio Agricultura, expresó su sorpresa ante tal diagnóstico.
Por otro lado, el gobierno también recibirá presiones desde el mundo de los trabajadores, quienes marcharán en una jornada convocada por la CUT este próximo 22 de marzo, con el respaldo de diversas agrupaciones sociales, entre ellas el Colegio de Profesores. Los trabajadores también reclaman las concesiones que hizo La Moneda con sectores DC y el empresariado y exigen reponer el proyecto como estaba concebido desde un principio con ellos. El gobierno aún sufre una fuerte tensión desde todos los sectores, sin poder aún buscar el equilibrio con el cual trabajó por meses en la búsqueda de un acuerdo. Con ese magro escenario el gobierno aún no puede mostrar el logro de una de sus últimas reformas estructurales y más aún, la discusión generada con este proyecto develó una vez más las a veces irreconciliables diferencias entre los partidos de la Nueva Mayoría.