Ernesto Velasco fue el primer presidente de los partidos de la Nueva Mayoría en advertir el año pasado que al gobierno le faltaba conducción, un timón. Desde allí, comenzó a ser más escuchado dentro sus pares, a ganar terreno como representante de un partido "chico", dentro de los equipos grandes de la Nueva Mayoría. Hoy, a dos años de gobierno, en medio de un fuerte debate al interior del oficialismo por la reforma laboral, su diagnóstico no ha cambiado. En la añosa pero renovada sede del PR en calle Paris con Londres, Velasco ya se siente más empoderado y con más autoridad. Hasta incluso ya tiene una funcionaria encargada de su agenda, una especie de “jefa de gabinete”. El líder radical repite y repite la palabra liderazgo. La ausencia de dicha virtud, a su juicio, tiene hoy a la Nueva Mayoría entrampada en una batalla bipolar.
—Usted ha criticado la falta de timón en La Moneda, ¿Ha mejorado ese problema ahora ya en la segunda mitad del gobierno?
—Hay un esfuerzo del equipo político de La Moneda por tratar de mejorar lo que es la coordinación con el Parlamento y lo que falta es poner el acento en el trabajo prelegislativo y poner un relato que otorgue perspectiva a los logros que ha habido como educación y en esto se puede avanzar mucho más.
—Con la llegada de Burgos al Ministerio del Interior, ¿mejoró la coordinación política que se alegaba no existía en el anterior gabinete?
—El equipo político no es solamente el ministro del Interior, son los cuatro ministros, y podríamos decir también son la relación directa con el segundo piso. Y uno espera que se mejore esos niveles de coordinación, para que eventos como el sucedido en La Araucanía, por ejemplo, sean parte del pasado y no vuelvan a ocurrir. Ese timón tiene que poner el curso de acción que ordene a la Nueva Mayoría desde un punto de vista legislativo, pero también en la gestión del gobierno.
—¿Burgos tiene ese timón, o lo ha ido soltando un poco…?
—Yo siento que el Ministro del Interior es el jefe político del gabinete y mientras así sea es porque cuenta con la confianza de la presidenta. Burgos tiene ese respaldo.
—¿Cómo evalúa la pugna DC –PS-Gobierno que se ha dado con la reforma laboral?
—Hubiese esperado un liderazgo mayor del gobierno para ordenar mejor este proyecto. Y en un proyecto tan emblemático como éste, el gobierno debiese haber sido más claro en cómo haber llevado su tramitación.
—El senador Patricio Walker dijo que en el comité político del lunes había quedado claro que ningún senador había ido en contra de los acuerdos o del programa…
—Más allá de que si está o no en el programa, el tema de fondo es que uno espera que sea el gobierno el que tenga un factor de ordenamiento mayor y que la coalición lo apoye, independiente si está o no el en programa. Es una muestra de apoyo a un momento difícil que está viviendo hoy el gobierno.
—¿El Gobierno fracasó en esta búsqueda de acuerdo?
—Al gobierno le cuesta generar acuerdos. A veces se escucha que solo se pide disciplina, pero cuando hay bajos niveles de aprobación, cuando estamos pronto a iniciar un proceso de elección, la disciplina por si sola no es lo que ordena. Lo que ordena es el compromiso político, las convicciones.
—¿Cómo se ha tomado el actuar de los senadores díscolos de la DC?
—Si todos nos dejamos llevar por los gustos personales, es muy difícil gobernar. Echo de menos un liderazgo mayor para ordenar a la coalición, pero no solo por disciplina, sino por las ideas y la convicción para proyectar la Nueva Mayoría. Mientas eso no se resuelva, van a seguir ocurriendo estas diferencias, hoy con unos actores, mañana con otros. Es como las sillas musicales. En temas valóricos van a ser otros, en educacionales van a hacer otros, ¡así no se puede gobernar!
—Estamos ad portas de un nuevo conclave, ¿Qué efectividad tienen este tipo de encuentros, son útiles?
—Sí tienen alguna efectividad, pero ahora falta el momento de la reflexión política, no de los proyectos legislativo. Estamos a dos años que el gobierno termine, por eso es el momento de cortar cinta, del relato final. Debemos pensar el por qué reformas tan potentes que ponen el acento en la equidad, como la educacional, la misma laboral cuentan con escaso respaldo social. Hay que analizarlo con calma. Debemos ver por qué y no conformarnos con de una nueva mayoría pasar a nueva minoría y pensar que somos minoría y que hay que hacerlo porque lo dijo el programa.
—¿Cómo ha visto a la presidenta Bachelet, tras su regreso de vacaciones, llamando a la disciplina, bailando, quizás con un nuevo aire…?
—La presidenta está haciendo un esfuerzo por retomar un liderazgo fuerte que ordene al gobierno. Me parece bien, espero eso si que ejerza un liderazgo más fuerte aún que nos convoque a su adherentes a que el gobierno haga mejor su tarea y para eso tiene que haber seducción, diálogo. Me parece bien el llamado a la disciplina que hace a sus ministros, porque francamente hay espacios para mejorar. Es tan relevante que el gobierno termine bien y la presidenta empoderada, porque eso va a permitir poder proyectar un nuevo gobierno de la Nueva Mayoría y no nos encontremos con que proyectos tan relevantes como los que vemos hoy día sean borrados de un plumazo si llega un gobierno de derecha. Acá nadie ha clavado una rueda de la fortuna. Hay que gestionar buenas políticas públicas, y no hacerlo porque lo dice el programa. Hacer bien las cosas y eso es un tema en que hay que recuperar la senda, pensando en la proyección.
—¿Falta ese debate de proyección en el oficialismo?
—Falta y no hay un debate sincero sobre cómo va se dará la proyección de la Nueva Mayoría. Es un debate más bien bipolar. Estamos atrapados en esta bipolaridad. Hay debates legítimos, pero que anulan el punto medio de unir, de integrar de no darnos gustos personales. Que hay que hacer un esfuerzo mejor, y no colocar más cosas como su fuera una lista de supermercados, sino que concentrarnos en pocas, pero bien hechas, y difundidas que a mi juicio es la educación.
—¿Ha escuchado alguna autocrítica del gobierno al respecto?
—No la veo. En el fondo es casi una tarea de sacar lo que está, porque hay que sacarlo, pero no hay un sentido, una mirada de largo plazo del efecto que van a tener. Así también en la Nueva Mayoría debemos renovar reglas de convivencia. Nunca había visto un lenguaje tan descalificador entre nosotros mismos. Esto daña la proyección de la Nueva Mayoría. Debiéramos tener la voluntad de proyectar un candidato único de presidente, luego de una primaria, y una lista parlamentaria común, y eso todavía no lo escucho,
—¿Hay mal ambiente en la Nueva Mayoría?
—Más que eso se ha perdido el affectio societatis, en términos de ver los valores permanentes de por qué se está junto en un mismo barco. Eso se hace con reglas claras. Y tener un debate programático y de contenido sobre el Chile del futuro y eso hoy no se está hablando. Lo que va a venir es un proceso electoral, y deben surgir liderazgos que vayan a primarias. Hay muchos aspirantes con pocas ideas.