Todos los lunes hay un almuerzo rutinario en La Moneda. La cita es convocada por el ministro secretario general de la Presidencia (Segpres), Nicolás Eyzaguirre, y asisten los jefes de bancada de la Nueva Mayoría del Senado y la Cámara. El objetivo del encuentro es ordenar la agenda legislativa de la semana. Este lunes, asistieron sorpresivamente dos autoridades que nunca antes habían asistido: los presidentes del Senado y la Cámara, Ricardo Lagos Weber (PPD) y Osvaldo Andrade (PS), respectivamente. Una visita que causó cierto interés en la Segpres, pues no se acostumbraba a que las máximas autoridades del Congreso asistieran, al menos hasta ahora.
Esta cita se podría convertir en una práctica habitual en la búsqueda de la consolidación de un triunvirato político conformado por Eyzaguirre, Lagos Weber y Andrade, con miras a ordenar la agenda legislativa y así cumplir con el mandato presidencial de terminar los detalles de la llamada “obra gruesa” que a juicio del gobierno, ya está finalizada. Y ante esa tarea Eyzaguirre cumplirá un rol clave, un rol de moderador, según afirman varias fuentes en Palacio.
El concepto de “obra gruesa” pretendió ser la idea fuerza del discurso que dio la presidenta Michelle Bachelet el 12 de marzo pasado en una ceremonia en Antofagasta, donde recordó que hace 10 años iniciaba su primer paso por La Moneda.
Sin embargo, la idea pasó algo desapercibida, pues no logró erguirse como la impronta de esta nueva etapa de gobierno. Había entonces que volver a insistir. Y el escenario elegido fue el encuentro de empresarios de Icare del 31 de marzo pasado. A dicho foro acostumbra asistir la presidenta, o en su efecto el ministro de Interior. Sin embargo, en esta ocasión el elegido para reemplazar a la mandataria, — quien se encontraba de viaje en Estados Unidos — fue el ministro Nicolás Eyzaguirre. En La Moneda hay diferentes versiones sobre este cambio en el equipo.
Algunos sostienen que fue Burgos quien pidió el relevo, pues ese día a la misma hora tenía una importante reunión de balance policial en La Moneda; mientras, otros sostienen que fue Bachelet quien prefirió la asistencia del titular de la Segpres. Esta segunda versión se funda en la idea de que la mandataria quería que se volviera a insistir en el mensaje de que el ciclo reformista llegaba a su fin.
Y así fue, pero esta vez con mayor repercusión. El mensaje surtió efecto en voz de Eyzaguirre. Se transformó en un hecho político.
Dicha intervención fue leída por muchos en la Nueva Mayoría como una señal de que la presidenta quería empoderar a su ministro PPD, uno de los más cercanos y en los que más confía, tomando en consideración la zigzagueante relación que mantiene con su ministro de Interior. Algo que a esta altura ya nadie se preocupa mucho de esconder. Incluso el mismo Burgos intentó bajarle el perfil a la performance de su colega al expresar poco después, ese mismo día, que “lo que dijo el ministro Eyzaguirre en Icare es lo mismo que yo dije en la Sofofa el día antes, lo que tuvo menos repercusión, pero es lo mismo”, sin ahondar en la esencia del concepto que Bachelet quería marcar como un hito para su última etapa de gobierno.
El triunvirato
En la Segpres comentan que el ministro Eyzaguirre sigue haciendo su trabajo como siempre , pero lo cierto es que algo ha cambiado. Explican que se despojó de una pesada mochila que traía consigo: la ambiciosa y numerosa agenda de probidad que lo mantuvo durante el 2015 e inicios de este año, casi a tiempo completo dedicado a su ejecución. Tras la aprobación de gran parte del paquete de estas reformas —consideradas en su momento prioritarias —, al ministro le dio tiempo para comenzar a desplegarse con mayor espacio y soltura sobre otros temas . Así, por ejemplo, se le vio muy activo apoyando a la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, en la última parte de la discusión de la reforma laboral. En la Moneda lo ven como algo normal, evitando dar segundas lecturas a este activo rol. Sin embargo, hay más elementos que encajan en este puzzle y es la renovada relación que establecerá con el Congreso, a través de las nuevas autoridades.
Según comentó a Qué Pasa el diputado Osvaldo Andrade, existe algo más allá: un acuerdo de La Moneda con los partidos de que a partir de ahora el Congreso se entenderá con un solo interlocutor, para viabilizar la agenda.
“Nosotros lo pedimos así, necesitamos una sola voz del gobierno en el Congreso. Tenemos un acuerdo formal de hacernos cargo de una agenda acotada que garantice prioridades y la implementación de la obra de este gobierno. Una vocería única, un espacio en el que el Parlamento se entienda con una sola autoridad y esa es el ministro de la Segpres”, planteó Andrade.
La frase del ex presidente del PS es una muestra de este nuevo escenario que se verá en el Congreso.
“Tenemos un acuerdo formal de hacernos cargo de una agenda acotada que garantice la implementación de la obra de este gobierno. Un espacio en el que el Parlamento se entienda con una sola autoridad y esa es el ministro de la Segpres”, dice Osvaldo Andrade.
La sintonía entre la dupla Lagos Weber-Andrade es diametralmente diferente a la que tenía Eyzaguirre con sus antecesores Patricio Walker (DC) y Marco Antonio Nuñez (PPD) en el Senado y Cámara, respectivamente. En La Moneda comentan que si bien la anterior relación no era mala, sólo se limitaba a un trato formal. Mientras que ahora hay más que eso: se observa fluidez y confianza. El ministro de la Segpres ha sostenido diversos encuentros con ambos.
El viernes pasado, por ejemplo, almorzó con Lagos Weber, para después por la tarde ir hacia las dependencias del ex Congreso para entrevistarse con Andrade.
“Con Eyzaguirre y con Osvaldo Andrade somos tres personas que tenemos un fuerte compromiso con el programa de gobierno y venimos desde el 2013 trabajando estas materias. Queremos mejorar la sintonía fina en materia legislativa y de coordinación, y para ello es vital ocupar todo el año en ir despejando proyectos importantes para evitar que se concentren en la etapa final”, dijo Lagos Weber.
Así, ahora se espera que existan tres grandes hitos a lo largo del año: el 21 de mayo, el 18 de septiembre y el cierre del año legislativo del 31 de enero de 2017. Pero para el éxito de esta tarea es necesario —enfatiza el jefe del Senado— que exista una lista acotada de temas y que de parte del gobierno se concrete un mejor trabajo pre legislativo con la Nueva Mayoría. Algo que hasta ahora, muchos han criticado. Es decir, Lagos Weber plantea que el camino debe ser que antes de presentar los proyectos al Congreso se establezca un diálogo con los partidos y no después de que están ingresados en el Parlamento.
El mediador
Ante ese escenario, en el oficialismo creen que ahora Eyzaguirre se sentirá más cómodo y más empoderado para cumplir lo que algunos denominan como rol de “mediador” o articulador de acuerdos en el Congreso, ante una Nueva Mayoría siempre compleja de dominar. El problema se produce en la interlocución con el ministro Burgos, cuyos pasos han tensionado inevitablemente los ánimos en el bloque. Como ocurrió por ejemplo cuando sinceró que no comparte ciento por ciento el proyecto de aborto en tres causales, justo cuando la misión del comité político era conseguir los votos para su aprobación en el Senado.
Esta semana se sumó un nuevo capítulo de tensiones al interior del comité político: el ministro del Interior empujó el despacho del Senado de la agenda antidelincuencia. En la Nueva Mayoría no existe consenso sobre el control preventivo de identidad y Burgos no consiguió alinear posturas, lo que se reflejó en los votos en contra que tuvo este articulado por parte de senadores oficialistas: la mayoría en el PPD y todo el PS se opusieron.
Quien tampoco se vio cómodo ante esta situación fue el vocero de gobierno, Marcelo Díaz, quien en su habitual encuentro con la prensa de este miércoles esbozó la posibilidad de revisar el proyecto, cuestión que Burgos ha venido defendiendo reiteradamente. “Las leyes no se entienden resueltas hasta que no hayan sido despachadas”, fueron sus palabras.
Estas diferencias no fueron las únicas. La última fue el anuncio que hizo Burgos, a través del diario La Tercera, de que reactivaría la tramitación de las modificaciones a la Ley Antiterrorista. Si bien existe consenso de que se trata de una iniciativa necesaria, en el oficialismo hay quienes consideran que esta agenda es propia de Burgos y que desordena más el cuadro político. “Nos sorprendió que el ministro del Interior anunciara este proyecto, pues no estaba entre las prioridades conversadas en el cónclave del lunes pasado”, dijo Andrade, en alusión a la cita que dirigió la presidenta Bachelet el lunes 28 de marzo pasado.