Por David Muñoz Abril 4, 2016

Fue una Junta Nacional dramática. Cuando el presidente de la DC, Jorge Pizarro, salió a recibir a la presidenta Michelle Bachelet en la entrada de calle Catedral del ex Congreso en Santiago, iba escoltado por la senadora Carolina Goic. Tras los saludos de rigor, los tres caminaron hacia el acceso principal del vetusto edificio para inaugurar la máxima reunión de la militancia democratacristiana. Tras ellos el ministro del Interior, Jorge Burgos, y los diputados cercanos a Pizarro, Yasna Provoste y Gabriel Silber. La fotografía (que acompaña esta nota) fue premonitoria de lo que se venía: unos minutos más tarde el senador por Coquimbo renunció tras un dramático y sorpresivo discurso. Sorpresivo para parte de la militancia, la dirigencia política de la Nueva Mayoría, y la opinión pública. Probablemente los protagonistas de la fotografía estaban todos informados al momento de encontrarse esa fría mañana de sábado, según recogieron diversas versiones de prensa durante el fin de semana. Pero, más allá de quien sabía o no, se trataba de una decisión que, en el fondo, era esperada por gran parte de la élite de la DC.

Las dudas sobre el liderazgo de Pizarro al frente del partido se instalaron el día uno de su gestión: antes de asumir ya había explotado la arista SQM, y el nombre de la empresa Ventus Consulting, de propiedad de sus hijos Jorge y Sebastián, ya estaba asociado a facturas y boletas que era miradas con recelo por el Ministerio Público y el SII.

La dirigencia DC y la propia mesa directiva optaron por no abrir un flanco de división interna y respaldar a Pizarro, quien navegó casi un año completo liderando a la colectividad. En el aire quedó este fin de semana la interpretación de que la inminencia de la formalización de sus hijos convirtió en insostenible su situación al frente del partido.

En la previa de Junta Nacional se hablaba de la posibilidad latente de una rebelión contra Pizarro, pero todos los esfuerzos quedaban en el voluntarismo de un grupo pequeño de viejos tercios DC. El propio ahora ex presidente DC hizo un trabajo silencioso en las semanas previas: se reunió con todos los sectores internos y ofreció garantías para evitar un escenario adverso en la "Junta". La máxima instancia partidaria siempre ha sido un espacio de "catarsis" de la militancia, pero Pizarro consiguió controlar a las huestes, incluso las de su propio sector liderado por Provoste y Silber, quienes en enero pasado amenazaron en privado con renunciar a la mesa, criticando su gestión pues consideraban que sectores como los de Ignacio Walker (príncipes)  y Fuad Chahín (colorines) ejercían una mayor influencia en el gobierno, en desmedro de su propia corriente (guatones).

Con las dudas supuestamente despejadas, la máxima atención de la Junta Nacional se enfocaba en las definiciones sobre una futura candidatura presidencial, es decir, definir que la DC tiene que levantar una carta propia, y afinar detalles para las municipales, nada muy espectacular, nada muy decisivo.

El renacer de los colorines

Aunque valorada como gesto necesario, la renuncia de Pizarro deja en una incómoda posición a la DC . La dirigencia y le élite DC quedó golpeada y confundida. Si bien la decisión de aclamar a la senadora Carolina Goic fue unánime, y buscaba dar una señal de institucionalidad y continuidad, al ser la primera vicepresidenta, en el partido varios dirigentes reconocen que el escenario que se abre es completamente incierto.

El primer efecto es positivo al cambiar un rostro "duro" como el de Pizarro, asociado además a eventuales delitos tributarios de la empresa de sus hijos en SQM, por uno más "amable" como el de la senador Goic, y le permite además a la DC despercudirse, en parte, de los efectos de los casos de financiamiento irregular de la política.

Pero lo que varios anticipan es que la dirección del partido no le será fácil a la senadora por Magallanes. Goic, fue en el pasado cercana al ex DC Adolfo Zaldívar, líder de los “colorines”, grupo liderado hoy por el diputado Fuad Chahín, quien marcó a su vez una férrea oposición a Pizarro, incluso promoviendo que no asumiera debido a los costos que significaría para el partido su vinculación a SQM. Chahín renunció a la mesa en protesta, pero su gesto no tuvo mayor efecto, hasta ahora. Goic en tanto tuvo que disputar la primera vicepresidencia con la diputada Provoste, la que consiguió no sin dejar la huella de una fuerte disputa entre ambas.

La senadora deberá enfrentar un reacomodo de las piezas al interior de la mesa y las propias corrientes internas en el partido. Deberá buscar aliados y demostrar liderazgo al interior de la Nueva Mayoría, donde hoy enfrentará su primer comité político en La Moneda.

Liderazgos en disputa

Así las cosas, Goic se fue perfilando como un liderazgo con proyección en el partido, asociada habitualmente a los sectores más de izquierda del partido, muy cercana al lote de los "chascones" DC. Se perfiló desde el Senado donde ha marcado diferencias con su pares en el proyecto de despenalización del aborto en tres causales y el proceso constituyente al ser promotora de la Asamblea Constituyente, y últimamente se enfrentó a gran parte de la bancada por el proyecto de reforma laboral, donde sus posiciones no dejaron en buen pie sus relaciones con el resto de los senadores DC, como Andrés Zaldívar y los hermanos Ignacio y Patricio Walker.

Pero su ascenso a presidenta de la DC impone otro factor: hace rato que tímidamente varios dirigentes veían en Goic un liderazgo con aspiraciones presidenciales, por su carisma, perfil político e historia personal. Hace unos años superó un cáncer linfático que la mantuvo lejos de su labor en la Cámara de Diputados, pero del que regresó para conseguir un cupo en el Senado.

Su visibilidad como jefa partidaria podría desordenar la hoja de ruta presidencial en la DC, donde la figura con mayor proyección sigue siendo el senador Ignacio Walker, quien se mostraba, hasta ahora, con más ganas. Hoy en el diario Pulso lo dice con todas sus letras: "Aspiro a ganar la Presidencia de la República en 2018".

El surgimiento de Goic podría reavivar otros liderazgos, como el de la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, quien hasta ahora disputaba en solitario un espacio de liderazgo femenimo y progresista dentro de la DC.

De todas maneras, hay varios que apuntan que la misión de la senador por Magallanes no es fácil pues deberá enfrentar un bautizo de fuego con las elecciones municipales de octubre.

Si bien la Junta Nacional continuó y se tomaron varias definiciones con miras a los próximos desafíos electorales, quedó pendiente una decisión que vienen convenciendo a altos dirigentes del partido, que es competir en primera vuelta en la próxima elección presidencial.

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