Por Qué Pasa Mayo 23, 2016

En entrevista con radio Duna, la presidenta Michelle Bachelet se refirió a su discurso del 21 de mayo y a los hechos de violencia que marcaron la jornada del día sábado en Valparaíso.

A propósito de la muerte de Eduardo Lara, el guardia de seguridad de 71 años que murió en el incendio causado por la detonación de una bomba molotov en dependencias de la municipalidad del puerto, la presidenta defendió la agenda corta anti-delincuencia que ha impulsado su gobierno, y respaldó el control preventivo de identidad.

"Yo lo apoyo, y sobre todo con las indicaciones que colocamos al final, en que se especifica dónde y cómo se puede hacer, de manera de evitar arbitrariedades. Porque efectivamente es cierto, y esto uno lo ha visto en experiencias, una persona puede pre-juiciosamente ser considerado un potencial delincuente", afirmó la presidenta.

El control preventivo de identidad se ha transformado en uno de las normas más controvertidas de la agenda, especialmente luego de que el Partido Socialista anunciara que va a recurrir ante el Tribunal Constitucional para evitar que la normativa sea llevada a cabo, produciendo un quiebre dentro del oficialismo.

La presidenta, no obstante, respaldó su argumento con cifras: “Sabemos que cerca del 80% de los crímenes y delitos que se cometen en Chile se hacen por un grupo súper específico, y creemos que todos nos merecemos con vivir con mejor seguridad".

Problemas de implementación

La Presidenta calificó su cuenta pública como un discurso “honesto” y “no triunfalista”, reconociendo que su gobierno ha tenido debilidades, especialmente a nivel de los gobiernos regionales y de los ministerios.

“Por un lado, Chile pide que nos descentralicemos, pero frente a cualquier crisis mira a Santiago. Por lo tanto, uno supone que hay debilidades en los gobiernos regionales, que no son capaces de asumir esto y demostrar que ellos son los responsables”, afirmó en alusión a la crisis que mantuvo paralizada durante las últimas dos semanas a Chiloé.

La evaluación del trabajo de las carteras que conforman su gabinete no fue menos dura. “Todos estos cambios se han ido haciendo para que la gente pueda vivir mejor, y si eso no se ha traducido así es porque hemos tenido debilidades en la implementación”, admitió la mandataria.

En este sentido, Educación es el área donde la autocrítica se hizo más evidente. A pesar de que Bachelet negó que se estuviera renunciando a la gratuidad universal –que sólo llegará hasta el 60% de la población más vulnerable durante su gobierno, menos de lo que inicialmente se había prometido–, reconoció que los mecanismos no fueron los ideales.

“La idea de mandar un proyecto de ley, coherente, comprehensivo, completo, completo, completo, era imposible por tiempo. Para mí siempre fue un problema, porque íbamos a ser visto como que estábamos parcializando algo que hay que hacer en su conjunto. Pero no había  posibilidad de hacerlo distinto, por eso es que hemos tenido que ir mandando mensajes por separado, que no era lo óptimo a mi juicio”, afirmó la mandataria.

Sin embargo, a pesar de estos mea culpa negó que la base del problema fuera un error de diagnóstico, como han acusado diversos analistas –entre ellos Carlos Peña– y, tal como lo hizo el sábado frente al Congreso pleno, defendió el resto de las reformas estructurales que se llevaron a cabo durante sus primeros dos años de gobierno, como la reforma tributaria y la reforma laboral.

"El diagnóstico no lo hice llegando. No es que esta señora estuvo dos años en Nueva York, entonces se volvió loca y creyó que Chile era otro Chile, no. Yo llegué acá y antes de hacer campaña empecé a juntarme con juntas de vecinos en comunas donde conocía a los alcaldes. El diagnóstico lo empecé a construir a partir de las conversaciones con los chilenos y creo que ese diagnóstico no es equivocado”, dijo.

Atisbos constitucionales

A pesar de que la presidenta ha sido cuidadosa en no revelar cuáles son sus opiniones personales respecto de los valores u otros contenidos que a su juicio deben incluirse en una nueva constitución, entregó algunas luces sobre cómo piensa ella que debe ser la Carta Fundamental en términos generales.

"Yo siempre estoy por la flexibilidad. No sé si minimalista, porque tiene que ver con las tradiciones culturales y nosotros tenemos una tradición un poquito distinta, donde tendemos a poner lo que se puede y lo que no se puede. Pero tenemos que tener la flexibilidad necesaria para adaptarse", respondió cuando le preguntaron si a su juicio, era preferible contar con una Constitución que definiera de manera rígida todos los derechos, versus una que actúe sólo como un marco general.

"No creo que la constitución vaya a cambiar todo. Hay cosas de la actual constitución que son estupendas”, agregó.

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