A fines de enero, Joaquín Lavín se encontraba en el decanato de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo ultimando detalles para comenzar el año en marzo, cuando recibió una desesperada llamada del presidente de su partido, Hernán Larraín, quien le pidió hacerse cargo de la campaña municipal. No era una decisión fácil, considerando el complejo momento que vivía y vive la UDI con sus máximos líderes involucrados en escándalos judiciales relacionados con el dinero y la política, entre ellos, Jovino Novoa, Pablo Longueira y Jaime Orpis.
Había que comenzar por buscar —y motivar— candidatos (alrededor de 300 a alcaldes y 2.400 a concejales) y la tarea requería dedicación casi completa. Lavín dejó el decanato, aceptó y en eso ha estado en los últimos meses. Cuenta que ya ha estado en todas las regiones de Chile y pasa todos los fines de semana fuera de Santiago. Ha adelgazado varios kilos, la ropa le queda una talla más grande, se ve pálido, cansado. Pero está contento y optimista. Sus primeros pasos los dio en el mundo comunal y fue el trampolín de su extensa carrera política. Es lo que realmente le gusta.
—Volvió a sus raíces, se ve motivado.
—En la elección municipal hay que empezar a capitalizar el alto rechazo que tiene el gobierno. Y eso fue lo que me atrajo de la propuesta de Hernán Larraín, porque siento que la próxima elección marcará un punto de inflexión y es el inicio de un camino que termina en La Moneda. Yo creo que Chile Vamos va a aumentar sus representantes y si ganamos la elección municipal, la probabilidad de ganar el gobierno va a ser muy alta.
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Lavín abre una coca light, se levanta de su asiento y comienza a hablar como si lo estuviera haciendo ante un grupo de candidatos UDI a los que busca motivar los fines de semana en alguna recóndita comuna del país: “Las municipales del 2012 fueron una mala elección para nosotros, porque se dio en el momento de mayor impopularidad del presidente Piñera. Hoy es al revés, se da en el momento de mayor impopularidad de Michelle Bachelet. Por ello, Chile Vamos va a sacar más alcaldes, más concejales, más votos de alcaldes y más votos de concejales”.
"Yo les digo a nuestros candidatos: Chile Vamos está a menos de dos años de volver al gobierno. La noche del domingo 23 de octubre tenemos la obligación de demostrar que algo pasó en Chile, que hubo un punto de inflexión, y estar a la altura de un conglomerado que va a llegar al gobierno en el 2018".
—¿En qué basa su optimismo, porque desde afuera Chile Vamos se ve con muchas dificultades?
—Creo que la gente ya le sacó la foto al gobierno y ya no quiere más Nueva Mayoría. Y esto yo se lo digo a los candidatos que, por los problemas de la UDI, se sienten desanimados. Les digo: “Chile Vamos está a menos de dos años de volver al gobierno, eso es lo que muestran hoy las encuestas. La noche del domingo 23 de octubre tenemos la obligación de demostrar que algo pasó en Chile, que hubo un punto de inflexión, y estar a la altura de un conglomerado que va a llegar al gobierno en el 2018”.
El ex alcalde de Las Condes y Santiago continúa caminando por su pequeña oficina en la UDD, adornada con un gran póster de la maratón de Nueva York, que ha corrido dos veces.
—Lo otro que les digo es que la municipal es una elección local, pero que tiene una música de fondo y eso es lo que está pasando en Chile. Es todo a la inversa a lo que pasaba hace cuatro años, cuando la ola política venía en contra nuestro, porque el gobierno de Piñera era muy impopular y Bachelet era la líder que todos esperaban. Cuando nosotros íbamos a las ferias, la gente nos decía: “Mire, ustedes ya fueron, ya pasó y va a volver la señora Michelle”. Y ahora cuando nuestros candidatos van a las ferias les dicen: “Oiga y don Sebastián va a ir o no va a ir. Y van a dar pega o no van a dar más pega”. Entonces es una ola política que va a nuestro favor.
Lavín vuelve a tomar asiento, respira, y saborea su Coca light. Mira un proyector que está en un costado y continúa: —Yo les muestro a los candidatos las encuestas Adimark previas a abril del 2012 y se las comparo con la de abril de este año. Es todo al revés. Los candidatos de la Nueva Mayoría la tienen difícil, porque le van a tener que explicar a la gente por qué no se quieren sacar la foto con Bachelet, por qué no se cumplieron las promesas de más y mejores empleos, qué es lo que pasó con la delincuencia, por qué hay más problemas en la salud…
—¿Qué pasa con los graves problemas que tiene la UDI?
—Hay que decirle a la gente, la embarramos, le pedimos perdón, le pedimos disculpas... Pero hay un punto: la Nueva Mayoría lo ha hecho supermal y si ustedes quieren que esto cambie y que nosotros volvamos al gobierno, partamos por ganar la elección municipal.
—¿Le ha costado encontrar candidatos?
—La UDI es un enfermo en recuperación. Si uno lo pudiera explicar en términos médicos, el partido salió de la UTI y está en la sala de recuperación. (Lavín se vuelve a parar y camina imitando a un enfermo, arrastrando el suero con ruedas). Tú has visto a esos enfermos que están en bata, porque ya los autorizaron a levantarse y salir a caminar por los pasillos. Así está la UDI. Y cuando se está en esa situación, se tiene que ir de a poquito. Yo les digo: “Vamos de a poquito, primero, el 19 de junio seamos el partido que gana más primarias en Chile Vamos, después hagamos rápido el refichaje, y en octubre saquemos un buen resultado en la municipal”.
—Para mí fue una sorpresa que el sábado pasado, día en que partió la convocatoria para el refichaje se hayan reinscrito 3.200 personas en la UDI en todo Chile. Eso te demuestra que somos un partido vivo, más aún cuando veo que a los partidos nuevos les cuesta tanto conseguir las firmas. A Revolución Democrática, a Amplitud les ha costado mucho conseguirlas. Felicito a Evópoli que se inscribió. Por eso yo creo que Hernán Larraín ha sido el gran héroe de todo este proceso difícil de la UDI.
—¿Cuáles son las primarias más emblemáticas en Chile Vamos?
—Son 43 elecciones y las ciudades más grandes son Concepción, Arica, Iquique, La Serena, Los Ángeles… En la Región Metropolitana hay primarias en Macul, Lo Espejo, San Miguel, Buin, Calera de Tango, Melipilla…
—¿Y qué pasa en Santiago, por qué no están apostando a una de las comunas más emblemáticas?
—Hoy en Santiago hay dos concejales que están haciendo campaña —Felipe Alessandri y Carolina Lavín— y ellos tienen que tener la generosidad de saber que si en algún momento aparece un candidato más fuerte que ellos, hay que darle lugar a ese candidato y apoyarlo.
—¿Qué comunas emblemáticas perdidas en 2012 apuestan a recuperar?
—Nuestro plan es con metas: ser el partido que gane más primarias el 19 de junio, elegir figuras emblemáticas en Santiago, Providencia, Maipú y La Reina; y tener un concejal ancla en las 20 comunas en que hay más votos de la centroderecha en Chile. Por ejemplo, en Las Condes, Julio Dittborn será candidato a concejal.
—Si a la UDI le va bien y se cumplen todas sus metas, usted se podría instalar como candidato presidencial del partido, de cara a unas primarias.
—Todos los partidos aspiran a tener un candidato presidencial, pero siento que hay mucho voluntarismo, porque los candidatos los elige la gente, no los partidos. Los candidatos no se fabrican, surgen espontáneamente desde la ciudadanía. Mi propia experiencia personal es que es la gente la que termina imponiéndoles a sus partidos su candidato. Mi opinión personal es que el candidato natural de la UDI es Sebastián Piñera y todo lo demás es música.
"Hoy en Santiago hay dos concejales que están haciendo campaña —Felipe Alessandri y Carolina Lavín—, pero ellos tienen que tener la generosidad de saber que si aparece un candidato más fuerte, deben darle el lugar".
—¿Estaría dispuesto a competir en primarias?
—No, para nada. Mi candidato presidencial es Piñera y creo que él es quien tiene más posibilidades de ganar la próxima elección, obviamente a través de primarias, pero creo que esas primarias serán como las de Bachelet, Claudio Orrego y Andrés Velasco. Y hoy cuando yo recorro Chile toda la gente me habla de Sebastián Piñera.
—¿Cree que esta semana Piñera dio un paso más hacia su candidatura al irrumpir en el debate constitucional?
—Cada día tiene más cara de candidato presidencial, pero yo sé que para los ex presidentes —y lo mismo le pasa a Ricardo Lagos— no es una decisión fácil de tomar, por eso él dijo que en marzo tomará la decisión. Con los períodos de cuatro años, las reelecciones serán en Chile mucho más frecuentes que en el pasado.
—¿Qué otras conclusiones ha sacado de estos recorridos por Chile?
—Que Chile cambió, y hoy en la UDI conviven personas que hablan del gobierno militar y de dictadura, que la UDI tiene que ser menos conservadora en los temas valóricos. Y, como ya lo hemos dicho, hoy la UDI popular tiene que transformarse en la UDI de la clase media. La izquierda de la Nueva Mayoría y el Partido Comunista se alimentan políticamente de la sociedad de pobres contra ricos. De hecho, el PC en su último congreso programático califica a los emprendedores, a los emergentes y a la clase media como desclasados. A ellos les gustan los ricos y los pobres y lo que ha hecho este gobierno es achatar a la clase media. Si tú quieres poner 5 mil pesos para tu hijo en el colegio , no puedes; pero si quieres poner 200 mil pesos a un colegio particular, sí puedes, porque eres rico.
—¿Apoyará a Jaime Bellolio para que presida la UDI en noviembre?
—Yo era partidario de que él hubiera asumido la presidencia de la UDI en mayo, pero él quiso esperar a competir en una elección una persona un voto. Pienso que más temprano que tarde las nuevas generaciones se tienen que tomar la UDI.
—¿Ha estado con Longueira, Novoa, Orpis? ¿Cómo están?
—Sí, he visto más a Pablo Longueira y a Jaime Orpis. Son conversaciones más privadas, pero le puedo decir que ellos tienen la convicción que una cosa es el mal uso de platas políticas, que ha quedado claro que fue un fenómeno transversal, y otra cosa es el cohecho.
—¿Qué enseñanzas saca usted de todo esto?
—Que la embarramos, que la lección tienen que ser el “nunca más” y que nos estarán mirando con lupa, por lo tanto, ningún candidato de la UDI se puede caer en nada. La semana pasada le hicimos sacar un letrero en la calle a un candidato nuestro en el norte. Él no llamaba a votar, sólo era una gigantografía, pero le dijimos que hoy no podemos caernos en nada.
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Pero no todo son las elecciones municipales para Lavín. Tiene sobre su escritorio una biografía de Xi Jinping, el secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China y varios otros libros sobre la economía de este país. Este viernes, el ex candidato presidencial partió a China. En nombre de la UDD expondrá sobre el ingreso ético familiar en la Beijing Normal University y responderá preguntas sobre la economía chilena.
—Evelyn Matthei dijo en radio Duna que la opinión del Ministerio de Hacienda vale hongo en este minuto, ¿comparte su opinión?
—A ella la quiero mucho y estimo mucho. Los estilos pueden ser diferentes, pero sí comparto el fondo: que el ministro de Hacienda no ha sido capaz de imponer su posición. El tema de fondo es que la economía chilena está estancada, creciendo a menos del 2% y no está generando trabajo. Y eso es lo que le importa a la gente. Y a todo eso le estoy añadiendo una reforma laboral que tampoco ayudará a crear puestos de trabajo, al revés, les da más poder a los sindicatos. Y los sindicatos están en las grandes empresas, que no son las que dan pega, las que dan pega son las millones de pymes.
—¿Cuál es su posición frente al tema del proceso constituyente?
—Todo este tema del cambio de la Constitución y el proceso constituyente es una entretención de los políticos y tiene cero sustento en la vida diaria de la gente. En todos mis recorridos por regiones nadie me ha planteado que hay que cambiar la Constitución. Para mí una nueva Constitución no es una prioridad, que hay que hacerle cambios a esta, sí. Lo que no me gusta es hacerle creer a la gente que la solución de todos sus problemas está en el cambio a la Constitución, porque el papel aguanta todo. La ley dice hoy que si estás en el Plan AUGE, te tienen que operar, pero no te operan, porque no está el especialista.
—El argumento de los que están a favor es que se va a dejar a la Nueva Mayoría la cancha libre para que discutan la Constitución.
—Chile Vamos dio libertad de acción, el que quiera, que participe en cabildos, me parece bien. Yo aprendí hace muchos años como alcalde que si tú consultas a los grupos de presión —juntas de vecinos, por ejemplo—, normalmente esos intereses no coinciden con los de la gente en general. Si vamos a consultar, creo en las consultas masivas. En el Congreso se va a dar la verdadera discusión.
—Para terminar, usted estaba en el gobierno para la crisis de Aysén, ¿se están cometiendo los mismos errores?
—Los gobiernos tienen que ir aprendiendo de los gobiernos anteriores. Mi impresión es que estas cosas hay que cortarlas muy rápido, porque después se van agregando nuevas demandas, las posiciones se van endureciendo y va solidarizando cada vez más gente. Aunque sea difícil, hay que dar la cara, y una autoridad relevante del gobierno tiene que ir a Chiloé y conversar cara a cara con los pescadores. Eso nosotros lo hicimos mal en Aysén. Jorge Burgos dijo que este gobierno no es de billetera fácil, pero cuando las cosas se extienden, finalmente, hay que abrir más la billetera.