Por Víctor Hugo Moreno Mayo 21, 2016

Un llamado a la calma. Bajo esa línea central se enmarcó la tercera cuenta pública que hizo esta mañana la presidenta Michelle Bachelet ante el Congreso Pleno. Tanto en el inicio como el cierre del discurso que duró exactamente 1 hora y media, la mandataria resaltó la necesidad de buscar un lugar común en lo que remarcó debe ser “la casa de todos”.

La otra línea que marcó su discurso es que su proceso de reformas era necesario para el país, recogiendo las demandas que la misma ciudadanía había hecho. Bachelet defendió, así, el resistido proceso de reformas estructurales: “Debemos confiar en Chile y sus ciudadanos, este es un país maduro y sensato. Nadie está dispuesto a arriesgar lo que ha costado tanto conseguir. Pero no podemos seguir haciendo más de lo mismo. Esto ya no es una opción. Por eso nos hemos puesto en marcha. Y ahora, cuando nos encontramos en la mitad del mandato, tenemos la satisfacción de decir que hemos cumplido con gran parte de nuestros compromisos. Los resultados ya están comenzando a verse, como les mostraré hoy”, dijo.

Bachelet luego esbozó una autocrítica respecto al cometido de su gestión, enfatizando, eso sí, que su gobierno siempre ha estado abierto al diálogo y la búsqueda de los acuerdos: ¿Hemos tenido diferencias con algunos actores de la sociedad? Sin duda. Pero nunca hemos renunciado al diálogo. ¿Ha habido debilidades en nuestra gestión? Por cierto, y hemos corregido lo que nos parece razonable corregir”, expresó.

Y en ese marco, resaltó la tesis que La Moneda instauró como impronta para este año en relación al fin de la obra gruesa. Tesis que busca recuperar confianzas y demostrar que pese a las reformas el país sigue por buen camino y que la vorágine reformista estaba llegando a su fin: “Con hechos reales, ya empieza a concluirse lo que podríamos llamar la “obra gruesa” de nuestras reformas. Hemos llevado a cabo aquel conjunto de iniciativas que son la base para seguir avanzando, las que permiten superar los obstáculos más importantes, y las que tienen a la larga un impacto positivo y duradero sobre la vida de los chilenos y chilenas”.  Y luego enumeró los contenidos de esa obra: la reforma tributaria, la expansión de la cobertura preescolar y el inicio de la gratuidad e inclusión en educación, la carrera docente, las iniciativas para mejorar la productividad de nuestra economía, el fin del binominal y la partida del proceso constituyente.

La recuperación económica

Como se venía anunciando desde semanas, el tema económico iba a ser eje clave en el discurso. Fue un tema que se fue cruzando en diferentes oportunidades. Bachelet comenzó por un diagnóstico general de la situación: “Debemos tomarnos muy en serio el crecimiento económico. De ello depende que haya más y mejores empleos, más prosperidad, que podamos ampliar nuestros derechos y oportunidades”, dijo.

La presidenta proyectó la necesidad de avanzar hacia una nueva etapa de desarrollo, cuidando- por sobre todo- la generación de empleo. Ejemplificó, en este sentido,  los beneficios del programa Mas Capaz, donde más de 70 de las beneficiadas eran mujeres.

Respecto a la reforma laboral la mandataria no entró al detalle, ni siquiera mencionándola como tal, y sólo se limitó a decir que se estaba avanzando en una nueva relación laboral que fortalecería la negociación colectiva de los trabajadores.No quiso entrar en detalles, pues aún no hay claridad sobre el futuro de la reforma.

En el plano de la movilidad de la economía, la presidenta resaltó las inversiones en vivienda: 62 mil 500 nuevos empleos, 25 mil nuevas viviendas y una inversión fiscal de 430 millones de dólares en tres años, enumeró en cifras.

Y para asegurar el desarrollo de la productividad anunció que cada ley que emane del gobierno deba contener un apartado para ver su efecto en esta materia: “Para hacer que este foco en productividad sea permanente, y siguiendo una recomendación de la Comisión Nacional de Productividad, instruiré a la brevedad para que todas las leyes que sean iniciativa del Ejecutivo, incluyan una evaluación de su impacto sobre la Productividad”

Al finalizar su extensa intervención sobre esta materia económica, hizo un nuevo llamado a la unidad y a la recuperar las confianzas: “Esta es mi invitación hoy: hagamos un pacto por un crecimiento que se sostenga en el tiempo (…) Sé muy bien que estas convergencias que estamos promoviendo entre los actores de la economía requieren de confianzas: confianza en el cumplimiento de los acuerdos; confianza en que los costos y beneficios serán equitativos para todos; confianza en el marco básico de valores”.

Gratuidad a su tiempo

La gratuidad se ha transformado ya en un dolor de cabeza para el gobierno. Y eso hoy algo se notó, pues no existe aún el convencimiento de lograr las metas puestas en el programa de gobierno, de lograr en estos cuatro años un 70% de gratuidad universal en las universidades y centros de formación técnica.  Lo que sí aseguró, es que para poder estar cerca de ese objetivo, se enviará en el próximo mes la ley de reforma a la educación superior: “Este es un proceso en que no hay vuelta atrás. Enviaré el proyecto de Ley de Educación Superior el próximo mes. Fijaremos las reglas permanentes de la gratuidad y la manera en que aumentará la cobertura”.

Bachelet luego explicó en cifras cómo debería ser este proceso, en donde se espera finalmente a 2018 se concrete un 70% de gratuidad: “Desde el próximo año incluiremos a la gratuidad a los institutos profesionales y centros de formación técnica sin fines de lucro y acreditados por 4 años, para estudiantes de los primeros cinco deciles de ingresos. El año 2018 habremos ampliado la gratuidad hasta el 6° decil y luego la ley fijará los mecanismos para avanzar en cubrir los deciles restantes. Las condiciones de esta progresión quedarán establecidas explícitamente en la ley”.

La presidenta también resaltó la necesidad de cambiar la institucionalidad de los centros de acreditaciones que velan por la calidad de los planteles universitarios, cambiándolos por organizaciones más plurales y autónomas.

la jefa de Estado finalizó este ítem aludiendo a que la reforma ya estaba en marcha, sin vuelta atrás: “Hoy tenemos el orgullo de decir que la Reforma Educacional dejó de ser una promesa. Es una realidad que estamos construyendo. Los resultados tomarán tiempo, pero lo lograremos con persistencia y unidad”.

Los marginados del proceso

“En la historia no siempre se presentan oportunidades como esta, en que nuestra ley fundamental puede ser elaborada serenamente en democracia y donde los ciudadanos pueden participar libremente con sus ideas y velar porque ellas se expresen en su Carta Magna”, dijo la presidenta haciendo un llamado a ver este proceso constituyente con perspectiva e invitando a sumarse a todos, sin excepciones.

En este sentido, sin mencionar directamente a los que se han restado como Chile Vamos, por ejemplo, Bachelet dijo que “Quien se margina no sólo se queda abajo del carro de la historia chilena, sino que le resta valor a sus ideas”.

La presidenta, siguiendo la línea central de su discurso, remarcó la necesidad de un encuentro entre los diferentes mundos, las elites, los trabajadores, los empresarios, en la configuración de una nueva Constitución.

La soberanía nacional

En materia de relaciones internaciones poco espacio le dedicó a la demanda boliviana por La Haya, ni mucho menos hizo algún tipo de alusión a los emplazamientos que ha hecho en el último tiempo el gobierno de Evo Morales: “Con respecto a la demanda boliviana, nuestro país presentará en su momento una contra-memoria sólida, elaborada por un equipo de primer nivel, y que defiende los intereses nacionales con argumentos jurídicos, históricos y diplomáticos”.

Eso sí Bachelet enfatizó que la prioridad es América Latina: La primera prioridad de la política exterior de Chile es nuestra región. “Somos un país latinoamericano: así nos sentimos, así somos percibidos y desde aquí queremos hablarle al mundo”.

La despedida

Bachelet fue enumerando así una serie de cifras en diferentes áreas, pasando por cada uno de los ministerios sectoriales. Al finalizar insistió en su concepto de construir un país en base el diálogo y la unión, algo que en estos dos años ha sido duramente criticado por diferentes sectores que justamente creen que La Moneda ha carecido de estas llamadas virtudes políticas.

Al final la presidenta comenzó ya a trazar los puntos finales de su mandato, proyectando que aún faltaron cosas por hacer. A modo de conclusión destacó que Chile no ha partido de cero y que todos los cambios que propuso se hicieron en base a los avances que ya se habían construido.

La muerte de Eduardo Lara

Mientras la presidenta reflexionaba en el estrado del Congreso Nacional sobre el futuro del país, haciendo un llamado a la unidad nacional. Afuera, en el centro de Valparaíso, se llevaban a cabo, quizás, los hechos más violentos ocurridos en los últimos años en una cuenta pública.

Duros enfrentamientos entre manifestantes y carabineros, terminaron con saqueos, y dos edificios patrimoniales incendiados. Incidentes que fueron al extremo de provocar la muerte del guardia Eduardo Lara (71 años), quien se encontraba al interior de un edificio municipal atacado por una turba que, según los primeros antecedentes, habrían provocado el incendio por medio del lanzamiento de una bomba molotov.

La muerte de trabajador provocó conmoción y el inmediato rechazo de todos los sectores, por la forma en que se llevó a cabo la violenta manifestación. El ministro del Interior, Jorge Burgos, no dudó en calificar de “delincuentes” a los autores del asesinato. El gobierno informó, además, que invocará la Ley de Seguridad del Estado.

La presidenta Michelle Bachelet condenó este hecho tras participar de la ceremonia de las Glorias Navales: Es algo que repudiar, completamente. No es algo que se justifique en un país democrático, en donde hay espacios para expresarse, pero no con los niveles de violencia que han, incluso, permitido la muerte de don Eduardo Lara, guardia municipal. Creo que esto es deleznable y Chile completó lo repudia”.

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