Por Víctor Hugo Moreno y David Muñoz Junio 3, 2016

La encuesta Adimark del martes pasado arrojó un dato que pasó algo desapercibido en la opinión pública, e incluso en los pasillos de La Moneda y el Congreso. En la tradicional medición de aprobación y rechazo a las coaliciones de gobierno y oposición, Chile Vamos superaba por primera vez, desde que se inició el gobierno de Michelle Bachelet, a la Nueva Mayoría (17% versus 16%). La poco significativa diferencia de un punto (incluso en términos estadísticos) fue sin duda una cifra reveladora.
Ese mismo día los senadores del conglomerado de gobierno analizaron en profundidad el escenario en su tradicional almuerzo de los martes. El gobierno y la presidenta Bachelet habían tocado fondo, fue el análisis de los parlamentarios oficialistas, pero lo más preocupante era el estado de cosas al interior de la coalición. El rechazo, según el mismo sondeo alcanzaba el 77%, superando incluso el de la oposición (72%).
Para varios en el almuerzo, la solución pasaba por un cambio de gabinete.
El debate se daba a esa misma hora entre los diputados. “Si usted tiene un enfermo y le sigue aplicando la misma medicina a pesar de ver que no reacciona, que sigue empeorando, obviamente no va a haber mejoría y eso es lo que ha ocurrido”, decía el jefe de bancada de la DC, Fuad Chahín, a la salida del almuerzo con sus camaradas, deslizando la idea de un ajuste ministerial.
El diagnóstico comenzaba a extenderse como reguero de pólvora: lejos demarcar una nueva etapa en el rumbo del tercer año de gobierno, el mes de mayo se convirtió en una pesadilla para el gobierno y su conglomerado.
El estallido del conflicto social en Chiloé, la radicalización del movimiento estudiantil, la crisis del PPD desatada por renuncias de militantes históricos, su vinculación al financiamiento de SQM y denuncias de elecciones internas fraudulentas se convirtieron en una tormenta perfecta.

“Es preocupante la baja aprobación de la presidenta, de los ministros, sí. Pero la Nueva Mayoría también debe comenzar a preocuparse de sí misma”, dijo el miércoles en el Congreso el presidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Andrade.

No fueron pocos los que diagnosticaron un problema mayor, considerando la cercanía de las elecciones municipales. En un acto de desesperación, un día después, el presidente de la Cámara y ex presidente del PS, Osvaldo Andrade, hizo un llamado a los dirigentes del bloque, ante el inmovilismo de sus cúpulas. Sin conversar con ningún presidente de partido, ni menos con el gobierno, lanzó una convocatoria: la realización de un cónclave del bloque sin La Moneda para hacer catarsis y buscar una salida.

“Es preocupante la baja aprobación de la presidenta, de los ministros, sí. Pero la Nueva Mayoría también debe comenzar a preocuparse de sí misma”, dijo ese mismo día en el Congreso el presidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Andrade.
El intento del diputado PS no tuvo respuestas. Aunque en privado varios coincidieron que, a cinco meses de las municipales, los problemas de la Nueva Mayoría son de carácter político electoral y se multiplican por la izquierda, alentando una dispersión que no sorprende. El incumplimiento de las promesas del programa de gobierno, ente rector del proyecto del bloque, ha sumido a las fuerzas de izquierda en un profundo proceso de revisión y desorden que podría poner en entredicho la continuidad de la Nueva Mayoría.
El calvario político del PPD, la rebelión de los cuadros más jóvenes del PC que se volcaron “a la calle”, y el éxodo de Revolución Democrática del gobierno, justo cuando se convierten en partido, abren un cuadro de incertidumbre donde, además, la ruptura de un sector de Izquierda Autónoma (IA) con el diputado Gabriel Boric fue un duro golpe para los intentos de los outsiders por construir una alternativa por fuera del establishment. Aunque otros lo ven como una oportunidad si el diputado por
Magallanes termina aliado con Jackson
y compañía.

El trance PPD

El miércoles, en uno de los comedores ubicados en el cuarto piso del Senado, los senadores del PPD almorzaban al mismo tiempo que repasaban algunos temas de la agenda política de la semana. Entre ellos, uno que terminó monopolizando la discusión del encuentro: la reciente consagración como partido político de Revolución Democrática (RD) y la salida de sus principales figuras de puestos de relevancia en el gobierno, en particular del Ministerio de Educación.
Entre varias consideraciones, los senadores PPD advirtieron un escenario: tras la compleja crisis vivida en el seno de la colectividad luego de las vinculaciones a financiamiento irregular de SQM, pero en especial tras la renuncia del diputado y ex presidente del partido, Pepe Auth, quien abrió un cuadro de fuerte crítica política sobre la situación de la colectividad; se había abierto un espacio que podría llevar a perder terreno frente a RD, una fuerza que, aunque naciente, tiene la ventaja de presentar un proyecto con ideales y un programa similar al del PPD, pero despercudido completamente de las prácticas que hoy condenan al partido fundado por Ricardo Lagos.
“El PPD ha tomado nota de los procesos y los complejos momentos que hemos vivido en las últimas semanas, por lo tanto hoy día el PPD va a iniciar un debate interno para renovar sus ideas y ponernos al día desde el punto de vista ideológico y doctrinario con miras a buscar la construcción de una fuerza de izquierda moderna y acorde con los tiempos”, dice el presidente de la colectividad, Jaime Quintana, quien el próximo 13 de junio le entregará la dirección al alcalde de Lo Prado, Gonzalo Navarrete.
“Con la ley de partidos políticos se inauguró una nueva era en la política de los partidos, con otros estándares éticos y transparencia, pero también con otros actores y RD es un actor que tiene un domicilio similar al nuestro y se sitúa en un espectro que es compartido también por otros actores de la izquierda”, insiste el jefe partidario saliente, dando cuenta de la preocupación desatada al interior de la colectividad.
De hecho, no se descarta que la próxima mesa organice apenas asuma un encuentro del “progresismo” que apunte a renovar la discusión sobre el relato partidario.
En esta misma senda han transitado los senadores Ricardo Lagos Weber, Felipe Harboe y Guido Girardi, quienes han forjado en los últimos meses una alianza con miras a darle cohesión a un partido golpeado, donde hay quienes creen que, pese a todo, RD no es una amenaza.
Quien cree que el PPD perderá terreno definitivamente es el propio Auth, quien ha planteado la tesis de que en las próximas mediciones de fuerza en las elecciones municipales y parlamentarias el PPD será castigado, en parte por la irrupción de nuevas fuerzas, como las de Jackson y Boric que, a su juicio, cobrarán fuerza en el estreno del sistema electoral proporcional.
Este escenario lo propicia el ánimo de desafección ciudadana con la política tradicional y la expectativa de un nuevo ciclo electoral cuyo momento, según Auth, RD ha leído correctamente.
“RD tiene capacidad de articulación para enfrentar la próxima elección y hacen una buena lectura porque este es el momento: tienen la oportunidad de que el sistema político chileno enfrenta la víspera de un cambio político relevante. Será más relevante si aprovechan el quiebre de Boric con IA y terminan juntos formando una alternativa de izquierda”, dice Auth.
Este escenario de expectativa y trance que vive el PPD es alimentado por la actitud de sus socios en la izquierda oficialista: el PS, partido que navegará en el próximo periodo refugiándose en su militancia histórica. El ex senador y ex presidente del PS Camilo Escalona lo dijo sin filtro en una entrevista en La Tercera. “La votación del PS es incombustible”, respondió al ser consultado si RD podría disputarle un espacio ideológico en el próximo periodo.
La apuesta del PS es crecer a partir de su base asegurada, sobre todo de la mano de la proyección de sus figuras presidenciales, siendo la mejor posicionada la presidenta del PS, Isabel Allende, quien tiene el desafío de mantener su privilegiada posición en las encuestas, pese a los traspiés de las últimas semanas, como la fallida inscripción de las primarias oficialistas.

En otro orden, algunos creen incluso que la debacle del PPD podría ser tal que, otro socio estratégico, el PC, podría crecer hasta alcanzar un espacio de equilibrio con socios a los que siempre miró desde abajo, en términos electorales.
Los comunistas también están en un escenario de alerta ante el resultado final del proceso reformista, tomando en consideración que su entrada al gobierno se debió en gran medida al programa de reformas de Bachelet. Así, su presidente, Guillermo Teillier, ha defendido a ultranza la concreción de la reforma laboral que hoy está siendo revisada por el gobierno tras el fallo adverso del TC. También, dentro de la colectividad se sigue con cierta tensión el devenir de la reforma de gratuidad en educación superior, con visiones encontradas entre las diputadas Camila Vallejo y Karol Cariola y la mesa directiva, quienes han endurecido sus posturas. En ese contexto, la colectividad aún mira con atención qué espacio seguirá ocupando dentro de la izquierda y de la Nueva Mayoría.

Autonomía rota

El viernes 20 de mayo, un día antes de la cuenta pública de la presidenta Michelle Bachelet ante el Congreso, al despacho de la ministra de Educación, Adriana Delpiano, llegaron representantes de dirigencia nacional de Izquierda Autónoma. Entre ellos estaba el vocero de la colectividad, Andrés Fielbaum, y el director de la fundación NODO XXI, Carlos Ruiz, entre otros. No era una reunión inusual, pues en otras ocasiones también representantes del movimiento habían acudido a oficinas ministeriales para este tipo de encuentros. Sin embargo, esta vez dicha cita no pasó desapercibida al interior de la IA, y en particular para el diputado Gabriel Boric. El parlamentario, al enterarse de que la reunión se había concretado, comenzó a llamar al ministerio para consultar detalles y pedir respuestas.
En la reunión, que se prolongó por cerca de dos horas, el movimiento le hizo entrega de una propuesta al Mineduc que fue subida ese mismo día a la página oficial de IA. El parlamentario pidió que se removiera el documento, pues no era un texto consensuado; sin embargo, la propuesta siguió en línea. La cita con la ministra terminó con una insospechada escena: ella misma los salió a dejar para realizar un punto de prensa en conjunto, ante la mirada atónita de los invitados quienes no esperaban tal gesto. Con todo ese panorama, el emblemático ex dirigente estudiantil se había sentido pasado a llevar. El quiebre ya era un hecho y Fielbaum no hizo más que confirmarlo días después en una entrevista en El Mercurio, acusando al hasta entonces único representante del movimiento en el Congreso de “populismo” y “caudillismo”.

 El camino del grupo contrario al diputado Boric en la Izquierda Autónoma era explorar con todas las fuerzas de izquierda un referente, un frente amplio. Algo a lo que Boric nunca se ha negado en el fondo, pero sí, en la forma que buscaban sus socios, es decir, influyendo desde dentro y no desde su perfil de outsider.

Era una ruptura que tarde o temprano iba a estallar. Las diferencias de forma y fondo eran muchas. Luego de un arduo proceso de negociaciones a principios de año IA eligió una directiva nacional, para dotar de cierto orden y estructura al movimiento. Y de paso, también, sacarse el peso de la sola figura mediática de Boric, comentan fuentes del movimiento. La lista vencedora quedó en su gran mayoría establecida con miembros del ala de NODO XXI, la fundación dirigida por el sociólogo Carlos Ruiz. Desde ese momento las relaciones entre Ruiz y Boric comenzaron a enfriarse. Las distancias fueron haciéndose cada día más notorias, pues el parlamentario con un ánimo más de inmediatez comenzaba a impacientarse ante esta ala más intelectual y de pensamiento a largo plazo.
En el bando de la mesa nacional NODO XXI se empezó a apostar por una estrategia: la búsqueda de una plataforma electoral a largo plazo que partiera por la educación, buscando —en una primera etapa— enfocarse en la reforma educacional y por vía del diálogo incidir en que, al menos, este año existiese una ley de educación superior para que la gratuidad 2017 no entrara por glosa presupuestaria. En ese contexto IA explicó, el porqué de la reunión “fue para hacer ver que si la reforma pone en el centro la reconstrucción y expansión de la educación pública, haremos nuestros mejores esfuerzos para su éxito, pues esta es la manera de garantizar el derecho a la educación y de hacer retroceder a sus mercaderes. Y lo hicimos de la manera que nos caracteriza: públicamente, sin estar disponibles para cocinas ni acuerdos a escondidas”. Ese camino nunca fue compartido por Boric y terminó por sacar a la luz el quiebre. El camino del grupo de Ruiz buscaba la exploración con todas las fuerzas de izquierdas comunes de un referente de izquierda, un frente amplio. Algo a lo que Boric nunca se ha negado en el fondo, pero sí en la forma que buscaban sus socios, intentando influir desde dentro y no manteniendo su perfil de outsider.
Boric aprovechó la ruptura para lanzar un nuevo movimiento, sin nombre ni estructura, una exploración de lo porvenir.
“El objetivo es constituir un movimiento político que dispute en todos los espacios. Esto no se trata de elecciones más o elecciones menos, como a veces se quiere caricaturizar. Entendemos que la política tiene que estar inserta en las luchas sociales, si no, es burocracia, y le pasa lo mismo que a los colegas del Congreso y a los partidos que hoy están desprestigiados”, dijo el lunes pasado, sin descartar un posible diálogo con RD.
El miércoles, en una entrevista con The Clinic, fue más allá y profundizó respecto de la ruptura con sus socios y las posibilidades futuras.
“Alianzas meramente electorales, no, muchas gracias. Alianzas a base de principios, estrategias políticas y objetivos comunes, hay que conversarlas, pero esas conversaciones no se han dado. Y queremos contribuir a que esos diálogos se abran, no sólo con RD”, cerró.

RD y el frente amplio

Después de constituirse en partido político, en RD tienen claro su propósito: “Estamos por la creación de un frente amplio que congregue a las fuerzas políticas comprometidas con transformaciones profundas”, dice a Qué Pasa Sebastián Depolo, coordinador nacional, reconociendo que, de momento, no hay conversaciones ni formales ni informales. El primer paso de RD será un congreso estratégico que durante el mes de junio hasta noviembre buscará generar definiciones sobre políticas de alianzas. De momento, enfrentarán la municipal con una lista propia de concejales en la que apuestan poner sobre la mesa un caudal de votos que les permita validarse como fuerza para el próximo periodo.

Después de constituirse en partido político, en RD tienen claro su propósito: “Estamos por la creación de un frente amplio que congregue a las fuerzas políticas comprometidas con transformaciones profundas”, dice a Qué Pasa Sebastián Depolo, coordinador nacional, reconociendo que, de momento, no hay conversaciones ni formales ni informales.

La idea de este frente amplio, explican en RD, vendrá después, donde buscarán que esta instancia de fuerzas de izquierdas se plante desde la oposición a las fuerzas de la Nueva Mayoría, sino además como un tipo de coalición que supere a las actuales. En RD tienen claro el factor que juega la próxima elección parlamentaria bajo un sistema proporcional, el que, según todos los analistas, romperá definitivamente el actual esquema de coaliciones.
De todas maneras, RD no lo tiene fácil: si bien consiguió su inscripción como partido con más de 10 mil votos, aún no se constituye en todas la regiones del país y no presentará candidatos a concejales en todas las regiones.
El problema para RD será sortear el mismo debate que llevó al quiebre de IA: despercudirse de la figura de Jackson y su elevada valoración ciudadana y demostrar que esa aprobación se traduce en fuerza electoral. Hay quienes creen que podrían naufragar al igual que el autonomismo. De hecho, para evitar dicho escenario desde el mismo grupo contrario a Boric venían empujando una salida más amplia: plantear un frente amplio de izquierda que aglutine a la IA y RD con el Partido Humanista y otras fuerzas que hoy están en la Nueva Mayoría como la Izquierda Ciudadana o el MAS.
Mientras tanto, Jackson y Boric muestran oficios y se despliegan: esta semana reflotaron la discusión del primer proyecto que presentaron juntos y con el que buscaron dar señales de cambio apenas llegaron al Congreso: el que rebaja la dieta parlamentaria. Juntos, pero no revueltos.

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