“Tiene un estilo más humilde, más autocrítico, hasta más campechano”. Así calificó uno de los presidentes de partido de la Nueva Mayoría la primera imagen que le dejó el nuevo ministro del Interior, Mario Fernández, luego de la primera reunión del comité político que se realizó como es tradicional este lunes por la mañana en el salón Entre Patios de La Moneda.
El “Peta” se presentó con un tono muy protocolar aclarando como primer concepto que venía a trabajar con mucha energía, "sin cansancio". Varios jefes de partido tomaron su intervención como un rayado de cancha, como un verdadero director técnico que llegó a ordenar el juego de un equipo desordenado. Y para ello, con el fin de evitar roces entre quienes juegan de delanteros y defensas, su primera preocupación fue definir roles. Algo que muchos extrañaban con el anterior mandato de Jorge Burgos, quien al actuar con desgano dejaba que cada uno corriera por su propia posición, recuerda uno de los dirigentes. El nuevo jefe del gabinete aclaró estos roles, tanto de los partidos como del gobierno. Para los primeros, su función pasa por coordinar el trabajo parlamentario, pero- quizás algo más importante aún- pensar ya en el recambio mirando las elecciones municipales de este año y presidenciales del próximo bajo el prisma de la proyección de la Nueva Mayoría de cara al fin del gobierno de Michelle Bachelet en 2018.
Fernández llegó marcando una diferencia, en un tono opuesto al de sus antecesores Rodrigo Peñailillo y Jorge Burgos. Para otro dirigente al primero se le notaba la falta de experiencia para relacionarse con los partidos; mientras que al segundo se le notaba evidentemente su incomodidad en su relación con la Nueva Mayoría. Una relación que en La Moneda siempre han visto con dificultad, pensando en el ecléctico grupo de siete partidos que conforman el conglomerado. Tanto así que el mismo Burgos a pocos días de su renuncia a través de una entrevista con T13 no escondió este mal escenario- factor detonante en su cansancio- al revelar que había gente en la coalición con visiones muy distintas y que eso lo agotó no sólo física, sino que anímicamente.
Los puentes de la Nueva Mayoría y el gobierno se han caracterizado por una abundancia de ripios en el camino. Fuegos cruzados, recriminaciones mutuas han desembocado en un tenso estado de las cosas. Diagnóstico que Fernández, según comentaron en el comité, tiene muy claro. Por ello, como cual doctor estrella que viene a salvar a un enfermo terminal, el Peta de inmediato comenzó a aplicar tratamiento de emergencia. Asistió personalmente a las sedes de la Democracia Cristiana y al Partido Socialista a presentarse y marcar presencia. Y así lo hará con cada partido. Este martes visitará el Congreso en Valparaíso para almorzar con los senadores de la Nueva Mayoría. Todos son ya los últimos intentos por recomponer los lazos, y generar las confianzas necesarias para enfrentar el futuro. Un participante de la reunión con visión escéptica, si bien valoró este gesto y esta actitud renovada, siente que será difícil marcar un cambio, pues las relaciones ya están gastadas.
Sin embargo, a la salida de la reunión todos los presidentes se cuadraron en lanzar frases de esperanza y redención para el conglomerado oficialista.
El presidente del PPD, Jaime Quintana, valoró este rayado de cancha del jefe de gabinete: “El ministro Fernández rayó la cancha, delimitó los ámbitos de cada uno. El rayado de cancha es enfrentar las dificultades que hay, qué duda cabe y que incluso se pueden haber ocasionado por las reformas y otros temas, pero que por supuesto vamos a seguir avanzando en el programa”, agregando que confía plenamente en que Fernández es un fiel defensor del programa bacheletista: “Hemos escuchado palabras de él que nos interpretan como, por ejemplo, sobre la proyección de la coalición y reponer la idea de que este gobierno de Michelle Bachelet llegó para reducir los niveles de desigualdad, por tanto su compromiso con el programa de gobierno pero también con los problemas de la política nos dejan tranquilos. Tiene un rol que asumir y lo hará a concho”.
El presidente del PR, Ernesto Velasco, valoró el sentido de proyección que les transmitió en la reunión: “él estableció los roles que tenemos que cumplir tanto los partidos como el gobierno. Vamos a entrar en un período electoral, los partidos tenemos que preocuparnos de ganar las elecciones y el gobierno tiene que gestionar y gobernar mejor. Dijo que él era un hombre de partido, un hombre que venía de la política y que la proyección de la Nueva Mayoría es sin duda un resultado que es deseable”.
Al menos por el ánimo, el comité político estuvo bajo la consigna de la energía. Muchos incluso bromearon con el cansancio. Incluido el ministro de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre, flanco de diversos cuestionamientos en el último tiempo.
El primer desafío: la reforma laboral
En la renovada pizarra de Fernández ya hay un concepto destacado en grane con colores fuertes: la reforma laboral. En la reunión les comunicó a los presidentes de partido que se dará unos días para estudiar a fondo el reciente fallo del Tribunal Constitucional que declaró inconstitucional la titularidad sindical. La Moneda está entrampada ante la duda de qué hacer para salvar en algo el mutilado proyecto de reforma laboral. Está el veto, la ley corta y la intensión de jugársela derechamente por una reforma constitucional. El tema es cómo. Fernández que fue miembro del TC se comprometió a aportar con alguna idea. Para algunos su rol puede resultar clave para dar luz a alguna salida que hoy se encuentra en una densa nebulosa.
“El ministro del interior como jefe de gabinete, sin duda, es un eje articulador además tiene experiencia en la gestión del gobierno, pero también en lo que tiene que ver con el TC, y sin duda va a aportar. Es fundamental lo que se inició la semana pasada de un trabajo coordinado entre parlamentarios de la Nueva Mayoría y los técnicos para buscar la mejor solución”, dijo la presidenta de la DC, Carolina Goic.
Por su parte el senador Quintana confió en que el ministro se involucrara a fondo en cada uno de los temas, empezando por el laboral como asunto de extrema urgencia: “El ministro nos pidió algunos días para a través de su experiencia, no olvidemos que él fue parte del Tribunal Constitucional, contribuir al desenlace de la reforma laboral. El gobierno tiene que involucrarse con los diferentes temas y creo que eso va a ocurrir con el ministro Fernández. Acá hay un ministro con energía dispuesto a involucrarse y a empujar este carro para mejorar la gestión del gobierno”.
¿Más cambios?
Sobre el siempre presente fantasma de un cambio de gabinete, la mayoría coincidió en que es una atribución exclusiva de la presidenta, y que ahora hay que centrarse en el nuevo jefe del equipo político recién asumido: "Definitivamente, y esto es una opinión unánime de todos nosotros, que dijimos que el cambio del ministro del Interior es muy potente. Por lo tanto, en este momento no hay ninguna presión de parte nuestra y es un tema que lo decide la Presidenta", dijo la presidenta del PS, Isabel Allende.
Quintana en tanto sinceró que cualquier decisión al respecto no viene de los partidos sino del segundo piso de La Moneda: “Los cambios de gabinetes no son de los partidos, son de las oficinas de allá arriba, del segundo piso. Los presientes no tenemos un mecanismo para evaluar a los ministros de Estado.
Así aún quedará en el tintero la relación que tendrá Fernández con ese temido segundo piso, liderado por las mujeres fuertes de la presidenta: la jefa de gabinete, Ana Lya Uriarte, y la jefa de prensa Haydee Rojas. Team presidencial que fue criticado con ácido sarcasmo por Burgos en su entrevista dominical. En esta cruzada los partidos esperan que Fernández sea capaz de liderar y ser el quien marque los tiempos, controlando todos los movimientos de la pizarra. Un desafío que habrá tiempo para ver cómo funcionará.