Por Víctor Hugo Moreno Junio 28, 2016

 

“Como sale ahí cuando levanta una tapita del yogurt, “siga participando”, sería el mensaje- sigamos participando, porque podemos hacerlo y porque vale la pena”. Con esta analogía la presidenta Michelle Bachelet terminó el discurso que realizó con motivo del fin de la primera etapa del proceso constituyente: los encuentros locales autoconvocados (ELA). La mandataria organizó una ceremonia en La Moneda para celebrar el éxito de esta primera etapa que comenzó el 12 de abril con una cadena nacional en la que la jefa de Estado convocó a los ciudadanos a participar en este proceso que tenía por objetivo ser abierto y participativo. ¿Qué tan participativo, qué grado de legitimidad tuvo?, son algunas interrogantes que a modo de balance ya surgen durante el entretiempo antes de que empiecen los encuentros provinciales y regionales.

En cifras (aún no del todo oficiales a la espera de las que entregue el Consejo de Observadores) hubo 15.860 encuentros inscritos, de los cuales se realizaron alrededor de 6.500. De esos encuentros aún faltan un 20% de actas, plazo que vencía hoy para que estuvieran todas ellas en la plataforma web. Para La Moneda dichas cifras dan para celebrar. Sin embargo, desde varios flancos surgen algunas dudas, críticas y sugerencias en torno a lo que ya fue y a lo que viene dentro de este proceso.

Desde un primer momento se levantaron algunas interrogantes en torno a los plazos. Para varios era poco el tiempo que se estaba otorgando para llevar a cabo los encuentros auto convocados. De hecho, el gobierno casi al filo del plazo final para la inscripción de los ELAS (23 de junio) pidió extender esta etapa en al menos un mes. El consejo tras un largo debate otorgó solo cinco días, debido a que más tiempo significaría un desorden metodológico según los calendarios que ya se habían pactado. La Moneda tuvo que aceptar la decisión. Y es más, antes de eso el gobierno también solicitó disminuir los quórums para la realización de los ELAS de 15 a 10, lo que fue aprobado por el consejo. El gobierno estaba preocupado por el nivel de participación que tendrían los encuentros, pues la idea era que participarán la mayor cantidad de chilenos posibles.

Con todo en La Moneda sacan las cuentas más alegres. Bachelet en su discurso respondió a los llamados agoreros del pesimismo, destacando que esto no era un asunto de matemáticas, aludiendo a quienes han criticado la baja participación: “Esta no es una discusión matemática de cuantos más o menos, lo que Chile logró fue abrir algo inédito. Lo que logramos entre todos fue inmenso, hicimos retroceder un buen poco la desconfianza y comprobamos que somos capaces de crear comunidad".

En tanto, el vocero de gobierno, Marcelo Díaz, destacó el nivel de participación de la ciudadanía: “Tenemos una cifra de participación significativa en un proceso inédito, en el que los ciudadanos son invitados a ser protagonistas de la discusión para que entre todos construyamos una Constitución que nos represente a todos”.

Los matices de la Nueva Mayoría

En el terreno de las autocríticas, tras la ceremonia dirigentes oficialistas estimaron que sí se podría haber hecho mejor. Faltó difusión, faltó tiempo, fueron algunas de las conclusiones. El presidente del PPD, Gonzalo Navarrete, apuntó a una responsabilidad compartida por toda la clase política: “Cada uno de los que tenemos responsabilidades políticas y comunicacionales podríamos haber hecho más. Podríamos como sociedad haber validado más el proceso, pero con los consejos que vienen ahora provinciales y regionales se puede solucionar”. El alcalde de Lo Prado sugirió para evitar una baja participación aplazar la realización de los encuentros provinciales que están pactados para el 23 de julio: “Se podrían retrasar los encuentros provinciales, porque hay tanta riqueza en el debate que si falta una semana más no veo por qué no se pueda hacer”.

En tanto, el presidente del Partido Radical, Ernesto Velasco, criticó los ajustados plazos que se otorgaron para hacer estos encuentros: “El proceso pudo haber tenido más tiempo. Pudo haber sido más informado desde el punto de vista de la educación cívica y de los espacios de participación que uno percibe, hablando en términos futbolísticos: faltó partido para haberlo hecho más abierto a la ciudadanía y con mayor participación”. Ambos dirigentes coinciden en que el gobierno deberá mejorar y redoblar los esfuerzos en la campaña comunicacional de cara a los encuentros provinciales y regionales.

¿Un proceso legítimo?

Esta etapa del proceso no es vinculante. La Moneda nunca prometió tal cosa, pues estos encuentros (locales, provinciales y regionales) son insumos- ha dicho en reiteradas ocasiones la presidenta- para lo que el Congreso revisará en un proyecto de ley que será la última etapa del proceso y que debería culminar ya en un próximo gobierno. Esta etapa nació para que la gente debatiera, expusiera sus ideas y se sintiera parte de una nueva Constitución que acabaría con la Carta Fundamental redactada en 1980 bajo el régimen militar.

Sin embargo, más allá de eso, de lo vinculante o no de los contenidos que emanen en las actas de los encuentros, algunos expertos advierten falencias metodológicas en el proceso en general que restarían legitimidad a lo que se pensó hacer desde un momento bajo la mirada del Consejo de Observadores. El académico de la UDP, Mauricio Morales, ha salido a criticar duramente lo elitista que han sido los ELAS, que por naturaleza propia se concentraron en las comunas de las familias más acomodadas del país; pero el analista de encuestas también apunta sus dardos a la metodología en diversas etapas: “ Ha sido un proceso desprolijo de principio a fin. Primero, porque se rebajó sin buenas razones el número de participantes en los encuentros locales. Segundo, porque se extendió arbitrariamente el plazo para realizar esos encuentros. Tercero, porque el sistema informático no es el adecuado, lo que impide contabilizar el número exacto de encuentros locales, restando credibilidad al proceso. Cuarto, porque ha sido un proceso claramente sesgado socioeconómicamente. La voz de Providencia pesa 13 veces más que la voz de La Pintana. Quinto, porque ha sido un proceso centralista. La Región Metropolitana, que representa el 40'% de la población de 14 años y más, concentra más del 46% de los encuentros”, apunta.

Morales cree que algo se puede mejorar en las próximas etapas, pero que sigue existiendo un tema trascendental: lo no vinculante del proceso “El daño es de origen. Lo que comienza mal, termina mal. Puede que en los encuentros provinciales y regionales la situación mejore pues el volumen de encuentros será más bajo, siendo así más fácil monitorearlos. De todos modos, y esto es clave en la discusión, estos encuentros no son vinculantes. La decisión la tomará este Congreso, que habilitará o no al próximo para definir el mecanismo de cambio a la Constitución”. El analista finalmente apunta a los costos y si valió o no la pena el gasto: “De cualquier forma queda en entredicho la seriedad de un proceso en el que se inyectaron 2 mil 900 millones de pesos y donde se ha debido recurrir a funcionaron públicos para cargar algunas actas”.

Por su parte para el analista de la UDD, Gonzalo Muller, sí son importantes las matemáticas y la cantidad de gente que participó en el proceso: “Para una sociedad como la nuestra donde la participación si está asociada a los números y donde estamos viviendo un problema de participación política, siempre lo primero que se mirará es la cantidad efectiva de gente que participó. Si invito a 100 personas y llegan dos a mi cumpleaños, me va a costar decir que tuvo una buena participación”.

Muller también concuerda en la tesis de que la gran mayoría de los participantes forman parte de una elite, debido a que todo el sistema era muy engorroso y complejo de entender: “Este era un proceso engorroso, difícil de entender. No era fácil armar un encuentro. Para poder debatir había que tener ciertos conocimientos. Por eso nos llama la atención que al no haber un apoyo a los encuentros la mayoría la terminó haciendo una elite. El test de la blancura del proceso va a ser cuando sepamos quiénes participaron y el nivel de transparencia en que se hizo”.

Con todo quedan aún más datos que procesar una vez que se levanten todas las actas. Allí, se va a poder sacar una radiografía de los participantes, y quiénes realmente fueron los que discutieron por una nueva constitución en los ELAS. Por ahora, el desafío del gobierno será difundir con mayor fuerza lo que resta, que son los encuentros provinciales y regionales, para después de eso procesar lo más importante de todo: el contenido de la discusión y que es lo que a los chilenos (o el porcentaje que hizo efectivo su derecho de participar) piensan para una nueva Carta Fundamental. Este martes terminó recién el primer tiempo, queda aún el segundo y el alargue.

 Más plazos para las actas

El gobierno pidió más plazo para subir las actas de los encuentros, plazo que vencía hoy y que no se logró hacer, entre cosas por problemas con el sistema de plataforma web.  El consejo observador tras la reunión que sostuvo este martes decidió extender hasta el domingo la posibilidad para que se suba dicho contenido. En diversos sectores preocupaba que algunos ELAS no quedaran registrados, lo que literalmente significaba que la discusión y las conclusiones iban a quedar solamente en el recuerdo de cada participante. Con ello, se espera que el 100% de las actas sean subidas en cinco días más.

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