Fue una de las consignas más expuestas por el movimiento estudiantil de 2011: la gratuidad de la educación superior, acompañada de una reforma estructural al sistema. Dicho concepto de cambio de paradigma fue patentado en aquellos años por la actual diputada PC Camila Vallejo. Esta demanda provocó que miles de familias salieran a las calles para reclamar que la educación era un derecho social y no un bien de mercado. El movimiento comenzó a generar un amplio y masivo consenso ciudadano, cuestión que Michelle Bachelet supo leer y lo transformó en el eje central dentro de sus promesas de campaña. Así, el programa de gobierno ofreció al país una completa reforma estructural al sistema educativo, que para la educación superior establecería la gratuidad universal a un plazo de 6 años, alcanzando al 70% de los estudiantes al término de su período. Todo ello adornado con una reforma a la médula del sistema.
Y este domingo Bachelet tomó la decisión de emprender la que muchos en el oficialismo estiman será una de las aventuras más complejas de sortear, al anunciar que esta semana ingresará al Congreso la esperada reforma. Tras evaluar cómo se haría la presentación en sociedad de este emblemático proyecto, La Moneda optó por la cadena nacional. Así, luego de dar por cerrado el capítulo de celebración de la Copa Centenario, a las 21 horas Bachelet explicó los alcances generales del proyecto, reconociendo las diferencias que existen, pero apostando al diálogo y a que ya no se podía seguir esperando para dejar a todos contentos: “En la elaboración de este proyecto de ley, hemos escuchado con mucha atención a todos los involucrados: universidades, instituciones técnicas, estudiantes, académicos, parlamentarios... Sabemos que no es posible dejar a todo el mundo contento, porque hay muchas miradas diferentes en juego, pero la propuesta que enviamos es el resultado de ese amplio debate y de las opciones que guían mi Gobierno. Tenemos que actuar ahora y legislar bien para tener una mejor educación superior”, dijo.
Bachelet destacó que con este proyecto se cerraba el paquete de reformas a la educación que la ciudadanía había demandado, llamando a los parlamentarios a “tener un debate con alturas de miras”. La mandataria resaltó como idea sustancial que la educación “no es un bien de consumo” y que el proyecto apunta a cambiar ese paradigma.
En líneas generales, lo que el Congreso comenzará a revisar a esta semana apuntará a la creación de nuevas institucionalidades como la Subsecretaría, la Superintendencia y un Consejo de la Calidad de Educación Superior; la obligatoriedad de la acreditación para cualquier plantel ya sea técnico o profesional, estatal o privado; la revisión del sistema de selección de ingreso al sistema actualmente mediante la PSU, y la instauración de la gratuidad.
Un largo camino
Una vez que Bachelet arribó a La Moneda, el gobierno decidió ir por partes en el paquete completo de reformas a la educación. Partió primero por la reforma de inclusión a la educación escolar, para luego seguir por la carrera docente y la desmunicipalización, dejando para el final la gratuidad y la reforma al sistema de educación superior, quizás la más emblemática y también compleja de todas.
El proyecto lleva ya más de seis meses siendo estudiado por el Ministerio de Educación y la Segpres. En el gobierno reconocen que no ha sido un proceso fácil, por varios factores. Todo este escenario ha hecho que el proyecto cargue a cuestas con una serie de postergaciones en su envío. Lo que significó que el inicio de la gratuidad para este año entrara por glosa presupuestaria y no mediante ley. Luego, vinieron nuevos aplazamientos (diciembre 2015, fines de enero 2016, marzo 2016, 21 de mayo 2016) hasta que todo quedó para fines de junio. Plazo que venció en estricto rigor el pasado jueves.
En medio de las dudas del gobierno y una cantidad interminable de reuniones, un importante factor también comenzó a adquirir protagonismo: los costos. El Ministerio de Hacienda, liderado por Rodrigo Valdés, alertó que el escenario económico imperante no era de los mejores. Había que bajar algunas expectativas. Todo lo anterior, redundó en que la mandataria anunciara en su discurso del 21 de mayo que no se iba a poder cumplir con la promesa del 70%, rebajando a 60% la cantidad de beneficiados con la gratuidad al término de su mandato.
Con todo, ya no hay más margen. Este domingo se llevó a cabo una reunión de comité político ampliado con ministros y parlamentarios, en donde la ministra Adriana Delpiano expuso los trazos generales que tendrá el proyecto, informando a los jefes de partidos de bancadas y miembros de las comisiones de educación de ambas cámaras, que el texto de forma impostergable iba a ser ingresado esta semana al Congreso a través de la Comisión de Educación de la Cámara Baja. Este lunes en el tradicional comité político de ministros con jefes de partido se continuarán revisando más detalles del texto final.
Con todo, existe sólo una gran certeza: el proyecto no arribará con el consenso de prácticamente nadie. Rectores, académicos, estudiantes, parlamentarios ya expusieron duros reparos y dudas sobre los contenidos que ya se conocen.
En la Nueva Mayoría hay diferentes visiones, proyectándose un duro debate. Varios sí concuerdan en que era la hora de que el proyecto ingresara, pues no tenía mayor sentido seguir alargando el diálogo prelegislativo. El senador PPD Jaime Quintana afirma que “el debate prelegislativo ya fue muy extenso” y que espera que el proyecto cumpla con lo comprometido por la presidenta en su programa: “Espero que el proyecto resalte la importancia de los planteles estatales, garantice calidad y que efectivamente termine con el lucro y lo sancione. Es muy difícil que el proyecto concite mayor acuerdo en esta etapa, el debate será en el Congreso”.
En la misma línea el presidente de la comisión de educación del Senado, Ignacio Walker (DC), cree que ya no se podía esperar más y advierte un intenso y prolongado debate en el Parlamento: “Hay un compromiso de la presidenta Bachelet de ingresar el proyecto, por lo tanto lo lógico es que se dé cuenta del proyecto este martes y ahora vendrá un tiempo de discusión, de un año por lo menos en el Congreso”, expresó.
Bajo este panorama ya hay una resignación en la gran mayoría de los actores de que este año nuevamente la gratuidad entrará por glosa y no por ley para que se ejecute en 2017. Simplemente los plazos no alcanzan.
El proyecto más complejo
En La Moneda este proyecto se ha transformado en un verdadero dolor de cabeza. Fuentes de Palacio comentan que se ha convertido en el más complejo de todos, incluso más que la reforma tributaria y laboral. Varios sostienen en la sede de gobierno que la tesis del fin de la obra gruesa está muy alejada de la realidad. Es que en el gobierno preocupa el duro debate y el fuego amigo interno que se va a producir en la Nueva Mayoría cuando se comience a discutir el proyecto. Pueden quedar muchos heridos, estiman algunos.
Todo ello se agrava cuando en varios de los ministerios políticos no tienen la mejor impresión de cómo el Mineduc ha liderado esta discusión, pues se aprecia una carencia de habilidades tanto en lo político como en lo técnico. En Palacio hay muchas dudas respecto al desempeño de la ministra.
A lo anterior se agrega lo complejo que le resultó al gobierno equilibrar posturas ante la magnitud de los cambios que se pretenden hacer en la educación superior que trasciende solo a un tema de aranceles y costos; sino que pretende excavar en lo más profundo del sistema, lo que ha hecho que el proyecto tenga una gran cantidad de articulados que hacen referencia a cada normativa específica. Nada fácil de entender, comentan en La Moneda.
Todo este escenario- para varios inquilinos de Palacio- se transforma en una alerta de crisis que no tendrá tregua hasta que el proyecto logre ser despachado.
Lo concreto es que este lunes el tema central del comité político radicará en la reforma educacional, donde los presidentes de los siete partidos de la Nueva Mayoría podrán tener en sus manos el tan esperado proyecto reforma a la educación superior. La guerra recién comienza y se prevé de larga data.