Por Qué Pasa Septiembre 13, 2016

Desde su instauración en 1980, más de 30 países en América Latina, Asia y Europa del Este han copiado el sistema de AFP que creó José Piñera durante la dictadura, cuando Chile era el laboratorio de las políticas capitalistas. Y si bien durante tres décadas el Banco Mundial promovió el sistema chileno como un modelo a seguir, ahora sigue de cerca las protestas que desde fines de agosto se han tomado las calles de varias ciudades de Chile: lo que pase aquí puede determinar lo que pase en otros lugares del mundo.

“Al Banco Mundial le aterra que el modelo chileno fracase”, dice David Blake, experto en sistemas de pensiones de un banco inglés, al Financial Times. El prestigioso diario inglés –que en un artículo afirma que el sistema de AFP perdió legitimidad– se sumó a la serie de medios internacionales que se han puesto a analizar el complejo momento que vive el sistema previsional chileno. El fin de semana pasado lo hizo el New York Times y antes The Economist había escrito al respecto.

En todos los casos el foco es el mismo. A pesar de que el dinero invertido en la AFP fue un impulso para el mercado de capitales chileno, promoviendo la inversión y permitiendo que Chile se convirtiera en uno de los países de la región –en total, las seis AFP administran más de $ 170.000 millones de dólares, un 70% del total producto interno bruto del país–, que el resultado sean pensiones que están por debajo del sueldo mínimo es un problema insostenible en el tiempo, por lo que urgen reformas.

“Inicialmente, el modelo chileno parecía muy exitoso, pero el aguijón en la cola parece ser que las comisiones extraídas por la industria han causado que las pensiones sean mucho más bajas”, agrega Blake en el Financial Times.

En busca de soluciones

Pero el mundo no sólo está siguiendo de cerca los problemas que está viviendo Chile, sino sobre todo, las soluciones. El Financial Times destaca la serie de medidas que anunció la presidenta Michelle Bachelet a comienzos de agosto, entre las que se encuentran la creación de una AFP estatal, que los empleadores contribuyan a financiar el pilar solidario y restricciones a las administradoras de fondos.

“Si las reformas de Chile son exitosas, los países que sufren caídas en sus pensiones debido a las población que envejece y bajos rendimientos históricos van a seguir viendo al país como un ejemplo”, se lee en el artículo.

Las señales del gobierno, sin embargo, no son tan claras. Ayer el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, insistió en que las prioridades presupuestarias para el próximo año deben ser Educación, Salud y Seguridad Ciudadana, lo que causó molestia en varios parlamentarios de la Nueva Mayoría que sienten que se tienen que tomar medidas más concretas para cambiar el sistema previsional.

Lo que sí está haciendo el equipo de Bachelet es reunirse con los actores sociales que están involucrados en el tema. Esta mañana la presidenta sostuvo un encuentro con Unapyme, Conupya y Propyme, que entregaron un petitorio con seis propuestas para el debate. Entre ellas que el aumento del 5% en las cotizaciones que tendrá que pagar el empleador sean escalonadas de acuerdo al tamaño de la empresa y que vayan directamente a la cuenta del trabajador si es que sus ingresos son bajos, aumentar los incentivos a los trabajadores independientes y terminar con los cobros injustificados.

Aún sigue pendiente la esperada reunión con la CUT.

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